Corre, corre, corre.
Sentía sus pisadas rozándole la espalda. El frio de la noche causaba que sus mejillas ardieran al igual que sus pulmones, clara consecuencia de comenzar a fumar a temprana edad.
Corre, corre, corre.
Necesitaba parar, su pecho ardía al igual que sus piernas. Se coló por un callejón que conectaba con un vecindario que parecía abandonado. Por la poca luz que contaba fue difícil encontrar un buen lugar para esconderse.
Se agacho detrás de unos contenedores de basura esperando a no ser descubierto. Espero impaciente sentir las pisadas de sus agresores pasar pero no las escucho.En cambio un fuerte impacto en su espalda lo hizo impactar con el frio suelo.
-Mierda… - Se levantó lo más rápido que pudo solo para que otro golpe, esta vez en su estómago lo derribara de nuevo.
-Miren lo que tenemos aquí! –Dijo el líder de aquel grupo con fingida sorpresa. –De verdad creíste que podías esconderte de mí Tsuzuku? Si mal no recuerdo, fuiste tú el que te coloco en esta situación.
-¿Por qué piensas que me escondía? –Tosió con dificultad por la falta de airé. –Yo solo pasaba por aquí cuando a tus amigos se les ocurrió seguirme.- Intento ponerse de nuevo en pie pero lo sostuvieron por ambos brazos impidiéndoselo.
-No me vengas con estupideces! Me debes dinero y lo sabes!
-Yo no te debo nada. Ese dinero lo gane, no es mi culpa que seas un mal perdedor.
-CALLATE!
Los golpes no se hicieron esperar. Cada parte de su cuerpo era golpeada con dureza mientras lo sostenían impidiendo cualquier tipo de defensa por su parte.
-Te crees muy listo no? Nadie me ve la cara. El que se atreve siempre me las paga Tsuzuku. –Se acercó al castaño soltando cada palabra con enojo en ellas.
-Vamos Yo-ka… Solo quitémosle el dinero y ya… -El de pelo blanco se acercó despacio. Lo conocía, cuando esta de mal humor era bueno meterse con él. Pero no por eso estaba de acuerdo con dejarlo pasar por encima de cualquiera que se le cruzase.
-Guarda silencio Kei. –Lo miro con recelo. – Cuando te pida tu opinión me la dices. –Kei se mordió la lengua, solo podía obedecer a cada capricho del de pelo negro.
Esta vez fue el puño de Yo-ka el que impacto en la cara de Tsuzuku causando que un hilo se sangre brotara de su labio inferior.
-Si quieres pelear hazlo como hombre, no inmovilizándome para golpearme.
El castaño lo miro desafiante. No era de los que se dejaba intimidar fácilmente, si quería pelea se la iba a dar.
-Tienes agallas, pero no pienso perder mi tiempo contigo. –Chasqueo la lengua.- Chicos golpéenlo.
Dolía a horrores, sentía que en cualquier momento se fracturarían sus costillas. Intento luchar pero lo volvieron a inmovilizar, dos le tomaban los brazos mientras el otro par se encargaba de su abdomen.
Lo dejaron caer al piso comenzando a patearlo, llevo los brazos a la cabeza en un intento de protegerla de los golpes, mientras su espalda, abdomen y piernas eran los que recibían la mayor parte del daño.
Lo último que pudo ver fue una cabellera rubia antes de perder el conocimiento…
Pov por Mia
Caminaba dando su ronda nocturna, desde que se mudaron ahí salía todas las noches a “patrullar” como él lo llamaba. No era un buen lugar para vivir, lo sabía. Pero desde que eran solo su hermano y él no les quedo de otra opción, no tenían que pagar por alquiler, solo no meterse con los demás.
Con el paso de los años fue ganando respeto entre los habitantes de aquel vecindario, tuvo que involucrarse en distintas peleas para ganar territorio. No era de temer pero logro tener un lugar para ellos.
Ya se estaba haciendo tarde, tenía que volver a casa. En unas cuantas horas tendría que partir a trabajar y de seguro Meto lo estaría esperando despierto.
Por más que le repitiera que no lo esperara, que necesitaba descansar para ir a la escuela, el menor se empeñaba en hacerlo. Y cuando llegaba a casa lo atacaba con preguntas para saber si estaba bien, o casi algo malo le ocurrió.
Sonrío con ese pensamiento, si estuviera en su lugar de seguro actuaria igual o peor que su hermano.
Estaba a punto de irse cuando unos ruidos llamaron su atención.
Se acercó despacio para no ser descubierto, asomo la cabeza por detrás de un contenedor de basura y pudo ver como un grupo golpeaba a un chico en el suelo. Sabía que estaba prohibido meterse en peleas ajenas, pero estaba seguro de que esos tipos no eran de por aquí.
Y su conciencia no lo dejaría dormir si no ayudaba a ese castaño.
Miro a su alrededor buscando algo con lo que poder ayudarse. No era de los que peleaba sucio, pero el solo intentando salvar a un chico contra cuatro sujetos lo ameritaba.
Tomo una barra de metal que estaba tirada a unos metros de él, respiro hondo y entro.
