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Roulette por Nizza

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Notas del capitulo:

Dedicado a Ariel, con mucho amor. Esto fue escrito para su cumpleaños en el 2013

Sus manos vuelven a recorrerlo una y otra vez de manera codiciosa. Quemando, ardiendo. La tela cruje en sus oídos, la piel que se desliza, que se aferra, que lo busca. No está soñando, de ser así aquellos dedos no se sentirían tan reales. Se extienden, en busca de apresar su carne, y así comienza esta odisea que le hará delirar.

Vuelve a removerse sabiéndose prisionero del otro cuerpo. La fiebre  le impide que abra los ojos y, se funde en la almohada para ahogar ahí sus gemidos. Los cabellos plateados se escurren en su espalda, brillante bañada en sudor. 
Así es como debe ser. Como siempre debió ser. 

Las manos se arrastran entre sus glúteos, buscando y memorizando en un sinfín de veces los rincones íntimos más que conocidos para él. Los pulmones se contraen, la garganta se ve convertida en un nudo que por momentos admite que lo deja sin aire. Y otra vez es traído a la vida. A Hypnos le tiembla la voz cada vez que trata de articular palabra, su cuerpo está ardiendo, y Thanatos no ayuda demasiado. Se siente débil, y el calor allá abajo empeora a cada segundo.

Al principio se rehusaba a esto. No porque no quisiera, si no que se suponía que este es el lugar sagrado que el mismo Hades había creado con sus propias manos desde quién sabe cuándo. Se suponía que debía respetarse. Y Thanatos siempre le rindió su respeto como debía ser, aunque siempre separó las cosas. Allá tú, y acá yo. A las reglas de Hades siempre las seguía hasta cierto punto, o hasta donde convenía. Nunca buscó las mismas salidas que Hypnos.

-¡A-ah! -no, nunca lo hizo. Pero la batalla fue tanto, que de todos modos igual se vio influenciado. 

Trató de abstenerse al comienzo. Hypnos no deseaba hacer cosas “impuras” en el valle de su señor, pero Thanatos, ¡ah, siempre él!; poco a poco comenzó con palabras prometedoras, un día hubo un beso, en otro fueron varios más, a las semanas después acontecieron agasajos suaves, y ni cuenta se dio que se encontraba haciendo esas cosas que tanto evitó concebir.

Ahora, sabiendo a su falta, cree que ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Está lleno de Thanatos, y Thanatos está lleno de él también. Lo siente respirar muy caliente sobre su piel, sus manos ya no saben qué o dónde tocar. Hypnos percibe que desfallecerá, sus dedos ya no pueden estar más apretados a la almohada, que oculta su rostro totalmente enrojecido y afiebrado. No quiere que acabe, aún en su mente lo sigue gritando pidiendo más y más. Si lo dijera en voz alta, ya puede escuchar cómo Thanatos se reiría de él, con esa sonrisa roba alientos y sus palabras surgirían con un tono especial que lamentarían sus pobres oídos. Esto es el cielo, se repite innumerables veces aunque no esté allí. Ambos saben que no están ahí, sea o no este lugar llamado paraíso, Edén, Elíseos; está apartado en algún lugar del Infierno igual, pero este lugar les pertenece y es eso lo que lo hace tan especial.

-¿Puedes escucharme? -sabe que sí, pero de todos modos quiere asegurarse. Es una pelea tratar de hablar con claridad en esta situación, cuando sabe que es la respiración que se lo impide. Sus brazos lo apresan y, las sábanas siguen tan o más peor que antes de desordenadas por el arrebato sexual. Su pecho roza efímeramente los omoplatos de Hypnos, quien se estremece y suspira ahogado por el susurro que acarició su mejilla-. Mírame…

Hypnos obedece.

Thanatos no creía que su corazón pudiera latir más acelerado, cuando ahí, frente a sus ojos, pudiera descubrir la ruborizada y excitada cara de su gemelo. Él no le miraba, sus pupilas se concentraban en otro punto de la habitación para controlar su psique. Embistió fuerte, lo suficientemente profundo para robar su atención, y esos orbes dorados finalmente se posaron en su divinidad. Thanatos sonríe socarrón, pero al momento en que el encarcelado objetivara algo, aquél dueño de su misma imagen pero platinada, lo tomó de los cabellos decidiendo darle de beber a sus propios labios robándose el aliento del otro.

Esto es.

Esta es una razón por la que Hypnos jamás podría cansarse. Esta es una razón vital por la que ambos viven, los dos tienen ese néctar del que nunca se despegarán. Viven por el otro, sumiéndose en el mismo mundo. Creando este mundo dentro de otro. Thanatos no le teme al nombre “incesto”, Hypnos bien sabe por igual que es algo que se ha visto desde el principio de la rama de los dioses. Lo que le resultaría difícil de describir, es pensar en cómo nació todo.

Algo para vivir, algo para añorar, algo para tener. Cronos no les afectará, tiempo misericordioso que los mantendrá por siempre jóvenes durante tiempos infinitos. El tiempo entre los dioses no se cuenta, los días simplemente pasan, ven a los humanos, y no pueden imaginarse en llevar vidas tan miserablemente efímeras. El tiempo no se cuenta, los segundos no se sienten. Aun cuando tengan un reloj frente a ellos y puedan contar los minutos durante una existencia entera. El hombre marca la historia, pero el dios la maneja, la escribe, lo tiene todo bajo sus manos.

Hoy, la Muerte se irá en el Sueño.

Thanatos lo hará otra vez, como miles de veces lo ha venido haciendo. Le pedirá, mil veces le pedirá…

-Llámame…

Su nombre, invocar a la Muerte para tener un desenlace completamente onírico. Todo es, literalmente lo que la palabra significa. Esto es lo que Hypnos necesita, a pesar que no lo diga todos los días. Sus ojos entonces lo dirán por él si Thanatos desea viajar en su mirada, en los últimos recovecos del infinito. 

Todo es, poder tenerle durante un sin límite de tiempo disfrutando la maravilla de la existencia. Puesto que, esto es lo que necesita, nada más. Cuando la noche llegue, Thanatos mirará el cuerpo desnudo irradiado por la falsa luz de luna y se hipnotizará mil veces, y mil más, por esos cabellos dorados matizados del color del sol. Thanatos será la noche, y cubrirá ese sol bajo un manto de estrellas. Ambos son indispensables, son necesarios para el firmamento. Y ninguno, pero absolutamente ninguno, puede estar más ahí que ellos. 

-¡Thanatos! 

E Hypnos cien veces más podría contestarle.

El estremecimiento es mutuo, el cansancio, la sed del otro. Hoy la Muerte se fue en el Sueño, una, de innumerables veces más, y de las que prosiguen. Este es el que porqué Hypnos jamás podría cansarse, este es por qué por la que ambos se necesitan. Ambos tienen aquél elixir vital para sus almas, eso adictivo que no puede acabarse. Viven por el otro, sumiéndose en el mismo mundo.

Thanatos lo está viendo venir, hoy será una larga noche.

Notas finales:

Hasta hoy en día no me convence el título, pero se lo dejo porque no sé que otro ponerle :c es el primer y único fic que tengo de ellos, agregando también que es el único de su especie de toooooodos los fics que he creado, que esté medio subido de tono.


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