Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En la comodidad de un corazón roto. por hiruma chan

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

ESPERO LES GUSTE

ESTOS PERSONAGES PERTENECES A: YOSHIHIRO TOGASHI!!

Capítulo 7: El verte sufrir me causa mucho más dolor del que tú sientes… pero no es suficiente para dejar de herirte.

 

 

De entre los pasillos que pasaban corriendo se había abierto una puerta dejando ver a un rubio que salía con pasos lentos, lucía agotado y casi enfermo.

 

-Kurapika.

-¿Eh? Gon, ¿Qué haces por aquí? Escuche que Hisoka había regresado.

-… E-estoy jugando con Killua… — Aun con la sonrisa del niño, Kurapika pudo reconocer el dolor en aquellos ojos castaños —… Killua, él es Kurapika.

-Hola… — Saludo un poco inseguro el menor, la apariencia enferma del rubio le hacía dudar un poco sobre si debían entretener al muchacho o llevarle con un doctor.

-Hola ¿Viniste con Hisoka, cierto?

-Sí, mi padre dijo que debía obedecerlo y quedarme con él.

-Gon, ¿Ya viste a Hisoka?

-¿Eh?... — Inevitablemente el moreno recordó al hombre en aquel pasillo mientras estaba con el pelinegro que no conocía —… N-no… aun… no lo veo…

-Entiendo… — Kurapika casi quiso llorar, el dolor reflejado en los ojos castaños del menor era tanto como el que él mismo guardaba en su interior —… ¿Quieren pasar? Me han traído tarta con la colada de hoy.

-¡Sí, tarta!... — Celebró feliz Killua —… Pero ¿Seguro que te sientes bien?

-¿Eh?

-Luces agotado.

-Estoy bien, solo… solo no dormí muy bien… — Kurapika sonrió abriendo por completo la puerta para que ambos niños entrasen, al menos con su compañía no pensaría tanto en aquel que le hacía sufrir.

 

La tarde fue simple, una conversación de los lugares a los que habían pertenecido sin decir nada que no fuese del todo revelador, solo la descripción del lugar y alguna que otra atmosfera. Solo eso, nada más.

La tarde fue dando paso a la noche sin que ninguno de los tres lo notase hasta que fue muy tarde. Reían bebiendo chocolate llevado por el servicio a la habitación hasta que el estruendo sonido de la puerta al ser abierta de golpe.

Kurapika sintió un helado escalofrío recorrer su espalda, no podía haber vuelto tan pronto.

 

-¡¡…!! — El rubio se giró con el miedo reflejado en sus ojos azules.

-Volví… — La voz del moreno en el marco de la puerta se escuchó demasiado áspera, era como sí no pudiese respirar por un resfriado.

 

Todo lo contrario a la primera simple suposición, Chrollo Lucilfer contenía su voz, la ira que le había inundado al escuchar las risas de su rubio, que eran solo suyas, que eran solo para él. Eran escuchadas y compartidas por alguien más.

Eso simplemente le había hecho enfurecer.

¿Quién se había atrevido a entrar y permanecer en la misma habitación que él compartía con su rubio?

No. Los rumores de que un esclavo sexual engañaba a su amo cada vez que este salía… no podía ser… Kurapika no podía estarlo engañando… no era posible.

 

-Kurapika…

-¿…S-sí?

-Despídete de tus amigos… — Aquellas palabras no eran un simple comentario, era la más colérica orden que Kurapika nunca había escuchado de los labios de su amante.

 

Inmediatamente Gon y Killua entendieron que debían irse o el rubio tendría problemas por su presencia en esa habitación.

Kurapika agradeció con la mirada al hecho de que antes de que dijera algo ambos niños ya se habían levantado para irse y salir despidiéndose solo con un movimiento de mano.

 

Lo último que el rubio escuchó fue el sonido de la puerta principal cerrándose, antes de girarse y poder mirar al pelinegro este le había cubierto la boca y nariz impidiéndole respirar, ni siquiera intento liberarse o decir algo.

Para el rubio ya era normal que le hiciese perder la conciencia con la falta de aire, ahora solo le quedaba rogar porque al menos despertase con vida y no como un alma en pena.

 

 

+++

 

 

-¿crees que este bien?

-¿A qué te refieres Killua?

-Ese tipo parecía muy molesto.

-Descuida, aunque no lo parezca él quiere mucho a Kurapika.

 

 

+++

 

 

Al abrir los ojos tuvo que parpadear varias veces antes de que su vista dejase de percibirse tan borrosa, estaba en la habitación principal, lo sabía por las molduras del techo y ese dosel transparente que de color borgoña que dejaba ver las luces de las lamparillas blancas.

