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2010 por Andhara

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Notas del capitulo:

Pensaba que jamas resurgiria, pero aqui estoy!

Y esque llega el calor y me acuerdo de la playa y una no puede evitar escribir estas cosas.

Capitulo cortito. Calentemos motores.

Pa lante!

"Estoy en deuda contigo. Déjame invitarte algo", había dicho. Allí estaba ahora él, al lado del que hasta hace unos instantes creía pederasta tomando cerveza. La situación era esperpéntica.

- ¿Así que de Barcelona? ¿Tienes casa aquí? -dijo la chica de pelo cardado.

-No, estamos de alquiler. Por encima de La Caleta. - contestó Edu sacando pecho. Si, era un chico de la gran ciudad y aunque estuviera allí de vacaciones era más cosmopolita que todos aquellos juntos.

- Wow. Eso es alto standing. -todo el grupo rio. Edu, por primera vez en su vida sintió cierto rechazo. -Yo vivo en la Vila. Pol vive más cerca del puerto. Ona directamente es de otro pueblo -dijo el banjo mientras señalaba a la chica.

- No te confundas, no otro cualquiera. El mejor de por aquí. -rio distendida.

El batería entro en la conversación, posándole una mano sobre los hombros.

-No dejes que te chinchen, mis padres son de Barcelona también. Se creen los reyes por ser del pueblo de toda la vida. - el chico rio y Edu se sintió ligeramente consolado.

- ¿Qué harás ahora? -Pol volvió a la conversa después de haber estado un rato hablando con la camarera.

-Tenía pensado irme a casa. - tenía que llamar a su padre, que humillación.

-La Caleta está muy lejos. ¿Crees que le podrías acercar con la furgo, Ona?

-Claro. Si casi me va de camino. Eso sí, si voy para allá ya me voy para casa. -dijo cruzándose de brazos.

-Ei... ¿Te importa quedarte un rato más con nosotros?

Edu dudó. Por una parte, se sentía un mono de feria, pero por la otra quería estar allí. En ese ambiente alternativo y elitista de salir con "los reyes del pueblo de toda la vida". Igual le pasaba con los amigos de Barcelona. No lo pasaba del todo bien, pero seguía queriendo pertenecer y eso le pesaba mucho más.

-Ehh...no, claro. El tiempo que necesitéis.-el batería rio.

-No te pases que a estos se les va la cabeza.

-Por cierto, Edu, ¿Cuántos años tienes? -dijo Ona.

-18.

- ¡Es un bebito! - exclamó la chica mientras se le acercaba ilusionada. - Aparentas más.

-Ona, tienes 24 años, no hables como si fueras una vieja.

-Oh! Lo empiezo a ser un poco. Tu porque tienes 22 y ves la eterna juventud delante. Ya me lo dirás cuando estés al borde de los 25.-dijo señalando a Pol.

++++++++

- ¿Nena, te importa si me voy hoy a tu casa? -preguntó Pol.

- ¿Eh? Claro que no, todos los que queráis.

-Yo paso. Tu casa siempre está sucia. -dijo Pere, el banjo.

- ¿Pero qué hablas payaso? Obvio está sucia. No todos vivimos con papi y mami.

Todos rieron y poco a poco empezaron las despedidas. Los muchachos dieron la mano a Edu con una "A ver si nos vemos" que al menos en el caso de Pere indicaba un claro "Me da igual si mueres hoy mismo". El batería rubito, llamado Alex, al contrario, le pidió su número de teléfono. Edu supuso que al ser de Barcelona había sentido cierta conexión.

Él, Ona y Pol subieron al coche. Solo subir la castaña puso la música a tope. Edu dudó si iba un poco borracha, pero esperó que se conociera las curvas a la perfección y no fallara un milímetro. Pasaba de llamar a papi para que le fuera a buscar.

-Booooorn in the USA!!-cantaba a pleno pulmón con su voz gastada. -beh, siguiente. -dijo mientras pulsaba el botón y daba un ligero volantazo. Edu se agarró al asiento y por el retrovisor vio como Pol se reía entre dientes. Le devolvió una sonrisa tímida. Después de ese descubrimiento Edu no pudo evitar mirar cada cierto tiempo para ver que hacía o si le estaba espiando. Se multiplicó la conciencia sobre su propio cuerpo y gesto y empezó a sentir esa molesta sensación de rigidez. Esta vez sonaba Oasis y Pol se unió al coro. Al llegar al estribillo Edu no pudo evitar entonar por lo bajini.

-Más alto, Edu! -gritó Pol, evidenciando que le estaba escudriñando.

Vergonzoso, elevó la voz y Ona desencajó la mandíbula, girándose para ver a Pol y apartando la vista de la carretera. Al segundo la volvió.

-¿Y eso? ¿Tenemos aquí otro artista?

Edu rio avergonzado.

-Bueno, canto en un grupo y eso. Nada serio.

- ¿Tocas algo? -dijo Pol, serio.

-La guitarra, el piano, aunque hace tiempo que no lo toco. Un poco el saxo también. -Edu miró de nuevo por el retrovisor y allí estaba Pol, clavándole los ojos castaño claro. Con la luz del amanecer, casi se antojaban ambareados. Edu se hizo pequeño en su asiento.

- Que insospechado todo. -dijo Ona. - ¿Y dígame, señor músico, le ha gustado nuestra actuación?

- ¿Digo la verdad? -rio. -Me ha parecido sucia.

- ¿Sucia? Eso es malo a nivel de sonido cabron. -dijo Ona con el ceño fruncido.

-No, no. Sucia en plan salvaje. Sexual.

Un silencio temporal invadió la furgoneta. Edu se arrepintió de haber dicho la verdad. Un simple: muy original. Habría bastado. Pol carraspeó.

-A mí también me la pone dura.

-¡No he dicho eso! -exclamó Edu completamente alarmado. Ona rio y a través del espejo vio como Pol elevaba ligeramente las comisuras mientras le miraba.

 

Notas finales:

Tarara!


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