Una de las cosas que se hablan en toda la institución es el show que ofrecen los clubes; se comenta en cada esquina, cada aula y hasta por las voces de los maestros se llegan a enterar los alumnos.
La boca de todos se llenaban de oraciones con los nombres de Jung Hoseok y Park Jimin, los estudiantes estrellas dentro del club de danza. No hay motivo aparente, dicen pero con solo pensar en la competitividad y presión que deben estar sintiendo, mil estudiantes corren rumores a la velocidad de la luz. El más reciente: la tensión entre Park y Jung.
Aunque, siendo sinceros, la perspectiva de los alumnos no estaba tan lejos de la realidad.
Hoseok guarda sus cosas en su bolso, solo sacando lo primordial para poder asearse e irse a casa. Jimin lo miraba desde el otro lado del salón, mirando el reflejo de Jung de reojo. Las prácticas ya habían finalizado y solo restaba irse.
Pero el cansancio es grande y ambos piensan que ducharse en el instituto es mejor que morir intentando en sus hogares.
Con eso en mente, se miran por cortos segundos –los suficientes para Jimin, guardando la imagen del mayor con sus cabellos pegados a la frente- y se encaminan hasta las duchas. Estaban solos así que se ahorrarían un poco de tiempo.
Jimin se sentía con suerte al corroborar que las duchas sin separación estaban completamente vacías. Dejó sus cosas en las bancas más cercanas y comenzó a sacarse rápidamente su ropa. Hoseok se veía más rápido, sacando la ropa interior restante y adentrándose en la ducha antes de abrir el agua y regularla a su gusto.
Para ese entonces, Jimin había terminado de quedar desnudo. El tiempo pasa rápido y satisfecho con su temperatura en el agua, Jung mira de reojo la presencia del chiquillo.
El maldito está bien formado, se dice cuando logra ver con detalle la retaguardia húmeda del bailarín menor. Sin embargo, eso le daba un poco de envidia- no tiene de qué quejarse con respecto a su delgada anatomía pero simplemente, Park Jimin parecía tener un poco más para agarrar.
Era atractivo también. Su perfil era como la de un dios andrógeno cuando cerraba sus ojos y dejaba caer el agua templada en él. Tragó duro y tomó el jabón entre sus manos, pasando por su cuerpo la espuma formada con fuerza.
La forma en que su brazo se tensaba era algo nuevo para Jimin. Claro, lo ha visto mil veces apretar los músculos cuando hacia acrobacias pero era algo totalmente distinto cuando lo ve desnudo y mostrándose sin pudor.
Algo estaba creciendo en su pecho y en la zona más al sur de su cuerpo. Jung no puede negarlo. Estaba distraído en ver los labios de Jimin. No había notado que el menor se había acercado a él, tomando el jabón entre sus manos y mirándole decidido: -¿Quieres que te frote la espalda?-, dice Park con ese tono ronco pero tan suave y característica de él.
Sus gemidos podrían ser- no.
-Claro, sé cuidadoso-, le advierte acomodándose y dándole la espalda al chiquillo.
Nada fuera de lo normal, se recuerda Park, pasando con lentitud el jabón, sintiendo los huesos de sus omoplatos; su espalda es tan fuerte y no puede evitar apretar un poco, atento a los suspiros que deja ir Hoseok de su boca.
Se aventura hacia más abajo, su cintura bien estructurada y muerde sus labios cuando toca la unión de su trasero con aquella espalda.
Algo así está sintiendo ahora Jung, notando como sobresale la redondez y firmeza visible del trasero espumante. Mira los ojos cerrados de Park y, cauteloso, guía su mano hasta la separación de ambos glúteos. Jimin siente escalofríos por el frío del jabón, sin embargo es embriagante sentir la calidez húmeda de la piel de Jung.
Está todo bien, se convencen ambos. El jabón estaba sirviendo de algo más que para limpiar. Jimin suspira y se deja caer contra el cuerpo de Hoseok, jadeando cuando un digito roza con insistencia esa zona entre sus glúteos. Habían caído y no había forma de volver a levantarse de esto. La mano desocupada recorrió el pecho de Park, regalando caricias placenteras a las zonas endurecidas y morenas; Jimin siendo un manojo de gimoteos.
Sorpresivamente para ambos –que pensaban que estaban solos a esas horas-, la puerta se abre. Alguien del equipo de basket. Los dos excitados muchachos habían olvidado por completo de las prácticas del equipo.
Aunque agregar adrenalina para estimular no sonaba tan mal.
-Oh, Hoseok sunbae-; Youngjae saludó agitando su mano desde su lugar. Para suerte de los bailarines, estaban en las duchas del lado contrario a la puerta. Hoseok había sido rápido y de los hombros agachó a Jimin para que no se viese a los ojos del jugador. Sus rodillas dolieron pero al menos Jimin estaría seguro.
