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Esclavo de tu amor por Kokoro Yolotzin

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Notas del fanfic:

¡Hola mis hermosos lectores!

 

Esta es mi primer novela homoerótica y me alegraría mucho que ustedes le dieran una pequeña oportunidad. Espero que la lectura sea de su total agrado.

 

¡Besos!

Notas del capitulo:

¡Hola!

Como mencione, esta es mi primera novela Yaoi.

Espero que le den una oportunidad y que me comenten que tal les apreció.

Me harían muy feliz.

Sin más que decir comencemos a leer.

“Me sentía incompleto desde que lo perdí todo… pensé que estaba a punto de morir en este nuevo mundo, pero entonces apareciste tú.”

I

CHRISTOPHER

Puedo sentir el sabor del mar en cada bocanada de aire. Recargo mi barbilla contra mi mano derecha. El suave viento hace que mis cabellos marrones vuelen al compás de su movimiento. El sol comienza a ocultarse entre las olas de agua, las cuales golpean fuertemente el barco. Este se encuentra en constante agitación.

—Joven Christopher— oigo que me llaman. Volteo y veo que es mi tutor, Sir William.

— ¿Qué se te ofrece?—  pregunto con bastante seriedad mientras sigo sujetado a la barandilla del barco. William estira su brazo y me entrega un sobre amarillento.

—Su señor padre me encargó que se lo diera antes de que arribáramos a Inglaterra— su voz suena preocupada y algo agitada.

Lo abro con sumo cuidado y comienzo a leerlo detenidamente:

Hijo mío, si estás leyendo esto es porque falta poco para que llegues a tu destino. Confió en tus habilidades aunque las desconozca. Algún día, cuando estés preparado, volverás conmigo a Nueva York e iniciaremos una vida juntos.

Doblo con furia la hoja. Sin importarme la mirada de Sir William la arrojo al mar.

— ¡Joven Christopher!— exclama. — ¿Por qué lo ha hecho?— pregunta recriminando mi acto.

—Porque estoy harto de leer tantas idioteces juntas— digo encaminándome hacia mi camarote. William tan solo me sigue.

— ¿Cuánto hace falta para qué lleguemos a Inglaterra?— pregunto antes de abrir la puerta.

—Aproximadamente dos horas— contesta haciendo una reverencia que me parece absurda.

—Da la orden de que no me molesten hasta entonces— digo y cierro la puerta impidiendo escuchar la respuesta de William.

Por fin estoy solo, sin que nadie me observe. Voy directo a mi cama y me siento en el borde de esta. Tomo entre mis manos el retrato de mi madre y lo observo detenidamente. Sus ojos eran como dos esmeraldas relucientes. Toda su piel contrastaba con la oscuridad de su cabello rizado. Había sido una mujer tan hermosa.

Coloco el retrato en su lugar y me miro al espejo; mi tez es demasiado blanca y unas pequeñas pecas adornan mis mejillas. Mi cabello es completamente marrón. No soy ni la sombra de lo que había sido ella. Mi único consuelo es que al menos poseo los mismos ojos de mi madre.

Comienzo a desnudarme. La ropa que llevo puesta es demasiado incómoda (una camisa de manga larga acompañada de un chaleco negro, pantalones oscuros y botas largas). La mayor parte del tiempo me molestan esos trajes. Sir William siempre me recuerda que un joven de dieciocho años tiene que recibir una educación de excelencia. Esa ha sido la razón por la cual me encuentro viajando a Inglaterra. Según mi padre, ahí está el mejor colegio del mundo.

Suelto un gran suspiro. Hace tiempo deje de tener esperanzas. Me di por vencido. Si seguía teniendo esos absurdos sueños nunca iba alcanzar nada. Me gustaba vivir como antes lo hacía… sin obligaciones ni preocupaciones.

Cierro los ojos y contemplo el bello rostro de mamá. Su nombre retumba en mis oídos como si fuera una bomba; Julieth. Siento como mis mejillas se humedecen. Aún no puedo superar su pérdida. La extraño y no lo puedo evitar.

