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Complicado. por Floralis

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Notas del capitulo:

• Los personajes no son míos, son de Terajima-sensei.

• No puedo actualizar seguido porque estoy en mitad del peor bloqueo que he sufrido hasta ahora.

 

Sus dedos se deslizaron alrededor de la taza de té mientras contemplaba los apuntes que se esparcían sobre la mesa. Un suspiro abandonó su boca cuando pudo saborear la cálida bebida, con los ojos clavados en algunos cuantos números que se apoderaron de su interés. Era una noche de luna llena, hermosa, despejada, aunque no era posible contemplar las estrellas debido a que las luces de la ciudad impedían su vista. Él no necesitaba salir afuera, pues había abierto las ventanas de la sala en par en par, permitiendo además que una brisa fresca se colara a la habitación.

El tono de llamada de su teléfono cortó el silencio como un cuchillo, y al contemplar el número que anhelaba robar su atención, arqueó las cejas trazando una genuina expresión de sorpresa.


— ¿¡Chris-senpai!?

Sawamura definitivamente no pudo creer que estaba viendo al mayor. Sus labios se curvaron en una sonrisa sincera y radiante, y corrió hacia el encuentro de éste. Chris, que se encontraba enfrascado en una conversación con Rei, no pudo ver venir el abrazo que por poco lo derriba. Las emociones de Sawamura entonces no eran más que un torbellino confuso que se apoderaba de su pecho, una mezcla entre incredulidad, alegría y esperanza. Lo había extrañado, lo había extrañado mucho. Nadie había hecho más falta en su vida que Chris. Sus enseñanzas y su paciencia lo habían liderado hacia el ingreso al primer equipo, y a aprender cosas que antes no había conocido.

No había notado el hueco que se encontraba en su pecho hasta el momento de verlo nuevamente.

— Sawamura —el nombre del pitcher brotó de la boca de Chris acompañado por una sonrisa que se caracterizaba por su gentileza. Eijun apretó un poco más el abrazo, perdiéndose en esa cálida sensación de bienestar y en los acelerados latidos de su corazón. No había palabra para describir la euforia que lo embargaba—. Ha pasado un tiempo ¿No es así?

Rei también sonrió y, ajustándose las gafas, se despidió de ambos antes de marcharse y retornar al lado del entrenador Kataoka, que estaba supervisando el entrenamiento con ojo crítico.

— ¡Chris-senpai! ¡Lo he echado de menos! —exclamó Sawamura conteniendo unos sollozos atorados en su garganta. Chris, como toda respuesta, palmeó su espalda.

— Yo también lo he hecho. Has crecido bastante desde la última vez.

Sawamura se apartó con una sonrisa orgullosa de sí misma.

— ¡He estado entrenando muy duro! ¡Estoy listo para convertirme en el As! —se golpeó el inflado pecho, pero poco rato después exhaló el aire que sus pulmones contenían—. Pero... —ahora que caía en cuenta, era muy raro verlo allí. ¿No estaría Chris muy ocupado con la Universidad?— ¿Qué está usted haciendo aquí?

Chris no respondió inmediatamente, solo elaboró un gesto con la cabeza invitándolo a caminar alrededor del campo, y Sawamura así lo hizo. Más allá, Miyuki los contemplaba igual de sonriente y con una expresión de orgullo que no pasó desapercibida para Kuramochi, quien le dio una patada incitándolo a continuar entrenando.

— Me han informado que estás intentando algo interesante —Chris guardó las manos en los bolsillos—, rumores acerca de una knuckleball y una riña con uno de los estudiantes de primer año que acabó en una apuesta. ¿Estás seguro de todo eso, Sawamura?

Éste se alarmó no deseando que Chris se hiciera una idea equivocada de todo eso. Sin percatarse, había comenzado a sudar nerviosamente.

— ¡No es culpa mía! ¡Él empezó! ¡Me llamó «jugador de banquillo» entre otras tantas cosas, y...! Dijo que nunca volvería a atrapar para mí —concluyó frotándose la nuca con una mueca dudosa en el rostro—. Entonces decidí aprenderme un nuevo lanzamiento. Sé que si logro dominarlo, tendré más posibilidades de convertirme en el As ¡Pero es muy complicado! Todos repiten lo mismo: Que llevará años dominarlo, que nunca lograré hacerlo antes de acabar mis años en Seidou, que es una pérdida de tiempo...

— Es verdad, aprenderse una knuckleball nunca ha sido una empresa sencilla, Sawamura, pero... ¿Hay más razones por las cuales te has encaprichado con ese lanzamiento en específico? Hay muchos de ellos, demasiados, pero precisamente quieres aprenderte una knuckleball: El lanzamiento más complicado de realizar, de atrapar y de batear. Si querías aprendértelo, debiste enfocarte en él antes.

