Apagó la alarma de golpe al mirar que marcaban las 6:38 a.m. Por las mil mierdas, hoy tenía que ir a recoger un encargo al aeropuerto que su mejor amigo Jimin le había enviado y tenía que dejar a Dani en la escuela a las 8. ¿Cómo cojones se había quedado dormido?
Se levantó pesadamente de la cama, se dio un baño de 10 minutos saliendo con unas gafas oscuras para esconder el desvelo ya que Dani estaba enfermo y no me había dejado dormir toda la noche.
Se encaminó hasta la sala encontrándose con Dani jugando video juegos de tan mañana.
—Dani —sacó la comida de anoche para calentarla y ponérsela en una lonchera al pequeño. —Deja eso y alista tus cosas.
—Ya están listas papá. —Señaló su mochila. Ya estaba cambiado y bañado. Aún no entendía como un niño que se desvelaba toda la noche podía ser más puntual que él.
Sonrió satisfecho tomando la lonchera en su mano izquierda y colocaba la mochila en el mismo hombro. Tomó las llaves del carro y la casa ordenándole al pequeño que apagará eso por que llegarían tarde.
Apagó las luces de la cocina, ya que en el apartamento donde vivían no tenían la suficiente entrada de dinero para pagar un apartamento con buena vista a la ciudad y ni le interesaba.
Cerró las puertas de su "casa" dirigiéndose rápidamente al ascensor presionando los botones antes que este cerrara su puerta. Dejó entrar primero al pequeño para seguido él y presionar sótano 1.
—Vamos tarde —Dijo nervioso mirando al pequeño jugar con unos carros en la manilla del ascensor para poner las manos.
—Papi, ¿Dónde iremos hoy?
—Primero al aeropuerto y después a dejarte. —Sobó su cabello tomando su mano.
Salieron del ascensor hasta su carro, primero metiendo a Dani en el asiento de atrás poniéndole el cinturón y darle un beso en la frente. Se adentró en el lado de piloto para colocarse el cinturón y arrancar el carro.
Increíblemente hoy no había tráfico por lo que no le resulto tan difícil manejar rápido por todas las calles. Se paró en un semáforo mirando rápidamente a Dani para ver si se encontraba bien.
Era tan bello, siempre hacía lo que él le pedía sin ser malcriado, aunque a veces se le salía su lado rebelde cuando no quería hacer algo y empezaba a decirle que extrañaba a su padre Hoseok, tema que Taehyung detestaba recordar o que le recordaran.
—Papi —Lo sacó Dani del trance en el que iba.
— ¿Mm?
—Tengo hambre.
—Pero si acabas de comer niño. —Rio.
—Pero es que mi amigo el carro rojo —Se lo enseñó. —Dice que tiene hambre.
—Dile que tiene que esperar hasta que sea el almuerzo —Le sonrió. —O bien le da dolor de estómago. —Lo miro sonriendo por el retrovisor.
—Dice que si esperará papi. —Abrazó sus carros.
Era una ternura, no se arrepentía de tenerlo como bebé. De abrazarlo todas las noches y contarle distintos cuentos hasta que quedaba dormido. No quería recordar su pasado o con las personas que se había llevado años anteriores, recordarlo le ponía mal. Ya que realmente había pensado que él era la persona para él. Con la que siempre iba a estar allí haciendo lo que más les gustaba juntos, sin prejuicios de nadie.
Pero no había sido así. Él había decidido terminar todo lo que habían construido en cuatro años por ir a trabajar en el extranjero, diciéndole que no podía mantener una relación a larga distancia Taehyung y el niño. Que siempre le enviaría el dinero del bebé y todo lo que necesitara para ambos, pero que sería mejor si estaban lejos.
Enviaba el dinero, siempre. Nunca se había atrasado en una cuota mensual del niño, cada vez que era el cumpleaños de Taehyung o Dani, siempre enviaba regalos grandes, llenos de lujo, nada más. Los cuales Tae, siempre terminaba tirando al basurero.
Se bajaron del carro, entrando por las puertas del aeropuerto sin soltar la mano del pequeño. Tomaron el camino más corto para dirigirse a una de las ventanillas de encargo, diciéndole a la chica de en frente por lo que venía. Inmediatamente lo mandó a traer diciéndole que hace más de dos horas había llegado. Él solo sonrió y asentó feliz, porque estaba en buena condición.
Se despidió de la mujer regresando al lugar donde había dejado a Dani, pero se dio cuenta que no estaba allí. Se levantó apresurado tomando las cosas del niño mirando para todos lados, sus nervios evitaban qué pensará con los cinco sentidos. ¡¿Dónde coños se había metido ahora?!