Empujo con una patada a uno de lo que lo golpeaba mientras que al otro lo golpeo con la barra, sus acompañantes no tardaron en soltar al chico para atacarlo. Por los años de experiencia en ese lugar sabia como llevar una pelea de “Todos contra uno” pero no por eso podía evitar todos sus golpes. Logro golpear en la cabeza al que parecía ser el líder de ellos noqueándolo, con lo que los demás lo tomaron y se lo llevaron rápidamente de ahí.
Tiro la barra hacia un costado de la calle y se acercó al castaño tirado en el piso, lo primero que noto fue que tenía tatuajes por toda la extensión de sus brazos y parte del cuello.
-Esta inconsciente… -Susurro para sí mismo.- Mierda… ¿Qué hago con él?
-Meto me va a mata. –Sabía perfectamente que su hermano se enfadaría con él. Toco sus labios notando que había sangre en ellos, y un fuerte dolor en su costado lo obligo a retorcerse un poco.
–No puedo dejarlo aquí. De seguro vuelven por el…
Se rasco la nuca con nerviosismo.
Que mas da, con o sin el me va a matar igual.
Tomo a el chico y lo cargo en su espalda para dirigirse a su casa.
Pov por Meto.
Lo voy a matar… Lo voy a matar... Date por muerto Mia… ¿Cómo se atreve a preocuparme así?
El reloj no paraba de sonar, ese maldito “Tic-Tac” lo estaba volviendo loco. Eran cerca de las cinco de la madrugada y Mia aún no llegaba a casa.
Se paseaba de un lado a otro con Rauna entre sus brazos, era la primera vez en mucho tiempo que el mayor tardaba tanto en volver. Todas las veces que había llegado tarde a casa fue porque se involucraba en peleas callejeras, razón por la cual sus nervios lo estaban matando.
-¿Y si le paso algo malo…? –Abrazo a Rauna, tenía la costumbre de abrazar a su peluche siempre que algo lo inquietara. –Rauna… Mia aún no llega… ¿Crees que este bien…? - Miro por enésima vez el reloj dándose cuenta de que la manilla solo se movió tres espacios.
-Iré a buscarlo.
Cuando estaba apuntó de abrir la puerta esta se abrió dejando ver a su hermano herido cargando a un chico en su espalda.
-MIA! –Se apresuró a ayudarlo con el extraño para entrar a la casa, lo recostaron sobre el sofá y Meto le quito los zapatos dejándolos en el suelo junto al sofá.
-Se puede saber qué coño les paso! –Se giró molesto para mirar al mayor, y este con una sonrisa tonta trataba de disimular su nerviosismo. Meto era de temer cuando se enojaba.
-N-nada… Estaba por venir a casa cuando vi como lo golpeaban… No podía dejar que lo molieran a golpes sin hacer nada… -Su tono de voz era despacio, intentando calmar a su hermano.
-No podías avisar! Estaba que me moría de los nervios y tú metiéndote en peleas ajenas! –Agitaba los brazos de un lado a otro, conocía bien a Mia, sabía que no iba a dejar que maltrataran a alguien solo porque sí… Pero no podía controlar sus nervios.
-No me dio tiempo de llamarte... –Mia se acercó lentamente a su hermano, no le gustaba preocuparlo, sabía que los nervios de Meto a veces le pasaban malas jugadas. –Lamento haberte preocupado... Prometo no volverlo a hacer, y si pasara te llamo ¿Si?
-Más te vale cumplir tu promesa Mia… Si no te las veras conmigo. –A pesar de que aún estaba molesto con el mayor lo abrazo, no podía evitar preocuparse por él.
Noto que el mayor se tensó ante su tacto por lo que levanto la mirada para verlo. La mueca de dolor en la cara del rubio lo delato.
Suspiro con pesar.
-Déjame ver… -levanto la sudadera de su hermano, frunciendo el ceño al toparse con un enorme moretón en toda la zona su costado derecho y algunos pocos por el resto de su abdomen. Lo miro a la cara, notando su labio inferior un poco inflamado con sangre encima de este.
-Mia…
-Deberías ver como quedaron los demás. –Sonrío para calmarlo, no le gustaba angustiar a su hermanito.
-Déjame curarte. –Lo jalo de la manga para llevarlo al baño a limpiar sus heridas.
-Creo que deberías curarlo primero a él. –Señalo al castaño inconsciente en el sofá. –Después te preocupas por mí.
Meto se hinco junto al sofá para examinar que tan mal estaba el que parecía ser su nuevo huésped.
Pudo notar que su ojo izquierdo estaba comenzando a inflamarse y un color morado se apoderaba de este. Al igual que su hermano este también tenía el abdomen amoratado, pero se podía notar claramente algunas costillas rotas. Miro sus brazos y piernas con rasguños y heridas en casi toda su extensión.
-¿Quién lo dejo así? – Pregunto con molestia en su tono de voz.
-No lo sé, nunca los había visto por aquí. Pero se nota que su intención era dejarlo peor de lo que esta… -Su mirada estaba fija en el rostro del castaño. ¿Qué estabas haciendo para que te dejaran así..?
-Mia tráeme el botiquín que está en el baño y prepara tú cama, lo dejaremos dormir en ella un tiempo.
-Pero... ¿Y dónde dormiré yo…?
Basto solo una mirada del más bajo para que comprendiera que tendría que dormir en el sofá.
-Está bien… Voy por el botiquín.
-Supongo que lo tendremos un tiempo con nosotros Rauna… -Recibió el botiquín y se dispuso a curarle las heridas a ambos.