Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi acosador personal. por MA-D

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

Minseok era solo dudas. Fueron Tao y Kris los que le explicaron el proyecto de SuHo y del resto. Resultaba que ellos habían creado esa pastelería, como su negocio en común, pero ahora que iba tan bien, pensaban expandirlo. Qué mejor que una pastelería/cafetería en el piso de abajo, y un bar/restaurante en el piso de arriba? Ellos siempre tuvieron el piso de arriba, pero lo que iba a costar dinero era reformarlo y sobre todo comprar los muebles y todo. Habían estado ahorrando quizá ya mucho tiempo. Le contaron a Minseok como Tao y Kris serían parte del personal del bar, y ahí fue cuando él supo la verdad sobre ellos. Eran raperos callejeros, tenían su famita, pero nada del otro mundo. Habían participado en varios concursos hip hop en los que ganaron una cantidad de dinero, la cual invirtieron en el proyecto del bar. Al parecer todos eran muy cercanos y unidos. Minseok había escuchado nombres que él desconocía “Chen”, “Baekhyun” El nombre de Chanyeol lo había escuchado, y hasta le había visto las siguientes horas entrar y salir, repartiendo pedidos. Cuando Xiumin preguntó por Baekhyun dijeron que él solo trabajaba los fines de semana, cuando más gente había, y que normalmente él era mesero. Chen era el ayudante en la cocina, también los fines de semana, y mientras tanto trabajaban en el negocio de sus padres, pero no duraría mucho, porque cuando el bar estuviera abierto, pensaban unirse. SuHo al parecer era el listo del grupo de amigos, el encargado del papeleo, el de controlar que todo estuviese perfecto, y Minseok la verdad era que aceptaba que se le daba muy bien a SuHo ese papel.

 

Realmente admiraba a los chicos, el esfuerzo que habían dedicado en este local, le parecía una pasada. Como de la nada habían levantado un pequeño comercio, era admirable. Aunque sí, se sentía como si no encajara.

Las siguientes horas tuvieron como protagonista a un Minseok paranoico que no sabía más que enredarse en sus propios pensamientos locuras. Se había prometido desaparecer de la vida de esos chicos, pero aún se sentía raro…Como si no quisera irse, como si se lo pasase demasiado bien.

Miró hacia su muñeca. El reloj tan caro que le habían regalado sus padres, era un reloj de esos típicos antiguos, que te pueden costar una pasta.

Como se había vuelto más cercano a Kris y Tao después de sus charlas que duraban horas, Minseok se sintió con confianza de pedirles ayuda.

-Chicos, podéis darme algún consejo? Debo vender esto. – Mostró su reloj. Los dos se quedaron perplejos al ver tal belleza. Era un reloj que aparentemente podrías decir que era de metal o algo así, pero si te fijabas bien, eso no podía ser metal. Kris diría que era oro, oro blanco. Tao diría que era metal.

Kris fue el que le lanzó una mirada incrédula a Minseok,  con la boca medio abierta. Tao se le quedó mirando, soltando un molesto: -Que pasa gege? Por qué tan así? Si es un relojito.

Kris le echó una mirada de decepción a Tao, negando varias veces con la cabeza. – Lo has robado, Xiumin Hyung? – Preguntó, dejando con la boca abierta a Xiumin.

¿Por qué todos me acusan de que he robado cosas? ¿Tengo cara de ladrón acaso? Arg!

-Fue un regalo. Me ayudaréis o no? – Y Xiumin fue cortante, miró hacia otro lado, ya incómodo…

-Claro que sí. Sabemos tiendas de esas.  LuHan solía visitarlas también. – Tao se puso de pie. Quizá había hablado más de la cuenta, porque recibió un codazo por parte de Kris.

Supongo que fue cuando se vino a Corea…

Los 3 chicos se despidieron, pero antes llegó un LuHan preocupado, corriendo, en delantal, dispuesto a perseguir a Minseok calles y calles, correr hasta alcanzarle, solo que no hico falta. Minseok con el poco tiempo que llevaban, quizá conocía a LuHan. Él esperaba a que el ciervo llegase.