Pero eso no tenía sentido, lo último que recordaba era haber perdido el conocimiento en brazos de Chrollo, siempre que eso pasaba despertaba en medio de la sala donde ya estaba todo listo para alguna de sus sesiones de tortura.

En ese momento quiso reírse de sí mismo, le era extraño no despertar amordazado y con la piel escociéndole por las incontables laceraciones de los látigos de cuero que siempre usaba el moreno en su cuerpo. Azotándolo y flagelándolo hasta hacerle entumecer los músculos.

Ahora mismo estaba en la cama y aunque completamente desnudo, estaba cubierto por las suaves mantas de seda blanca bordada de figuras que asemejaban la lluvia con hilos azules de diferentes tonos.

Se movió buscando las correas con pinchos que dañaban su piel, sin embargo no fue detenido por nada, estaba libre.

 

-¡¡…!! — Se incorporó asustado ¿Acaso… había soñado todo?

-Buenas noches… — Esa voz inconfundible. Giró su cuerpo al escuchar al moreno a sus espaldas sentado en aquel sillón de terciopelo oscuro leyendo aquel volumen de enciclopedia que nunca dejaba de leer.

-…

-¿Qué sucede?

-¿Estas molesto?

-¿Por?... — Chrollo era quien debía disculparse no estar molesto.

-E-Estoy desatado… y no has…

-Debes descansar… — Se levantó de su lugar e inclinándose sobre la cama se sostuvo con una pierna flexionada y una mano sobre las delicadas sabanas —… La última sesión aunque he de decir que la disfrute demasiado por ahora debemos esperar a que tu cuerpo sane por completo… — Termino de decir ya rosando los dulces labios del rubio que con cada acción del moreno enrojecía un poco más a cada momento.

-Chrollo… — Alcanzó a susurrar el rubio con las mejillas ardiendo —… Chrollo hazme tuyo… se duce conmigo, como antes… como cuando nos conocimos… — Suplicó con la voz entrecortada por la creciente ansiedad de sentir a su amante y terminando de recostarse sobre la amplia cama con sus dedos recorriendo su pecho y provocando al moreno que observaba atentamente como la tela de sedas claras dejaba al descubierto la blanca piel del rubio dejando al descubierto sus rosados pezones que comenzaban a erizarse con el frio de la habitación.

-¿Quieres que sea el de antes? ¿Quieres que finja para enamorarte cómo antes?

-Lo sé, tú no mentías, tú me amas… — Dio resolución con la más pura seguridad en su mirada extendiendo sus brazos hasta rodear el cuello del moreno —… Cada día que vuelves, siempre me visitas incluso antes de saludar a tus ¨amigos¨

-Solo quiero llegar y tomar un baño…

-Pero siempre me haces el amor antes de siquiera terminar de llegar a la ducha.

-¿Y qué más puedo hacer cuando tú ya estas desnudo frente a mí suplicando por ser usado?

-Tú no me usas, sí fuera así no dudarías en tener a alguien más pero, bien sabes que soy el único.

-¿Sabes cuánto gasto por mantenerte en este hotel?

-Si me tuvieras en una cabaña de madera en medio del bosque, igual te esperaría… — Susurró ya sintiendo al moreno sobre su cuerpo y acomodándose entre sus piernas.

-¿Quieres ser libre?

-Solo quiero estar contigo… con el verdadero tú… él que me ama sin dolor.

-… Dolor es lo único que te puedo dar.

-Entonces creo que seré un masoquista.

 

Chrollo acarició con sus dedos las mejillas del rubio.

¿Cuánto dolor debía causarle para que entrara en razón y se alejara de él?

¿Cuánto debía hacerle sufrir para que le tuviese miedo?

¿Cuánto más podría soportar lacerando esa delicada piel que adoraba?

¿Cuánto soportaría antes de caer arrodillado ante el rubio pidiendo perdón por herirlo?

¿Cuánto más duraría su necedad porque el rubio no era para él?

¿Cuánto faltaba antes de que perdiera la razón y solo le quedase un cadáver al cual recordaría como lo que su amante?

 

Sin saber cómo, su dolor fue remplazado por la desesperación al percatarse de que pronto terminaría aquella rutina que por muy inconveniente que fuera, ahora era parte de su rutina y de él mismo.

Se inclinó hasta poder escuchar el latiente corazón del rubio, ¿Hacía cuanto que no se daba el gusto de abrazar a su amante de forma tan sutil?

