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To love or Be loved por Gengibre

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Notas del capitulo:

Me gusta mucho el videojuego de Undertale, y por supuesto también algunos de sus universos alternos - ó, ¿líneas temporales? No estoy segura - y me decepcioné al no ver muchos fanfics - en español, por supuesto -. Este ya lo tenía escrito y planeaba subirlo en otro momento, pero si no era ahora... Me iba a dar pena hacerlo después, sinceramente. Además, pienso que también debería haber quienes gusten de ello. 

 

Me basé en un fAnFic que ya había leído anteriormente y un cómic que me encontré vagueando por internet, ya saben, ese amplio manto donde a veces te encuentras cosas que creías imposibles. Como yo quiero ver el mundo arder utilice el mundo de Underfell, ¿por qué? Porque me encanta UF!Papyrus y su "historia", la que me he imaginado y leído, es interesante... Y me hace odiar a UF!Sans casi tanto como a Chara en la ruta genocida :v por eso no shippeo el HoneyMustard(?

 

Welp, hasta abajo.

 

" - Sans, juega conmigo - ".

" - Tengo mucha hambre, Sans - ".

" - ¿Vas a salir a jugar con papá, otra vez? ¡¿Puedo ir?! - ".

" - ¿Por qué no puedo ir a jugar con papá también? ¡Parece divertido! - ".

" - ¡Juguemos a lo que juegas con papá, Sans! - ".

Sans. Sans. Sans. Sans. Sans. Sans. ¡Sans! ¡SANS!

La infantil voz de un niño se fue acrecentando conforme la mano brillante en rojo se deslizaba hacia arriba con un temblor nervioso, la respiración agitada del niño esqueleto se contraía con más presión y se desnivelaba desproporcionadamente junto a los gritos agónicos que liberaba su angustiada voz chillona, tan chillona como lo puede ser la inocente habla de un niño de ocho años que está suplicando hasta la afonía por ayuda, pero la única ayuda que necesita, o necesitaba cada vez que los desconocidos monstruos se acercaban a él mal intencionados palpando cada parte de su pequeño y débil cuerpo, era la protección incondicional que solía darle su hermano mayor.

La sinfonía acústica se perpetuó en toda la casa, clamando con desgarradores alaridos inocentes una disconforme respiración pesada que iluminaba en rojizo tenuemente como una lámpara de araña colgada en el sobresaliente del techo de madera. Los vientos fuertes del invierno eterno se adentraban a la gigantesca casa de troncos apostillados por órdenes durante su creación, la paga barata era debido a los desperfectos que tenía consigo el roto hogar en diferentes perspectivas de las partes y tejados, succionando más el fresco helado que retumbaba en los huesos ajenos.

Y su alma en forma de corazón fue encarcelada en el ya característico rojo de no sólo los monstruos del subsuelo, sino que además significaba algo que en sus pocos años de vida llegó a imaginar. Las luces de sus cuencas casi lloraban por salir, saltando como si fuesen ojos en estupefacción a lo que le atormentaba, y la bata del esqueleto en el suelo, quién lo sujetaba sin sujetar con un amenazador ojo resplandeciente en el rojo vivo más intenso, se mecía con suavidad en torno a las brisas que implantaban fuerza en su prendas para sacudirlas.

La confianza con la que se habían forjado esa hermandad lo cegó tantos años para nunca pasarle la idea de que su hermano podría envolverlo, a él, su único hermano, en el tan temido rojo que se alardeaba como uno de los mejores ataque de entre todos los monstruos con mayor AMOR. Sans deslizó su mano a la derecha con violencia y brusquedad, escuchando como un sonido sordo era el mejor método para comprobar la gravedad de la situación.

Contra la pared, pobre de ella, nada tenía que ver en la disputa, pero aún así el cuerpo de Papyrus chocó contra ella causándole un fatal golpe que mandó a volar varios pedazos de la madera, pero al estar reforzada no se rompió. Lástima que del niño no podemos decir lo mismo.

Lo volvió ha alzar, y a su parecer, los débiles e inútiles brazos de Papyrus se removían hacia su propia alma con intenciones de liberarse de esa opresión roja en su pequeño corazón, las lágrimas rojas, ignoraba si eran de la sangre o de sus propios y asquerosos fluidos corporales de bebé estúpido, se deslizaban de las cuencas a los pómulos, de los pómulos a la barbilla y de ahí se perdían en el colorido suéter con lana negra y roja que usaba el pequeño esqueleto.

El lindo regalo que le tejió Sans para Navidad.

El lindo regalo que simbolizó el ultimo estrago de su inocente ser consumido por las garras de dos monstruos.

La participación es lo importante. El espectador se lleva la mejor parte.