-A dónde vas, Baozi? Saldré en unas horas, no esperarás? – Y miró a Kris y Tao, que negaban con la cabeza. Quizá LuHan era egoísta, quizá lo era y mucho, mira que pedirle a Xiumin que se quedara de esa forma…

-Vendrá con nosotros, gege, no te preocupes. – Tao sonrió, poniendo su brazo en el hombro de Minseok, dándole un abracito.

LuHan le mató 800 veces, mirándole con odio… Se acercó, quitándole el brazo de SU Baozi, dejando a todos los presentes en Shock.  –No le toques tanto, Tao.  – Fue lo único que dijo, después se giró y caminó hacia la cocina, cuando paró en seco. – No vuelvas tarde, Baozi. – Su voz era diferente, su voz era de celos y quizá solo él mismo y Minseok no se daban cuenta.

Porque Minseok estaba enfadado, pero enfadado desde que lo llamó Baozi. Baozi esto, Baozi lo otro. Que no le dije mi nombre? Bueno, le dije uno falso! Pero ni siquiera me llama Hyung! Además, quién es él para decirme a qué hora volver? Que deje de portarse como mi madre!

Tao soltó una risa alegre, echándole una miradita a Kris, el que con su típica mirada fría asintió. Los dos se dirigieron a la salida, seguidos por un Minseok refunfuñón que se quejaba en lo bajo.

Esa tarde fue muy ocupada para Minseok. Como se esperaba, había conseguido una buena cantidad de dinero, y no vendió solo ese reloj, sino también el anillo familiar. No le hacía falta, le daba igual que se lo regalasen al heredero de todo  y que fuese de hace muchas generaciones. Sus abuelos eran los mismos interesados que sus padres. Le daba igual, no sentía ni una pizca de culpabilidad.

Tao Y Kris se habían quedado flipando con el dinero conseguido, y les pareció muy sabio lo que quería hacer Minseok. Salió a comprar ropa, compró todo lo básico, es decir, varios jeans, un montón de sudaderas, camisetas y un par de zapatillas nuevas. Tampoco se podía gastar el dinero, ah sí, y boxers. Lo siguiente que hizo fue ir a una peluquería. Tao le propuso un peinado, que Kris nombró “Poco estiloso” y fue a Kris a quien Minseok hizo caso, porque le pareció buena idea. No quería destacar, quería cambiar,  y el peinado de niño bueno le estresaba. Era muy reconocible, y eso era malo.

Minseok quería dar un gran cambio, verse más maduro, por eso el pelo rubio, más corto, le pareció una buena idea. Mientras Tao esperaba en la peluquería, fue Kris el encargado de ir a comprar lentillas. Sí, Minseok también quería lentillas. Necesitaba ese cambio. También necesito bajar de peso, pensó.

Sin duda había sido una larga tarde, y sí, volvieron tarde, porque pararon a cenar en un restaurante chino. Minseok se había cambiado en el baño, poniéndose todo. Realmente le encantaba verse así, parecía otra persona, ya no un niño.

 

LuHan estaba en su casa, nervioso.  El hecho de que Minseok hubiera limpiado así todo el lugar le sacaba de quicio, porque odiaba que le tocasen mucho las cosas, pero ese no era el motivo. No le gustaba, LuHan se había prometido limpiar el fin de semana, no era Xiumin el encargado de limpiarle la mierda. No se sentía bien. Además…

-Qué horas son estas? Dónde estás, Maldito Baozi? – Fueron numerosas llamadas a Tao y Kris, y una vez respondió Tao, con una risilla, diciéndole en chino “Tu bollo está aquí, no le reconocerás” Y eso había dejado a LuHan con más ganas de que volviera. Se acercaban las 12. Es que era un pervertido? Por qué le hacía esto?

Entre dar vueltas por el piso y plantearse si debía comer algo o esperar a Minseok, se tumbó en el sofá, encendió la tele y se quedó viendo dibujos animados. Eso le ayudó a relajar sus nervios, aunque la paranoia de LuHan era también muy grande, o quizá, ese comportamiento posesivo  del que él no se daba cuenta.

