Demonio de los Espejos
Por: PurpleKat
Capítulo 1: Ojos que pueden ver
El demonio observaba desde el espejo una escena que miles de veces ya había presenciado: el nacimiento de un nuevo humano. Esto no era la gran cosa para él ni la razón por la que estaba ahí, lo que le interesaba era la mujer que estaba por dar a luz ya que hasta ese momento él debía llevar registro de cada momento de su vida.
Con mirada aburrida observó el libro en el que escribía la vida de aquella mujer. “¿Así que su último día es hoy?” Comentó para sí mismo con desinterés al ver que al final de la página en que escribía estaba escrita la palabra Fin en letras rojas. “Es una pena, ella es tan joven” Mencionó sin dejar de escribir.
Que una mujer muriera tras dar a luz era algo que ya había visto antes y parecía que lo más probable era que no llegaría a ver el rostro de sus bebés. Él siempre había seguido las reglas sobre no interferir en las vidas humanas que registraba pero por alguna razón sintió pena por ella y en un espacio que quedaba en el libro el escribió:
¨su última acción fue abrazar a los humanos recién nacidos, ella lo hizo sonriendo¨
Con esto la vida de la humana se alargó lo suficiente para que los hechos que él había creado fueran realizados, pues lo escrito en un libro de registro era absoluto e incuestionable.
“La probabilidad de reencarnación para ella es alta, su libro de vida es blanco después de todo” Tras esto cerró el libro y lo envió hacia los lectores para que el alma fuera juzgada. No pasó mucho antes de que otro libro apareciera frente a él, con la imagen del humano cuya vida debía registrar ahora en la primera página. “Curioso” dijo observando a una de las criaturas en brazos de la ya fallecida madre “Parece que no dejaré este lugar en un tiempo”
Y sin dejar de observar a aquel pequeño, bajo la imagen que había en la página escribió
¨Rivaille Ackerman¨
El niño humano había crecido rodeado de lujos y atenciones y ahora tenía 14 años. Rivaille era alguien que siempre parecía estar aburrido de todo y todos los que lo rodeaban, podría decirse que era alguien solitario; ni siquiera su hermana parecía agradarle y eso que eran gemelos.
En cierta forma el demonio tenía envidia de él, siempre bajo cuidado y con tantos al pendiente de lo que hacía. Rivaille estaba solo porque quería pero el demonio estaba solo porque no tenía opción y tras tanto tiempo de existir en soledad a veces pensaba en lo que sería tener una vida como humano…
“No contestes si no quieres, pero debes arreglarte para ir a la escuela. Al menos eso debería importarte”
Esa voz molesta y cortante era de su hermana Mikasa, una chica de personalidad fuerte y de acciones impecables y perfectas. Ella siempre pasaba todos los días a la misma hora para despertar a su hermano con un regaño desde afuera de la habitación de Rivaille.
Con un gruñido el joven humano despertó y comenzó su rutina diaria de arreglarse, ordenar su habitación y por ultimo limpiar el espejo de su habitación. Él siempre fruncía el ceño tras esto último, observando a un punto en particular, como si en el espejo hubiera una mancha que él no podía quitar.
“Sus ojos son como los de su madre… de colores distintos” Dijo el demonio para sí, curioso de no haber notado esa particularidad antes. Ambos eran de tono verde pálido pero tenían pequeñas manchas azules en ciertas zonas.
Una sonrisa se mostró en el rostro del humano, pequeña y fugaz pero perfectamente visible para el demonio. “Así que puedes hablar después de todo”
Desde el inicio de su existencia nadie había sido capaz de verle…hasta ese día. Tras miles de años al fin ocurría algo que causó interés en aquel demonio. “¿Por qué no sigues hablando? ¿Te incomoda saber que puedo verte? Imagina como me siento yo con una cosa desagradable como tu siguiéndome todo el tiempo”
Extraño. Era muy extraño que no tuviera miedo, ni siquiera parecía importarle el hecho de que hablaba con un ser que podía ver únicamente en el espejo y no en el mundo físico.
“Yo solo cumplo con mi trabajo” Contestó sin más “No es como si me agradara hacerlo”
“Si tu trabajo es acosar personas, déjame decirte que lo haces perfectamente”
“Soy un demonio de los espejos y debo registrar tu vida, es mi deber”
El humano ni siquiera reaccionó.
“No me importa lo que eres o lo que tengas que hacer pero si vas a seguir con ello…” Seguía hablando con total normalidad, como si no le importara. “Al menos ten la decencia de tener una apariencia presentable” Tras eso Rivaille tomo su bolsa y salió de la habitación con la intención de ir directo a la escuela.
El demonio lo siguió como cada mañana, sin olvidar escribir un solo detalle de lo que el humano hacía.
“Te dije que cambiaras tu apariencia, como te vez ahora no eres más que una desagradable mancha”
La comparación era demasiado tonta pero muy cierta. Los demonios del espejo no tenían necesidad de tener una apariencia determinada ellos existían como una esencia, como una nube de humo negro si debieras describirlos.
“No necesito tener una apariencia, soy un demonio del espejo” Sin embargo el hizo lo que se le pidió, tomando la apariencia de un humano cuya vida había registrado ya hacía mucho tiempo atrás.
“Demonio del espejo…demasiado largo ” Rivaille se detuvo para pensar y después miró hacia el cristal de la ventana en el que ahora se reflejaba la recién adquirida apariencia del demonio “Desde ahora respondes al nombre de Eren”
“No necesito un nombre, yo so-”
“Tú eres Eren, tu opinión al respecto no me interesa” Tras decir esto reanudo su andar, importándole poco la opinión del demonio sobre este nuevo nombre que él le había dado.
El demonio conocía toda la vida de Rivaille hasta ese momento y sabía que el hacía lo que quería cuando quería, por lo que se limitó a mantenerse callado e ignorar sus preguntas por el resto del día.
Aunque no podía evitar sentirse extraño ¿Cómo fue que nunca se dio cuenta de que aquel humano podía verlo? Ahora que lo analizaba con cuidado, viendo a través de las paginas ya registradas de su vida se dio cuenta de que en múltiples ocasiones o mejor dicho en demasiadas, se repetía la oración ¨el humano observó su reflejo con disgusto¨ o cosas similares y así calló en cuenta que quizá Rivaille lo hacía porque le veía a él y no su propio reflejo.
“Conque ‘Eren’ ¿uh?”