Kim Jonghyun, gran empresario de 28 años, un hombre exitoso a tan corta edad según sus colegas. Felizmente casado con el amor de su vida, Lee Jinki, a quien conoció en la universidad un tierno y risueño muchacho de solo 29 años, la luz de sus ojos, la persona por la que sería capaz de bajar las estrellas si se lo pidiera. Tenían una vida “perfecta” amor para dar y compartir.
Desde ya hace un par de meses Jonghyun está estresado y algo fuera de sí, el trabajo y sus jefes presionando cada vez más para que consiga ese contrato. Aunque intenta sonreírle a la vida como le enseñó su amado esposo, a veces simplemente no puede. Se puede decir que vive en su oficina, las pocas que vuelve a casa solo encuentra a Jinki profundamente dormido, se dice que pronto todo esto terminara y se tomara unas largas vacaciones para disfrutar de esa luna de miel que nunca pudieron tener.
Esta es una de esas noches en las que volvió a casa aunque algo tarde y encuentra de nuevo dormido a su pareja “Amor, ¿Sabes cuánto te amo, no es así?” dice mientras deja un beso de culpa en su hombro desnudo, solo siente como el otro cuerpo se mueve un poco, y sigue con su sueño. El menor solo tiende a enroscar sus brazos alrededor de esa delgada cintura y aspirar el aroma que se desprende de su cabello, sintiendo como el calor corporal del otro lo cobija haciéndolo dormir como un bebé.
Al día siguiente despierta muy temprano, y deja su casa en silencio para no despertarlo esta semana es la última se repite una vez más, cruzando las puertas de esa gran empresa, sus colegas lo miran con pena, sintiendo que solo él tenga que encargarse de este trabajo. Pero Jonghyun pasa desapercibidas aquellas miradas de tristeza, y llega a su oficina, para terminar con los papeles de este día.
Coincidentemente, este día también puede volver a casa, esta vez más temprano, se anima a sí mismo. Llamando a Jinki mientras sale de la oficina. “Hola soy Jinki y estoy viviendo mi vida, puedes dejar un mensaje luego del tono” le responde el buzón. Y su mente viaja a la vez en la que le ayudo a grabar eso, Jinki era algo torpe con los teléfonos modernos, pero este era el primero que tenía y Jonghyun se lo había regalado, así que estaba decidido a aprender cómo usarlo, empezando por el buzón. Jonghyun le había dicho que no era necesario grabar un mensaje, pero Jinki le había respondido, que no le gustaría que alguien que le llamara escuche la molesta voz de esa mujer. Así es él, piensa Jonghyun mientras sonríe levemente.
Al llegar a casa no hay rastro de Jinki y vuelve a llamarlo, pero nuevamente contesta el buzón. Solo escuchar su voz, aunque fuera grabada, le daba ganas de seguir adelante. Con algo de tristeza y angustia espera hasta que no puede más y se queda dormido sobre el sofá esperando que su amado regrese.
Al día siguiente, despierta nuevamente con el sol, este es el último día, se anima y va a su habitación para encontrarse con Jinki profundamente dormido sobre la cama. Jonghyun acaricia su rostro dejando besos sobre su frente, sintiéndose culpable de verlo de esa manera, tan alejados aunque vivan bajo el mismo techo, ese bello rostro que lo enamoró cuando eran más jóvenes ahora está apagado y ya no puede ver esas hermosas sonrisas, “Hoy se acaba, bebé” le dice mientras sigue acariciando sus mejillas. Y aunque no recibe ninguna respuesta, sabe que el otro lo escuchó.
Vuelve a la empresa, esta vez más renovado. Feliz de que al fin se acabe esta tortura de sus jefes. Al entrar a la oficina decide hacer todo más rápido, no puede esperar por regresar y estar todo el fin de semana con su amor. Sus compañeros notan su cambio de humor, sienten como está volviendo a ser el mismo de antes, sus energías han vuelto y la oficina se llena de un ambiente más animado, más vivo. Su secretaria ríe de las pequeñas bromas que hace y siente como este es el mejor día que han tenido en el año.
Jonghyun se siente libre, tanto que es capaz de cantar como esa princesa de hielo. Pero no lo hace, en vez de eso decide pasar por el centro de comida rápida que Jinki más ama, para comprar algo de pollo y quizás encender la noche. Se siente muy feliz, todo en la empresa salió bien y ahora está yendo a reunirse con su amante.
Llega a casa y nuevamente la ve en penumbras, pero esta vez lo pasa por alto simplemente sirve el pollo y lo pone en la mesa esperando a Jinki, quien sale luego de unos minutos de su habitación. Una sonrisa brillante en su rostro, iluminando nuevamente la vida de Jonghyun, comen pollo mientras conversan, recuperando todos esos días que no habían podido estar juntos, por el trabajo del menor, ríen juntos y toman algo de vino cruzando sus brazos, justo como el día de su matrimonio. Jinki empieza repartiendo pequeños besos en el cuello del menor, invitándolo a pararse para ir a su habitación. Jonghyun no duda ni un segundo y sigue al mayor, los besos se hacen más profundos, compartiendo ese amor del que todos tuvieron envidia alguna vez, pero no se atreven a decirlo. Jinki se acuesta junto a Jonghyun y este lo abraza contra su pecho, susurrando un último Te amo antes de caer en los brazos de Morfeo.
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“Esto es triste, ¿No crees?” le dice la jefa a su nuevo recluta.
“Así es, jefa. ¿Usted lo conoció?” dice mientras agarra la copa de vino a medio tomar de la mesa de noche.
“Así es, fui amiga de la hermana del muchacho. Y también conocí a su pareja. Ellos realmente se amaban y su historia de amor es tan triste”
“¿Cómo así, jefa?”
“Su pareja” dice mientras señala el cuerpo que yacía sobre la cama abrazado a una almohada. “Falleció el mes pasado, por un accidente de tránsito. Él siempre se culpó, porque ese día llegó tarde a su encuentro. Ese día cumplían dos años de matrimonio y al parecer Jinki, que en paz descanse, le tenía una sorpresa. Pero como Jonghyun se quedaría hasta tarde ese día, lo llamó para encontrarse afuera de la empresa. Y bueno, el chico cruzó la autopista apresurado por llegar a su encuentro y no vio que un camión venía a alta velocidad, creo que ya sabes lo que sigue”
El otro asiente. “Al menos ahora estarán juntos” concluye.
“Así es” responde mientras salen de la habitación, viendo como sobre la mesa hay un plato a medio comer de pollo frito, frente a otro intacto.
FIN