Suspiró nervioso caminando hacia la seguridad con pasos largos y con prisa. No podía casi respirar y pensar en una reflexión mental no le estaba sirviendo de ninguna manera. Iba abrir la puerta de seguridad hasta que escuchó una voz ronca decir su nombre.
Sintió todo su cuerpo tensarse hasta el punto que las piernas las había sentido como agua, sin fuerza alguna. Volteó todo su cuerpo hasta quedar en frente de ese hombre, el cual lo había dejado como mierda solo por su puta avaricia. Se recriminó en sus adentros por pensar que se miraba tan bien vestido de saco con guardias de seguridad detrás de él.
— ¿Esta es tu manera de cuidar un niño de cinco años? —Levantó una ceja viéndole despectivamente.
La sangre le hirvió rápidamente por venir a juzgarle cuando él y su puto trasero nunca se había preocupado por venir a ver al pequeño.
—Mira quien habla. —Rodó los ojos. —Él idiota que lo dejó por que no se sentía hombre para cuidarle.
Su cara cambió de expresión a una seria. Su mandíbula tensa por mi respuesta, sabía que odiaba que no le respondiera lo que él quería escuchar. ¡Pero es que ya no era el mismo guarro de hace dos años y medio. Taehyung se acercó rápidamente a ellos para quitarle al niño de las manos pero él no quiso.
—Daniel, vámonos. —Le ordenó queriendo tomarlo de sus pequeñas manos.
—No papi, yo quiero estar con papi Hoseok. —Se abrazó al más alto.
Tenía que estarle tocando las putas bolas y de forma más jodida que podía existir en todo el puto universo.
—Yo lo llevaré a la escuela. —Dijo Hoseok tratando de quitarle la mochila del hombro a Taehyung.
—Estas jodido. —Se removió inmediatamente. —Estás loco si piensas que dejaré que te lo lleves.
—Él quiere que yo lo lleve. —Sobó su cabeza con una sonrisa de idiota. — ¿Por qué le niegas mi existencia?
—No me jodas Hoseok. Nunca se la he negado por que ya está lo suficientemente grande como para saber que te vale un coño.
Trató su segundo intento de quitarlo del cuerpo del más grande pero fue en vano. ¡No entendía los cambios repentinos de ese niño!
—Daniel, es una orden, vámonos.
—Papá por favor. Llévenme los dos ¿Sí?
— ¿Qué? N…
— ¡Dani! Tienes razón. —Lo tomó entre brazos, besando sus mejillas. —Tu papi te ha extrañado todo este tiempo, amor. —Besó su frente abrazándolo y el pequeño respondía de la misma manera.
Kim Taehyung sabía que no tenía otra opción y eso le molestaba en putas. Decidió seguir el “gran” capricho que había tenido Daniel y se dio por vencido. Los guardias de Hoseok se habían encargado de subir todas las maletas al carro de Hoseok. Así es, ese niño había armado una gran lloreta por irse en el carro del contrario, y él no estaba muy loco para decirle que lo dejaría ir solo.
Hoseok le había dicho que no se preocupara por el carro, que cuando fueran a dejar al niño volvería a dejarlo aquí mismo y después se iría.
El camino había sido muy incómodo. El niño iba dormido en las piernas del mayor mientras que Taehyung iba en frente de Hoseok, sin dirigirse ninguna palabra, no quería romper la poca paz interna que sentía. Porque sabía que si Hoseok decía algo se tensaría y empezaría a decir estupideces que no quería decir.
—No has cambiado en nada. —Lo retracto de pies a cabeza sin disimular ni un poco.
—Bien.
— ¿Cuántos tíos han pasado por tu cama después que me fui? —Soltó de un solo, haciendo que la cólera y la poca paciencia de Tae se perdieran por las mierdas que estaba diciendo.
—Eres un idiota, bastardo, egoísta.
—Te pregunté ¿Cuántos? —Frunció el ceño.
— ¡Ninguno imbécil, acaso piensas que soy igual de puto que tú!
— ¿Esa misma boca tienes cuando el niño está en frente tuyo? —Lo fulminó con la mirada, Tae se estaba hastiando.
—No. —Volteó el rostro.
Era cierto, su vocabulario nunca era así en frente del niño, pero es que él le estaba haciendo perder la cordura, la poca cordura que le quedaba. ¿Quién era él, para preguntarle con cuantos había dormido después de su lejanía?
—Me alegra saber que nadie ha tocado el trasero que solo yo toqué. —Se relamió los labios sínicamente poniendo nervioso al menor.
No quería volver a caer en los brazos del idiota que le había hecho pasar por muchos malos momentos en el pasado. No quería, no y no.