Desde que ella se fue nada ha vuelto a ser igual. Conocí el verdadero sufrimiento y aunque intenté escapar jamás lo lograre. Mi vida esta encadenada al martirio. Lo sé a la perfección.

Mi mente comienza a nublarse… Ya no escucho las olas del mar…. Ya no puedo sentir mi cuerpo…

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

—Mamá— pronuncio con verdadero entusiasmo mientras veo que está tejiendo. —Léeme otro cuento mami, por favor— imploro con los ojos llenos de brillo.

Mi madre toma un libro del estante y comienza a leerlo.

—Había una vez un príncipe llamado Christopher…— y sin aparente razón no oigo nada más.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

— ¡Joven Christopher!— escucho que me gritan. Ese ruido hace que por poco me caiga de la cama.

— ¿Qué demonios quieren?— pregunto realmente irritado. Odio que me despierten cuando sueño algo maravilloso… y soñar con mi madre lo es.

—Señor— dice una voz desconocida para mí. —Hemos llegado a Inglaterra. Sir William me ordeno que le avisara— puedo notar el temor en su voz. Me gusta causar ese sentimiento en la gente.

—En unos momentos estaré listo. Puedes retirarte— trato de controlarme pero estoy de muy mal humor.

Tomo mi ropa y comienzo a vestirme. Otra vez esa sensación insoportable aparecerá. Odio esta vestimenta.

Me miro rápidamente al espejo y me encuentro algo demacrado. Tengo unas terribles ojeras, como si no hubiera dormido nada en la noche.

Salgo de la habitación muy deprisa. No quiero que William se disguste conmigo. Bastante ya tengo con el frio y hostil comportamiento de mi padre como para aguantar también los enojos de mi tutor.

Corro un poco y lo veo al final del corredor del barco.

—Llega tarde joven Christopher— me dice como si no fuera lo más obvio del mundo.

—Perdona mi retraso— contesto amablemente. Veo que me observa con mucha insistencia.

— ¿Durmió usted bien?— incluso él piensa lo mismo que yo.

—Por supuesto— veo de reojo como los demás pasajeros van descendiendo del barco. —Creo que es momento de que nos vayamos William— le indico y él asiente. Se coloca un extraño sombrero y se abre paso entre la gente.

Todos me miran incrédulos. Saben que soy el hijo de Henry Birdwhistle. La noticia corrió como pólvora a bordo del barco. Pero no me siento para nada afortunado, sino desdichado.

—Joven Christopher, no haga caso a las miradas de la gente— me sugiere William. Creo que es mejor obedecerlo. Tiene toda la razón. La gente no sabe lo que he vivido. Ellos solo pueden ver a un joven elegante pero desconocen mis sentimientos.

Un carruaje nos está esperando en la calle. En verdad es muy elegante.

—Usted primero joven— dice William y abre la puerta para que pueda entrar. Debo reconocer que el transporte es muy lujoso.

—Gracias pero te agradecería que dejaras de ser tan formal. Ya sabes que detesto eso— digo con la voz más seria que puedo hacer. Quiero que se dé cuenta que hablo muy en serio.

—Con todo respeto joven, no le puedo hablar de esa manera ya que su señor padre me lo tiene estrictamente prohibido— otra vez las órdenes de mi padre interfieren con lo que quiero y deseo.

Me quedo callado. Volteo y miro hacia la venta. El carruaje comienza a avanzar. Siento desde aquí como trotan los caballos y no puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa. El relincho de esos animales me recuerda a mi viejo hogar.

— ¿Está contento por qué ya va a llegar a su nuevo colegio?— tenía que ser William quien interrumpiera mi bello pensamiento.

—Estoy verdaderamente emocionado— le respondo con sarcasmo y veo como su entrecejo se frunce. Creo que se ha molestado.

—Sé a la perfección que le desagradó la idea desde un principio pero son las exigencias del señor Birdwhistle— otra vez las órdenes de mi padre. ¿En verdad me ama? Pues no lo creo. Me ha hecho sufrir desde el primer día.