Se escuchó la puerta intentar ser abierta. El cansancio que sentía LuHan de repente desapareció. Se puso de pie rapidísimo, cayendo al suelo por calcular mal la pisada, pero lo ignoró. – Baozi? – Preguntó, delante de la puerta, y sin esperar respuesta, abrió.

Si LuHan tuviera que describir la primera impresión que le dio ese Xiumin, diría que parecía una especie de Súcubo sucio y pervertido, completamente perfecto, de pies a cabeza. Impresionante. Increíble. Perfecto. Inimaginable.  Perfecto. Era perfecto, sí. Y fue ese momento en el que se dio cuenta que poco veía a Xiumin como su hermano menor, o su primo. Veía a Xiumin como un Baozi que se quería comer, y ya no se sentía mal al pensar en ello.  Es que alguien se podía aguantar ante tal personita seductora?

Sus pensamientos y su admiración se interrumpieron por Xiumin, que le miraba curioso. – Puedo pasar? Te ha picado algo acaso? – Llevaba las bolsas de compras en las manos, eran unas 8. LuHan se dio cuenta de eso, le dio miedo pensar de dónde habría sacado el dinero… Quizá eran Kris y Tao? Le habrían prestado?

-De dónde vienes? Y ese cambio? Cómo conseguiste el dinero? Por qué te ves tan bien? Y esa sudaderita? Que intentas seducir mostrando brazo? – Quizá esas ultimas preguntas no eran adecuadas, pero a LuHan ya le daba igual.  El bollo es mío. Se dijo, para tranquilizarse. Minseok tuvo una sonrisa presumida, que a LuHan le pareció demasiado sexy. Le estaba volviendo loco la situación, de verdad.

-Tenía algunas pertenencias a mano, las vendí, y conseguí bastante dinero.  No quería que me pagases la ropa. No protestes, Lulu. – Caminó al cuarto vacío (lleno) dejó ahí todas las bolsas.

LuHan le seguía con mirada incrédula. Desde cuando Xiumin tenía tal trasero? Cómo lo había conseguido? Y esos bracitos tan finos y blancos? Quizá era por culpa de la ropa ancha que llevaba, sí. Quizá por eso no se había dado cuenta de la pequeñita espalda que tenía. Quería lanzarse y abrazarle al maldito Baozi…  Pero sería raro.

-Te queda genial ese cambio.  Antes parecías Justin Bieber en su época chunga. – Bromeó LuHan, riendo. Xiumin se giró, tocándose un poco el pelo.

-Fue Kris el que me dio el consejo de ponerme así el pelo. – Minseok cuando se sentía a gusto consigo mismo era presumido, y ahora mismo se sentía bastante a gusto, aunque luego le diesen sus bajones. Como su obsesión por bajar de peso, aunque todo el mundo viera que era flaco.

Bendito Kris. Aunque ahora qué haré yo? Cuanta gente se fijará en el Baozi con esta ropa y este peinado? Baozi siempre fue un Baozi lindo, pero ahora no es tan lindo como lo es de Sexy. Qué debo hacer? No voy a compartir con nadie.

-Con quién volviste? Te acompañaron, no? – La voz tan posesiva de LuHan, Minseok volteó los ojos.

Deja de comportarte como mi maldita madre, LuHan. Bueno, qué digo. Mi madre no era así. Te comportas como las madres de las familias sanas. Me estresa, me estresa. Estoy agobiado, LuHan. Controla tus instintos fraternales.

-Sí, papi. Me acompañaron. Me trajeron hasta la puerta de abajo y hasta insistieron en acompañarme más, pero me negué.

-Para qué te niegas? Y si alguien te hubiese secuestrado por el camino? Baozi te tienes que cuidar más. – Dio pasos hacia delante, hacia el Baozi.

