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Amor Prohibido. por Sakura Akashi

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Amor Prohibido.

El Deseo Prohibido.

~*~

Kouki se sentía incómodo en ese tipo de lugares, las miradas; algunas discretas, algunas otras no tanto lo incomodaban, los murmullos y algunas risas, por supuesto Kouki era el blanco de todo esto, ¿La razón? Quizás vestir unos viejos jeans y los tenis desgastados, así como su camisa, simple tela de algodón y un vistoso estampado, Kouki resaltaba y no de buena manera en aquel lujoso restaurant.

Sus manos se cerraron en un puño sobre sus piernas, cubría sus ojos gracias al flequillo, así por lo menos no verían sus ojos húmedos y las ganas de llorar que tenía.

¿Qué hacía en un lugar como ese?

— ¿Furihata-kun? — El supuesto investigador que su padre había contratado para localizarlo le había dicho que su padre quería hablar con él, algo que Kouki jamás espero… su madre nunca hablo de su padre y Kouki jamás se interesó en saber nada de él. No lo odiaba, su madre le dio el amor suficiente como para evitar ese tipo de sentimientos hacia otra persona. Su madre tampoco lo odiaba, Kouki se enorgullece de su madre, de sus esfuerzos y sobre todo por la sonrisa que ella siempre mostraba a cualquier situación. Incluso en la cama del hospital, la sonrisa jamás abandono su rostro.

— ¿Por qué estamos aquí? — Pregunto tímidamente, limpiando sus ojos de cualquier lágrima traviesa que se hubiese escapado.

Era solo curiosidad, se dijo Kouki el día anterior… cuando Hiromi le extendió el papel con la dirección en donde su padre le estaría esperando.

Tomoe y Taiga estaban totalmente en contra de aquel encuentro entre su padre y él. Kouki solo escucho quejas y malas palabras sobre ese hombre que se hacía llamar su padre durante toda la cena... ¿Por qué no los busco antes? ¿Con que derecho aparece ahora?

Para Kouki era difícil comprender a Taiga y a su madre.

—Disculpa, pero surgió un imprevisto y Akashi-sama se retrasara. — Akashi… Kouki no había preguntado sobre el nombre de su padre, pero supone ese es su apellido. — Por cierto tu padre se llama Akashi Seijūrō.

Kouki asintió, Hiromi sonrió ligeramente y el ceño del castaño se frunció levemente. Kouki no pudo preguntar que sucedía, puesto que una de las camareras se acercó a ellos con dos tazas, humeantes y el aroma era delicioso, te de jazmín con canela para Kouki y un café americano para Hiromi.

—Pero yo no pedí nada… — Exclamo Kouki, pensando que la camarera se habría equivocado, la confusión en el rostro de la mujer y la preocupación eran dignas de una fotografía. Había tenido varios problemas similares y su jefe le advirtió que no toleraría más errores, entonces ella solo estaba preocupada por su empleo.

—No se preocupe señorita yo lo he ordenado. — Aclaro Hiromi, la mujer sonrió aliviada y se retiró con una leve inclinación. — ¿Quieres azúcar para tu té? — Pregunto el hombre, Kouki asintió y dos cubos de azúcar fueron depositados en su taza.

— ¿Usted sabe por qué esta persona quiso contactarme ahora? — cuestiona el castaño, él tiene casi diecisiete años, si su padre tenía la misma edad que su madre entonces debería tener entre 33 o 34 años, él seguramente ya tenía una familia y si podía contratar  a un investigador privado entonces eso significaba que su posición económica era por lo menos estable.

De todos modos si su padre le buscaba por dinero, Kouki no podría ayudarle en nada.

—No tengo idea, hijo.

—Si es por dinero yo no tengo ni un yen. —esclareció ese punto.

—No creo que sea por eso. De otra manera él jamás podría pagar una reservación en este lugar. — Las mejillas de Kouki se encendieron, dándose cuenta de lo estúpido que había sonado lo anterior, atribuyo su idiotez a los nervios, se mantendría en silencio hasta que Akashi Seijūrō hiciera acto de presencia y sus dudas serian resueltas… o al menos eso era lo que Kouki esperaba.

Tomo la taza de té frente a él y bebió de ella, el aroma era solo superado por el sabor de aquel líquido.

El silencio reinaba entre ambos desconocidos, Kouki no tenía ninguna intención de entablar conversación alguna con aquel hombre, de cualquier modo ¿De qué hablarían? Kouki era tan malo como su madre en el ámbito social, ambos demasiado tímidos y callados. El castaño bebió otro sorbo, el líquido poco a poco se reducía, así como la capacidad de Kouki de mantenerse despierto.

