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En la comodidad de un corazón roto. por hiruma chan

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Notas del capitulo:

estos personajes pertenecen a su autor!!!!!

EL YAOI Y EL SHOTA, SON HERMOSOS!! PERO CUANDO CRUZAN LA LINEA GRAFICA Y ADQUIEREN ¨TRISTES MORTALES¨COMO PROTAGONISTAS, SE VUELVEN UNA MIERDA. -3-9

 

Capítulo 2: El dolor se siente mucho más cuando estas rodeado de personas que ignoran tu dolor, aun sabiendo que sufres.

 

 

>>>Hace 4 años… Pov´s Gon<<<

 

Cuando tenía cuatro años, lo supe.

Mi padre no estaba muerto, él solo prefirió su libertad lejos de mí.

Lo consideré de la mejor manera que pude: “Él viaja mucho, y yo…”

 

Nunca pude terminar esa ¨frase¨… hasta ahora.

 

El barco en el que viajaba con ese hombre… Él…

Me lastimo, lo sé, soy consciente de eso…

Pero… por alguna razón… no dolió tanto como completar aquella frase y decirla en voz alta.

 

 

>>>Tres días antes<<<

 

 

Salí al bosque a pescar como todos los días, algunas veces solo era un pretexto para jugar en el rio.

Cuando llegué al lago sobre la montaña, ahí estaba él.

Un hombre de piel clara y cabello rojo.

Estaba completamente desnudo a orillas del lago, al parecer tomaba un baño.

La isla ballena es un lugar lejano, no hay muchas personas que vivan aquí, era obvio que ese hombre era un turista.

Quizá estaba perdido, nadie suele subir hasta aquí y mucho menos a bañarse con el agua fría del rio.

 

-¿Um?... — Aquel hombre se giró al percatarse de mi presencia, sus ojos eran amarillos. A pesar de estar lejos pude distinguir ese inusual color en sus pupilas.

-Ho-Hola… — Traté de saludarlo sin poder evitar tartamudear.

 

Mito-san me ha dicho que no hable con desconocidos o que al menos sea cuidadoso de no acercarme mucho a ellos.

Pero esto es una isla, casi nunca he conocido personas que logren subir hasta el lago de la montaña, todos los que han llegado hasta aquí habían sido estudiantes o excavadores muy amables.

 

-Hola… — Me contesto con una sonrisa y caminó hacia mí —… ¿Cómo te llamas?

-S-soy Gon… Gon Freecss.

-Mucho gusto, mi nombre es Hisoka… — Se presentó amablemente.

 

 

>>>Fin Pov´s Gon<<<

 

 

Cuando Gon se dio cuenta, aquel hombre ya estaba delante de él, su cuerpo tembló en el momento que lo vio apoyarse en una de sus rodillas para quedar a su altura, sin decir nada, con su mano acarició una de las mejillas del más pequeño que no pudo pronunciar palabra porque los labios de aquel desconocido cubrieron los suyos, no podía moverse, aquellos ojos dorados que le observaban atentamente parecían inmovilizarle.

Se quede quieto hasta que sintió las manos del desconocido colándose por debajo de su camiseta, aquellas caricias le hicieron reaccionar efusivamente, trato de alejarse y empujándolo por los hombros, usando todas sus fuerzas para abandonar a aquel hombre. Consiguió apartarse de él con el empujón, pero cuando intento correr se tropezó con sus propios pies y cayó sentado a merced del pelirrojo que relamía sus labios disfrutando del sabor del niño que había quedado impregnado en ellos.

 

-Auuch… — Gon se quejó del dolor con los ojos cerrados, el suelo estaba cubierto de pasto pero eso no impedía del todo que doliera una caída.

-Jaja.

-¿Ah?... — Esa voz se escuchó terriblemente cerca.

-Gon-chan, debes tener cuidado.

 

Lentamente elevó la vista, ese hombre estaba sobre él impidiéndole cualquier intento de huida y se acomodaba entre sus piernas mientras se entretenía soltando el botón de los pantalones cortos que cubrían parcialmente sus piernas, ya no tenía puestos los zapatos, ni siquiera se enteró del momento en que el pelirrojo se los quito.

