Había sido una gran fiesta, después de muchas penurias, el mundo al fin estaba en paz, y el imperio Kou lo festejo como nunca, la mayoría bebió de más, eso incluía al tercer príncipe, que ni idea tenía de donde estaba, Koumei le ayudó a levantarse de la mesa para llevarlo a su habitación, pero en medio de un oscuro pasillo, el menor se negó a caminar más.
-¿Qué sucede Kouha?
-¿Por qué te vez tan triste Mei-nii?
El mayor le miró con sorpresa.
-No puedo creer que te dieras cuenta... es que me hubiera gustado que Hakuyu y Hakuren hubieran visto este día.
-¿Aún le amas?
-¿De que hablas?
-¿Aún quieres a Hakuren?
-Eso quedó en el pasado, lo nuestro nunca hubiera podido ser.
-¿Por qué no?
-Por el estatus, por la situación...por que somos hombres.
-Eso no tiene nada que ver, si amas a alguien, debes ir con todo.
-Pero...
Los labios del menor silenciaron a su hermano, se quedó estático unos segundos, en ese beso sentía mucha calidez, como si quisiera transmitirle todo su amor, pero le apartó.
-Esto no esta bien.
-¿Es por qué somos hermanos?
-Es porque estas borracho.
-¿Quién te ha dicho que lo esté?
-Pero tú...
-Oh, no, tú asumiste, solo no quería estar en la fiesta, necesitaba hablar contigo, decirte lo que siento, confesar que te amo.
-¿Q-qué tú que?
-Que-te-a-mo- hizo énfasis en cada sílaba para que le escuchara correctamente y no hubiera dudas.
-¿Por qué?- le preguntó algo asustado.
-¡Y todavía lo preguntas! Eres guapo, eso no puedes negarlo, tú personalidad es brillante, eres buen estratega, muy valiente e inteligente, siempre te he admirado, supongo que por eso termine enamorandome de ti.
-Siempre eres muy directo- dijo avergonzado- lo siento, pero no creo...
-¿No crees poder corresponderme?
-Tal vez.
-No te lo pido, pero al menos dame la oportunidad de intentarlo, no tienes nada que perder, si me amas, no pienso dejarte ir, pero si no es así, simplemente continuaremos como hasta ahora.
-¡Pero!
-Lo siento Mei-nii, me voy a dormir...estoy cansado.
Y sin más el peli rosa escapó, no le iba a dar la oportunidad al pecoso de negarse, este solo se quedó mirando al joven en silencio, mientras pensaba una y otra vez en lo que había ocurrido para luego marcharse a su habitación y dormir.
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Había pasado una semana de semejante confesión y Mei no había logrado dormir una sola noche, se despertaba recordando ese beso, estaba confundido, primera vez que le pasaba algo así, increíble que el causante fuera su confiable hermano, sus ojeras eran más visibles que de costumbre, y a veces terminaba dormido en lugares muy bizarros, además de estar muy distraído.
-...mei...¡Koumei!
-¿Eh? ¿Ah? ¡Lo siento hermano!- le hablaba al primer príncipe.
-¿Qué ocurre? Últimamente estas muy distraído, no es común en ti.
-¡Nada!- se sonrojo involuntariamente, el mayor le miro con seriedad.
-Ya veo- suspiro- Kouha se confesó.
El pecoso le miro con una expresión desencajada.
-¿Lo sabías?
-Claro, son mis hermanos después de todo, tendría que ser idiota para no notarlo.
-Aún si lo amará lo nuestro no puede ser.
-¿Por qué no?
-Porque somos familia.
-Eso no me ha detenido para estar con Hakuryuu.
-La situación es diferente.
-No lo creo, me parece que solo estas huyendo.
-¿Huyendo?- le miro confundido- ¿de qué?
-Esa respuesta solo la tienes tú, pero voy a darte un consejo, aclara tus sentimientos antes de que sea tarde, se que Kouha es valiente y muy decidido, pero... desde el día en que te confeso lo que sentía ¿Volvió a insistir?