Lo último que recuerda es haber escuchado varias voces cerca de él, su mundo se volvió obscuro y se perdió en el.

~~~

— ¿Es él?

—Sí, es Furihata Kouki-kun.

—Ehhh, se parece mucho a su madre…

Kouki escucha voces y estas parecían estar tan lejanas, pero eso era imposible porque podía escuchar perfectamente su conversación, se removió en la superficie ahora acolchonada debajo de él… que extraño, ya no era aquella incomoda silla de madera, se sentía bien, mucho mejor que su desgastado colchón, si tan solo pudiera dormir un poco más.

Pero Kouki sabía que no podía hacerlo.

Abrió sus ojos lentamente acostumbrándolos a la luz.

—Por fin despiertas, Furihata-kun. — escucho la voz de alguien a quien no conocía, el tono monótono y suave, una linda voz bajo la opinión de Kouki.

—Debería comer un poco más, esa anemia puede ser peligrosa… — Hiromi se acercó al confundido muchacho.

— ¿Me desmaye otra vez? — Pregunto, Hiromi asintió, fue en verdad un gran alivio que creyera en sus palabras, Kouki era del tipo de chico que era fácilmente manipulable, pudo darse cuenta inmediatamente.

— ¿Otra vez? — el castaño eleva su mirada, sus ojos cafés se encuentran con la penetrante mirada celeste.

— ¿Tu eres Akashi Seijūrō-san?  — Kouki le observa por largos segundos esperando por una respuesta, y entonces el peliceleste negó repetidas veces mientras una sonrisa se formaba en sus labios.

—No, lo siento… soy Kuroko Tetsuya, un ¿amigo? De Seijūrō.  Él tuvo una emergencia de último minuto, se disculpa contigo y me pidió que te pidiera le des otra oportunidad para verse. — La sonrisa de Kuroko era una verdadera obra de arte, pensó Kouki, no podía describirla ¿Era real? ¿Era falsa? — ¿Puede ser el próximo sábado?

Sin más palabras de por medio Kouki asintió.

— ¿Puedo volver a casa entonces? — Kouki intenta ponerse de pie, una pequeña ola de dolor atraviesa su cabeza y le obliga a volver a la mullida y cómoda cama…

— ¿Estás bien? — Pregunta Kuroko.

Ahora que lo piensa ¿Dónde demonios esta? No es el restaurant… a menos que sea alguna habitación especial… tampoco parecer ser el hospital. La habitación es lujosa, es amplia, es quizás más grande que el apartamento que renta.

— ¿Dónde estamos?

—Te traje a un hotel para que descansaras, además Kuroko-san trajo a un doctor para que te revisara.

— ¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Ahora mismo son las ocho en punto. — Responde el peliceleste mientras observa su reloj en su muñeca derecha.

— ¡TOMOE-SAN VA A MATARME! — e ignorando el dolor de cabeza Kouki toma su chamarra y hace una leve reverencia ante los adultos frente a él, Kuroko lo llama para ofrecerse a llevarlo, pero es demasiado tarde porque Kouki ya se ha ido…

—Por eso te dije que solo debiste poner un cubo de azúcar. — Regaña el peliceleste al hombre a su lado. Hiromi rasca su cabeza y sonríe bobamente.

—No quería sorpresas desagradables.

Kuroko suspiro y se dejó caer en uno de los sillones de la habitación.

—Dentro de tres días sabremos si ese chico es hijo de Akashi.

— ¿Qué pasa si no lo es? ¿Han considerado esa opción…?

—Por supuesto que sí, — Kuroko afloja el nudo de su corbata, deseando desde el fondo de su alma que ese chico lleve en sus venas la sangre de Akashi, de otro modo tendrían que decirle adiós a la herencia de Masaomi. — En caso de que no sea hijo de Akashi Seijūrō… simplemente se lo diremos “Lo siento, nos equivocamos, resulta ser que no eres su hijo.”

—Eso es demasiado cruel… Kuroko-san.

—Cruel seria quedarnos sin la fortuna de Akashi Masaomi.

~~~

Kouki salió corriendo en cuantos las puertas de cristal se abrieron ante él, no había rastro alguno de luz solar y eso le aterrorizo, debía llegar pronto a casa o Tomoe se preocuparía por él, o en el peor de los casos se enojaría con él.

Busco en su bolsillo derecho su teléfono celular, debería por lo menos llamarla y así quizás su castigo no sería tan severo.

Un ligero escozor surgió en su brazo derecho, pero Kouki lo ignoro. Tal vez si hubiera prestado más atención habría notado la pequeña venda adhesiva.

Justo cuando estaba por presionar la tecla para llamar a Tomoe su camino fue cerrado y él había chocado contra algo, específicamente contra una persona, su teléfono cayo de sus manos cayendo inevitablemente al piso, Kouki por otro lado fue detenido por las fuertes manos de ese extraño,  envolviendo su cintura y su pecho.

—Deberías poner atención en el camino. — Kouki se vio atrapado en el eco de aquella voz masculina, la seguridad que denotaba y la sensualidad.

—Lo siento. — Se disculpo cuando volvió a la realidad, alejándose por completo del tacto de aquel hombre, Kouki se inclino tanto como pudo para pedir disculpas.

—Está bien. — Kouki elevo su mirada y por breves segundos su corazón se detuvo, había olvidado como respirar y el mundo se congelo. Si hubiera palabras para describir al adonis que tenía en frente, Kouki desearía saberlas, tal perfección no podía ser verdad. Su cabello carmín, peinado hacia atrás, definitivamente le da un toque sexy, sus ojos escarlatas, podría perderse en ellos por lo que le restaba de vida, su piel blanca como el mármol, esa sonrisa tan arrogante, la confianza que esta desbordaba, su porte galante con aquel fino traje y el delicioso aroma que pudo percibir.

Y para él, para aquel hombre parado frente  aquel niño no fue tan diferente. ¿Qué era ese sentimiento de comodidad en su pecho? Anhelar el contacto con el castaño ¿Era normal? ¿Querer envolverlo entre sus brazos y besar aquellos labios rosados y carnosos? Como es que su mirada se perdió en la figura esbelta de aquel castaño, su cuerpo era ligero, lo comprobó al estrecharlo contra su cuerpo, podría tomarlo sin esfuerzo alguno y llevarlo a donde él quisiera. Esa belleza digna de admirar, reflejarse en sus ojos color chocolate, deslizar su mano entre sus hebras castañas, delinear su rostro con sus dedos y saborear cada parte de su cuerpo, Akashi lo había decidido:

Quería a ese chico en su cama.

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