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2010 por Andhara

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Cuando el sol salía durante unos instantes el mar se quedaba en completa quietud. Al principio, cuando Pol se lo había contado, Edu no quiso dar crédito. Después de ver el amanecer con sus propios ojos no pudo más que reconocerlo y quedar prendado del embrujo del momento. Edu vivió la escena con los pies descalzos hundidos en el agua, con sus pantalones arremangados hasta la rodilla.

- Ves, te lo he dicho.-dijo Pol llegando a su lado. Edu solo alcanzó a asentir. 
-Me gustaría bañarme pero el agua esta muy fría.- Pol se encogió de hombros en respuesta.
- Piensa que esta playa nunca esta vacía.-dijo escueto, como si el dilema fuera obvio. 
Sin mediar más palabra Pol se empezo a desvestir. Primero la camisa, luego la camiseta. Ahora los pantalones, calcetines. En menos de un minuto solo un escaso boxer gris le cubria la piel. Avanzó dentro del agua y Edu observó su piel perfectamente tostada al sol. Probablemente en invierno era un chico pálido.
Edu le imitó, dejando sobre sus partes su calzoncillo de colores neón. Demasiado cantón, pensó con cierta vergüenza. Siguió al moreno que ya se encontraba cubierto hasta la cintura. Avanzó dando saltitos como una rana y agitando los brazos contra el escalofrió que se extendía por su bajo vientre.
-Joder.- alcanzó a pronunciar. 
- Estas moreno, ¡eh!- dijo Pol contemplandole el cuerpo sin disimulo.
- Ona también me lo ha dicho. Cojo color rápido.- alzó el muslo, sacándolo del agua y mostrando a Pol su moreno paleta. Pol rió bajo la nariz mostrando su moreno perfectamente uniforme.

- ¿Eres nudista o qué?- Pol torció una sonrisa, otorgándole la razón.

De un brinco el moreno se sumergió, saliendo a la superficie algunos metros más adelante, donde el agua ya cubría. Edu le quiso imitar pero acabó contando hasta tres y sumergiendo la cabeza robóticamente, como una anciana. Al sacarla la agitó, sacandose el frío de los huesos. Los rizos húmedos le atizaron en la cara lanzando pequeñas gotas a su alrededor. Ya en la parte que cubría Pol se acercó a él, risueño. Edu simplemente se limitó a sonreír divertido por la situación. La sonrisa despareció cuando el mayor saltó sobre sus hombros, totalmente dispuesto a ahogarle. Edu reaccionó rápido, intentando devolver la aogadilla. Se ensarzaran en un enjambre de brazos y cabezas chapoteando, luchando por respirar y ahogar al otro a la vez. Fue Edu el que finalmente se separo, exhausto. Al abrir definitivamente los ojos la estampa le abrumó, erizandole el bello. El sol alzado unos dedos sobre el horizonte, tras la cabeza de Pol. A contra luz solo reflejaban sus ojos ambarados. La playa desierta, la mar tranquila, solo alterada por sus brazadas. El aire era místico.
- Este sitio cada vez me sorprende más. Que suerte he tenido de conoceros. No se que haría aquí solo. Me estaría perdiendo tantas cosas...
- Y todas las que te quedaran por ver.
Edu bajó la mirada. Aquello debía acabar y en realidad restaban menos semanas de las que querría. En tres semanas estaría de vuelta a Barcelona, a sus calles grises y su aire espeso.
- Tengo que volver. -dijo concienzudo.- Podría venir el año que viene. Solo, sin mis padres. Seguro que Ona me hace sitió en su casa.
- Yo también tengo sitio.
- Pero en tu casa no he estado.
- Porqué no has querido.- dijo Pol burlonamente
- ¿¡A caso me has invitado?! ¡Tendras jeta!- dijo salpicándole ligeramente.
- Puedes venir cuando quieras. Vivo en el puerto, en la calle del bar La Habanna. Subiendo unas escaleras blancas.
- ¿Ese es el de los mojitos?
- Si, ese. 
- Vivo super lejos Pol...
- Bueno pues cuando tu quieras venir me avisas y te voy a buscar con la moto.- Pol se encogió de hombros. Edu se sorprendió ligeramente por su interés y su esfuerzo. ¿Realmente le caía tan bien?
- Aun no entiendo como he llegado aquí. A estar contigo, nose... A veces siento que te conozco más, de hace tiempo. Como...que hay conexión, tío. Algo así. En realidad te conozco de cuatro días y...
Pol solo sonrió de medio lado con los ojos clavados en las aguas ondeantes.
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El sol empezaba a subir y diversos abueletes ya paseaban por las calles desiertas. Les miraban encuriosidos y no era para menos. Él se había vestido pero la ropa interior empapada le había causado un redondel sospechoso por toda la entrepierna. Pol, en cambió, prevenido de lo que iba a pasar, se paseaba por la calle desnudo y con las zapatillas puestas. La tela húmeda se le pegaba a la piel insinuando más de lo que debería. Edu se avergonzaba solo de verlo. ¿Como podía ir tan tranquilo por el mundo con la raja del culo y la polla a la vista de todos? Sí, había una tela de por medio, pero como si no estuviera. 

