Había perdido la cuenta de cuánto tiempo había estado despierto, una ligera risilla seca escapo de sus labios color cereza y mientras su novio dormía en la cama, él lo veía desde el mueble frente a la cama, lo veía dormir aun con la ropa del día anterior puesta, el asqueroso olor a alcohol le llegaba, lo miraba cada detalle, cada gesto que hacia al dormir, no fue hasta que una extraña figura en su mano derecha le llamo la atención, con cautela se acercó y con cuidado de no despertarlo le tomo la mano, lo que tenía anotado era el número de alguien, aquello sí que lo enfureció.
-¡¡DESPIERTA MALDITO!!- le grito a la vez que le arrogaba agua a la cara, ocasionando que el azabache despertara de golpe.
-¡¿Cómo te atreves infeliz?!- le dijo mientras le daba un golpe en el pecho, claro que el mayor se defendió, jalo al castaño a la cama y colocándose encima de este mientras el menor trataba de quitárselo de encima, sin embargo Kyoya era más grande y fuerte que él, pero eso no evitaba que le diera pelea, de un momento Kyoya lo agarró del cuello casi estrangulándolo.
-¡que te crees Tsunayoshi!- le grito mientras hacía más presión en su cuello, Tsuna con el poco aire que le llegaba logro extender su brazo para sujetar lo primero que estuviera a su alcance, lo cual era el vaso que anteriormente tenia agua y sin dudarlo lo estrello contra la cabeza de Kyoya, logrando asi su cometido de quitarse a su novio de encima, el azabache soltó al castaño para llevarse ambas manos a su cabeza, mientras este se quitaba de la cama y salía del cuarto.
Tan pronto salió del cuarto, se acomodó su ropa, tomo su chaqueta y se disponía a salir del departamento cuando sintió como le jalaban el cabello impidiéndole movimiento, a pesar del dolor que sentía en la cabeza se dejó caer hacia delante, liberándose una vez más de su violento novio.
-adonde crees que vas perra-dijo Kyoya mientras le arrebataba la chaqueta.
-¡lejos de ti idiota!- le dijo mirándolo desafiante, sonrió de medio lado lo sujeto de los hombros y lo lanzo al sofá, sin importarle si lo lastimaba en el acto.-jajaja… ¿Qué pasa Kyoya? ¿Dino-san se quedó sin donde anotar en número de sus putas?- rio con burla hacia el mayor.-lo se… te fuiste otra vez de ebrio con el!… Enma me llamo no regreso a casa otra vez- dijo colmándole la poca paciencia que le quedaba al mayor.
-Ahora escúchame maldito herbívoro, no te atrevas a provocarme soy capaz de hacerte daño- dijo atrayéndolo a el-y no me gusta lastimarte- dijo acabando con la poca distancia que los separaba uniendo sus labios en un loco y desenfrenado beso donde ambos buscaban el control, de un momento Kyoya le mordió el labio a Tsuna haciendo que este abriera su boca lo cual aprovecho para profundizar el beso, entre el beso las carisias no se hicieron esperar, cuando el oxígeno les hizo falta se tuvieron que separar, pero eso no evito que las carisias rebeldes recorrieran el cuerpo del otro, Tsuna se aferró al cuerpo de su novio en busca de más contacto.
-Kyoya… ah…- gimió mientras arañaba la espalda del otro y con un poco de esfuerzo lo tumbo para colocarse encima de él. Para Kyoya no le era raro ver a Tsuna comportarse de esa forma, es más sabia a la perfección que uno de los secretos de su omnívoro es que era demasiado desafiante y eso le gustaba.
Media hora después de los hechos se encontraban ambos en la cama, y lo único que los cubría era la sabana de la cama, sin embargo ambos se daban la espalda.
-Tks. Voy a limpiarme la herida…- dijo el mayor saliendo de la cama dejando al menor con las lágrimas.
Salió igual de la cama después de unos minutos, se vistió con una camiseta blanca sin manga y unos shorts negros, cerró los ojos un momento y sin poder evitarlo salió corriendo con dirección al baño donde vacío su estómago, salió de ahí y camino hasta el pasillo donde se recargo en una de las paredes y se dejó deslizar hasta tocar el suelo, ahí su máscara de indiferencia callo rompiéndose en mil pedazos.
-Tsuna…- levanto su mirada hasta el mayor, dio una ligera sonrisa, pues este traía un peluche de un león y una rosa; acepto ambos regalos con una sonrisa y un pequeño sonrojo- te amo- le dijo Hibari para después darle un beso en la frente y luego irse.
