Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Signs. (HoGyu OneShot) por DarKinGolden

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Eeeeeeeeeh. Este es mi primer OneShot y mi primer hardo, por lo que estoy muy nerviosa y no sé si lo hice bien ;; 

En fin, acepto sugerencias y quejas, de todo se vale con tal de hacerme crecer. 

 

¡Esto es para ti, Ratoncito! Gracias por tus comentarios, se te quiere<333 

—¿Qué te parece este?

 

—Mhn… se ve interesante, ¿la llevamos? —Me miró con una sonrisa antes de asentir y poner la caja de la película entre su brazo y su costado.

HoWon y yo llevamos un año y tres meses saliendo. Un año. Ha pasado de todo, desde un primer beso, una primera cita, el conocer (por mero accidente) a sus padres, las peleas, los primeros “te amo” y “te odio”, nuestra primera noche alcoholizados… de todo. De todo menos «eso».

Hoya es tan endemoniadamente sensual que faltas para hacerlo no me faltan, incluso me he insinuado un par de veces acariciándolo un poco y usando palabras que jamás en mi vida se me habría ocurrido usar en una misma frase. Sí, mientras veíamos una película un poco pasada le pregunté si quería pasar un buen rato en mi cama, pero él dijo que en el sofá estaba cómodo. No sé si es muy inocente o estúpido… en cualquiera de los casos, me sigue gustando como nadie.

 

—¿Qué estás pensando? —Golpeó suavemente mi hombro con el suyo, obligándome a mirarlo luego de haber estado en las nubes. —¿Qué? Estás extraño.

 

—¿Extraño? —Habíamos salido de la tienda con tres nuevas películas rentadas y con un Hoya con una sonrisa de oreja a oreja al encontrar justo la que quería ver con un pequeño descuento. —Estoy normal. —Me encogí de hombros, él sonrió y dio un ligero apretón a mi mano que estaba entrelazada con la suya.

 

—Mi Gyu loco. —Se acercó inesperadamente, besando mi mejilla antes de que me diera cuenta. Lo miré sorprendido, ganándome una sonrisa de su parte.

 

—¿Qué dia…? Oye, no hagas eso tan repentinamente. —Le dije un poco avergonzado.

 

—¿Tengo que pedir permiso para besar a mi novio? —Cuestionó burlón.

 

—No, pero… —Desvié la mirada mientras buscaba algo bueno para atacarlo de vuelta.

 

—Pero nada. —Nuevamente un beso aterrizó en mi mejilla, poniéndome mucho más nervioso ya que normalmente él era quien esperaba a llegar a su departamento para demostrarme un poquito de amor.

 

—¿Y yo soy quien está extraño? —Para mi mala suerte, Hoya se rió como si nada, e inevitablemente terminé rendido ante él.

 

 

 

—¿No has visto mis audi…? —Después de un mes más de no ver señales de interés corporal por parte de mi adorable novio, decidí ponerme manos a la obra, poniendo las manos al fuego al usar mis mejores armas. Si bien, son casi escasas, algo tendrá que provocarlo, ¿no? Por eso, mientras él pensaba que estaría duchándome, yo me preparé plantándome con una toalla enrollada en la cintura, quedándome a la mitad de su cama con el cuerpo húmedo aún. Busqué en internet el cómo seducir a tu novio, pero no encontré muchas sugerencias para chicos. Obviamente yo no me iba a poner uno de esos trajecitos rojos con encaje, nunca. 

Lo importante ahora es que HoWon entró a la habitación en busca de sus audífonos, con la diferencia de que me encontró a mí.

 

—SungKyu… —Sus ojos viajaron por todo mi cuerpo, provocando que una sonrisa se curvara en mis labios.

 

—Hoya, yo…

 

—Te vas a resfriar. —Se dio media vuelta y tomó una toalla de su cajón. Enseguida se acercó a mí, sentándose en el borde de la cama para ponerme la toalla sobre la cabeza. Esto no era nada como lo había planeado.

 

—No… HoWon, sabes… —Lo tomé del brazo, intentado explicarle, pero él sólo sonrió tiernamente antes de levantarse y agitar mi cabello por encima de la tela.

