Anthony Edward Star, era un niño mimado, orgulloso y rico, muy rico. Su madre una mujer consentidora, le permitía tener cualquier cosa que a su pequeño ángel se le ocurriera, y claro, el hijo de aquel militar no podía ser la excepción.
Steve Rogers, era un joven humilde y agradable, trabajador y honesto, su padre era miembro del ejército y su madre una humilde costurera y ama de casa.
Los niños se habían conocido, en una visita de rutina de los agentes de SHIELD a la mansión de la familia Stark, parecía cosa sencilla, hasta que Tony como cualquier niño curioso comenzó a preguntar sin cesar a los agentes si tenían familia y niños normales, como él. Por supuesto aquellos agentes que se dieron permiso de relajarse ante semejante criatura comentaron un poco que sí y otros sacaron fotos. Entre ellos el agente Joseph Rogers, quien mostro la foto de su único hijo. Emocionado Anthony quiso conocerlo. Pidió entonces entablar amistad con alguien que sabía lo aburrido que era tener un padre que trabajaba más de lo necesario y para una organización supuestamente secreta.
y ahora estaban en el jardín, jugando animadamente, Anthony no tenía amigos, no podía hablar de alguien más que no fuera el mismo y sus ideas, en cambio Steven, tenía un amigo, su mejor amigo, y prometió llevarlo la próxima vez, idea que en el fondo al castaño no le agrado del todo. ¿Por qué tenía que compartir a Steve? Claro el pequeño solo lo quería para él, para nadie más y de una manera persuasiva e inocentemente seductora, hizo que su rubio amigo desistiera de la idea.
Así pues, transcurrió el tiempo, bastante tiempo. Solían reunirse, con poca frecuencia, pero sus encuentros aunque escasos solían ser muy largos, pero como siempre, llega aquel momento en que sabes que la amistad no es solo amistad, y que el amor no siempre es correspondido.
Hoy volví a dormir en nuestra cama
Y todo sigue igual
El aire nuestros gatos
Nada cambiara
Difícil olvidarte estando aquí
Te quiero ver
Aun te amo y creo que aún mas que ayer
La hiedra venenosa no te deja ver
Me siento mutilada y tan pequeña
Ven y cuéntame la verdad
Ten piedad
Y dime porque
Como fue que me dejaste de amar
Yo no podía soportar tu tanta falta de querer
Hace un mes solía escucharte
y ser tu cómplice
Pensé que ya no había nadie más que tu
Yo fui tu amiga y fui tu compañera
Ahora dormiré
muy profundamente para olvidar
Quisiera hasta la muerte para no pensar
Te borro pa' quitarme esta amargura
Ven y cuéntame la verdad
Ten piedad
Y dime porque
Como fue que me dejaste de amar
Yo no podía soportar tu tanta falta de querer
Y ahí estaba Tony, en ese bar, ahogando las penas mientras pensaba en las cosas egoístas que hizo para tenerlo a su lado, pero al final, solo al final, volvía a estar solo. Tal vez se lo había buscado, tal vez en el fondo siempre supo que no era correspondido, y más doloroso aun, tal vez y solo tal vez, Steve lo sabía desde mucho antes que el mismo y había hecho todo lo posible para no lastimarlo, pero hay cosas que no se pueden evitar y aprendió, que no siempre terminan bien, pero que no estaba tan mal.
Con ese pensamiento pidió otra copa, sonrió y ofreció un brindis al vacío de del lugar. Tan vacío como su corazón.
Dio el último sorbo a su vaso de Wisky y lo dejo junto con un par de dólares.
-Sabía que estarías aquí, estaba muy preocupado- hablo un hombre frente a él, alto y rubio, desgraciadamente, aun que poseían ciertas características similares no era el a quien esperaba su corazón.
-Lo siento, ¿vamos a casa?- mostro una sonrisa dulce y se encamino con esa persona lejos de ese lugar y por una noche, no se sentiría tan solo.