-Ahora que lo mencionas... no.
-Me lo suponía, el imperio y las guerras son una cosa, siempre esta dispuesto a darlo todo, pero te aseguro que confesar su amor, fue lo más difícil que ha hecho en la vida, eres la persona más importante para él, tiene miedo de perderte.
-¿Entonces por qué me dijo lo que sentía?
-Vaya, en verdad eres torpe, es obvio que te confesó sus sentimientos porque consideraba que debías saberlo, sin importar que eso lo alejara de ti, no quería ocultarte la verdad.
-¿Y desde cuándo sabes tanto?
-Digamos que tener una relación con Hakuryuu me ha ayudado a comprender a los demás.
-¿Cómo te diste cuenta de que lo amabas?
-Siempre lo supe.
-¿Y por eso te confesaste?
-No, fue él quien me dijo lo que sentía, al parecer nuestros hermanos tienen más valor en asuntos amorosos, por eso, piensalo bien, no quiero que ninguno de los dos salga herido.
-Lo haré.
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Transcurrió una semana más de aquella confesión, desde ese día el pecoso no había visto a su hermano ni una sola vez, seguramente le evitaba.
"Tiene miedo de perderte"
Recordó las palabras del pelirrojo, y aunque estas se referían al tercer príncipe, comenzaba a pensar que también podían aplicarse a él, con el paso de los días, sintió que si perdía al peli rosa, no lo iba a soportar, al principio creía que era debido a que es su familia, pero pronto se dió cuenta de que lo miraba como algo más, por lo que le busco por todo el palacio, para hablar con el, tardó mucho en encontrarlo, pero cuando lo vio, se quedó pasmado, ese brillante y alegre chico, se veía tan frágil y débil, sin duda Kouen tenía razón, no pudo evitar sentirse mal, pues a causa de su indecisión, lastimó a la persona que más ama, camino hasta quedar detrás del joven.
-Kouha.
Pero este no volteó, tenía miedo de ser rechazado, y continuó con su caminata, pero el segundo príncipe le sujeto de la muñeca, y le atrajo hacia si en un fuerte abrazo, el menor solo temblaba.
-No lo digas Mei-nii...por favor.
Esta vez el mayor tomó la iniciativa, toco el rostro del peli rosa, y deposito un suave beso en su frente, le miro notando que estaba rojo y con los ojos abiertos en clara señal de sorpresa, por lo que acercó nuevamente su rostro y le dió un tierno beso en los labios.
-Siento haberte hecho esperar... te amo Kouha.
-¡Mei-nii!- dijo al sentir la mayor felicidad del mundo.
Pero pronto sus piernas no pudieron sostenerlo, así que el pecoso le tomó entre sus brazos.
-¿Te sientes bien?
-Solo estoy un poco cansado.
-Lo siento, fue culpa mía.
-Claro que no- le miró de manera seductora- ¿Te parece si hacemos algo divertido en mi habitación?
El mayor le miró para dejar escapar una tenue risa de sus labios.
-En verdad eres muy directo.
-¿Entonces no?- lucía un poco desanimado.
-No dije eso, pero no ahora, será cuando te sientas mejor, quiero que ambos disfrutemos el momento, quiero entregarte todo mi amor.
-Mei...
El chico se quedó profundamente dormido, el miedo de perder a su hermano le había estresado y agotado como nunca, pero bien valía la pena, porque ahora se siente seguro entre sus brazos, por su parte, el mayor no deja de pensar que ha sido un idiota, estuvo a punto de perder al pequeño ángel que lleva cargando, pero lo importante es que tiene toda una vida para compensarlo, y de nuevo besa sus labios, es increíble que no hubiera notado lo mucho que le amaba, pero ahora que lo sabe, no piensa dejarlo ir, no permitirá que las inseguridades se adueñen de él nunca más.