 

—Vístete rápido o en serio enfermaras.  —¿Qué diablos? Me quedé congelado justo donde estaba. ¿Cómo es que no podía ver mis intensiones? ¡Si se lo había puesto frente a sus ojos! Seriamente, o HoWon es estúpido o… o no quiere nada conmigo. Mi ceño se frunció levemente. —¿SungKyu, amor, qué pasa? —Su cara entró a mi campo de visión donde antes no había nada más que un punto cualquiera. —Gyu, qué…

 

—¡Eres un idiota, Lee HoWon! —Le grité al empujarlo sin mucha fuerza para poder levantarme sin tener que pedirle permiso. Su expresión en ese momento era la descripción grafica de la confusión. Pero quién lo manda a ser tan ciego. Me quedé delante de él, conteniendo las ganas de golpearlo y parecer un no adulto.

 

—¿Por qué? ¿Qué hice? —Preguntó mientras sus ojos se abrían más de lo necesario. Esto era tan frustrante que quería llorar y sentarme a comer un bote de helado por mi cuenta.

 

—Es lo que no haces… —Murmuré bajando la mirada avergonzado. La toalla seguía perfectamente enrollada a mi cintura, cosa que agradecí porque no sería bueno que se cayera en un momento como este.

 

—¿Eh? —Ladeó su cabeza intentando encontrar mi mirada, lo cual hizo gracias a que terminé mirándolo con toda mi furia contenida.

 

—¡Lo que no haces, idiota! —Antes habíamos peleado y lo había llamado idiota infinidad de veces. Sé que le molesta más que otra cosa en el mundo, pero no estaba reaccionando cómo pensé que lo haría. —Todo este tiempo estuve mandándote señales, pero nunca las ves. —Frunció el ceño. No comprendía nada de lo que estaba pasando, pero yo estaba demasiado avergonzado y molesto como para hacérselo saber amablemente. —Tú nunca… nunca me has tocado. Por más que te provocara, yo… tú nunca reaccionas. —Confesé mordiendo mi labio inferior con un poco de fuerza.

Su mirada divagó por toda la habitación, pero nunca me pasó por encima. Rascó su nuca y me pasó de largo para sentarse en la cama; me giré para encararlo y él levantó la mirada para indicarme con suaves palmadas al colchón que me sentara a su lado. Me senté a regañadientes, mirando mis pies descalzos fijamente.

 

—Lo siento, mi amor. —Tomó mi mano con timidez, supongo que tenía miedo de que me apartara, mas no lo hice. —No quería que te sintieras así, nunca lo pensé. —Su otra mano fue a parar a mi mejilla, misma que acariciaba suavemente con su pulgar. —Lo siento.

 

—Deja de decir que lo sientes. —Alcé la mirada para verlo. HoWon seguía sonriendo tan tiernamente que me hacía lamentarme por haber causado tanto escándalo.

 

—Hice sentir mal a mi novio, ¿cómo no voy a lamentarlo? —Dijo entre suaves risas. —La verdad es que no quería tocarte porque… porque quería hacerlo en nuestra luna de miel.

 

—¿L-luna de…? No estamos casados. —Por poco y me quedó sin palabras por lo que dijo.

 

—Pero lo vamos a hacer, ¿no? —Su mano seguía repartiendo caricias sobre mi mejilla tan suave, tan delicado y cálido. —Te amo, SungKyu. Me temo que nunca dejaré de hacerlo, por eso tenía en mente que, en un par de años más, nos casaremos. —Ladeó la cabeza mientras mantenía su mirada fija en mí. Aquello había sido tan dulce que mis defensas se derrumbaron totalmente. Mentiría si me atrevía a decir que no fantaseé con casarme con Hoya, pero nunca pensé que él lo haría también.

 

—HoWon… —Mis brazos rodearon su cuello en un intento de aferrarme a él; no pasaron más de cinco segundos cuando sentí sus brazos acercándome a su cuerpo. —Perdón, fui un poco exagerado. —Murmuré.

 

—Está bien, eso te hace perfecto. —Sus manos se pasaron a mis hombros para empujarme apenas, haciendo que lo mirara aún cuando estábamos cerca.

 

—Te amo, HoWon. —Su sonrisa provocó mil y una cosas dentro de mí, como era costumbre. Cerró los ojos a medida que se acercaba a mí, por lo cual también terminé dejando caer mis parpados, bastante entusiasmado por lo que se venía.