Pero su sorpresa fue mayor al sentir algo duro rozar el muslo interno de una de sus piernas, se quedó inmóvil al ver lo que era, el tamaño que tenía aquel miembro, nunca creyó ver algo así, estaba duro y a cada momento parecía crecer más con las palpitaciones que daba; Desde la punta se derramaba un líquido blanco y viscoso que salpicaba su pecho aun cubierto por la remera blanca que decidió usar esa misma mañana.

Estaba cubierto solo por la delgada remera, debajo del cuerpo de ese desconocido que frotaba ese duro trozo de carne contra su piel y apretaba sus caderas con las amplias manos que poseía dejando las marcas de sus largos dedos.

Todo su pequeño cuerpo se cubría de marcas con ese tono rojizo que adquiría la sangre después de morir por la dolorosa presión, pero lo que más le ardía era su cuello, Hisoka no dejaba de morderlo y succionarlo era como si quisiera comerse un trozo de su piel, sentía escalofríos cada que la indecente lengua pasaba por su oreja humedeciéndola con su saliva y dejándole oír los guturales gemidos que se desprendían con esa voz gruesa y firme.

El miedo invadió su pequeño cuerpo que inevitablemente comenzó a temblar, uso sus manos para tratar de soltarse de él, pero al tocar su pecho con aquella piel pálida cubierta de fuertes y macizos músculos, no pudo contener el sonrojo que cubrió sus mejillas, sentía el calor de la vergüenza solo por tocar inapropiadamente el cuerpo del hombre que lo atacaba, no podía creer que le diera pena tocar al desconocido que estaba sobre él con intenciones de hacerle: ¨Quién sabe qué cosas.¨

 

-En verdad… — Al escuchar su vos levantó la vista de aquellas pupilas castañas, apenas entreabierta y embellecida con un par de pequeñas lágrimas, estaba a unos centímetros de su rostro —… Eres adorable.

-¡¡¡…!!! — Ese sujeto en verdad estaba loco —… ¿P-por qué…me llama…adorable?

-Fufum… — Reprimió su risa el mayor.

 

Eso solo hizo que Gon se sonrojara aún más y tratara de esconder su rostro agachando la cabeza, inevitablemente recargándose en el pecho pálido que lo había hecho cohibirse, en ese momento pudo escuchar unos latidos acelerados, provenientes de ¨ese¨ hombre, eran como cuando corres tanto y con tanto miedo que no te importa que el suelo se acabe bajo tus pies, tú solo piensas en seguir corriendo.

Estaba por preguntarle la razón de su ¨miedo¨ cuando nuevamente sintió como tomaba sus piernas casi abarcándolas por completo con sus manos y le obligo a separarlas tanto como podía, al mismo tiempo que le hizo sostenerlas con sus pequeñas manos.

 

-Adorable… — Susurró otra vez cuando noto que hacía todo lo que le indicaba y que ni siquiera intentaba negarse o escapar de él nuevamente.

 

Tenía miedo, él era un hombre adulto y con ocho años Gon  no podía hacer mucho por defenderse, además ya había sentido la dureza de sus músculos, era obvio que no podría ganarle en fuerza, si Hisoka le golpeaba podría matarle con un solo golpe o al menos dejarle inconsciente por un buen rato. Por eso decidió a obedecer, solo pensó:

 

-¨Los animales pequeños, se quedan agachados mientras pasan los más grandes, tal vez sí obedezco, él también se marchará sin lastimar a nadie más que a mí.¨

 

Mito-san, su tía tampoco podría defenderse y mucho menos su abuela.

Debía soportar…

Ser valiente…

Para que Hisoka no lastimara a nadie más…

Sí algo le pasaba a Mito-san o a la abuela… no quería ni pensarlo.

 

Se repetía eso una y otra vez mientras el miedo incrementaba en su corazón, su cuerpo no paraba de temblar con los escalofríos provocados por el temor. Sin darse cuenta las lágrimas cubrieron sus ojos castaños dificultándole la vista, las gotas cayeron gruesas y copiosas, libres recorrieron sus rojas mejillas.