Gáster había decidido visitarlos, llevó ron y vino junto a un queso muy añejo, Sans lo rechazó, pero para papá eso fue el colmo. Los ojos rojos del científico real se curvaron en una sonrisa torcida cuando Sans colmó el séptimo vaso con la fuerte implicación del vino y el ron, su cabeza se sacudió hasta teñirse en un blanco más claro, si era posible, y lo único que vio a los pocos segundos de volver ha abrir sus ojos fue a un Papyrus inconsciente entre sus brazos, el cráneo del mismo recostado contra su pecho. El ceño del pequeño estaba fruncido en un pronunciado gesto de dolor, pero no emitía ningún ruido o señal que demostrara indicios contradictorios por despertar de su siesta.

Gáster seguía sonriendo con la misma maldad que él presenció cuando la fingida amabilidad que su padre le tuvo se desbordó de cómo debía ser, en una mano mecía el resto de vino que ambos bebieron durante la taciturna noche, y en la otra tenía una fotografía borrosa pero apreciable con detenimiento de lo ocurrido.

Sans alzó con cuidado a Papyrus, sosteniendo el dormitado cuerpo por la parte inferior de sus brazos. Sans se asustó al ver cómo estaba su hermano en su retaguardia, conteniendo un enorme grito de sorpresa. Sans lo acomodó en el sofá, cubrió con su bata la parte expuesta del menor, y olfateó el extraño olor que contenía la leche que su hermano bebió en lugar del vino, porque era un niño muy pequeño para consumir bebidas alcohólicas y papá fue muy generoso por ofrecerse a servirle.

Las carcajadas de su padre resonaron por todo el salón con un aire extasiado, los puntos rojos en las negras cuencas se agrandaron con fascinación mientras Sans revisaba la fotografía que le arrebató con temor.

Manchas negras, rojas y blancas eran las únicas que ahí se deslumbraban con terror, la ropa parecía invisible de la cintura para abajo y Gáster protagonizaba la gran mayoría del recuadro, Papy durmió como un bebé anoche. No escuchó ni sintió nada.

Pero Sans no tenía suficiente con eso. Ni con ese u otros recuerdos. El mocoso debía pagar por su lengua, debía aprender a callarse cuándo los adultos así lo dictaban.

" - Sans está ocupado, Paps... Así que lo mejor será que cierres tu puta boca de mierda, si no quieres que yo te la cierre a la fuerza - ".

Los débiles sollozos de Papyrus solo alimentaban más a la definición de monstruo que era en su interior, ¿de qué coño hablaba? Él no tenía ningún monstruo en su interior, él ya era el peor monstruo de todos, sin mencionar que esa era su bien conocida raza, la especie esqueleto solo le permitía tener mayor dominación ante todos. Solo le sumábamos a lo verdaderamente bestial que podía ser cuando los niños pequeños no callaban su puta boca.

Y el deseo lujurioso volvía a dar vida a su ojo tenaz.

Las ansias por despellejar al niño y volverlo polvo se elevaron tanto como su ataque, absorber un alma más a su larga lista de muertos tras su espalda, un espasmo recorrió su espinazo al pensarlo. La dulce alma de Papyrus valdría, ¿cuánto AMOR? Uno, dos, tres, cinco, ¿cincuenta puntos de experiencia? En el Underground, encontrar un alma así era un logro casi tan grande como los que el rey llevaba de sobra tras llevar ya siete bondadosas almas humanas encerradas.

Por lo general los niños ya estaban podridos incluso al nacer, si hay monstruos que los matan es por puro placer y comprobar qué tan poco suben de experiencia al pelear, pero uno como lo es su hermano era especial... Se aferró tanto a no permitirle salir sin compañía, cuidarle de desconocidos, metió tantas mentiras en su cabecita tonta como le convino, lo alejó de su padre para evitarle la tragedia inevitable, y le dio tanto amor como ningún otro ser le dio a él.

¡Era cuestión de arremeter con un solo y único golpe! ¡Había una larga fisura que se comenzó ha abrir desde la parte superior de la cuenca derecha y terminaba abajo de la misma, manchándose con los lagrimales rojos del inocente niño estúpido! ¡Propiedad marcada! ¡cuánto regocijo se daría al matar a su hermano!

Espera... Un momento... ¿Qué mierdas acababa de pensar?

Sus cuencas se expandieron, borrando la expresión de fruición que segundos atrás decoraba su rostro, de improvisto liberó a Papyrus del encierro en el corazón rojo, no sin antes colocarlo lo más suavemente que pudiese en el suelo. En cuanto sintió la húmeda alfombra cosquillear con su cráneo, Papyrus se enroscó como pudo en sí, abrazándose como hubiese deseado serlo, como quiere serlo, dándose calor como podía a pesar del frío que se colaba por las ventanas abiertas tras la "pelea", entre comillas.

Porque esa injusticia no merecía llamarse pelea, no cuando tú eres un nivel tan bajo, ni siquiera alcanzando el nivel, y se te somete a la fuerza para enfrentarte contra alguien que ya ha matado lo suficiente para estar en un nivel tan alto que podría considerarse juego sádico lo que te hace.