Sus labios sobre los míos comenzaron a moverse de manera lenta y natural, como nuestros besos de siempre, sin embargo, segundos después ladeó la cabeza y el beso pareció más profundo; más ansioso.

Lentamente me di cuenta de que su lengua comenzaba a asomarse de entre sus labios, cosa que me tomó por sorpresa, ya que nunca antes había pasado. Entreabrí apenas mi boca y de inmediato su humedad hizo contacto con la mía. Ese pequeño encuentro revolucionó mil mundos en mi cabeza y alborotó mis hormonas como nunca antes se habían alborotado. Era nuevo y extraño, pero simplemente fascinante.

 

—Mhng… —Desgraciadamente, ambos terminamos alejándonos un poco para tomar el aire que aquel apasionado beso nos había quitado.

Antes de que pudiese hacer o decir algo, nuestros labios nuevamente colisionaron en un beso igual de ansioso que el anterior. Las manos de Hoya, que estaban sobre mis hombros, me fueron empujando poco a poco hasta dejarme acostado sobre la cama y con él sobre mí, acomodando sus rodillas a cada lado de mi cintura.

 

—¿Está bien si fingimos una luna de miel en este momento? —Cuestionó mientras  sus labios pasaban de los míos hacia mi cuello, subiendo lentamente hasta el lóbulo.

 

—S-sí. —Atiné a murmurar en un suspiro, consecuencia  de su cálido aliento pegando directamente en una de las zonas más sensibles de mi cuerpo.

 

—Perfecto, esposo mío. —Dicho esto entrelazó nuestras manos. Sus palabras resonaron en mi cabeza mientras él continuaba repartiendo pequeños besos en mi cuello. Lejos de sentirse bien por el contacto corporal, era aquel cosquilleo que sus palabras provocaban lo que me gustaba; ese cariño y amor que estábamos demostrando a través de nuestras acciones.

 

—Te amo, HoWon. —Mis brazos rodearon su tronco en lo que aprovechaba para acariciarlo por encima de la ropa. Pude sentir cómo sus músculos se tensaron, a lo que él respondió  con un leve gruñido antes de morder nuevamente mi lóbulo.

 

—Te amo, SungKyu. —Dejó de darle atención a mi oído para volver a mis labios, que se unieron a los suyos en un suave beso que corroboraba nuestras palabras.

 

Entre caricias y besos, conseguí que Hoya se deshiciera de su playera y su pantalón, quedándose únicamente con sus bóxers y yo con la toalla enredada en la cintura.

Una de sus manos acarició casi con la punta de los dedos mi muslo, estremeciéndome al contacto. Me abracé a su torso mientras la misma mano que acariciaba mi muslo subió torpemente hasta mi pecho, donde su palma se encargó de recorrer mi piel.

A estas alturas, ambos estábamos más duros que un par de rocas, pero las caricias entre nosotros eran románticas y estremecedoras que no me atrevía a pedirle un poco más, además de que sabía que él lo haría a su paso.

Fue demasiado repentino cuando sentí sus fríos dedos tocándome por debajo de la toalla, provocando que arqueara la espalda apenas, mordiendo mi labio inferior para ahogar un gemido. Dios. Encerró mi falo en la palma de su mano y comenzó a moverla de arriba abajo, haciéndome experimentar lo que sería ser masturbado por otra persona. Su piel no era áspera ni suave, era ideal y… Jesús.

 

—Mhng… HoWon. —Él jadeaba cerca de mi oído y besaba mi cuello, de vez en cuando dejaba pequeñas mordidas que seguramente dejarían marcas. Su mano seguía con aquel vaivén que me hacía gemir y retorcer de placer. Pero para este punto, yo necesitaba más, y sabía bien que Hoya también, por lo que esta vez no dudé en pedirle que lo hiciera. —HoWon, te quiero dentro de mí…  —Murmuré avergonzado, aprovechando lo cerca que estaban nuestros cuerpos para besar su clavícula, asomando el ápice de mi humedad. Sus gruñidos eran evidencia de que lo que hacía le estaba gustando, o eso parecía.

 

—¿Estás seguro? No quiero lastimarte, Gyu. —Se separó un poco, tan sólo lo necesario para que nuestros ojos pudiesen encontrarse. Estaba siendo sincero, podía verlo en esa mirada que pasó del deseo a la entera preocupación. Tomé su rostro entre mis manos y lo acerqué a mí para besar sus labios con suavidad, mordiendo su inferior antes de alejarlo apenas.