 

-No llores… — Un susurró apenas audible.

-¿Eh?... — Abrió los ojos buscando el origen de la voz.

-Ummhg… Si lo haces…

-… ¿Qué…?... — En medio de su frase sintió como el miembro del pelirrojo, que hasta ese momento se frotaba contra el suyo, mucho más pequeño por supuesto, ahora intentaba entrar en el delicado orificio que se escondía entre sus caderas, Hisoka usaba sus manos apretando fuertemente para separar la piel y empujar dentro su duro miembro.

 

-… No podré contenerme… — Eso lo asustó mucho más, En verdad, ¿Qué tanto lo lastimaría?

 

Gon entendió lo que aquel hombre quería… Demasiado tarde.

Ahora notaba que los susurros de Hisoka eran impacientes y parecía faltarle el aire, como si se ahogara.

Conteniendo la respiración, el pelirrojo empujo rápidamente metiendo su miembro dentro del niño, desgarrando su piel, hiriéndole hasta sangrar.

 

-N-no… ¡¡¡AAAHH!!!... — Gon gritó tan fuerte como su voz se lo permitió, casi desgarrando sus cuerdas bucales.

 

Gon curvó su espalda a causa del dolor y se pegó al pecho de su profanador buscando refugio ante tal sufrimiento. Sus lágrimas fluyeron con mayor prontitud aun con sus ojos fuertemente cerrados.

Dolía demasiado.

Gon sentía que su piel se rasgaba, creía que le partiría en dos.

Era enorme y aún faltaba, lo supo porque el mismo Hisoka se lo dijo.

 

-Relájate… aún no entra todo… aahg… Gon-chan… aprietas delicioso.

-Sa… sácalo… uuumh… por favor… sácalo… — Suplicó tratando de cerrar sus temblorosas piernas, pero el cuerpo del pelirrojo que se mantenía cómodamente ubicado entre ambas extremidades se lo impedía.

 

Hisoka no escucho… Ni siquiera le hizo caso.

Gon trató de alejarse, salir corriendo, huir de ese hombre y el lacerante dolor que sentía cuando su piel se arrancaba con cada avance que el mayor daba con la penetración tan burda que le hacía experimentar, se arrastró aun de espaldas tratando de que se separara, qué Hisoka sacara su miembro de tan pequeño ano que poseía, no quería seguir sintiéndolo destrozar su piel.

 

-Gon-chan… — Lo escuchó, esa vos áspera le llamaba apenas audible.

-… — Gon se negó a abrir los ojos, su rostro cubierto de llanto.

 

Hisoka aún seguía sobre él pero ahora sentía como le abrazaba rodeando su cuerpo y acomodaba el rostro del niño en su pecho, acariciando suavemente el cabello azabache, la forma más dulce de consuelo habida para un niño.

Gon no podía dejar de llorar, aunque Hisoka se había quedado quieto su entradita ardía y sentía algo acuoso escurrir desde su entrada mojando sus muslos, obviamente la sangre derramada por la bestial penetración a su tierno cuerpo.

Era obvio que le lastimaría, ese pedazo de carne estaba tan duro que siguió erguido hasta golpear dentro de su cuerpo, tal vez por eso se detuvo, había encontrado una pared interna que le impedía seguir avanzando.

Hisoka pasó un rato sin moverse, mimaba al pequeño pasando ambas manos por todo su cuerpo, recorría delicadamente su espalda, pasaba dulcemente las yemas de sus dedos por aquellas suaves y pequeñas piernas, delineaba la línea de los huesos que subían desde las ceñidas caderas hasta el nacimiento de su cuello; Subiendo lentamente por los costados y deteniéndose para acariciar los delicados pezones rosados que se endurecían levantándose más con cada mimo exigiendo quizá ser probados, Hisoka usaba los pulgares para seguir torturando el par de botoncitos mientras el resto de sus dedos podía delinear la pequeña espalda causándole escalofríos ansiosos por saber lo que seguía, al menos así lo interpretó el pelirrojo.

