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Desordenando a Acuario por kailu

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Notas del capitulo:

Hola, perdón por la tardanza.

Saludos a mi abuelita. 

 

 
El Gran Patriarca había bajado nuevamente al coliseo, al parecer gustaba de ver a sus Santos ocupados, solía contemplar en silencio aquellos enfrentamientos en los que evaluaba no solo su desempeño físico, sino también el carácter de aquellos que debían dar la vida por proteger a Athena.  Ese día les había pedido que permanecieran unos momentos mas pues tenía algo importante que comunicarles.

—Han pasado ya dos años desde que nuestra señora nos ha pedido entablar esta extraña relación con Hades y sus sirvientes,  y aunque en un principio parecía algo imposible, han sabido mantener La Paz.  Por ello debo felicitarles nuevamente, pues han sabido comportarse a pesar de las diferencias, de los desacuerdos y es por todo esto que me resulta difícil tener que pedirles que hagan más.—

El silencio de los presentes había pasado de solemne a incomodo tras aquellas palabras y la cara de un par de ellos había dejado traspasar sus pensamientos: ¿Aun mas? ¿Es que esta mujer nunca va a dejar de exprimirnos?.

Shion intentó no dejarse distraer por las muecas de los más jóvenes, entre ellos Jabu y Seiya se miraban uno al otro con la boca entreabierta en un gesto casi de espanto.  El Patriarca disimulo lo mejor que pudo su sonrisa y después de un momento en el que buscaba el tono de voz adecuado, comenzó a hablar nuevamente.

—Athena, nuestra Diosa. Ha acordado continuar con esta paz, y estás relaciones… pero en esta ocasión no se trata de que tengamos un invitado más… Está vez, nuestra Diosa, nos pide que uno de ustedes caballeros acceda a descender al Inframundo y se convierta en un invitado del Señor Hades y sus Espectros.—

El silencio se había extendido nuevamente, los optimistas esperaba que aquello fuera una broma; los negativos maldecían su suerte cómo si ya hubieran sido designados para el “sacrificio”; Los confiados cómo Camus parecían estar esperando el momento de retirarse a sus habitaciones a descansar luego de tan largo día de arduo entrenamiento; y los oportunistas como DM decidieron salvarse antes de tener que bajar a las puertas del infierno como invitados.

—Me parece, Camus, que deberías aprovechar la oportunidad para ir a visitar a tu amigo Aiacos.— Los siguientes momentos fueron un intercambio de miradas, de sonrisas cómplices y de afirmaciones cómo: muy cierto; seguramente a ti te trataran bien; le ahorras a Aiacos la vuelta con sus libros; lo saludas de mi parte.

Claramente el mas incomodo con aquello era Milo, pero no se atrevió a decir nada en contra pues prefería que fuera Camus a arriesgarse a la posibilidad de tener que remplazar al francés. Aioros se excuso diciendo que ya había pasado demasiado tiempo allá abajo y la incomodidad cubrió por completo los rostros de Géminis y Capriconrio.  Sagitario se disculpo con ambos pues su comentario no había sido mal intencionado, y alrededor de ellos comenzaban a formarse bromas;  tan solo Virgo observaba fijamente a su amigo que recién se iba dando cuenta de las cosas. Tenía permiso para ir a ver a Aiacos y nadie podría reprocharle nada, ni acusarle de traidor pues eran ellos los culpables.

El Gran Patriarca pidió silencio y retomo su discurso, quería saber si Acuario estaba de acuerdo con ello, le pidió que fuera fuerte pues por muy bien que le trataran seguiría estando rodeado de muerte y castigos. Eso era el inframundo y no cambiaría por un invitado, por mucho que estuvieran en paz… vería cosas difíciles de aceptar. El francés había asentido con la cabeza aunque pensaba únicamente en los libros que quería llevarle al Espectro.  El Santo Padre se despidió de todos ellos luego de insistirle que debía estar listo al amanecer para partir.

Shaka se acerco a Camus con la intención de acompañarle a su templo, Mu se había acercado a preguntarle si podría mandar una carta a Minos, el resto de Los Santos se limitaba a desearle suerte.  Aries, Virgo y Acuario comenzaron a caminar juntos hacia las doce casas.  — Mu, puedo preguntarte: ¿Qué es lo que tú y Minos hablan en sus cartas?— Camus continuaba como si no hubiera escuchado la pregunta, Aries sonrió viendo a sus compañeros.

— La mayor parte es sobre las armaduras que reparo, algunas tienen siglos destruidas y las partes se han mezclado tanto que me resulta imposible saber que son o donde termina una y donde empieza la otra… Pero Minos las recuerda casi todas.He estado usando su ayuda para facilitarme el trabajo y aparte platicamos de algunas otras cosas…—

Virgo sonrió observándole esperando que continuara pero Mu solo sonreía ampliamente. —Sí, ya se que todos piensan que hay algo entre él y yo; como con Aiacos que esta loco por Camus pero Minos tan solo busca con quien conversar.— Camus había alzado las cejas como si no entendiera a que venían aquellos comentarios pero el lemuriano le ignoro. —Los rumores se harán peor ahora que vas a verle, Camus.—

Shaka sonrió antes de agregar que estaba seguro de haber oído a alguien decir que aquello sería prácticamente una visita conyugal. La risa de Aries era contagiosa pero tan solo consiguió una sonrisa de Acuario. — Y tú, qué de inmediato me pediste que sea mensajero, seguramente piensan que llevaré una de tus cartas de amor. —

— Espero que se acuerden de invitarme a sus respectivas bodas…—

Mu sonrió y tomo al rubio del brazo. —Oh, no te pongas celoso, Shaka, tienen otro hermano.—  Y volvió a reírse mientras virgo aseguraba no estar interesado y pedirle algo de discreción pues si alguien los escuchaba pensarían que son un grupo de chiquillas enamoradas, mu se sujeto a él con más fuerza y rió con tanta ganas que la única razón por la que no se cayó era que se sostenía del brazo de Virgo.