Sawamura no respondió de inmediato. Su mente vagó en busca de respuestas no antes dichas, y apretó los puños.

— Quiero enseñarle que ha sido una mala idea subestimarme.

Chris sonrió ante la sinceridad de Sawamura, y volvió a palmear su hombro con delicadeza.

— En ese caso, vamos. Estoy aquí para enseñarte, Sawamura.

Los ojos del susodicho se iluminaron como si estuvieran cargados de estrellas.

— ¡Sí, Chris-senpai!


Furuya se colocó una toalla húmeda en la cabeza antes de beber un poco de agua, y sus ojos se dirigieron al bullpen, donde Sawamura se encontraba practicando en compañía de Chris ante la mirada estupefacta de muchos estudiantes de primer año que no conocían al catcher. Furuya, que conocía la influencia de Chris sobre Sawamura, sintió un nudo en la garganta al tiempo que un mal presentimiento se acumulaba en su estómago. Si esa persona estaba allí, solo significaba algo, y ese algo podría ser más peligroso de lo que cualquiera podría llegar a imaginar.

Tenía miedo, debía admitirlo.

Él mismo no se encontraba en forma desde su derrota en Koshien y su posterior derrota frente a Inajitsu.

La ansiedad lo atacó, y sintió la garganta seca.

— Estás pálido —Miyuki se había acercado a él con una sonrisa cuyo dudoso significado no ayudó a levantar los ánimos del de segundo año. Furuya apretó el puño que tenía libre, y desvió la mirada una vez más hacia el lugar al cual se había congregado un número significativo de jugadores para contemplar el avance de Sawamura—. Oh, ya veo. Tienes miedo.

No replicó porque no halló la forma en la cual hacerlo. Mentiría si dijera lo contrario, pero tampoco anhelaba admitir su debilidad tan fácilmente. Él no quería entregarse a la derrota solo porque una persona importante para su rival se había hecho presente. Él mismo debía hacer algo al respecto y no quedarse de brazos cruzados.

— Quiero aprender un nuevo lanzamiento —dijo en voz baja, observando un punto en el suelo—. No quiero quedarme atrás.

Miyuki lo observó dudoso por un par de segundos antes de estallar en risa.

— Sabemos que no puedes aprender un nuevo lanzamiento a menos que los que ya tienes se vuelvan consistentes —Miyuki se sacó la careta de catcher, y aunque sus labios sonreían, su mirada no lo hacía—. En nuestros últimos entrenamientos no has lanzado nada a la zona de strike, todos los que hiciste fueron bolas. Si no podemos hacer algo al respecto primero, no hay manera en la cual puedas añadir un nuevo lanzamiento a tu repertorio.

Furuya apretó el puño con más fuerza. ¿Así que estaba siendo débil? ¿Qué es lo que estaba sucediendo con él? ¿Por qué todo eso resultaba tan difícil? Preguntas sin respuestas claras ocuparon un sitio en su mente al tiempo que maldecía en voz baja.

Sawamura estaba caminando pasos frente a él sin siquiera voltearse a verlo. Furuya claramente podía ver esa sonrisa trazada sobre sus labios a medida que se alejaba.

Y él quedaba atrás.


Sawamura inspiró profundo y, posteriormente, exhaló al tiempo que una gota de sudor resbalaba sobre el costado de su rostro. Chris estaba justo frente a él llevando el equipamiento de un catcher, con el guante levantado justo al centro. La sonrisa en el rostro de Chris indicaba esperanza, la posibilidad de dominar ese lanzamiento tan complicado. Algunos de primer año se habían reunido en torno al bullpen con el fin de observar el progreso entre los dos. El mismo Kataoka se hallaba presente, con los brazos cruzados y la mirada seria.

El último lanzamiento de Sawamura casi había conseguido dar en el blanco, pero a último momento la bola había tomado una trayectoria inesperada y acabó a un metro de distancia.

— Relaja los hombros, Sawamura, estás tensándote.

Éste asintió con la cabeza y apretó los labios. Su mirada dorada se tornó llena de determinación.

Yui se sentía emocionado porque nunca antes había visto algo igual. Sintió que su pecho albergaba emociones intensas al comprobar la forma en la cual Sawamura respondía con tanta naturalidad a ese catcher. Él lo conocía solo vagamente. Sus conocimientos se debían a rumores y recuerdos de parte de los jugadores de segunto y tercer año. Era la primera vez que veía al famoso Chris en acción, y de inmediato comprendió por qué Sawamura le tenía tanta consideración. Ni siquiera con el capitán, Miyuki, se desenvolvía de la manera en la cual lo hacía con esta persona, lo cual volvía la situación mucho más interesante.

— Sawamura-senpai parece una persona completamente distinta —fue el comentario de Asada, que estaba a su lado.