Luego de un momento continuo su recorrido con ambas manos hasta el cuello del azabache donde se detuvo para sostenerle con una mano indicándole que levantara el rostro, el pelirrojo mostraba una leve sonrisa mientras se acercaba para secar las incontrolables lágrimas de Gon, ya fuese con sus labios o dedos para seguido besarle en los labios con suma delicadeza.

Parecía una disculpa por haberle lastimado.

 

-¡¡AAH!! D… ¡¡D…du…e…leeh!! — Hisoka comenzó a moverse.

 

Se adentró tan profundo como fue su gusto, Gon se quedó quieto arañando los brazos que le rodeaban tratando de sostenerse de algo, instintivamente sus piernas rodearon la cintura del mayor apretando la con toda su fuerza la cintura de Hisoka, tratando de que no se moviera nuevamente.

Con las piernas rodeando el cuerpo del pelirrojo y los dedos de sus pies que se apretaban, tratando de impedir su avance y el dolor, aun así Gon se mantenía sumiso en todo momento, obedeciendo hasta la mínima indicación del pelirrojo.

Y entonces sucedió, Hisoka tocó algo dentro del niño que le hizo perder el aliento con el simple roce.

Sin poder evitarlo su cuerpo se estremeció e involuntariamente su espalda se arqueo al tiempo que buscaba algo de donde sostenerse.

Solo estaba él.

Gon solo podía sujetarse de Hisoka.

Lo abrazó tan fuerte como pudo y apretó su cintura con sus pequeñas piernas que ahora temblaban por alguna razón desconocida para el niño, Gon no quería soltarlo, sentía que caería casi desde un barranco si lo hacía, aun cuando estaba en la seguridad del suelo cubierto de césped.

 

-Aaahh… — Suspiró aliviado cuando comenzó a salir de su cuerpo —… ¡¡AAHG!!... — Gimió con un grito cuando su cuerpo volvió a ser invadido por Hisoka en un movimiento más rápido y certero que el anterior.

 

Sintió como Hisoka se abría paso de una y otra vez en su estrecha entrada, dilatándola con la sangre que derramaba su cuerpo, cada embestida era más rápida y profunda que la anterior lastimando su delicada intimidad.

Las arremetidas se aceleraron cada vez más.

Gon no podía respirar.

Cada envestida volvía a tocar en el mismo sitió que le hacía perder el aire.

No podía ni gritar sin que su voz soltara un fuerte y ansioso gemido.

Gon apenas tenía tiempo de jalar un poco de aire a sus pulmones con entrecortados quejidos que ocasionaron se secará su garganta y sintiera una sed desmesurada, quería beber algo, creía morir de sed y delante de él solo estaba la boca del pelirrojo que lucía demasiado apetecible con los restos de saliva que caían por las bordes de sus labios, lo supo en el momento en que lo pensó, era indebido, no debía siquiera considerarlo, pero tenía tanta sed y lo único que había para beber provenía de ese hombre, acercó su rostro al del mayor, con la mirada entrecerrada, suplico por lo único que no tenía, un beso húmedo de los labios de Hisoka.

Al ver la imagen que el moreno le ofrecía y su obvio pedido de un beso, Hisoka no dudo ni un segundo en invadir con su lengua cada sitio de aquella boca que se le ofrecía sumisa, cubrió una y otra vez los labios rosados del niño en busca del dulce sabor que poseía y que ahora mismo también buscaba beber su saliva como un líquido adictivo del que no se puede dejar ni una gota.

 

Su cuerpo reaccionaba inexplicablemente con cada envestida que le daba el mayor, Gon no comprendía la razón de porque su cuerpo reaccionaba de aquella manera, sentía su piel arder, un calor inmenso inundaba su cuerpo, el aire le era insuficiente y a pesar del dolor no era capaz de pedir que se detuviera, dudaba incluso de que alguna parte de su razón lo pidiera mínimamente, fue por eso que entreabrió los ojos una vez más y pudo verlo.

Estaba sobre él, aquellos ojos dorados le observaban atentamente, también tenía las mejillas rojas y parecía costarle respirar igual que a él con la diferencia de que Hisoka lo observaba en todo momento mientras él cerraba fuertemente los ojos derramando lágrimas que ya no sentía fueran de dolor.