—Comprendo— miento. Nunca comprenderé su testaruda actitud hacia a mí.

—Por su bien acaté las instrucciones que le son dadas— las palabras de William parecen una seria advertencia. Él conoce mi personalidad y sabe que no soy de las personas tranquilas ni mucho menos serenas.

—Trataré de hacerlo. No te preocupes tanto. Prometo que estaré bien— William siente cierto cariño por mí. Lo he notado en los últimos meses.

—Espero que así sea joven Christopher— y muestra una pícara sonrisa. —Incluso puede ser que encuentre una prometida inglesa— ese comentario acaba de arruinar el bello momento. No pienso comprometerme con nadie.

—No vine aquí para buscar esposa— dije seriamente. Nunca me ha gustado la palabra matrimonio.

—De eso estoy seguro. Pero creo que a su padre le agradaría que contrajera nupcias con una chica inglesa de la más alta clase— ese será el sueño de papá pero lamentablemente no es el mío.

—Y no sabes cómo me duele disgustar a mi padre pero no he venido a Inglaterra solo por eso— soy completamente honesto conmigo mismo. Jamás nadie me ha llamado la atención como para entregarle mi corazón. Además creo, que después de tantas desdichas, me he quedado sin uno.

—Lo entiendo y lo respeto joven Christopher— no contesto nada. Me limito a mirar por la ventana y observar el hermoso paisaje. A lo lejos puedo vislumbrar el hermoso campo verde.

Por unos momentos me siento libre. Es como si no tuviera un destino directo y pudiera hacer lo que se me antoje de mi vida. Pero sé que no es así. Mi vida ya está marcada y nada se puede hacer.

— ¿Cómo es el colegio?— pregunto de pronto. La curiosidad me ha invadido por completo y tengo la necesidad de saber dónde voy a estudiar.

—Es un gran colegio. Un maravilloso lugar donde se puede aprender. Pero eso sí, las madres superioras son muy estrictas— tengo que admitir que eso me causa un poco de pavor.

—Entonces son de temer— y suelto una sonora carcajada que inunda el carruaje.

—Usted lo podrá decir de broma pero así es— la actitud seca de William está presente en todo momento. Incluso en estas situaciones tan cómicas.

—Deberías tener mejor sentido del humor— le digo para que cambie la cara tan seria que tiene.

—Y usted debería tomar las cosas en serio— me regaña. Suelto un bufido en señal de fastidio y trato de ignorar el tema.

Veo como las casas comienzan a desaparecer para dar paso a la vegetación abundante y hermosa.

Es entonces cuando veo el colegio a lo lejos. En verdad es grande. Se parece a un castillo. Está construido por miles de piedras y las ventanas son de madera. Simplemente me ha dejado sin palabras.

—Le ha impresionado ¿verdad?— William nota como me he quedado embobado con aquella estructura.

Lo único que puedo hacer es voltear y verlo con unos ojos brillantes. —La verdad sí. Es precioso— admito con toda sinceridad. Jamás en mi vida asistí a un lugar así. Pero ahora tengo esa grandiosa oportunidad. Lástima que se me ofrezca en las peores condiciones.

Siento las vibraciones de las ruedas al cruzar por un camino lleno de piedras y tierra suelta. Muerdo mis labios y sigo mirando como cada vez más nos acercamos al colegio. Podría sentirme emocionado pero eso es relativamente imposible.

Entramos por el umbral de la puerta; una gran puerta hecha de fierro oxidado con unas cadenas colgando en cada extremo. Por unos momentos siento que estoy ingresando a una cárcel.

No hay nadie en el espacioso jardín. Eso me parece sumamente extraño.

—Mire joven Christopher, ahí está la Madre Emily— me dice emocionado William. Miro y es una joven mujer; tiene los ojos azules y la piel demasiado clara. No puedo observar su cabello ya que la tiene cubierto por su túnica. ¿Cómo alguien así puede ser monja? Bueno, tal vez ese es su destino.

El carruaje se detiene y yo abro la puerta rápidamente. No quiero que William me trate como a un niño.

