El regalo perfecto.
Era 7 de mayo e iba a ser nuestro aniversario, al final en esa fecha siempre nos la pasamos como cualquier día normal, Nowaki siempre entendió que no era muy fanático de las cosas cursis.
En nuestro anterior festejo habíamos ido a comer como era natural en nosotros, la sonrisa de Nowaki siempre era tan brillante que todas mis dudas se disipaban al ver que cualquier situación le alegraba, incluso podría jurar que si solo le decía unas palabras simples como ¡Feliz aniversario! El pondría una cara tan jodidamente alegre como si le hubiera dado el objeto más costoso de todo el planeta.
Pero ese es Nowaki Kusama, el hombre que más amo en todo el universo… aunque yo nunca sea sincero por completo.
Hoy tenía planeada una sorpresa para él, un regalo que había escondido en el refrigerador y el cual estaba cuidando con mi vida, detestaba que me arruinaran las sorpresas que tenía planeadas, ya saben, soy un maniático controlador respecto a cada pequeña cosa.
Me estaba alistando para ir al restaurante que había reservado, esta vez era uno de comida italiana que acaba de abrir y Nowaki no tardaría en llegar de su empleo, al parecer había hecho todo lo posible por librarse de trabajo extra.
Me coloque la corbata y justo cuando apretaba el nudo escuche el sonido de la puerta abriéndose y sentí aquella aura energética que solamente emanaba aquel al que tanto amaba.
— ¡Hiro-san!—Oh vaya, aquellas palabras las cuales quería que fueran las últimas que escuchara cuando fuera a dejar este mundo, de esa voz que expresaba tanto amor hacía mí.
— Nowaki…
— ¡Feliz aniversario Hiro-san!
¿Acaso se podía ser más feliz de lo que ya era? Nowaki siempre provocaba que me enamorara como si fuera la primera vez y aquello… sabía que nadie podría volver a hacerme sentir como el me hacía sentir.
Él era el único.
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La cena había pasado tan normal como cualquier otra, obviamente la comida había sido algo que provoco que la rutina no fuera parte de la noche.
Nos reímos, hablamos de nuestras ocupaciones y disfrutamos del momento, al final llegamos a nuestra casa y recordé el regalo que había pedido con antelación.
Ahora mismo estaba avergonzado, evitábamos comprar obsequios para que yo no me apenara de darle uno a Nowaki al mirar su cara de completa alegría como si fuera un niño pequeño.
— Nowaki…—hable finalmente captando su interés mientras se quitaba la corbata
— ¿Qué pasa Hiro-san?
— ¡Ve al refrigerador!
— ¿Eh?
— ¡Ve al refrigerador!
A veces odiaba mi falta de sinceridad pero en verdad era bochornosa mi situación ya que las reacciones de Nowaki siempre me ponían nervioso.
— De acuerdo
Al final accedió ante mi petición que sonaba como una orden y abrió el refrigerador topándose con la enorme caja de pastel que ocupaba la mayor parte del espacio, note como sus ojos azules se agrandaban y sus labios iban aumentando hasta convertirse en aquella torpe sonrisa que tanto me gustaba.
— ¡¿Qué es esto Hiro-san?!
— Tu regalo de aniversario… no me hagas repetirlo, idiota—murmure lo último con un bochorno que enrojecía por completo mi rostro y entonces mire la radiante cara de Nowaki y supe que de nuevo volvía a enamorarme de este idiota que me miraba como si fuera la única persona en su mundo.
No sé en qué momento la caja del pastel termino en la mesita a mi lado y yo fui estrujado hasta que caímos al suelo, palabras de amor y de cariño me eran soltadas por aquellos labios que adoraba besar… ah, esperaba que mi felicidad nunca se terminara.
— En verdad te amo Hiro-san.
— Sí, lo sé
Escondí mi rostro en el hueco de su hombro y lo sentí calentarse de poco a poco.
Después de varios minutos se despegó de mí debido a que lo aleje con amabilidad, estaba empezando a sentir que hervía desde mis adentros.
— Te emocionas por una estupidez, idiota—gruñí apenado y a pesar de mis palabras duras seguía emocionado como un infante
— No es una estupidez, es un regalo que me hizo Hiro-san
— Ábrelo, espero que te guste.
Note como accedía a mi petición y abría la caja de cartón con sumo cuidado y entonces sus ojos parecían dos luces zafiros radiantes al ver el gran pastel de chocolate negro.
Parecía estar sin palabras.
— Es tu favorito así que…
— ¡No lo olvidaste!
— Idiota, recuerdo muchas cosas aunque no lo parezca…—me queje evadiendo su mirada, no podía soportar ver el brillante aura de felicidad de mi querido pediatra
— Hiro-san…—escuche mi apodo y me voltee sintiendo como algo del betún me era embarrado en los labios y después una calidez que conocía perfectamente me era propiciada.
Los dulces labios de Nowaki.
— Sabroso—murmuro y mis mejillas se tornaron del color de la sangre ¡ese maldito idiota! En verdad que sabía hacer acciones que me provocaban una vergüenza inmedible.
— ¡IDIOTA!
Le insulte sintiendo como otras palabras se trababan en mi garganta y aceleraban mi ritmo cardiaco.
— Lástima que mi regalo será el último…
— ¿Eh? —pronuncie ante aquellas palabras sorpresivas ¿acaso había dicho regalo?
— Sí Hiro-san te compre algo por nuestro aniversario… creo que es sorprendente que ambos decidiéramos regalarnos algo… espera…—mire como se levantaba del suelo y caminaba hacía una repisa que no estaba lejos de la sala de donde sacaba un pequeño presente cuadrado ¿acaso era un libro? —Espero que te guste
Tome el regalo y comencé a destruir el papel y entonces pude percibir un marco de madera con una foto de nosotros dos donde yo estaba adormilado y Nowaki sonreía felizmente a la cámara.
— Es un cuadro para nuestra habitación… perdona la foto de incognito pero siempre evades el tomarte una foto juntos porque te da vergüenza.
— ¡Nowaki idiota! Mi cara cuando duermo se ve horrible—brame sintiendo como un sentimiento nostálgico se apoderaba de mi interior, esto era algo que no me esperaba y que en verdad volteaba mi mundo de cabeza
— Yo creo que Hiro-san es hermoso como sea que se mire…
— ¡idiota! La próxima vez tomemos otra foto y pongámosla en el cuadro…
— ¡DE ACUERDO!
Ah… el regalo perfecto, claro que sabía cuál era el regalo perfecto.
No era una cena romántica, ni el pastel de nuestro sabor favorito, ni un marco elegante con una foto de nosotros…
El regalo perfecto era recolectar cada uno de estos momentos preciosos a su lado, mirando esa sonrisa que le daba vuelcos a mi corazón.
Fin.