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Zhou Mi; Watch Me And Love Me (ZhouRy) por AnnaTeukie

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Notas del capitulo:

Hola, vuelvo aquí para dejarles un capí de esta historia que es mi mayor orgullo.

Este capítulo da paso al último, es decir que en el siguiente, acaba la historia.

Gracias por tomarse el tiempo y leer. Espero les agrade.

 

 

Domingo 8:30 p.m.

Con manos temblorosas acomodaba el cuello de su camisa gris frente a un espejo, el olor del pastel de carne llegaba a su nariz donde se adhería embriagándolo. Hubiera hecho algo mejor si no hubiera sido porque Yesung anduvo corriendo por toda la casa con solo ropa interior y él correteándolo para que se metiera a bañar para después irse a dormir, lo atrapó cuando su hijo se metió bajo su cama y Henry lo jaló de sus piernas para cargarlo como un bulto en el hombro levándolo al baño, aun no entendía por qué no le gustaba bañarse.

Tomo los guantes de cocina, abrió el horno, metió sus manos con los guantes ya puestos sacando el guisado, no le cabía duda de que a Zhoumi no le fuese a gustar, estaba casi seguro de que hasta le pediría doble ración. Dejando la charola del guisado en la mesa de la cocina, tomo el vino tinto que estaba en la nevera para poner la botella en un recipiente con hielo y dejarlo en la mesa principal, encendió las velas que había puesto para hacer la velada con un poco de ambiente cálido, y sin dudar romántico.

8:59 p.m.

El timbre de la puerta sonó dos veces,  rápidamente echo un vistazo para revisar si estaba todo en su lugar, se volvió a ver en el espejo y se alisó las arrugas imaginarias de su camisa. Tomo una bocanada de aire por la boca para dejarla salir profundamente por la nariz.

Camino lo más calmado y menos nervioso que pudo hacia la puerta. Antes de llegar a ella el timbre volvió a sonar y se apresuró. Al tomar el picaporte dejo salir nuevamente aire por la nariz, abrió la puerta con una brillante sonrisa en la cara para encontrarse con un ramo de rosas rojas que ocultaban el rostro de quien las portaba, se deleitó aún más de imaginar que esas hermosas flores eran para él. Zhoumi aparto el arreglo de su rostro y Henry logro mirarlo, estaba más guapo que de costumbre, ahora estaba… despampanante, no hallaba la palabra correcta para describirlo pero esa se acercaba más a su idea, traía un pantalón de vestir negro, junto con una camisa de manga larga de cuello ‘V’ blanca que dejaba ver parte de su pecho y las mangas arremangadas hasta los codos, su cabello estratégicamente desordenado que lo hacía ver sexy, su vestir era sencillo, pero completamente suficiente para que su mente se alborotara.

—Zhoumi, por favor pasa

—Gracias, creí que no lo dirías nunca– soltó una risita que dejo embobado al más bajo– ¡Ah! Toma son para ti, yo… espero te gusten

El rojizo tomo las rosas, viendo como Zhoumi se rascaba su nuca del nerviosismo, olió las flores, su perfume era delicioso, siempre le había gustado el olor de las rosas— ¡Son hermosas! Las pondré en agua, sígueme.

—Qué bueno que te gustaron– dijo Zhoumi siguiéndolo hacia la cocina

Llagando a la cocina el castaño solo observaba como Henry abría y cerraba cajones con el ramo de rosas en mano, hasta que lo vio sacar de una alacena un jarrón de cristal ponerle agua y vaciarle un poco de hielo para ponerle las flores dentro. Zhoumi sonrió tiernamente ante la imagen de Henry acomodando las flores dentro del jarrón, era único el momento, era precioso. No dudaba ni un minuto del porque le gustaba, quería besarlo en ese maldito momento si fuera posible, sin embargo sabía que Henry no se lo permitiría, también que lo rechazaría y tal vez eso podría afectar su trabajo, y él amaba su trabajo, no era sólo por el hecho de que estuviera junto a Henry sino también porque la confitería era su pasión, le encantaba cocinar dulce.

—No me mires así

— ¿Perdona?– Henry le había arruinado el momento de concentración

—Me pone nervioso el que te me quedes viendo tan… fijamente

Indiscutiblemente, no se había dado cuenta de que se le haya quedado observando— Es que es inevitable ¿te has visto en un espejo?

Henry rió—Si, si me he visto en un espejo. ¿Qué te parece señor seducción si me acompaña al comedor?