Hisoka se detuvo por un momento solo empujando tratando de hundirse más dentro en aquel pequeño culo, sin salir, solo yendo más profundo, provocando continuas descargas eléctricas que recorrían el pequeño cuerpo avivando espasmos que le hacían apretar consecutivamente el miembro del pelirrojo y curvar la espalda por el desconocido placer que le era brindado por primera vez a tan tierna edad.

Percibía cada palpitar ese trozo de carne que lo invadía y le provocaba estrechar sus paredes internas con la esperanza de retenerlo o llevarlo más dentro, cada vez que lo apretaba, Hisoka contenía un gemido agudo en su garganta, suspiraba levemente y contenía el aire en sus pulmones, parecía reprimirse; Eso le gustó a Gon, él también podía hacerle perder el aliento aun cuando el mayor era el que lo dominaba o al menos sabía que estaban haciendo.

Por eso el menor decidió contraer  su entrada tanto como le fuese posible y mantenerlo dentro todo el tiempo que pudiese y así ver esa reacción de Hisoka que solo él provocaba.

 

-Aahg… Gon-chan… eres un travieso… — Dijo justo antes de inclinarse e invadir su duce boca con una voraz lengua que casi asfixiaba al inexperto niño.

 

Gon cerró los ojos disfrutando de ese sabor tan especial que tenía la saliva de Hisoka, se abrazó a su cuello con todas sus fuerzas mientras él estrechaba su cintura impidiendo que se moviera para poder seguir con las embestidas rápidas y certeras.

Gon sentía perder la razón, apenas si podía recuperar un poco de aire entre cada beso, el ritmo de las penetraciones bajo por un momento, fue tan lento que casi podía sentir cada vena que se resaltaba en el miembro que lo mancillaba, incluso podía jurar que se había hecho más grueso, por lo que abrazo a Hisoka tan fuerte como sus brazos le permitían, fue en ese momento en que se dio cuenta que estaba completamente sudado al igual que el mayor pues la piel de ambos se sentía húmeda y se enfriaba al contacto con el aire enchinándoles la piel mientras esta brillaba con la luz del sol; Su cabello rojo resplandecía con cada movimiento, pero no solo eso, en su abdomen había distinguido un extraño líquido blanquecino, era muy parecido al que antes había visto salía de la punta del miembro de Hisoka, Gon pensó que pertenecía al mayor pero al ver atentamente, desde la punta de su ahora erguido miembro también salía ese líquido, soltó un momento el cuello del pelirrojo y dirigió una de sus temblorosas manos hacia su entrepierna, con sus dedos tocó la punta de su miembro que goteaba limpiando un poco el líquido que se derramaba, provocándose a sí mismo una descarga eléctrica que le recorrió enteramente desde la piel acariciada hasta cada extremo de su cuerpo, un escalofrío que se percibió como si fuese una gota de agua que ha interrumpido la tranquilidad de un lago pacífico.

 

-Aaahh… — El espasmo incontrolable le hizo perder la razón por un momento, cerró fuertemente los ojos sintiendo como mi cuerpo convulsionaba repetidamente mientras ese líquido saliera a borbones desde la punta de su miembro, esparciéndose en su pecho manchando la remera que yacía recorrida sobre su pecho, su espeso Líquido broto alcanzando llegar hasta al pecho de Hisoka desde donde se escurría recorriendo el contorno de aquellos firmes músculos.

-Ahg… Gon-chan… Gon… — Sus manos apretaron fuertemente las delicadas caderas, en ese instante el pequeño sintió que algo ardiente se derramaba dentro de él inundando sus entrañas lacerando cada herida, hasta derramarse fuera de su cuerpo y manchar tanto su piel como el césped bajo ambos cuerpos.

-Hi… ¡¡Hisoka!!... — Gritó al sentir como ese líquido volvía a derramarse desde su pequeño mienbro y se dio cuenta que todos esos espasmos hacían que saliera más de esa viscosa sustancia.