Minseok se enfadó, ya le estaba tocando la moral. – Te recuerdo que soy mayor que tú y más fuerte? – Este miraba como LuHan se acercaba. Tenía la mirada perdida o era algo extraño…

-Eso da igual. Eres delicado. Si te tocan tendré que prenderles fuego.  – LuHan sabía que Minseok no le tomaba como más que un estúpido que tenía complejo de acosador. Eso LuHan lo sabía, tampoco era difícil no darse cuenta como Minseok volteaba los ojos o los ponía en blanco, o su “Sí papi”

Pero Minseok se sentía bien. Era extraño, la primera vez que quizá alguien se preocupaba así por él. Eso le molestaba, aparentemente, pero por dentro se sentía bien. Se sentía protegido, quizá querido, aunque como hermano, querido.

-Eres un babo, Lulu. – Xiumin bajó su cabecita, suspirando de cansancio… - Tengo sueño, bastante. – No vio como tenía a un LuHan agitado delante.

LuHan quería besarle, abrazarle. Quería acariciar su cabeza mientras dormía encima de su pecho. Eso sonaba bien. Pero había un detalle, Minseok era hombre. Un hombre jodidamente sexy. Un hombre que le estaba seduciendo, pero al fin y al cabo, un hombre.

 

 Tuvo que hacer fuerza de voluntad para no lanzarse sobre él y abrazarle. LuHan de verdad se aguantaba… - Puedo hacerte espacio en el armario. A mí me sobra, la verdad. – Tuvo una sonrisita, caminando hacia el cuarto.  –Nunca fui de hacer compras. Soy un macho, no tengo tiempo para eso. – Y se señaló con el dedo pulgar, mientras Minseok le seguía, aguantándose la risa.

Si luces como una chica. Te pongo peluca y eres más guapa que cualquier otra mujer.

Los pensamientos de Minseok le sorprendieron a sí mismo.  Este agitó un poco su cabeza, asintiendo. – No sería invadir tu privacidad? Ya mucho haces por mí, Lulu.

-Ya deja eso. Sabes que me gusta cuidarte. Mi casa es tú casa, mis cosas son tus cosas, mi armario es tu armario. – LuHan le dedicó una sonrisa, tierna, única. Xiumin lo confirmó, cuando LuHan sonreía, brillaba más de lo normal.

-Gracias, Lulu. – Susurró, con el orgullo un poco dañado. Quería compensarle…Quería compensarle…En serio. – Has comido? Quieres que te haga la cena?

“Una mentira inocente” Pensó LuHan. – Claro, he comido. Tú también, no? – Y vio como Xiumin asentía. – Vete a dormir, debes estar cansado…Ah. – Le señaló los ojos. – Tu color de ojos es muchísimo más bonito que el de esas lentillas.

Un Xiumin avergonzado fue el que le tiró la  almohada, señalándole con cara de pocos amigos. – Deja de halagarme tanto, es extraño! Somos hombres! –

Quizá ese comportamiento de Xiumin le debería haber puesto triste a LuHan, por el rechazo, pero se sentía feliz. Se sentía feliz porque Baozi al final entendía sus flirteos, y al parecer le estaba afectando.  Sonrió victorioso.

-Buenas noches, Baozi. – Caminó a la puerta, a punto de cerrarla. – Duerme bien, pequeño. – Y la cerró. 

-Buenas noches… Lulu. – Minseok se acostó. Hoy fue cuando se dio cuenta de lo rico que olía la cama. Olía a LuHan. Ayer no lo había notado, pero LuHan tenía un buen olor. Olía a pastelillos de café. LuHan era su tipo, su tipo, pero era un hombre.

El ciervo caminó a la cocina, cogió un cruasán  y se lo llevó a la boca, mientras se sentaba en el sofá. Su corazón bombeaba muchísimo, y se preguntaba si era normal sentir tales cosas por un hombre. Claro que LuHan era de mente abierta y respetaba a los gays, bueno, el tema de JongIn y de KyungSoo era otra cosa, ellos dos no debían estar juntos porque era poco sano, porque JongIn era un acosador.

Acosador, eh?

Y se rio de sí mismo. Le daba vergüenza, pensar que había caído en las redes del sexy bollo, que conocía de solo dos días. Dos días eran suficientes para querer probar al bollo. Un Baozi bonito y ahora sexy, no, siempre sexy, pero ahora más.  Pero eran hombres.

Somos hombres.

 

Notas finales:

 

Xiumin

 

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).