-Hey, Choi, vienes de donde, ¿basket?-, pregunta con su sonrisa tan única, escondiendo las ganas de gruñir cuando a Park le dieron ganas de jugar con sus muslos.
-Sí, el siguiente partido es parte de las semifinales-, respondió el chico mientras terminaba por sacarse la última prenda que le cubría.
Jimin era un hijo de puta, concluyó Hoseok.
-Vaya, que l-les vaya bien entonces-; Jimin repartía besos por los alrededores de su miembro, sus labios tocando la sensible piel de su pene, listo para llevarlo a su boca.
-Sí, espero que le salga genial su presentación. Yo me daré una ducha rápida así que no se preocupe.
Era un ángel inocente ese niño. No como aquel ángel que succionaba y jugueteaba con la punta de su erección, mirándole bello y puro. Sus dedos viajaron por su cuerpo con el objetivo de disimular su actividad y rápidamente llegó hasta el sur, a los cabellos teñidos y mojados de Park. Ejerció fuerza en la cabeza ajena, los labios apetitosos de Jimin envolviendo más de la mitad de su carne y Hoseok sinceramente estaba sorprendido de los nulos reflejos de arcadas del muchacho.
-Naciste para chupar pollas ¿verdad?-, gruñó susurrante, tironeando del cabello del menor con firmeza y Jimin gimió quieto, mandando vibraciones exquisitas a su dureza. Youngjae terminaba de lavar su cabello, ignorante a todo lo que estaba ocurriendo frente a él.
Hoseok no era de aquellos tipos que disfrutaba de algunas partes del blowjob pero era demasiado bueno tocar las mejillas hundidas de Jimin y sentir la punta de su pene contra ella. Estaba teniendo una fuerza de voluntad increíble para no dejar escapar gruñidos o gemidos fuertes.
Jimin estaba en las mismas condiciones, en parte.
Su diestra estaba ocupada en darle atención a su miembro abandonado, al compás de las succiones que le daba a su mayor. Estaba haciendo un buen trabajo o eso creía cuando Jung le tironeaba del pelo en cada succión fuerte.
Tan cerca de liberarse pero no puede con el tercero dentro del mismo sitio. Necesitaba que se fuese ya. Enfocó sus ojos en los entrecerrados de Hoseok, señalando con la mirada que mirase si Youngjae aún estaba allí.
Para suerte de ambos, Youngjae refregó sus hombros y apagó el agua enseguida. -¿Ya te vas?-, preguntó el bailarín con la garganta apretada. Choi le sonrió y fue rápidamente hasta sus cosas, colocando en su cuerpo la ropa suficiente para poder irse de las duchas. Park Jimin mientras tanto jugaba con su lengua por las bolas de Hoseok, jadeando bajo mientras su mano trabaja en si mismo.
-Nos vemos sunbae, cuídese.
-Adiós...
Guió la cabeza de Jimin otra vez hasta su miembro y adentró completo su falo en la boca caliente del chiquillo. Jimin lloriqueó un poco pero fue mínimo gracias al sonido de la puerta cerrándose tras Youngjae.
-Mierda...-; gruñó Hoseok, ahora moviendo con rudeza su pelvis, embistiendo con rapidez contra el rostro de Park. Sin más, Jimin se aferró de los muslos fuertes de Jung y sintió su boca siendo invadida por el líquido salado.
Su sabor se expandía hasta su paladar, Jimin sonrió en éxtasis mirando su mano también manchada con su semen y Hoseok jadeó complacido, golpeando la mejilla del menor.
-Abre, quiero ver...
Confundido, el menor abre sus labios y de alguna manera –sinceramente, Jimin aun no sabe cómo diablos puede mover su lengua de esa forma-, jugueteó con la corrida del pelioscuro. Hoseok solo ríe y hace gestos que terminan en Jimin tragando la semilla del mayor.
-Eso fue intenso-, mencionó Park mientras se levantaba y estiraba sus piernas para relajarlas.
-Aún así, no te he atendido-, señala Hoseok el miembro flácido del pequeño. Jimin negó riendo tímido, abriendo la llave y dejando caer el agua sobre él.
-Siempre puede haber una próxima vez, hyung.
Hoseok lo pensó mientras veía a Jimin girarse, dándole la espalda –hermosa y detallada, por cierto- y frotando su cuerpo limpiando cualquier rastro de la acción vivida anteriorme.
Y Hoseok no quería dejar de lado la idea de disfrutar a Jimin una vez más. Se acercó hasta él y dirigió su boca hasta el cuello del bajo, cogiendo piel y succionando fuertemente y dejando una marca en la piel de Park. –Será una marca para recordarte que habrá una segunda vez.
La tensión aún no se acababa por completo y esperaban ambos que eso se acabase pronto.