—Buenos días— saludo para demostrar mi buena educación y hago una reverencia ante ella.

—Buenos días— y me muestra una sonrisa perfecta que me cautiva desde el primer instante. — ¿Él es Christopher Birdwhistle?— le pregunta a William. Lo observo y noto que está muy nervioso. Traga dos veces saliva y con dificultad responde que sí. Yo no puedo evitar soltar una risita.

—Buenos días Sir William— dice una voz desconocida a mis espaldas. Volteo y es una anciana con un mal aspecto. Trae un hábito de monja. Me mira directamente a  mis ojos y tengo que admitir que me intimida.

—Buenos días Madre Leslie— responde William con cierto temor.

Se dirige hacia a mí y me pregunta. — ¿Eres el joven Birdwhistle?— ¿Por qué todos solo quieren saber mi apellido?

—Sí, lo soy— respondo fastidiado. No quiero que me conozcan solo por mi padre. Podrá ser muy rico pero no merece ningún respeto de mi parte.

—Hermana Emily— le indica a la joven. —Lleve al joven Birdwhistle a su dormitorio e indíquele cuáles son sus responsabilidades y asignaciones correspondientes— su voz suena lo bastante fría. Inclusa más que la mía.

Me acerco a William  y veo que está un poco triste.

—Joven, sus maletas ya se encuentran en su habitación. Espero que su estancia aquí sea muy placentera— y no puede evitar derramar una lágrima. Eso de cierta manera me conmueve.

—Nos veremos dentro de un año William así que no sufras tanto por mí, ¿está bien?- me gusta ver su expresión divertida que muestra cada vez que hago este tipo de comentarios. Él si merece que lo llame amigo, padre, compañero. Ha sabido escucharme desde que lo conocí.

—Trate de no dar dolores de cabeza, por favor— y me da una fraternal abrazo.

—No prometo nada pero trataré— y una risita se vuelve a escapar de mis labios.

William se vuelve a subir al carruaje y me despide con su mano.

—Nos veremos dentro de un año joven Christopher— y ahí está otra vez esa formalidad que me molesta.

— ¡Adiós!— grite e iba a correr para despedirlo hasta que el carruaje se perdiera pero la Madre Leslie me toma del brazo dejando sus dedos apretando mi músculo.

—Le advierto que esta clase de comportamiento no lo acepto en esta institución— su voz suena áspera y sin sentido. Hace que me provoque náuseas. Sé que lo que me está diciendo es una advertencia. Ella sabe mi pasado… lo sabe todo… por eso no le agrado.

—Lo entiendo— es lo único que puedo contestar. No sé si el miedo no me deja pensar con claridad pero lo único que quiero hacer es huir de aquí y no ver a nadie nunca más.

—Acompaña a la Madre Emily— yo asiento y la joven me sonríe. Eso hace que le tome confianza.

—Joven Christopher, espero que le agrade su dormitorio. Su señor padre me encargó que fuera una de los mejores— en todo esté metido mi padre. Yo hago una mueca de fastidio y la madre Emily la nota enseguida.

No entramos a la escuela, sino todo lo contrario; la rodeamos. Parece que no quiere que vea aún las instalaciones.

Caminamos por el mojado pasto y eso lo sé por el ruido que hace cuando mis botas tienen contacto con él.

Hay una gran fuente en el centro de un jardín, rodeado de algunos rosales. Después está un pequeño tramo de bosque y el otro lado se encuentra otro edificio más grande que la escuela.

