Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Unidos por las estrellas por kina_chan

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a tod@s! Bienvenidos a este nuevo capitulo :D

Este capitulo es de Miguel y Noah, solo de ellos dos. Prometo que muy pronto continuare con Joel y Luis >u< pero primero lo primero.

Gracias a las personas que comentan el fic :D! ustedes me animan a actualizar más seguido.

En fin, pueden comenzar a leer.

Su frente estaba pegada a la mesa del comedor, tenía alrededor de su cabeza el control remoto de la televisión y su celular. Miguel tenía sus ojos cerrados, pero podía escuchar a los Simpsons desde el televisor que estaba enfrente de la mesa. Poco después, comenzó a sentir como le picaban la espalda con un dedo. Solo conocía a una persona lo suficientemente valiente como para molestarlo en esos momentos, en donde solo quería descansar.

- ¿Estás vivo? – Escucho la voz de su hermana mientras esta seguía molestándolo.

- No estoy de humor pito de asiático, si no quieres que me desquite conmigo déjame solo con mi miseria. – Respondió Miguel mientras levantaba un poco su cabeza de la mesa. Todavía se seguía preguntando por que no había golpeado a Javier cuando tenía la oportunidad, no tenía un motivo fijo para hacerlo, pero si lo hubiese hecho, quizás no se sentiría tan frustrado como lo estaba ahora.

- ¡Ya te dije que no soy el pito de un asiático! – Micaela se ofendió por el comentario de Miguel. - ¿Y ahora porque estás de mal humor? –

- Porque recordé que no soy hijo único. – Respondió, demostrando claramente con tono de voz grave que no tenía ganas de seguir hablando. No era como si Miguel no quisiese a su hermana, la adoraba demasiado y a veces contaban el uno con el otro para cuando necesitaban hablar con alguien. Pero Miguel no estaba de humor, estaba cansado y no quería saber más nada de nada. Aunque Micaela parecía no entenderlo, y prefirió seguir de insistente.

- ¿En serio? ¿Creí que ya habías superado eso hace tiempo? – Pregunto con un tono de sarcasmo. - Oye, relájate. Acabo de venir de la tienda y compre chocolate. -  Micaela le mostro la barra de chocolate que había comprado y la partió por la mitad para darle una parte a su hermano. Este acepto y se la metió a la boca. - ¿Paso algo malo con Noah hoy? –

- ¿Piensas que mi vida solo gira en torno a él? – Micaela lo conocía bastante bien y quizás por eso fue que acertó, porque, al fin y al cabo, parte de su mal humor tenía relación con Noah. Pero no quería aparentar ser tan obvio frente a su hermana, por lo cual respondió con otra pregunta.

- Bueno, no, pero… Hace unos momentos lo vi cuando volvía de comprar. Se veía mal y me ignoro cuando intente saludarlo. – Micaela suspiro y siguió. -Y, no sé si vi bien o no, pero creo que tenía el ojo morado. –

- ¡¿Qué?! ¡¿Noah tenía el ojo morado?! – Miguel se sobresaltó cuando escucho lo que dijo su hermana sobre Noah. La última vez que vio a Noah estaba intacto, sin ni un solo rasguño, no podía creer que su hermana le estuviese contando ahora que este tenía el ojo morado.

- No lo sé muy bien porque estaba un poco lejos de mí, pero creo que algo tenía en su ojo derecho. – Respondió Micaela un poco asustada al ver el rostro de Miguel, el cual tenía una muy mala pinta. Tenía el ceño fruncido, la boca torcida en una mueca de disgusto y esa mirada penetrante que demostraba claramente su enfado.

No lo dudo ni un segundo más, se levantó de su asiento y fue directo hasta la puerta principal, tomo las llaves de la casa y se fue de allí. Eso que su hermana le había dicho lo preocupo bastante y lo único que deseaba en ese momento, era que haya visto mal. Una vez que llego a la casa de Noah, comenzó a tocar el timbre insistentemente, hasta que este abriese la puerta de su casa. Pasaron varios minutos, y en ningún momento vio a Noah salir de la casa. No espero más, saco su celular del bolsillo de su pantalón y marco su número. Paso unos segundos y Noah por fin contesto.