—Donde vayas yo iré– afirmó Zhoumi ayudándolo con el pastel de carne que vio que Henry no podía llevar

Comió con la vista a su alrededor, de verdad Henry se había esmerado en eso. Él creyó que sólo lo había aceptado porque Kyuhyun había intervenido ya que él sabía de sus sentimientos hacia Henry  y le había prometido ayudarle con eso. Había velas aromáticas en el centro de la mesa, las luces eran tenues, la mesa estaba vestida con un hermoso mantel rojo, la vajilla parecía brillar, todo un ambiente al que él llamaba romántico. Casi se le cae el guiso que traía en mano, si no fuera porque Henry lo toma antes de que sus manos flaquearan  ¿estaba sorprendido? Si, ¿boquiabierto? Si, ¿pasmado? Si, ¿nervioso? Si, si ¡Dios sí!

Estaba soñando, quien sabe. Henry realmente se lustró en todo eso, eso solo le daba a pensar una cosa; Henry también estaba emocionado por esa cita, sin dudar ese sería el momento perfecto para confesarle cuanto le gusta, cuanto lo quiere, cuanto lo ama.

Haría de esa una gran historia de amor, casi tan bella como la de sus padres, todo un cuento de hadas si así podría llamársele. Pero él, tenía que quedarse con  Henry al costo que fuera, como sea. Henry seria de él, y él sería de Henry. Así de difícil sonaba, pero no era imposible.

Complacidos por el banquete —como le llamo Zhoumi— que preparó Henry se acomodaron en la mesa uno frente al otro, deleitándose por el sabor del guiso haciendo que sus papilas degustaran   de tan magnifico sabor Zhoumi tuvo que aceptar que el pastel de carne que preparó Henry era mucho mejor que el que preparaba su papá Leeteuk y no dudó un segundo en decírselo al más bajo este sólo se sonrojo ante tal comentario.

La cena fue amena y nada incomoda, platicaban de todo y nada a la vez. Henry le contó a el castaño del porque preparó pastel de carne, Zhoumi se echó a reír con carcajadas un poco fuertes durante un par de minutos sin descansar. No podía creer el hecho de que Henry correteara a su hijo por toda la casa sólo para que se bañase, si desde antes sabía que el hombre frente suyo era buen padre bueno pues ahora no le cabía más duda, se preguntó el cómo serían sus hijos si se llegara a casar con el joven, sin duda el niño saldría guapo, ese fue su primer pensamiento y el único. Y él se iba a casar con Henry e iban a tener hijos, era una afirmación en definitiva, antes muerto sino.

—Vuelvo a repetirlo, la cena estuvo deliciosa. Estupenda diría yo.

—Basta ya, harás que me ponga más rojo.

—Pues es la verdad —Zhoumi se pasaba sus mano por todo su estómago a causa del gula— Creo que estoy lleno

— ¿Crees? —Henry alzó una ceja— No es por reclamarte ni nada pero ¡te comiste más de tres platos! Perdona pero yo apuradamente y me comí uno

Zhoumi comenzó a reírse por la exageración evidente de Henry, y no lo ha visto comer de verdad porque él definitivamente es de un buen comer,  si se había sorprendido por eso ¿entonces más adelante? Henry tendría que cocinas más de lo que cocinaba ahora si es que no quería quedarse él sin comida. Su papá Leeteuk le dice que heredo el estómago de Siwon su padre, los dos comen que parecen maquinas, eso es lo que dice Leeteuk.

—Y no has visto todo.

—No quiero ¿Te parece si nos mudamos a la sala?

— ¿Podemos llevarnos el vino?

Henry soltó una risita—Si, podemos llevarnos el vino

***

 

Zhoumi le quitó de entre las manos su copa de vino a Henry, poniendo la de él y la del otro aun lado, para después poner una mano sobre la mejilla derecha del más bajo acariciándola con su pulgar gesto al cual Henry sólo cerró los ojos.

—Escucha, Henry—comenzó Zhou para que el aludido pusiera atención—Sé que tienes miedo, pero yo no pienso quitarle el padre a tus hijos, ni pienso reemplazar a tu esposo. Porque sé que él fue y es muy importante para ti.

Henry abrió la boca para responderle pero fue interrumpido por los dedos del hombre que se colocaron en sus labios “Son tan suaves” pensó.

—Déjame terminar… quiero que sepas que, te amo—confesó sin más titubeos—Creo que lo hice desde la primera vez que te vi.

Henry abrió los ojos a par con la boca, formándose en su rostro un gesto de impresión. Juraría que estaba en la comodidad de su cama soñando ¡que alguien lo pellizque de inmediato! ¡Joder! ¿Qué pasará ahora? Todo pende de una respuesta ya sea afirmativa o negativa, todo depende de él. Tenía todo en sus manos que no la podía creer, de él también dependía si Zhoumi se quedara a su lado o se alejara de él y quedar como un jodido ermitaño toda su putada que le quedara de vida ¿así o más difícil la quería?

—Yo… Zhoumi no sé qué decir.

—No tienes que responderme ahora ¿vale? Sólo déjate

¿Dejarse? ¿Dejarse de qué?