 

Gon volvió a abrazar al hombre sobre él tan fuerte como sus brazos se lo permitieron y sin pensarlo mordió su cuello tratando de controlar las sensaciones nunca antes experimentadas.

Su cuerpo no dejaba de temblar y parecía que nunca recuperaría el aire, ni siquiera podía dejar de jadear.

Hisoka se había quedado recostado sobre el delicado cuerpo, su peso sobre él hizo sentir único al pequeño azabache, solo él tenía a ese hombre sobre su cuerpo y dentro de él, le cubría por completo y casi protegiéndolo, su rostro quedaba sobre su frente y movía su cabello con la respiración que también seguía acelerada.

 

Luego de un momento el mayor se incorporó un poco para salir del profanado cuerpo.

 

-Aaahhg… — Gon se estremeció al sentir como se removía el miembro, todo su cuerpo estaba demasiado sensible, podía experimentar claramente el momento en que había derramado esa sustancia dentro de él y que ahora se escurría entre sus piernas.

-Gon-chan… no aprietes… relájate… — Dijo suavemente al sentir como era retenido dentro del niño que disfrutaba de pequeños y continuos orgasmos con cada roce dentro y fuera de su piel.

 

Esas palabras solo hicieron recorrer un escalofrío por todo el cuerpo de Gon, incluso en esas circunstancias se negaba a que el mayor se alejase de él.

Cuando termino de salir al fin el menor pudo respirar tranquilamente aunque algunos  espasmos prevalecían en su cuerpo.

Hisoka se recostó de lado observando al menor que seguía recostado a su lado, seguía descansado bocarriba tratando de mantenerse despierto luego de tan agotadora actividad, lo vio levantar su mano para tratar de frotar sus ojos y no dormirse, pero antes de tocar siquiera su rostro pudo distinguir ese líquido viscoso que había surgido de su miembro y manchado su cuerpo y el de el hombre que ahora descansaba a su lado.

Sus dedos estaban cubiertos casi por completo, iba a limpiar su mano en el césped pero fue detenido por Hisoka que le sostuvo de la muñeca antes de que pudiera limpiarla, con una sonrisa y mirándole a los ojos se relamió los labios y chupo uno por uno los tiernos dedos limpiándolos.

Gon no supo porque razón pero no pudo controlar el rojo de sus mejillas, le miró atentamente sin perder de vista ninguno de los movimientos del mayor, cuando liberó sus dedos de la boca Hisoka, este se inclinó nuevamente y posó suavemente sus labios sobre los rosados labios del menor, inevitablemente Gon cerró los ojos disfrutando del delicado contacto.

Cerrar los ojos, ahora era una reacción casi maquinal, cada que lo veía acercarse a él; Cuando dejo de besarlo, Gon suspiro tratando de mantenerse consiente.

Hisoka le rodeo con sus brazos y recostó al pequeño sobre su pecho, Gon podía escuchar claramente el latir del corazón de Hisoka y aquellos ronroneos terminaron por hacerle dormir, no era ni medio día, pero estaba completamente agotado.

Dejo que el sueño le invadiera y sin saberlo se abrazó al cuerpo que lo cuidaba tan amorosamente.

Gon no supo más, ni siquiera que pasó el resto del día.

 

 

>>><<< 

 

 

Cuando despertó estaba recostado y apenas cubierto por su remera reacomodada, aún estaba semidesnudo, a un lado de él pudo ver su ropa doblada, se giró para poder ver la costa, ya era tarde y el sol se ocultaba en el mar, las nubes eran de tonos naranjas y rojizos en la lejanía.

El mar reflejaba hermosamente todos los colores del cielo, el agua estaba en tranquilidad.

Gon trató de levantarse apresuradamente, pero un agudo punzar en sus caderas le detuvo, no podía moverse sin sentir dolor y cada que trataba de ponerse en pie haciendo fuerza en sus piernas se tambaleaba tanto que caía de rodillas al suelo sin poder apoyarse más de un par de segundos.

Se quedó inmóvil un momento tratando de saber que tanta movilidad poseía, sus piernas estaban entumidas, su cuello ardía y pudo alcanzar a ver varios mordiscos y moretones en todo su cuerpo, no pudo ni recordar en que momento le habían sido hechos.