- ¿Hola? – Escucho su voz, se le notaba un poco nervioso.

- Estas en casa ¿cierto? ¿Por qué no abres la puerta? – Pregunto molesto.

- Aun no llegue a casa. –Miguel sabía que mentía, era imposible que Micaela se confundiese de persona cuando lo vio caminar por la zona. Suspiro y manteniendo la poca calma que tenía, volvió a tocar el timbre de la casa. Y como esperaba, el timbre sonó en el celular también. Pudo escuchar un suspiro de parte de Noah a través del celular. – No puedo engañarte a ti ¿verdad? –

- Por favor, ábreme. – Esta vez hablo con uno tono suplicante en su voz.

Quería creer que Noah seguía confiando en él, lo suficiente como para que le dejase ver como se encontraba. Miro hacia al frente y vio como Noah abría la puerta de su casa, con su celular aun en su mano izquierda y con la llave en su mano derecha. Fijo su mirada atentamente en su rostro, el sostenía una sonrisa falsa en su boca y su ojo derecho, si estaba morado, hasta tenía una herida cerca de este. Noah corto la llamada de su celular y lo guardo en el bolsillo de su pantalón, se acercó hasta el portón de la casa y lo abrió con llave para que Miguel entrase.

- ¿Cómo sabias que…? – Pregunto apenado, esperando a que Miguel entrase para luego volver a cerrar el portón.

- Micaela me dijo que te vio y que tú la ignoraste, y que también tenías el ojo morado. – Noah le dio la espalda a Miguel y camino hacia la casa, sin decir ni una sola palabra. - ¿Quién te hizo eso? – Pregunto mientras lo seguía molesto, al ver como el bello rostro de Noah ahora estaba arruinado con ese horrible golpe que recibió. Justo cuando Noah estuvo a punto de responder, Miguel lo interrumpió. – Y ni te atrevas a mentirme. –

- Eso ya no importa ¿sí? – Respondió mirando hacia el suelo, no parecía querer decirle lo sucedido. Miguel lo tomo de los hombros y los apretó un poco para que este levantase su mirada. Pudo notar, que no solo su ojo derecho estaba lastimado, sino que también su cuello tenia marca de dedos en él y que su ojo izquierdo estaba hinchado y un tanto rojo, señalando que había llorado.

- ¡Claro que importa! Tu precioso rostro que tanto me gusta esta lastimado y yo quiero que digas ¿Quién diablos te hizo eso? – Noah comenzó a temblar un poco, estaba un poco asustado, era una reacción normal al ver a Miguel enojado de en serio. Cuando Miguel se enojaba, le era un poco difícil controlarse, no podía pensar en otra cosa que no fuese en golpear al maldito desgraciado que se atrevió a tocar a Noah.

- Fu… fue… - Noah comenzó a tartamudear, estaba tan nervioso que no podía hablar claramente. -Javier, le dije que te bese, yo tan solo quería terminar con él diciéndole la verdad y entonces… … - Noah no pudo seguir hablando, contar con más detalle lo sucedido era algo que le resultaba difícil. Tras escuchar eso, soltó a Noah golpeo con su puño contra la pared, logrando que este se sobresaltara.

- ¿Te hizo algo más que esos golpees? – Pregunto. “Juro que si se atrevió a violarlo lo asesino.” Noah negó con la cabeza rápidamente. - ¡Ese maldito hijo de perra! ¡Voy a matarlo ahora mismo! Dime donde esta y yo voy a… - Miguel se dio media vuelta, estaba a punto de salir de allí para ir a buscarlo. No le importaba una mierda meterse en problema, tan solo pensaba en molerlo a golpes hasta quedar satisfecho.

