Tres principes, uno de la Tierra, otro de Jotunheim y el tercero de Asgard. Tres príncipes alphas con un insignificante muuuuy grande problema, ninguno de los tres podía gobernar sin un consorte a la par, y ese no era exactamente el problema, sino más bien el tratado que sus padres habían firmado ya hace muchos años entre los tres reinos.
Ahora los tres príncipes leían el tratado cada uno desde su respectivo palacio, una coordinación casi perfecta, si no fuera por las líneas temporales diferentes de cada reino, pero la idea era la misma, los tres leyendo el tratado, dándose cuenta del porqué no podían convertirse en reyes.
Apartado I
Un príncipe heredero a la corona, no podrá gobernar si no es el primogénito primero en la línea de sucesión al trono.
Apartado II
Un príncipe no podrá convertirse en rey, ni gobernar, ni portar la corona de heredero al trono mientras no consiga matrimonio legal por todas las leyes de los tres reinos con su consorte designado o elegido por él mismo.
Apartado III
Un príncipe para gobernar deberá ser “ALPHA” en todos los sentidos, si en caso no lo es, deberá contraer nupcias con un verdadero ALPHA primero en la línea de sucesión al trono de cualquiera de los otros reinos restantes que han firmado este tratado.
Apartado IV
El consorte del príncipe heredero deberá ser “omega”.
Apartado V
Todo lo antes mencionado deberá ocurrir antes del vigésimo primer aniversario del nacimiento del primogénito, primero en la línea de sucesión al trono.
En La Tierra...
-¡¡¡¡¿¿¿QUEEEEEEEE???!!! ¡¡¡Padre debes estar loco!!! No puede ser cierto ¡¡¡Dime que es una de tus muy malas bromas, como siempre!!!- Tony escupió todo su fino whisky al leer el último apartado.
Podía soportar estar encadenado a un tonto omega de su elección si era lo que el tratado decía, podía soportar estar casado de por vida con una sola persona y sí, soportaba el tener que ser fiel por el resto de su vida, de cualquier forma él podría elegir a su pareja, pero ¡¿Casarse antes de los veintiún años?! Eso era una broma de muy mal gusto, un mal chiste que no causaba gracia, una abominación que no podría soportar ni por todo el reino de la tierra que le ofrecieran, definitivamente ¡no!
-Tony, deja el drama y hazte responsable, sabes que la familia Stark a gobernado por generaciones, no puedes ir en contra de las leyes de tu reino- Hablaba Howard intentando calmar a su hijo que ya se notaba bastante alterado.
-No Howard, no puedo ir en contra de las leyes de mi propio reino, pero tú… tú firmaste este ridículo tratado sin mi consentimiento, ¿Qué te crees que eres? ¿El rey? ¿Mi padre?- Tony agitaba las manos de un lado a otro haciendo ademanes por demás exagerados, estaba furioso.
-Tony, sabes que lo que acabas de preguntar no tiene ningún sentido. Soy el rey y soy tu padre, soy TU rey, hijo…- El Stark mayor suspiró sabía que su hijo no reaccionaría para nada bien con la noticia. Y más aun teniendo en cuenta que el vigésimo primer cumpleaños de su hijo era exactamente en un mes.
-Oh Howard, mi rey… tendrás que atenerte a las consecuencias de tus actos…-Tony escupió un sarcástico veneno con cada palabra dicha. Su padre se arrepentiría por joderle la vida.
Howard se quedó solo en el amplio estudio rodeado de libros. Mentiría si dijera que no temía lo que su hijo sería capaz de hacer. Suspiró pesado y se dejó caer sobre su cómodo sillón, sería un mes demasiado largo…
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En Asgard…
Un rubio, alto y fornido príncipe terminaba de leer el dichoso tratado…
-Padre, esto que dice el tratado… ¿Cómo comprueban que un heredero sea alpha o no…?-
Odín le dirigió una mirada confundida a su hijo, no entendía su extraña pregunta.
-Pues verás, Thor, no siempre se controlan esas cosas, es por eso que el tratado abarca la posibilidad de que un primogénito heredero no sea alpha, en ese caso deberá casarse con un verdadero alpha-
Thor no podía encarar a su padre en ese momento, no sabía cómo confesarle cierto problemita que tenía con lo de ese tratado, no era el hecho de contraer nupcias antes de su vigésimo primer año, tampoco era el hecho de que no le apetecía gobernar el reino, sino más bien era algo un poco más grave…
-Entonces Thor, tendrás que apresurarte a encontrar una buena pareja, recuerda, los omegas son por naturaleza dóciles y gentiles, asegúrate de tratarlos bien- Odín se levantó de su silla y posó una mano sobre el hombro del rubio–No me defraudes hijo…-
Thor suspiró cansado, tendría que buscar una forma de salir de eso como fuera…
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En Jotunheim…
-Al fin podré gobernar…- Murmuraba un pálido Jotun de cabellos azabaches, él no era nada parecido a los de su raza, pero siendo el hijo legítimo de Laufey y Farbauti no había forma de refutar su derecho al trono.
Aunque su niñez no fue para nada linda, pues sufría de los rechazos constantes por parte de todos, y ahora era su momento, su oportunidad deseada para poder gobernar y al fin hacer justicia de todos aquellos que lo molestaron desde pequeño, se vengaría…
Solo tenía que conseguir a un omega que se doblegara ante él y listo, pan comido.