 

—No piensas dejarme así, ¿verdad? Quiero mi luna de miel completa, HoWon. —Acusé frunciendo el ceño, a lo que él sonrió. Juraría por mi vida que me podría perder en su sonrisa, en su todo.

 

—¿Qué haremos si te lastimo? De verdad, yo… —Nuevamente lo callé con un beso, un poco más necesitado que el anterior. No es que creyera que no dolería, porque eso era algo inevitable; incontables veces lo había oído.  

 

—Amor, todo estará bien. —Siempre había visto que era el de abajo quien dudaba si hacerlo o no, y el que fuera HoWon quien aún tenía dudas me pareció de lo más adorable. —Yo quiero hacerlo. —Agregué. Finalmente él sonrió borrando todo rastro de preocupación y dudas de sus ojos.

 

—Lo haré con cuidado. —Murmuró al volver a los pequeños besos en mi cuello. Yo sin experiencia previa, me aventuré a besar su hombro, dando mordiditas de vez en cuando. Hoya paró los besos y de inmediato me tenía a mí, mirando qué es lo que hacía ahora.

Él mojaba dos de sus dedos con su saliva, metiéndolos lentamente a su boca para sacarlos totalmente ensalivados. La sola imagen era demasiado excitante. Al parecer, no era tan inocente después de todo y tampoco hizo caso omiso a mis señales desesperadas.

 

—¡Ah! Uhhg… —Me quedé tan ensimismado que no me di cuenta cuando HoWon bajó sus dedos para introducir la punta de uno en mi interior. Cerré los ojos con fuerza mientras me aferraba a él. No sabría describir aquella sensación. No estaba del todo mojado ahí abajo, así que se sentía un poco incomodo, además de ser doloroso.

 

—Shhh. —Los besos vinieron de nuevo; por mi cuello, clavícula y pecho. Noté que lo hizo para distraerme, pero ciertamente no podía dejar de lado el cómo se sentía, mucho menos cuando ingresó más a fondo aquel dedo. Me cuestioné a mí mismo si sería capaz de soportarlo. —Perdón, amor. —Dijo. Abrí los ojos y me encontré su rostro muy cerca del mío, con aquella mirada de cachorrito perdido o cachorrito que acaba de romper algo y no quiere ser regañado. Sonreí negando un par de veces.

 

—Estoy bien. —Respondí acercándome para robarle un pequeño beso, mismo beso que mi dulce novio se encargó de alargar e intensificar, rozando nuestras lenguas.

Eso sí que consiguió distraerme. Aunque cuando decidió ingresar un segundo dedo en mí, no pude evitar hacer una mueca al mismo tiempo que solté un jadeo no muy placentero.

Pronto, entre besos y caricias, y sus dedos moviéndose en mi interior, la sensación de incomodidad pasó, dejando un placer culpable y doloroso. Las paredes en mi interior se sentían bien, el calor de los dedos de HoWon frotándose contra mis paredes se sentía bien; fue por ello que supe que era el momento del paso más importante.

 

—Hazlo, amor. —Pedí entre jadeos. Hoya sólo asintió. Sus dedos abandonaron mi interior, haciéndome soltar un gemido incontenible. Separé las piernas lentamente, cosa a la que él me ayudo, doblándolas también en lo que él se acomodaba de rodillas sobre la cama.

Supongo que no pude evitar una cara de miedo y nervios cuando vi su falo, pues una sonrisa tímida se asomó en sus labios.

 

—Aquí voy. —Dijo con voz ronca. Acomodó mis muslos sobre los suyos, elevando un poco mi cadera. Cerré los ojos y a los pocos segundos sentí sus labios sobre mi frente. Aquello me hizo sentir mucho más tranquilo.

No sé cómo pude olvidar que quien estaba más preocupado era él.

 

—Mhng… ¡Ah, mier…! —Eché la cabeza hacia atrás una vez que su falo comenzó a entrar en mí. Dolía y ardía más que cuando eran sus dedos.