A veces se preguntaba donde había quedado el chico del que se enamoró, tal vez se quedó en el mismo bar donde lo conoció o tal vez en algún lugar en donde tuvieron una de sus muchas citas clandestinas, no lo sabía miro el peluche no sabía qué hacer, levanto su mano izquierda donde estaba su sortija de compromiso, y sin querer su mano se dirigió a su vientre…
-yo también te amo Kyoya…- fue lo último que dijo antes de caer inconsciente.
Kyoya estaba en la sala de sus departamento, lamentándose lo cruel que era con Tsuna, el si lo amaba y demasiado, nunca lo admitiría pero tenía miedo de perderlo, sin embargo su miedo se hacía realidad lo estaba perdiendo, poco a poco lo perdía y no podía hacer mucho para recuperarlo. En más de una ocasión trato deponerse en su lugar.
Es decir, se volvió totalmente independiente a una edad temprana, su padre falto toda su vida por estar con su amante y la familia que formo con esa persona, su madre cayó en una gran depresión y veía como una forma de aliviar el dolor golpeándolo, en más de una ocasión fue a dar al hospital, para los diez años Tsuna ya había estado en más de ocho casas hogares, y todo porque su madre no pudo superar el divorcio e infidelidad de su ex marido, suicidándose una forma demasiado cobarde de afrontar su realidad “fue muy débil… nunca pudo superar a ese malnacido” fue lo único que dijo cuándo le conto de su “familia”, mientras el solo sufrió el divorcio de sus padres donde su padre gano su custodia total, nunca supo cuando cayó en ese vicio solo… un día despertó y no podía dejar el alcohol, daba asco… se daba asco, se llevó ambas manos a la cabeza sujetándosela con fuerza; apretó los dientes casi al punto de lastimarse todo eso para reprimir las lágrimas que se avecinaban. Se levantó del sofá y camino hasta la mesa del comedor, donde descansaban un peluche de un león y una rosa unos regalos que hasta el momento nunca le dio a su herbívoro, camino hasta el pasillo donde estaba sentado.
-Tsuna…- el aludido levanto la mirada y sonrió ligeramente, sonrió de medio lado le entrego ambos regalos los cuales acepto gustoso, con una de sus lindas sonrisas que tanto amaba y un pequeño sonrojo haciéndolo lucir más bello- te amo…- le dijo y acto seguido le dio un beso en la frente para después irse de ahí, dejando a su novio solo.
A veces los pequeños detalles como esos dolían y seguían doliendo cada vez más. Camino hasta la habitación que compartía con Tsuna, se dejó caer en el mismo mueble donde estaba su amado horas atrás, ahí vio la foto que estaba ahí de él y Tsuna en una de sus citas, sonrió con amargura y de repente un pequeño objeto le llamo la atención, lo tomo en sus manos solo para ver que era… ¡dios! Tsunayoshi le debía una gran explicación, salió de la habitación un tanto enojado, camino hasta donde Tsunayoshi estaba dormido.
-me quieres explicar esto…- dijo después de despertarlo.
-uhmm?... Kyo…ya… n… perdón….- bajo la mirada.
-¡¿PERDON?! Es todo lo que dices!!- le dijo mostrándole la prueba de embarazo la cual marcaba positiva-¿Por qué no me dijiste?-
-no quería que te enojaras… perdón- respondió abrazando su vientre.
-¿de… cuanto estas?- pregunto un poco más calmado, sin embargo tenía la mirada escondida entre su cabello.
-apenas un mes- dijo cerrando los ojos, escucho como Kyoya se iba dejándolo solo una vez más, suspiro.
Nunca supo cuándo pero de nueva cuenta callo inconsciente, despertó al sentir unos brazos rodeándolo con cariño una parte de él le decía a gritos que se separara y otra le decía que no se fuera, ¿masoquista? Tal vez solo abrazo su vientre con cariño.
-no voy a dejar que se vallan de mi lado- dijo el azabache despierto.
-nos terminaras matando- dijo separándose de él.
-no lo hare, pero tú decides que hacer- dijo reprimiendo las ganas de besarlo hasta quitarle la respiración.
-no quiero perderlos- dijo acostándose mientras Kyoya le abrazo desde la espalda colocando sus manos en su vientre.
-tengo miedo de lastimarlos- Tsuna solo cerro sus ojos colocando su mano sobre la de su novio.
-solo no te atrevas a ponerme la mano encima, ni a mí, ni a nuestro hijo- dio por terminada la discusión.