Entonces vio como Zhoumi se acerca lentamente con su rostro ¡Con una coña! ¿Lo iba a besar? Su respuesta llegó cuando sintió el aliento cálido del castaño chocar en su rostro. Definitivamente quería besarlo con todas sus malditas ganas, pero algo muy adentro de él le decía aun —después de todas esas charlas con Kyu—que estaba mal, y no sabía el porqué.

Sintiendo una sensación cálida sobre sus labios, vio como Zhoumi cerraba los ojos haciendo presión en sus bocas ¿debía hacer algo, o no? ¡Despabila Henry! ¡Carajo, despabila! Se decía él mismo en su mente. Sin pensarlo más cerró los ojos moviendo un poco sus labios.

Zhoumi se estremeció al sentir como Henry le estaba correspondiendo, no dudó más y delineó los rosados labios del menor con su lengua. Por su parte Henry abrió la boca para darle paso al húmedo musculo bucal del mayor, gimió ahogadamente al sentir su lengua siendo acariciada por la de Zhoumi, Henry tiró de los cabellos de su atacante mientras este le acariciaba las piernas y sus muslos haciendo que su entrepierna despertara un poco.

Quizá creía que la culpabilidad que sentía se había ido ¿por qué culpabilidad? Si no la debía sentir, tenía todo el derecho de rehacer su vida. O al menos de eso se intentaba convencer.

En ese instante le llegó la poca lucidez de lo que hacía, entre abrió los ojos y vio los de Zhoumi, estaban cerrados disfrutando de ese frenético beso que hacía a sus lenguas luchar por mantener el control, era tan jodidamente excitante todo eso, pero tenía que recordar la poca cordura que le quedaba, muchos creerían que porque estaba muy emocionado sobre la cita e hizo lo mejor que pudo para que funcionara y ahora se estuviera resistiendo resultara un tanto confuso, incluso para él lo era pero aún no se entendía bien.

Deslizó sus brazos del cuello al pecho de Zhoumi, a nada de empujarlo juraría que escucho la dulce voz de HyukJae decirle “¿Ya le viste el culo?” ¡Dios! ¿Qué carajos le pasaba? ¿Se estaba volviendo loco, acaso? Pero igual, la curiosidad mató al gato, en teoría. Abrió sus ojos por completo y vio por encima del hombro de Zhoumi, su trasero ¡Carajo! Su maldito trasero era tan… grande o redondo, que su mano cobró vida propia en ese instante y la llevó hasta uno de los glúteos del hombre y lo apretó disfrutando de los duros que eran, mientras Zhoumi ahogaba un gemido en sus bocas.

Se separaron escasos centímetros a falta de oxígeno dejando visible un fino hilo de saliva que aun los unía, sin aviso previo Zhou atacó el cuello de Henry, hacía tiempo que quería hacer eso, Henry jadeó al sentir como le succionaban la piel mientras echaba la cabeza atrás dándole más paso al mayor y apretaba con sus manos aún más el hombro y trasero de su atacante, este por otro lado había metido una de sus manos bajo la camisa de Henry y ahora estimulaba sus tetillas mientras tanto con la otra tomaba posesivamente sus delgadas caderas.

El menor se sentó a zancada en el regazo de Zhoumi volviéndose a unir en un beso, el mayor pasaba sus manos en la espalda de Henry acariciándola. Recorriendo su barbilla de nuevo Zhou llegó al hueco en el cuello del rojizo que tanto le gustaba, pasó su lengua primero sintiendo como Henry se estremecía y halaba sus cabellos, para después succionarlo dejando pequeñas marcas, desabotonó el primer botón de la camisa de Henry y así siguió haciendo con los demás hasta haberla abierto por completo, sus labios bajaron hasta la clavícula del contrario lamiendo, besando y demás toda la piel a su alcance.

Henry se inclinó un poco más y mordió el lóbulo de la oreja de Zhoumi, al tiempo que hacia movimientos de fricción con sus caderas mientras sus miembros se rozaban.

— ¡Ah! Zhou… Zhoumi aquí no. Mi… mi habitación ¡Mmm!— jadeó el menor

Sin saber cómo ni cuándo, el mayor ya se encontraba con las piernas de Henry alrededor de su cintura y los brazos de este por su cuello mientras empuñaba un poco de sus cabellos, mientras él tenía  las suyas sujetando la espalda del rojizo. Caminando sin rumbo con sus bocas aun unidas con sus lenguas en una pelea donde el frenesí dominaba, nadie quería tener el control sólo querían degustarse mutuamente.