Papyrus intentó no girarse para voltear a ver a Sans, intentó por todo lo que sus pocas fuerzas podían concentrarse más en el dolor que la fisura en su cráneo le provocaba que el palpitar en su alma. No importaba el dolor en ambas partes, importaba pensar en otra razón para que su hermano le hiciera eso. Entonces, sin prestar tanta atención al intenso dolor en ambos sentidos, se paró como pudo del suelo, encarando con lentitud a su hermano mayor, cojeando hasta llegar al tipo más genial que conoció, el que juró nunca hacerle daño y siempre estar con él, en las buenas y malas, defenderlo de cualquier monstruo que intentare tocarlo.

- "En este mundo es amar o ser amado." - Su alma dio un vuelco tan grande que contuvo un gruñido fúrico en consecuencia.

¿Qué era ese sentimiento que crecía en su corazón, como si intentase adherirse a él para parar el dolor que corría por la adrenalina de su sangre? Un escudo pequeño se formó en su boca cuando miró a Sans, era una bola que se atoraba en su inexistente garganta obstruyendo el paso a las preguntas por las que imploraba una respuesta honesta, el esqueleto de bata estaba sentado sobre sus rodillas controlando los rastros lagrimales que salían de sus cuencas, líneas rojas chiquitas que gritaban "lo siento" a todo lo que daban, los puntos rojos dentro de ellas ascendieron pavorosos en busca de la mirada de su hermano menor. Se obligó a dar una sonrisa despreocupada a Papyrus, como si le dijese con ella que todo estaría bien y que aquel encuentro salvaje solo fue un accidente, pero la expresión que le devolvió decía tanto como lo fue la única frase que dijo.

- Te odio.

Más honesto no pudo ser. La fría hilera de dientes en línea recta en lugar de su natural sonrisa feliz correspondía con sus palabras, el brillo en las grandes cuencas de sus ojos, aquellas chispas vivaces que le fascinaba ver, se habían difuminado por completo del interior dejando una inhóspita cueva con una gran grieta amenazando con infectarse de no ser tratada a tiempo.

Papyrus se alejó lentamente con el mismo paso descompasado en su caminar al compás que su respiración se normalizaba, las gotas de sangre que derramaba a su paso dejaban un lindo camino de chispas rojas para no extraviarse, Sans dedujo que su hermano se dirigió al baño para posiblemente limpiarse y desinfectar aquella marca en su bello cráneo.

Papyrus siempre ha sido independiente, la responsabilidad de sus actos con él solo eran por el temor de que algún monstruo llegase a hacerle daño al pequeño de sus cuencas.

¿Por qué esa inevitable sonrisa al pensar en ello? ¿Por qué esa gran sensación de mierda colgando de sus omóplatos? Porque es hilarante, él fue quién le hizo mucho daño a Paps, pero el dolor que siente es quizá incluso más grande del que su hermano debe sentir justo ahora.

No. Definitivamente es un monstruo.

- a... Aún... ¿Aún quieres mostrarme ese puzzle? - Preguntó a la nada en la helada sala de la casa con la voz tan temblorosa como los gritos por el ardor del desinfectante que emitía Papyrus desde el baño.

Reposando en el suelo dentro de una gran mancha roja, un rompecabezas desecho con piezas faltantes rompía la simetría en el piso. Con desgano fue tomando pieza a pieza, armando el bien intencionado juego de habilidad básico que su hermano había hecho especialmente para él. Juegos así, desde siempre habían estado formados por imágenes para reconstruirlas o destruirlas, en el puesto obstinado a volverlo a realizar durante el aburrimiento consumiendo con lentitud un cuerpo, lo hacía así entonces, desenmarañando el misterio y acomodando las piezas hasta dar vida a la imagen dentro del cuadro roto.

La fiesta de Navidad siempre fue uno de los mejores recuerdos que Paps albergaba en su memoria, a pesar de que durante la mañana de abrir los regalos estaba tan confundido por el dolor punzante en su parte trasera y la incomodidad al intentar sentarse - se cayó de la silla, de ahí el dolor, por supuesto que sí, o eso fue lo que su hermano le contó -, esa sonrisa inquebrantable como el hierro más irrompible, y los piquetes que los bichos le dieron por la noche en algunas vértebras de su columna punzaban teñidas en morado por la inflamación.

La cámara fue el único portal con el que la imagen de Papyrus abrazando entusiasta a Sans al desenvolver el primero de varios regalos que Santa le trajo no abandonó los difusos recuerdos de Paps ese día, revelada tras completar y acomodar todas las piezas en su lugar.

Ahora bien, ya no tenía por qué seguir ocultándose esa mentirosa frase día tras día, ¿verdad?

Notas finales:

Pues vaya, lo hecho hecho está, y sí, avanza muy lento... Pero así me gusta :v, es como he oído por mis amigos: "Tienes que ir metiendolo suave para que al rato no entre dolor". 

Puede tomarse eso cómo sea. Y sí... Gáster aquí es un villano, pero, pff, es UnderFell, ahí los únicos buenos son Frisk y Flowey - tal vez Chara, no sé -. 

 estomdebi ponerlo arriba: pero no hay peligro de spoiler :v 

:)... Me voy.


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