 

—Lo siento, lo siento. —Repitió tomando mi mano para apretarla suavemente. —Ah… joder. —Abrí los ojos para encontrarlo mordiendo su labio inferior con demasiada sensualidad. Imagino que estaría  muy apretado ahí dentro, pues yo incluso podía sentirlo. No pude evitar que en mis labios se asomara una sonrisa orgullosa, después de todo, HoWon se sentía bien y yo era quien lo hacía de esa manera. —No me moveré hasta que te sientas cómodo. —Se inclinó hacia mí, atrapando mis labios, mordiendo el inferior.

 

—Mhn… se siente bien. —Murmuré. Nuestros calientes alientos se mezclaban gracias a lo cerca que estábamos. Se sentía como si la habitación estuviese en llamas, pero no, éramos sólo nosotros dos.

 

—¿Sí? —Cuestionó él con una sonrisa ladina.

 

—Mhn, hmn. —Asentí torpemente, dejando un pequeño beso en sus labios. Entrelazó nuestros dedos y ambos sonreímos ante esto. Su cuerpo estaba cubierto por una tenue capa de sudor y su pecho subía y bajaba a un ritmo algo pausado.

 

—Eres hermoso, Kim SungKyu. —Sus ojos estaban clavados en los míos, mirándome fijamente con aquellos ojos tan suyos, tan hermosos.

 

—Tú lo eres más, Lee HoWon. —Sonrió soltando una débil carcajada. No, Lee HoWon no se cansaba de ser cada día más hermoso, yo podía comprobarlo. —Amor… puedes comenzar. —Ladeé la cabeza para poder besar su cuello, mordiéndolo sin mucha fuerza.

Hoya hizo caso a mis palabras y soltó mi mano para poner las suyas a ambos lados de mi cadera, alejándose de mí e impidiendo que continuara probando su piel. Fue de manera lenta que comenzó a salir, sin llegar a hacerlo por completo para volver a entrar; algo similar a lo que hacía antes con sus dedos, pero con más intensidad. 

 

—Argh… Dios, SungKyu… —Sus jadeos y constantes gemidos eran música para mis oídos. Con esa voz ronca y esos gestos que hacía, lograba excitarme más de lo que él podría pensar.

Inevitablemente llevé mi diestra hasta mi falo, atrapándolo entre la palma y los dedos para comenzar a masturbarme.

La combinación de Hoya moviéndose dentro de mí y mi falo siendo estimulado, era la combinación perfecta para hacerme delirar de placer. Miles de sensaciones recorrían mi cuerpo desde la punta de los pies hasta la punta de mis cabellos, estremeciéndome y haciéndome jadear como si se me acabara el aire.

Por otro lado, no dejaba de oír los leves gruñidos de mi novio, quien clavaba apenas sus dedos en mi piel. Pronto me invadió esa sensación familiar en mi vientre. Cosquillas que fueron bajando de a poco, quedando justo por encima de mi entrepierna.

 

—Hoya, yo… —Se sentía tan bien, mucho mejor de lo que imaginé. Definitivamente esto no era solo sexo, no, esto era amor. No me estaba entregando a Hoya por deseo, sino porque realmente lo amaba y sabía que el también lo hacía. No era algo superficial, era mucho más que eso.

 

—Ngh…  —HoWon se dejó caer sobre la cama sin soltarme, quedando yo sobre él. Abrió los ojos para mirarme y dedicarme una sonrisa bastante… insinuante. Entonces supe que lo que él quería era que yo me moviera.

Recargué mis manos sobre sus muslos antes de comenzar a mover lentamente mi cadera, procurando subirla para entrar y salir. Pequeños y entrecortados jadeos escapaban de nuestros labios. Hoya me ayudaba a mi labor, con sus manos a mis costados me empujaba lentamente al mismo tiempo que también se movía, haciéndose llegar más adentro.  

Ya no podía masturbarme, pero tampoco era necesario. Con tan sólo sentir que su falo daba en mi próstata, sentí que era suficiente para hacerme correr de una vez. Cambié mis manos de posición, acomodándolas a los lados de su cabeza mientras lo miraba haciendo aquellas expresiones de placer.

 

—Sun-SungKyu. —Mordió su labio inferior. Estaba al borde, así que comencé a moverme con más rapidez, provocando que el sonido del choque de nuestros cuerpos se hiciera más frecuente. Hoya frunció el ceño, dejando libre su labio para soltar jadeo tras jadeo.