Lo sabía, estaba mal herirlo solo para ser odiado… odiado por aquel a quien amaba con locura casi enfermiza.

Y era ese mismo amor obsesivo lo que le hacía fallar como un verdadero amante, aquel ardor de furia y cólera que hacía hervir su sangre cada vez que Kurapika miraba a alguien que no fuera él. Y lo recordó, hace menos de un par de horas había estado solo con ese par de mocosos.

Apretó los dientes despojándose de sus ropas casi arrancándolas de su cuerpo, Kurapika le observó con la mirada entrecerrada, había vuelto a pasar, Chrollo estaba segado por una incomprensible furia.

Le miró desde aquellos ojos destellantes de ira, su pecho fuerte definido que subía y bajaba aceleradamente, signo claro de que estaba perdiendo la razón, su abdomen marcado y con algunas cicatrices recientes, quiso preguntar que le había pasado pero, se detuvo mordiendo sus labios, eso solo empeoraría la circunstancias pues el moreno nunca aceptaba que su amante se preocupase por él, por alguna razón desconocida para el rubio Chrollo detestaba que se preocupase por él.

Estiró sus brazos para poder acariciar la espalda del moreno y procurar relajarlo al menos un poco, sin embargo eso solo lo empeoró.

En un solo movimiento Chrollo abrió las piernas del rubio y sin dar tiempo a que el más joven asimilara lo que seguía se introdujo en su entrada con una fuerte envestida que fue repetida una y otra vez.

 

-¡¡Agh!!... — Kurapika derramó un par de lágrimas más por reflejo que por dolor.

 

Desde hacía tiempo había aprendido a soportar aquel punzante ardor entre sus piernas e incluso a disfrutarlo, él lo entendía desde hacía mucho.

Aquel hombre que le retenía ambas manos apoyadas sobre su cabeza aprisionándolas con solo una de sus fuertes manos mientras usaba la otra para levantarle una pierna hasta hacerla pegar con su pecho y que tuviese una mejor postura para llegar más dentro de él en cada arremetida a su interior.

 

-Aagh… Ah… Gyahhg… ah…ahg — Aún con el dolor la voz del rubio no podía mentir, los gélidos casi gritos que salían de sus labios aun cuando los mordía fuertemente hasta hacerlos sangrar intentando acallar su voz, el dolor no debía hacerle sentir tal placer.

-Umgh… Kurapika…

-… — Al escuchar su nombre en aquel contenido susurro, el rubio entre abrió los ojos conteniendo un par de gruesas lágrimas, así pudo ver a aquel moreno del que hacía tiempo se había enamorado, Chrollo, conteniendo su voz, mirándolo a los ojos sin apartar la mirada ni un segundo, sonrojado y sudando a causa del inminente placer que sentía con cada estocada al interior del rubio que le estrechaba cubriéndolo con su calor haciéndole sentir que se derretía en su interior a cada segundo.

 

Aún sin haber preparado al rubio podía sentir como era cada vez más fácil el acceso y los continuos espasmos que ahogaban la conciencia  del rubio haciéndole perder la razón sin duda su rubio había aprendido bien con las sesiones de dolor y ahora no era necesario ser delicado con su cuerpo, ahora solo debía tomarlo una y otra vez sin preocupación alguna pues Kurapika le correspondería cada caricia sin dudar, cada beso sin suplicar por aire pues hasta la debilidad que sentía por la falta de aire le era placentera.

Simplemente ahora era un amante perfecto, SU amante perfecto… solo suyo.

 

-Chro… Chrollo… aahg… ah… — aunque el rubio trataba de hablar, simplemente le era imposible, a media palabra el moreno golpeaba aquel punto que le hacía sentir desfallecer y su voz moría con un lastimero espasmo que sumergían su mente en un delirante éxtasis que le hacía arquear su cuerpo permitiendo que el miembro que lo ultrajaba golpease hasta la última de las paredes en su interior.

-… Umgh… ah… — El moreno sintió una punzada de dolor en su miembro al ver al rubio debajo de su cuerpo con las mejillas ardiendo, su cuerpo cubierto de sudor que le hacía brillar con la luz que se colaba por las cortinas cerradas del dosel, sus labios húmedos por la saliva incontenible que se derramaba de su boca al no poderla tragar pues solo se dedicaba a intentar llenar de aire sus pulmones entre cada gemido y sobre todo sus piernas tan claras y suaves, una rodeándolo de la cintura acercándolo para que no dejase de encajar su tieso falo en aquel orificio que lo hacía sentirse sin aliento pero, su pierna favorita estaba flexionada contra el pecho del rubio mientras él mordía y marcaba la suave piel y entre ambas piernas ese delicioso miembro que se sacudía y chorreaba las gotas del pre-seminal, ese delicioso líquido blanquecino que por el momento debía abstenerse de probar, ahora debía llevar a la locura a su rubio amate.