- ¡No! No quiero que te peles por mí. – Reacciono Noah al instante al escuchar lo que él pensaba que era una locura de parte de Miguel. – Yo termine con él, ya no quiero saber más nada de él, ni tampoco quiero que te metas en problemas por algo que no lo vale. -

- Me da igual si me meto en problemas a o no, no voy a dejar que alguien se burle de ti, así como si nada. – Noah lo miraba sorprendido y luego fue apegándose a Miguel lentamente para abrazarlo, logrando así que este se tranquilizase un poco. Miguel pensó, que quizás no era el momento justo para dejarse llevar por su ira. - Vamos a la cocina, te pondré un poco de hielo para que se vaya yendo lo morado de tu ojo. –

Miguel tomo la mano de Noah y lo llevo arrastrando hacia la cocina. Soltó su mano por unos momentos para abrir el refrigerador y quitar de allí una bolsa con cubitos de hielo. Noah por su parte, busco en los cajones de la mesada un repasador limpio y seco que se pudiera usar para envolver esa bolsa con hielo. Mientras Miguel envolvía la bolsa con el repasador, ambos caminaron hasta la sala para sentarse en el sofá. Miguel coloco con sumo cuidado aquella bolsa fría sobre el ojo morado de Noah y manteniéndolo allí por un buen rato.

- ¿Sabes? Puedo hacerlo yo solo. – Le hablaba Noah soltando una risa.

- Lo sé, pero quiero ser yo quien sane tus heridas. – Respondió Miguel mientras corría los cabellos de Noah hacia atrás con su otra mano libre.

- Lo siento, esta mañana te quejabas de lo cansado que estabas y que solo querías descansar, pero nuevamente te hice preocupar y te arruiné el descanso. –

- No tienes por qué disculparte, no es tu culpa. A demás, es normal que me preocupe por ti y que venga hasta aquí cada vez que me necesites. –

- ¿Siempre estarás aquí para mí? – “¿Es que acaso ya no te lo he demostrado?” Pensó divertido, soltó una pequeña risa y le quito la bolsita de hielo del ojo.

- Por supuesto que si mi estrellita. – Las mejillas de Noah se ruborizaron al escuchar como Miguel lo llamaba.

En aquel entonces cuando eran novios, Miguel solía llamarlo de vez en cuando por “estrellita” en referencia al día en que se conocieron. Ese apodo siempre avergonzaba mucho a Noah, por lo cual siempre le pedía que dejara de llamarlo así. No había una sola cosa que Miguel se haya olvidado de su noviazgo con Noah, cada recuerdo que tenía con él desde el momento en que lo conoció hasta ahora, quedaban guardados en su corazón y tenía pensado borrarlos. 

Noah se fue acercado cada vez más a Miguel, llevando su mano hasta su pecho, apretando su chaqueta con fuerza y estirando de ella para que este se inclinase un poco más hacia él y así poder besarlo en los labios. Miguel había estado por varios días esperando ese momento en el que volvería a sentir los labios de Noah, para él era delicioso ese simple contacto entre ellos.

- Sigues siendo igual de cursi que siempre ¿no? – Noah le sonrió y volvió a besarlo, salvo que esta vez lo hizo en su mejilla. – Gracias. – Le agradeció y luego siguió. - ¿Sabes? Por mucho tiempo estuve negándolo, hasta ahora que me di cuenta de que yo tampoco dejé de amarte. -

- Noah, tú me conoces bien. Si me dices cosas como esas viéndote así de tierno se me va a parar. – Menciono Miguel para luego reírse, a lo que Noah comenzó a golpearlo levemente en el brazo.

- Tu sí que sabes cómo arruinar el momento. – Respondió fingiendo estar molesto, a lo que después se rio, conocía muy bien a Miguel y no tenía que haberle sorprendido que hubiese dicho tal cosa en un momento como ese.

- Solo bromeaba, no te preocupes. Por esta vez estaré bien con solo besarte y abrazarte. - Miguel abrazo a Noah fuertemente, para luego besar su frente. Noah era como un tesoro para él, un tesoro que debía cuidar y defender a toda costa, no quería volver a perderlo como la última vez. – Eso sí, la próxima no te me vas a escapar, te demostrare lo mucho que te amo sin contenerme. –

- Sabia que dirías eso. – Noah se rio, no se molestó en lo más mínimo por las cosas que decía Miguel, ya se venía venir que diría algo así. Se quedaron abrazados por un buen rato, disfrutando del calor que se brindaban ambos, disfrutando de la presencia del otro sin que nadie ni nada los interrumpiese.