- Oye, tío. ¿no crees que te deberías poner los pantalones?, o la camisa al menos. 

- No quiero que se moje.-dijo resolutivo.

-Llevas unas pintas muy raras. Si te viera por la calle cambiaría de acera.-Edu rió nerviosamente. Al ver que Pol no se inmutaba decidió cambiar de tema. - Me dijeron que hablas muy bien francés. Es guay. Yo se mucho inglés y catalán y castellano, claro, pero nada más. 

- Bueno, mi madre me ha hablado mucho en francés desde pequeño.Supongo que siempre pensó que mi padre volvería, o algo. - Edu quiso preguntar pero sintió que era inadecuado. El silencio se extendió entre ellos. Pol le miró, sonriendo ligeramente y entendiendo su confusión.- Mi padre vive en Francia, es francés. 

- ¿Como te llamas de apellido?

- Codina.-Edu le miró confundido. Eso era un apellido catalán, no francés.

- No llevo el apellido de mi padre.-Pol volvió a sonreír pero Edu la sintió profundamente fría.- Digamos que se desentendió. Mi madre siempre ha estado bastante obsesionada con eso. Que volvería y que le tenía que ver como lo que era. Pero que quieres que te diga. Si lo viera ahora no sabría ni quién es. No siento nada hacia él. Cuando pienso en mi padre solo puedo imaginarme un hombre calvo con una cara estandart. 

Edu se mantuvo en silencio. Sintiendo que había metido la zarpa donde no debía.

- Vaya...lo siento.-dijo concentrándose en los cordones de sus zapatos.

- ¡No sientas nada, hombre! ¡Mirando la parte positiva gracias a eso se francés! No es tan raro por estos lares. Turistas de verano que conquistan a las pueblerinas y luego se marchan para no volver.- Pol le miró a los ojos y Edu no supo leer su expresión. -Como la canción de "el Amics de les Arts"*- Edu rió ligeramente, conociendo la referencia. Era una canción divertida y a la vez ligeramente humillante. Y pensar que se hizo cantante para gustar a las chicas...

Finalmente llegaron al parking de Ogigia. La furgoneta de Ona, como era de suponer, ya no estaba y solo algunos borrachos rezagados quedaban alrededor. Pol se puso por fin los pantalones y la camiseta, atándose la camisa de cuadros a la cintura. 

- ¿Vamos?-le preguntó ya subido a la moto. Edu se subió, sintiendo el cuero pegándosele al trasero y agarrándose a su espalda, esperado para sentir la velocidad. 

 

 

 

Notas finales:

*Canción de un grupo catalán que habla sobre artistas de pacotilla que solo quieren ligar. El estribillo dice, básicamente "han venido a robarnos las mujeres"


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