Con un golpe sordo, un quejido salió de la boca del menor, su espalda había chocado con la fría pared que deba inicio a las escalones para subir al segundo piso ¿cómo había llegado ahí? No lo sabía, ni le interesaba. Como podía y con algo de tambaleos Zhoumi —con Henry aun pegado como chinche— subía las escaleras determinadamente mientras, lamia, succionaba y mordisqueaba con avidez el blanco, suave y cremoso cuello del rojizo, sabía tan bien. Era lo más delicioso que en su vida había probado, se volvía más adicto a cada instante de su piel. Era como la maldita nicotina que te envuelve y no te deja salir, cegándote haciéndote creer que sin él no vives, Henry su mejor droga, la mejor de todas, adicto, se declaraba adicto al menor.

—La última puerta —jadeó Henry empujando a Zhoumi más a su clavícula para sentirle cerca más aún.

Divisó una puerta de caoba barnizada al final del pasillo, por sobre el hombro de Henry; no dudó más y se apresuró lo más que pudo sin hacer un ruido o tirara algo que hiciera a los niños despertarse.

Así como abrió con ayuda de su pie la habitación, la cerró yéndose directamente a la cama de edredones color crema sentándose lentamente en la orilla para después recostarse en ella dejando a Henry encima suyo con una pierna a cada lado de su cuerpo, el rojizo empezó hacer movimientos circulares con sus caderas friccionando los dos miembros erectos mientras con sus manos de deshacía de la molesta camisa del mayor y su boca la tenía ocupada lamiendo  un poco de clavícula descubierta, para esto y en un abrir y cerrar de ojos como en una milésima de segundo —según como lo vieron ellos—se encontraban con desnudos Zhoumi encima de Henry, sin aplastarlo claro está.

Una mano bajo dificultosamente a una de las nalgas de Henry el cual sólo gimió rompiendo el beso que tenía con el hombre encima de él.

No sabían lo que hacían, no podían explicar lo que hacían, todo a su alrededor se había borrado, solo eran ellos dos y el mundo quedo fuera.  ¿Era normal el sentir tu corazón latir como caballo desbocado? ¿Era normal querer más de los toques del otro? Claro que era normal, querían entregarse, sentirse en cuerpo y alma, pero sobro todo querían sentirse suyos, y eso precisamente es lo que los llevo a donde están, cada rose, cada beso, caricia, cada todo se sentía como fuego, un fuego delicioso que te envuelve y del cual no quieres salir porque si lo haces sientes que no lo volverás a sentir, su cabeza daba vueltas, no es que estuviera mareado, el placer y la lujuria siempre hace que todo te de vueltas.

Henry ¿podía pensar con la cabeza fría ahora mismo? No. Podrían ahora en ese instante preguntarle cuanto es 1+1 y él respondería 4, su cabeza, su cordura y el “autocontrol” que tenía se fueron al caño en el instante en que el hombre encima suyo de dijo; “te amo”, dos simples palabras pero suficientes como para hacerlo sentir con un montón de helio dentro de su cuerpo y justo ahora estaba flotando, literalmente.

Su cuerpo, el alto hombre sentía su cuerpo explotar, ahora era Zhoumi el que se preguntaba si estar tan caliente era normal, ¿estaba soñando? ¿Era ese un sueño? Si era así ¡mierda! Rogaba porque nadie lo despertara en su momento cumbre, y ¡rayos! Si era la jodida realidad, que rogaba así afuera, que Henry mañana no le dijera; “fue un error”, porque se golpearía mil veces contra la pared.

Lo gemidos de Henry trajeron a ambos a donde estaban —en la cama de la habitación del rojizo—, y el tiempo se detuvo, si, se detuvo en el momento que los hermosos ojos de Henry se encontraron con los de Zhoumi y viceversa ¿Qué era lo que había en sus ojos? Tal vez era, cariño, excitación, anticipación… o era deseo. Los dos se sonrieron cuando descifraron lo que había en sus ojos no era más que sólo, plena y llanamente que deseo. Desearse mutuamente, saberse deseado por el otro, eran pequeños detalles pero que para ellos, era mucho.

Después de eso, tanto Henry como Zhoumi se dejaron hacer, se dejaron envolver en su amor muto que ahora ya sabían que tenían, sin palabras las simples acciones lo hacen y dicen todo. Respiraciones entrecortadas, jadeos, murmullos, gemidos, caricias, la fricción de sus cuerpos desnudos, el placer de estarse haciendo el amor, no se comparaba a ningún otro tipo de cosa.

No se sentían hastiados todo lo contrario, querían más, más placer, más embestidas, más de esa sensación orgásmica, más caricias, más de Henry, más de Zhoumi, más de todo. No fue hasta el punto del clímax que pararon, que se vieron con ternura, que se acariciaron con su sola mirada, sus respiraciones agitadas se fueron calmando poco a poco.

—Te amo Zhoumi.

Notas finales:

Waa! A mi me encanto este capítulo, muy en lo personal.


Espero sus comentarios y gracias por leer.


Nos vemos. Besos.


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