*-*-*-*

“Se ve horrible.” Pensó Noah al ver su reflejo en el espejo del baño. El día anterior se la paso con hielo sobre su ojo, lo que logro quitarle un poco lo morado de su ojo, pero no lo suficiente. Aún tenía una herida arriba de su mejilla derecha y su ojo no se veía nada bien, estaba dando por hecho que eso no se iría en poco tiempo. Esa mañana se había despertado más temprano de lo habitual y eso se debía a que la noche anterior se durmió muy temprano, tuvo un día tan agotador que ni bien Miguel había vuelto a su casa, se había acostado en su cama para terminar profundamente dormido.

Segundos después de mirarse en el espejo, comenzó a escuchar el endemoniado despertador de Joel, por lo cual supuso que pronto se levantaría de la cama. Una vez que se lavó las manos, salió del baño y fue justo a la cocina para preparar el desayuno. Desde que comenzó a vivir con Joel se fue acostumbrando a comer cosas más saludables, debido a que este era muy estricto con su dieta, era ese tipo de chicos que se mantenían en forma comiendo bien y haciendo ejercicio. Noah por su parte, vivió toda su vida con su madre, quien adoraba de cocinar cosas dulces casi todos los días.

Noah suspiro al meter el pan de salvado en el tostador. “Quizás si tengan razón en que estoy un poco gordo. “Pensó, admitiendo que estaba un poco rellenito. Mientras esperaba a que el pan terminase de tostarse, se fijó si en la tetera eléctrica había agua para luego encenderla para que se calentase. Mientras terminaba de preparar todo en la cocina, escucho los pasos de Joel y los ruidos de las puertas, hasta que escucho el ruido del televisor prendido, supuso que ya se encontraba sentado en el comedor. Noah coloco en una bandeja las taza de ambos, el plato con las tostadas y la mermelada en ella para luego llevarla al comedor.

- Buen día. – Saludo Noah mientras colocaba la bandeja sobre la mesa, Joel dejo de mirar la tele por unos momentos para poder mirar a Noah, sorprendido al ver su rostro.

- ¡¿Qué diablos te paso?! ¿Quién te hizo eso? – Pregunto Joel exaltado.

- Ayer, le dije la verdad a Javier sobre que bese a Miguel y… creo que no se lo tomo muy bien. -Respondió con una risa nerviosa. Joel era parecido a Miguel en su forma de pensar sobre golpear a cualquiera que se meta con las personas que quiere, así que no le sorprendería si terminase diciendo lo mismo que Miguel.

- ¿De qué te ríes? ¡¿Qué diablos le pasa a ese enfermo?! ¿Estás bien? ¿Aun te duele? – Le pregunto bastante preocupado.

- Estoy bien, no te preocupes. Ya terminé con él y no quiero saber más nada de él. Así que prométeme que no lo vas a ir a golpear. – Noah se aseguró de pedirle eso antes de que se le pasase por la cabeza hacerlo.

- No puedo prometerte eso, que alguien se meta contigo es como meterse conmigo. Por favor, no seas tan compasivo con alguien que no se lo merece. – Respondido molesto. Noah entendía a que se refería Joel, no era como si realmente le importase ser compasivo con él o no, pero realmente no quería alargar más el cuento con Javier.

- Prométemelo por favor, ya bastante me preocupe por ti anteayer, no quiero seguir preocupandome por todo. – “Me siento tan mal por usar la culpa para manejar la situación.” Joel se calló por unos momentos, pensado en que contestar. Suspiro resignado y respondió.

- Esta bien, prometo que no lo golpeare, pero si se te vuelve a acercar juro que lo hare. – Respondido Joel apretando los puños. Noah asintió como respuesta.

- Gracias. – Noah se sentía muy agradecido al ver que Joel era más fácil de tranquilizar que Miguel, o tal vez, solo acepto a su petición porque se sentía culpable por lo de la última vez. Luego de eso, nadie volvió a tocar ese tema, tan solo se quedaron viendo el televisor mientras desayunaban.

 

 

Cuando llegaron a la facultad los tres, como de costumbre, saludaron a Luis y luego entraron al edificio. Fue un tanto gracioso ver que hasta Luis se preocupó por el golpe que tenía. Se sintió un poco incómodo al sentir la mirada de varios estudiantes puesta en él, después de todo, Noah detestaba llamar mucho la atención de los demás.

