Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No me quedaría contigo. por yiya

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Desde que tengo memoria he vivido en este orfanato, según me dijeron un día me encontraron en la puerta. Yo no era más que un bebé en una canasta, con una nota que decía sólo "Masamune". Así es como me llamaron los adultos de aquí.
Crecí rodeado siempre de gente, en un ambiente familiar y a simple vista alegre, con la única excepción de que en realidad entre el montón de niños, ninguno tenía una verdadera familia. No éramos más que niños abandonados que clamaban por un hogar aunque este no fuese más que una ilusa fantasía.
Hace poco cumplí los 14 años, no se que día nací, así que desde mi primer año decidieron que mi cumpleaños sería en el día que me encontraron. Aunque no es que en realidad me guste mucho celebrarlo; no le veo ningún motivo de dicha al aniversario del nacimiento de un hijo no deseado al que sus propios padres desecharon.
Actualmente soy el mayor de los niños de aquí, junto a Nowaki, otro niño de mi misma edad; por lo que compartimos una habitación sólo para nosotros dos. Los demás niños no tienen más de 10 años, los que eran mayores ya se fueron del orfanato en busca de trabajo o de una vida mejor.
No es que aquí se viva mal, es sólo que desde hace algunos años han habido problemas financieros y aunque el director no quiere que lo sepamos, tanto Nowaki como yo sabemos que cada día se hace más duro tener que alimentar tantas bocas.
Por lo que ya hemos decidido comenzar a buscar un trabajo para poder aportar al hogar, que sí bien no es perfecto, es el único que hemos conocido.
Sin embargo fuera del orfanato, en el mundo real, todo es muy distinto.
Ha pasado una semana entera desde que ambos iniciamos nuestra búsqueda, y no hemos obtenido más que desprecio y humillaciones.
Ayer fuimos al centro de Londres, lo que nos tomó más de cuatro horas a pie, puesto que no podíamos costearnos ningún transporte y, a pesar de ir por caminos en donde transitaban algunas carretas, ninguna quiso llevarnos. Cuando finalmente llegamos, cansados y sedientos, comenzamos a ofrecer nuestros servicios de inmediato en lo que fuera que pudiéramos hacer, en barberias, cafeterías, panaderías, tiendas de ropa y hasta puestos callejeros, en cualquier posible fuente de trabajo que vimos.
Sin embargo sólo con echarnos un vistazo nos rechazaban inmediatamente. Nuestras ropas eran viejas, se encontraban desarregladas por el viaje y hasta sucias por la tierra que nos lanzaban las carretas que pasaban. Ambos éramos niños de apariencia frágil gracias a nuestra precaria alimentación. No teníamos suficiente educación ni experiencia en ninguna labor de utilidad. Además de ser huérfanos criados en un lugar del que nadie sabía nada y que -según algunos- vaya a saber qué enfermedades podríamos traer de aquel sitio.
Ya acababa la tarde cuando decidimos regresar, el viaje de vuelta era largo y no sería bueno andar fuera tan entrada la noche. Casi salíamos de la ciudad cuando en el silencio de aquellas apartadas calles nuestros estómagos comenzaron a rugir sonoramente. No habíamos pasado bocado desde el día anterior y nuestros organismos nos lo reclamaban. Nos miramos mutuamente avergozados cuando una estruendosa risa captó nuestra atención.
Buscando de dónde provenía vimos a un hombre sentado en una callejón que nos miraba con una gran sonrisa en sus labios. Por su vestimenta parecía igual de pobre que nosotros, además de tener una larga y enmarañada barba que le cubría la mayor parte del rostro y donde podían verse restos de comida que le daban un aspecto aún más lamentable.
_Pequeños, ¿tenéis hambre? - deteniendo nuestros pasos no pudimos más que asentir con la cabeza
_Pues vengan, aún tengo un poco de pan y agua, no es bueno que anden tan tarde con el estómago vacío. -Nos miramos entre nosotros con duda, pero el hambre pudo más, así que aceptamos su oferta.
_Vengan, siéntense -nos decía mientras palmeaba el suelo a cada lado de él. De un viejo bolso que llevaba sacó unos pedazos de pan que nos entregó. Ambos devorábamos con urgencia.
El viejo nos rodeó los hombros sin dejar de reír por nuestra conducta. _Y pequeños ¿cómo os llamais? ¿Qué edad tenéis?
_Yo soy Masamune y él Nowaki, tenemos 14-respondí una vez logré pasar el gran trozo de pan que me había zampado.
_¡Oh! Masamune, pareces mucho más joven, es que estas tan delgado- decía mientras volteaba una cantimplora que sacó de su bolso, notando que estaba vacía_¿Nowaki cierto? -se giró hacia mi amigo _sabes, en la siguiente calle hay una casa abandonada y allí hay un pozo ¿Podrías ir a llenar la cantimplora?
A Nowaki le brillaron los ojitos por la promesa de aplacar su sed y salió disparado con la cantimplora hacia el rumbo señalado.
_Te gustó el pan? -yo asentí con la boca llena, el sólo sonrió llevando su mano a mi mejilla
_Jaja,mira tú rostro está lleno de migas, déjame limpiarlo por ti- Tomando mi mentón con fuerza en un rápido movimiento se posicionó sobre mi lamiendo mi rostro.
No pude mover un músculo.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).