—La escuela está dividida por dos secciones; el plantel y los dormitorios. Estos se dividen en dos; mujeres y hombres. Cada uno tiene cocina incluida y un comedor. — me dice la madre Emily mientras caminamos hacia los dormitorios. —Las clases comienzan a las 08:00 y finalizan a las 03:00. El resto del día pueden utilizarlo para hacer algunas actividades físicas. Los sábados son días libres y el domingo tenemos actividades extraescolares— así como ella lo menciona suena bastante difícil la idea de estudiar. —Además todos los domingos a las 06:00 escuchamos la misa— quisiera confesarle que solo he estado en una y fue en la muerte de mi madre. Desde ese entonces no me he acercado a la Iglesia. —El toque de queda es a las 08:00. Esto quiere decir que los alumnos deberán estar en sus dormitorios a esa hora y quien se encuentre vagando después de lo acordado será castigado. Y le aseguro joven Christopher que los castigos aquí son bastantes severos. No solo serán aplicados por la hora sino también por actos ilícitos o que corrompan la paz de Dios nuestro Señor— eso último si me ha asustado. Tengo curiosidad sobre que clases de castigos imponen pero estoy seguro que ella no me lo dirá. Dejará que los descubra por mí mismo.

Por fin hemos llegado a la parte de los dormitorios y abre una enorme puerta de madera totalmente podrida.

Puedo ver el interior; parece un salón  de fiestas. Estoy emocionado y la vez excitado. La madre Emily me indica que la siga y yo lo hago. Subimos por unas escaleras en forma de espiral y llegamos a varios pasillos.

—En esta parte se encuentran los baños— son muchos y espero no tener que compartirlo con nadie.

Seguimos subiendo más escalones. Hay varias puertas que conducen a diferentes pasillos y justamente entramos a uno de ellas en particular. Se encuentra en el nivel más alto.

—Desde tu habitación tienes una preciosa vista al mar— no pudo evitar sorprenderme. El mar siempre me ha gustado. Observarlo es uno de mis grandes entretenimientos.

—Bien, aquí es joven Christopher— y abre lentamente la puerta.

Me siento maravillado. Hay una enorme cama junto con un estante lleno de libros. La decoración es tan perfecta que me sorprende.

—Gracias— es lo único que sale de mi boca.

—Los demás estudiantes se encuentran en clases así que pueden recorrer el plantel sin hacer ningún disturbio— por supuesto que no lo haré. No quiero que en el primer día tenga un castigo.

—Sí, muchas gracias— y me cierra un ojo. Por fin puedo observarla mucho mejor; algunos cabellos salen se su túnica y son dorados.

La madre Emily se va y yo estoy dispuesto a salir también. Voy a la puerta y la abro para sesionarme si ya se fue. Una vez que lo he hecho salgo con toda la libertad del mundo. Quiero disfrutar la poca libertad que me queda.

Bajo las escaleras rápidamente. Me siento tranquilo de saber que no hay absolutamente nadie a mí alrededor y que solo soy yo en este gran edificio.

Sigo bajando hasta estar en el salón. Quiero ir al colegio pero recuerdo lo que la madre Emily me dijo y decido no interrumpir o meterme en un problema mayor. Así que mejor revisaré el gran edificio de los dormitorios.

Camino por un largo corredor y veo que hay varias pinturas de artistas muy reconocidos. No puedo evitar sorprenderme.

— ¡Apúrate a limpiar antes de que lleguen todos a ensuciar como es su maldita costumbre!— escucho los gritos de un hombre mayor. Ensordecen mis oídos y de igual manera mis tímpanos. — ¿Qué no me has oído, bueno para nada?— y los gritos se escuchan más fuertes. Creo que provienen de la cocina. Me acerco lentamente para escucharlos mejor.

Entonces veo como una puerta se abre dejando ver un rastro de luz y un cuerpo sale disparado hacia la pared estrellándose contra esta. No puedo evitar tensarme. Siento pequeñas gotas de sudor en mi frente.

—Termina rápido tus deberes Derek— dice una voz desde el interior. El extraño cuerpo levanta el rostro y puedo verlo… ¡Y él también lo hace!

Tiene unos ojos enormes de color marrón oscuro. Su piel está ligeramente pálida y muestra una que otra herida en el rostro. Su cabello está hecho una maraña y es completamente negro. Me mira con sorpresa y yo lo veo igual.

—Derek— y no sé porque repito su nombre, pronunciándolo con mis labios mientras mi quijada tiembla de la emoción.

Notas finales:

¡Gracias por leer!

Espero que les haya gustado y tratare de actulizar lo más pronto un nuevo capítulo

¡Besos!


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