Una vez que Joel y Noah entraron al salón de clases, nuevamente estaba Nicolás sentado en el asiento de al lado de donde se sentaba Noah. Él parecía muy concentrado leyendo sus apuntes, por lo que no noto la presencia de Noah hasta que se sentó a su lado.

-Noah, buenos…- Justo cuando se dio vuelta para verlo, se detuvo al hablar, fijando su atención al golpe que tenía Noah en su ojo. - ¿Que te paso? ¿Quién te golpeo? – Noah suspiro, estaba un poco cansado de esa pregunta, pero era de esperarse que su ojo morado llamase tanto la atención.

- Nico, por favor. Estoy un poco cansado de escuchar esa pregunta ¿podrías fingir que no tengo nada fuera de lo usual en mi ojo? La verdad es que ya no importa. – Le respondió tratando de ser lo menos grosero posible. Nicolás no parecía ser tan mala persona como lo era al principio, era hasta incluso más amigable y divertido, pero solo lo consideraba como un compañero de clases con él que se llevaba bien. Razón por la cual, no veía un motivo para contarle lo sucedido.

- Pero… - Noah negó con la cabeza y comenzó a sacar sus cosas de su bolso. - Está bien, lo siento, ya no preguntare. –

- Gracias por entender. – Noah le sonrió para luego ir abriendo su cuadernillo.

- Noah ¿Puedo pedirte un favor? – Le pregunto Nicolás, Noah asintió como respuesta. - En el trabajo grupal de dos que nos pidió el profesor Vázquez ¿quisieras ser mi compañero? -

- Bueno, tenía pensado hacerlo con Joel… - Mientras Noah tardaba e responder, dirigió su mirada hacia Joel, quien se encontraba coqueteando con una chica haciéndola reír, recordando que aquella chica ya le había pedido para ser su compañera de grupo. -Pero como me dejo de lado por una chica con grandes pechos, acepto. Claro, siempre y cuando tú me ayudes. –

- Esta bien, pásame tu numero. – Luego de pasarse sus números de contacto, el profesor entro al salón, por lo cual no pudieron seguir hablando.

 

Al terminar el horario de clases, Joel y Noah iban a esperar a Miguel para ir juntos a casa. Como siempre fueron hasta la estación, tomaron el tren como de costumbre. Todo estuvo bien, hasta que el tren paro en una estación y Miguel comenzó a caminar hacia la puerta de salida junto con las demás personas que iban a bajar allí.

- ¿A dónde vas Migue…? – Le pregunto Noah intentando acercarse hacia él, hasta que sintió como el brazo de Joel lo rodeaba, impidiéndole mover sus brazos. - Joel…- Menciono el nombre de su primo confundido.

-Te prometí que yo no lo golpearía, pero no te prometí que no ayudaría a Migue a hacerlo. – Le respondió, sin siquiera dirigirle la mirada y apretando aún más con su brazo para que Noah no se moviese.

- ¿Qué? Espera, Migue… - Justo cuando menciono su nombre, el ya había bajado del tren y la puerta de este se cerró. “No…” Noah llego a pensar que era un idiota, por no pedirle a Miguel que no se atreviera a acercarse a Javier cuando tuvo la oportunidad en vez de estarse besando con él el día anterior. Pensó erróneamente que ya no sabría nada de Javier después del golpe que recibió de él, pero al parecer las cosas aun no terminaban del todo.

Continuara…

Notas finales:

Migue se volvio un poco loco al principio xD! y la verdad es que Javier y Migue tienen la locura en comun, salvo que Miguel sabe controlarse y sabe con quien desquitar su ira, no como Javier que es violento y estupido. Creo que en el capitulo de similitudes Noah los comparo un poco en eso de que son muy busca pleitos los dos.

En fin, eso es todo por hoy :D! Ya saben pueden dejarme un review con su opinion del fic si gustan, contesto a todos los que me dejan ^^ Las dudas de este cap se resolveran en el siguiente.

Bay neee, besos y abrazos. Nos leemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).