Luego de un rato pudo levantarse y vestirse, tenía que volver a casa, no sabía cómo le iba a explicar a Mito-san todas las marcas de su cuerpo pero ya pensaría en algo.

Camino con dificultad, cada paso que daba dolía demasiado pero consiguió llegar antes de que el sol terminara por desaparecer en el horizonte.

Era extraño, esperaba ver a Mito-san en la entrada de la casa como cada noche que se retrasaba jugando en el bosque.

No había nadie, tal vez había ido al pueblo, sino le veía llegar en esas condiciones mañana podría decirle que se había caído mientras jugaba como tantas otras veces ya le había sucedido, su abuela no se preocuparía, ella no veía muy bien desde hacía un tiempo, si se bañaba y descansaba podría mentirle a Mito-san sin problema, aunque eso fuera lo que menos quería, tampoco era como si supiese que había hecho Hisoka con él o donde estaba ahora mismo el mayor.

Ahora que lo pensaba, no lo había visto después de que despertó.

 

-“Tal vez… se fue.”

 

Por alguna razón eso le hizo sentir triste.

Incluso él se iba luego de solo conocerlo, al menos el pelirrojo lo había abrazado, aunque solo por un momento, pero lo había tratado con cariño.

Resignado a no volverlo a ver, entró con cuidado pues todas las luces estaban apagadas.

 

-¿Mito-san?... ¿Abuela?

 

Nadie le contestó, caminó buscando la lámpara que siempre dejaban sobre la ventana pero tropezó con algo, miró atentamente el suelo, había algo al pie de la ventana.

Gon se acercó para ver que era, la oscuridad no le dejaba reconocer claramente lo que era ese bulto.

 

-¡¡¡AAAHH!!!

 

El pequeño se alejó tanto como pudo antes de caer sentado en el suelo, sus ojos castaños se llenaron de lágrimas.

En el suelo estaba Mito-san, estaba llena de sangre, no respiraba e incluso algunas moscas sobrevolaban su cuerpo.

¿Cuánto tiempo llevaría ahí?

 

-M-Mi… Mito…san… ¡Ah! Abuela… ¡¡Abuela!!

 

Recordó a su abuela, tal vez ella no estaba herida.

Se giró tratando de levantarse pero algo líquido le hizo resbalar, casi caía al suelo, apenas se detuvo antes de golpearse contra las sillas de la barra de la sala que hacía de restaurante, Gon se levantó lentamente.

Era sangre… lo que le había hecho resbalar… era sangre que salía desde atrás de la barra de bebidas.

La única que siempre atendía la barra era la abuela.

Sus dientes empezaron a castañear.

 

Lo sabía.

No había motivo para verificarlo.

Su abuela también estaba muerta.

Ahora estaba solo.

Ninguna de las personas con las que había vivido volvería.

Ni su padre que le abandono cuando era niño.

 

-“Ni Mito-san… Ni la abuela… Estoy solo…”… — Se repetía su mente una y otra vez.

 

Gon se alejó de la barra, arrastrándose en el suelo aun sentado, llego hasta la puerta de entrada, apoyándose en el marco y abrazando sus piernas… lloró… lloró lo más quedito que pudo.

Lo sabía… era imposible que alguien lo escuchase o le molestase su llanto pero… aun así no quería que nadie escuchara su llanto.

No quería entrar ni salir de casa.

Solo eso, ya no tenía a donde ir.

 

-¿Gon-chan?... ¿Por qué lloras?

-¡¡…!!

 

Levantó la vista, ahí mismo, detrás de él estaba Hisoka.

Mordió sus labios para no gritar mientras lloraba, se levantó del suelo y se abrazó a la cintura de Hisoka, ahora él era la única persona a la que podía abrazar.

 

-¿Gon-chan?

-Mito-san… Mito-san y la abuela… están… — Apenas pudo murmurar el pequeño.

-Gon-chan, no llores… — Trato de consolar el pequeño acariciando su cabeza con delicadeza.