— La confianza que tiene en él es de un nivel diferente al que tiene con nosotros —Yui sonrió un poco más—. Siempre supe que era un chico bastante interesante, pero no imaginé que existiría alguien con quien podría llegar a desenvolverse de esta manera.

— Ese chico es mucho más bueno de lo que aparenta ser —fue lo que dijo Youhei, el estudiante recién ingresado, quien se cruzó de brazos y sonrió satisfecho—. Si consigue dominar este lanzamiento, es probable que el entrenador lo tenga en más consideración.

Yui asintió con la cabeza y retomó la vista que presentaba su senpai junto a aquella persona.

Sawamura relajó todos los músculos, centrando todas sus fuerzas en los nudillos que sujetaban la bola, y la empujó en el aire, intentando que ésta alcanzara el área que Chris indicaba. El objeto volvió a curvarse en el aire, y Chris lo atrapó.

— Por poco —el catcher se puso de pie y arrojó la bola al aire. Sawamura la atrapó con una mano—. Ésa casi ha dado justo en el área que te he indicado —Sawamura sonrió emocionado—. Aún así ha sido bola.

— ¡Lo sé, pero ése es el mejor intento que he hecho hasta ahora! ¿Verdad? —La emoción que sentía hizo que su voz se convirtiera en gritos cargados de euforia—. ¡Eso significa que la próxima vez...! ¡La próxima vez podré...!

— No te confíes demasiado. Todavía no has conseguido lanzar nada a la zona de strike.

Pero eso no consiguió desanimar a Eijun, quien volvió a ponerse en posición. Adelantó un pie. Empujó el hombro. La bola salió disparada de entre sus nudillos.

Y el sonido que produjo al estrellarse justo en el centro del guante sería algo que ninguno de los presentes podría olvidar jamás.


Mientras caminaba rumbo a su meta, Yui recordó los acontecimientos que marcaron ese día con una sonrisa bastante emocionada. Sentía tanta adrenalina, que quizás no podría dormir en toda la noche. Tenía tantas ganas de colocarse el equipamiento de catcher y atrapar algunos cuantos lanzamientos, pero en esos momentos tenía asuntos más importantes a los cuales prestar atención. Nabe había recolectado más información acerca de Okumura y acerca de ese pitcher que habían visto en los videos. Finalmente la incógnita acerca de cómo alguien que había atacado agresivamente en el pasado se había vuelto tan gentil atrapando podría revelarse. Sin embargo, al llegar, Miyuki tenía una expresión seria en el rostro, mucho más seria de lo que había visto antes.

—...Y entonces me pidió que siguiera atrapando para él, pero claramente no se veía muy bien, así que solo ordené que tomara un descanso.

Nabe frunció el ceño y se cruzó de brazos.

— Eso no es bueno. Quizás lo más conveniente sería conversar con el entrenador al respecto. Necesitamos su opinión.

— Furuya es fuerte, podrá salir de esto, tengo fe en que lo hará, así que le ofreceré tiempo y espacio. Pero si su condición no mejora al cabo de un par de semanas, mantendré una audiencia con el entrenador.

Entonces Yui súbitamente comprendió qué estaba ocurriendo.

— ¿Furuya-san está teniendo problemas con sus lanzamientos?

La mirada de Miyuki se tornó sombría mientras asentía con la cabeza.

— Desde que hemos perdido en Koshien ha estado con la cabeza en las nubes, pero la derrota contra Inashiro lo ha afectado incluso peor de lo que imaginaba —Yui ingresó y cerró la puerta de la habitación tras sí mismo—. Además quiere aprenderse un nuevo lanzamiento. Me ha dicho que no quiere quedar tras Sawamura.

— Me pregunto si éste será el inicio de su caída —murmuró Nabe, y los tres callaron.

Nadie sabía la respuesta a eso.


Mientras se secaba los cabellos al tiempo que caminaba rumbo a su habitación, Sawamura se encontró con la inquietante mirada de Okumura, y no pudo evitar estremecerse. Okumura, quien permanecía con los brazos cruzados, desvió entonces la mirada y la clavó en el suelo.

— Buen trabajo —musitó. Sawamura asintió con la cabeza—. Has conseguido avanzar.

— Pero un avance no garantiza la victoria —replicó Sawamura—. Estoy dispuesto a hacer lo posible por conseguir el número del As.

Los ojos de Okumura brillaron.

Era cierto, Sawamura aún no había conseguido esa posición, y por lo tanto su apuesta continuaba de pie, incluso cuando a Okumura le picaban los dedos por atrapar ese nuevo lanzamiento.

— No caigas —fue lo que dijo finalmente, cruzándose con él al caminar hacia la dirección opuesta.

— No tenía pensado hacerlo.


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