Un hilo de saliva escurrió de la comisura de mis labios al no poder mantener mi boca cerrada debido a la falta de aire que trataba de recuperar entre jadeos.

 

—Ah, ah… —Incliné mi cabeza, llegando a unir nuestras frentes. HoWon no dudo ni un segundo y tomó mi rostro entre sus manos para acercarme y poder besarme. El beso fue torpe gracias a que ambos estábamos más concentrados en los movimientos de nuestras caderas, aunque eso no impidió que nuestras humedades se encontraran nuevamente, comenzando un ligero empuje entre ellas. Para mi desgracia, no aguanté mucho pegado a sus labios, por la falta de aire que sentía, así que pegué mi frente a la suya.

 

—M-me corro… SungKyu, me… —

 

—¡Mhng! —

Unos segundos de movimientos igual de rápidos bastaron para que ambos termináramos. Me corrí entre nuestros abdómenes y él se corrió dentro de mí.
Escalofríos recorrieron mi cuerpo al mismo tiempo que una sensación de alivio me inundaba. Me fue imposible moverme al sentir que llegué al éxtasis; sólo pude disfrutar de ese pequeño momento. Aquel había sido el mejor orgasmo que había tenido en mi vida, siendo que esta también era la primera vez que tenía relaciones sexuales, y eso que había leído que era raro conseguirlo a la primera. Al cabo de un par de minutos dejamos de movernos, quedándonos solamente respirando con dificultad.

 

—Eres asombroso. —Murmuró. Lentamente fui levantándome para que saliera de mi interior, provocando que él gruñera débilmente y que un suave gemido escapara de mis labios. Totalmente agotado, me dejé caer a su lado y me abracé a su torso, acción a la que respondió pasando su brazo alrededor de mis hombros para mantenerme cerca.

 

—Perdón por insistir tanto. —Comenté avergonzado, haciendo círculos invisibles en su pecho. Hoya se levantó apenas para cubrirnos con una sábana.

 

—Debo confesar que, de cierta forma, me alegra. —Dejó un beso en mi sien, usando ahora ambos brazos para abrazarme.

 

—Debiste darte cuenta antes, tonto. —Fruncí el ceño, viendo atentamente cómo su pecho subía y bajaba con más calma.

 

—Pensé que mi bebé era demasiado inocente y que yo era un pervertido que malinterpretaba sus palabras. —Dijo entre risas. Me fue inevitable no reír también.

 

—Ahora sabes que no. —Agregué con una sonrisa, inclinándome un poco para poder dejar sobre sus labios un pequeño beso que terminó con un chasquido.

 

—Así que… ¿A esto te referías con pasar un buen rato en tu cama? —Hoya estalló en carcajadas y yo sentía mi cara arder como si hiciera el peor de los calores. No dudé nada el golpear con un poco de fuerza su pecho. Nadie se burla de Kim SungKyu el supremo. —Eres terriblemente adorable. —

 

—Seguramente parezco un tonto… —Levanté la mirada para verlo. Nuestros ojos se encontraron al igual que nuestros labios en un corto beso.

 

—El ensayo para la luna de miel salió bien, ¿no crees? Ahora estamos listos para la boda. —Comentó con una sonrisa.

 

—¿Qué? —Arqueé una ceja, recargándome sobre mis codos para verlo bien. —No podemos estar seguros, HoWon, tenemos que hacer un par de pruebas más para que salga perfecto. —Agregué con una sonrisa ladina. Él me miró serio durante un par de segundos antes de echarse a reír como loco.

 

—No tienes remedio, SungKyu… Te amo demasiado. —Tomó mi rostro entre sus manos, plantándome un beso. Nuestros labios se movían a un ritmo lento y pausado, contrario a mi corazón en ese momento.

 

Si no tenía remedio, era por su culpa, pero aun así, no quería ni buscaba tenerlo. 

Notas finales:

Intenté por todos los medios hacerlo romántico-sucio(¿?) y no sé si me quedó, pero igual disfruté escribiendo. 

 

Quizá próximamente esté subiendo un nuevo proyecto, aunque no sería WooSoo (Nooooooooooooooo ;;). Yo sé que el WooSoo is life, pero hay que variar de vez en cuando y volver a nuestros antiguas OTPes. :') 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).