-Estoy solo… — Susurró el pequeño ocultando su rostro en el pecho del mayor.

-¿Y tu padre?... — Interrogó el pelirrojo enredando sus dedos en el cabello azabache del menor.

-Mamá murió… Mito-san es mi tía… ella cuida… cuidaba de mí y de la abuela… mi padre… — El pequeño mordió sus labios al recordar el desconocido paradero de su padre.

-¿Gon…? — Hisoka notó el cambio en la voz del menor.

-Mi padre viaja mucho y yo… ¡¡Yo solo soy un estorbo para él…!! — Mordió sus rosados labios tratando de contener el llanto —… Siempre lo supe… Solo quería pensar que mi padre había tenido al menos una razón para irse… Para abandonarme… — Apretó más fuerte la remera del mayor con sus pequeñas manos, no quería quedarse solo.

-Gon-chan… — Hisoka se agachó hasta quedar a la altura del niño —… Yo debo irme de esta isla.

-… Lo sé… eres un turista ¿Verdad?...  — Gon sonrió tristemente al recordar que Hisoka no tenía ni una sola razón para abrazarlo —… “Él también… se marchará”

-¿Quieres venir conmigo?... — Propuso en un susurro el mayor.

-¡¡Eh!!... ¿Puedo?... — Gon levantó la mirada anhelante a la propuesta del pelirrojo.

-Por supuesto, eso me gustaría mucho… — Sentenció el mayor enredando los dedos en el cabello azabache del menor.

 

Hisoka sonrió con cada palabra, fue muy amable con el pequeño a pesar de que en la mañana le había hecho pasar por uno de los dolores más horribles que había sentido en su corta vida, pero también le hizo sentir extraño y muy necesitado de ser tocado nuevamente de la misma manera, por alguna razón desconocida quería saber qué fue lo que hicieron y tal vez repetirlo más de una vez.

 

-Hisoka… — Susurro el menor.

-¿Dime?... — Preguntó el pelirrojo aun acariciando el cabello azabache.

-Quiero ir contigo… — Gon levantó la mirada con un par de lágrimas decorando sus castaños ojos —… ¿Me llevas?

-Todo lo que tú quieras… — Respondió quedito, como si fuera un secreto y beso suave en la mejilla del pequeño niño que se dejaba hacer sumisamente.

 

Hisoka se encargó de cubrir a Mito-san y a su abuela, a la mañana siguiente ayudó a cavar ambas tumbas al lado de la tumba de la madre de Gon. El pequeño cortó las flores favoritas de su tía Mito-san con raíz y las plantó luego de que Hisoka terminara de cubrir las tumbas con la tierra.

El pequeño supo que no volvería por un tiempo, así que lo mejor sería dejar una flor que creciera cada año por sí misma.

 

Esa misma tarde abordaron el barco que los llevaría a otra ciudad, Hisoka dijo que en la ciudad de York Shin estarían bien por un tiempo.

Ahora ambos estaban en la habitación que había reservado Hisoka para el viaje.

Cuando Hisoka le pregunto si quería ir con él, el mayor le hizo muy feliz, nunca pensó que un desconocido querría que él lo acompañase en su destino.

El sueño invadió a Gon, percibía los brazos de Hisoka alrededor de su cuerpo desnudo, acariciando su espalda, relajando su cuerpo, Gon no pudo mantenerse despierto por mucho tiempo, iba cayendo dormido a cada segundo que pasaba.

Hisoka sonrió malicioso recordando cuando Gon le preguntó qué era lo que habían hecho.

 

-“A eso se le llama ¨hacer el amor¨ y solo lo haces con las personas que quieres mucho.”

-“Yo quiero mucho a Hisoka y esta vez no dolió tanto, además me gusta abrazar y escuchar tu corazón antes de dormir.”

 

¨Aunque doliera como esa primera vez… Solo por escuchar el latir de su corazón antes de dormir… Siempre le pediría a Hisoka hacer el amor con él.¨

 

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

ESPERO LES GUSTASE... ES EL PRRIMER SHOTA QUE PUBLICO -3- 

CUIDENSE MUCHO!!! MATA-NEE!!!


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