-¡¡AAGH!!... AH… AAGH… ¡¡AMHG!!... — Y así lo hizo, Kurapika se retorció sintiendo el inminente orgasmo que brotaba de su interior manchando el abdomen de su amante y su pecho que fue limpiado con la lengua del moreno que ni muerto se abstendría de probar el más íntimo sabor del rubio —… Ahg… kiaaahg… — Un lastimero gritillo fue escuchado luego de que su amante lo llenara con su semen y le hiciera sentir tan húmedo, tan mojado, tan lleno y completo que le hizo temblar inconteniblemente.

 

Su cuerpo reaccionaba al más mínimo rose y le hacía sentir tan deliciosa sensación que no pudo más que abrazarse a su amante para que no se moviese y le provocase esos exquisitos  espasmos que le hacían correrse una vez más fatigando su cuerpo y mente por completo.

 

¿Por qué amaba a ese hombre?

¿Solo por sexo?

¿Por exquisito sexo?

No… no era solo eso…

 

-Lo siento… no pude ser dulce… aahg… Kurapika… — Lo llamó tomando su rostro delicadamente para que lo mirase a los ojos y sin notarlo moría al verle derramar un inminente llanto.

-Te amo… — Declaro abrazándose a su cuello y besándole delicadamente en los labios —… Deja de intentar hacer que te odie, nunca lo haré… yo… yo te amo y eso nada lo cambiará… ni tú ni nada más en este mundo.

-Kurapika… — Chrollo se conmovió con esa declaración, él nunca se creería digno del rubio pero, aun así nunca le podría dejar solo o abandonarlo y era impensable dejarle libre.

 

 

+++

 

 

Al ser un día en que Chrollo NO debería estar en ese lugar, un estudiante de medicina había entrado a realizar su chequeo de rutina e inevitablemente había escuchado aquella confesión de amor, un amor que el dolor no trastornaría.

 

-… A pesar de todo… tú no le corresponderás a mi corazón… — Con el dolor creciendo a cada paso que daba, con cada nuevo sonido de sus propios pasos avanzando a la salida podía sentir aquello que los poetas y románticos escritores llamaban corazón, él podía sentirlo cayendo trozo a trozo, como si fuese un fino cristal cayendo al frio suelo donde se pulverizaba en incontables fragmentos ahora imposibles de reconstituir.

 

Caminó dispuesto a salir y no volver a entrar nunca a aquel lugar, no tendría el valor ni creía volver a sentirse vivo.

Salió como un alma en pena, sin mirar a nadie siguió su andar.

Los pocos inquilinos que lo miraban pasar se abstenían de hablarle.

Su imagen era deprimente.

Un hombre fuerte decidido a ser un sanador estaba destruido interiormente.

A nadie le era novedad, a quien buscaba su corazón poseía dueño y era obvio que nunca sería correspondido.

 

Todos lo sabían...

Incluso él mismo…

Pero eso no evitaba que doliera…

Que doliera tanto como si le arrancaran el alma…

 

Tanto que ahora solo caminaba por la rutina de saber el camino a la salida hacía su habitación.

Cuando llegó, entró y cerró con llave.

Se adentró en el baño y abrió la llave del agua fría, se paró bajó la lluvia artificial dejándose caer de rodillas apoyando sus manos en el piso.

 

-¡¡AAAHH!!... ¡¡AH!!... ¡¡AAAHH!!... — Los pocos que le vieron entrar a su habitación, se dieron la vuelta tratando de ignorar los gritos de dolor, no había ni que preguntar el corazón roto, era un sufrir que no se le deseaba ni al peor enemigo.

 

Y ahora mismo aquel amable hombre, estudiante de medicina y conocedor de remedios y medicinas no conocía ni un solo calmante para ese sufrir.

Solo el llanto liberador le ayudaría.

Solo las lágrimas le consolarían un poco.

Solo el agua le ayudaría a sobrellevar la vergüenza de llorar por un amor no correspondido ocultando su llanto salado.

Solo…

Solamente debía llorar un momento…

Solo un poco…

Solo…

Su corazón estaba solo… porque él no era correspondido… ni lo sería nunca.

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

CUIDENSE MUCHO!!! MATA-NEE!!! -W-)/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).