De pie en la entrada del primer templo decidieron cambiar sus planes y en lugar de dejar que Mu se quedara escribiendo sus cartas de amor, subirían juntos hasta el onceavo templo, y cenarían algo como despedida por la partida del francés. Aries llevo algunas hojas y  un sobre para aprovechar y escribir su carta; Shaka tomo de su templo algunas cosas para comer pues sabía que no encontraría un menú vegetariano en el templo de Acuario.

La cena y la conversación le tuvieron tan distraído casi toda la noche que por poco había olvidado buscar los libros que quería llevar consigo. Se había despedido de sus compañeros y había seguido al Espectro que hacía de guía, y qué desaparecido momentos después de haberle mostrado el camino hasta la entrada del Inframundo. Recorrió gran parte del camino a solas antes de darse cuenta de que nadie salía a recibirle, se había mantenido alejado de los espectros por qué no deseaba acercarse a los condenados pues sabía perfectamente que no podría ayudarles. En cambio seguía avanzando hacia Antenora, al igual que sus compañeros en el Santuario, había dado por hecho que debía reunirse con Aiacos; pero al llegar a aquel templo circular que tenía cierta semejanza al suyo se topo con el primer Espectro dispuesto a  negarle el paso.

Paraoh de Esfinge se encontraba ante él observándole con una actitud hostil — ¿Qué deseas? — Camus sabía que le habían enviado al inflamando pero obviamente no pensaba vagar por todo el lugar hasta que alguien le hablara, ademas la razón de estar ahí era Garuda…

— Quiero ver a Aiacos. —

— Mi señor de Garuda está ocupado, no puedes molestarle. —  Acuario bajo las cejas molesto pero no protesto, miró alrededor y encontrando una roca donde  decidió sentarse a esperar.  El Espectro pareció molestarse con aquello pero había cambiado su gesto a una sonrisa burlona —  Podrías esperar una Eternidad…—

— … lo haré. —  Paraoh sonreía de lado mientras el Santo intentaba ignorarle, esperaría por Aiacos. Seguramente ya los demás espectros iban murmurando que se encontraba ahí y el juez no tardaría en ir a buscarle. Permaneció sentado, observando aquel templo que la Esfinge cuidaba con tanto celo; Según recordaba Antenora era el lugar donde se castigaba a los traidores a la Patria, las almas que se encontraban en los alrededores habían sido condenadas a sufrir enterradas en hielo de la cintura para abajo, sus lamentos le habían acompañado gran parte de aquel camino, y hasta ahora notaba que ya no era capaz de escucharles, cómo si se hubieran detenido finalmente sus penas…  Extrañamente aquel silencio  parecía aun más inquietante.

Alzó la vista para mirar alrededor y se topo con la mirada de Minos el Grifo, se quedo quieto preguntándose hace cuánto tiempo que estaba el Juez ahí observándole… Una eternidad, seguramente.  

Minos sonrió de lado y extendió la mano hacía él, había ido hasta ahí seguro de que Aries había enviado algo para él y así era. Acuario rebusco entre sus ropas hasta dar con el sobre, lo extendió al albino que lo tomo sin dejar de sonreír de lado. — Aiacos debe estar esperándote, Paraoh, ya te puedes retirar… —  la Esfinge no estaba feliz pero no se hubiera atrevido a desobedecer a uno de los tres Jueces, menos a aquel.  Había lanzado una ultima mirada al que consideraba un intruso y se alejo, tenía como todos ahí deberes que cumplir: almas qué torturar.

Minos avanzó hacia el templo de Antenora y Camus le siguió algo distante, el espectro se había anunciado y espera a que su hermano apareciera frente a ellos mientras observaba a Camus esperando que hiciera algún comentario sobre lo terrible que era ver a tantas almas sufriendo, pero Acuario permanecía en silencio tan solo observaba el lugar por el que, sospechaba, aparecería el Espectro de Garuda.

— Minos, Camus… ¿Qué hacen ahí parados? … Parecen un par de estatuas cuidándome la puerta — Aiacos sonrió y los observo — Admito que este lugar está rodeado de ladrones pero no tienen que protegerme de ellos. —  Rió y su medio hermano sonrió antes de avanzar para tocarle el hombro con la mano.

— Solo le hacía compañía a Acuario mientras te esperaba — Aiacos alzó una de sus cejas y miró el flequillo que cubría los ojos del otro — Debo volver a mis deberes, tú encárgate de que nuestro invitado esté cómodo. —

El guardián de Antenora sonrió y miró a su invitado. — ¿No estás muerto verdad? —  Acuario había negado con la cabeza y el Espectro sonrió más amplió — … Entonces… ¿qué has hecho para que te castiguen deteste modo?… Mira que no es el lugar más bonito para ir de vacaciones… —

Camus decidió no contestar, por que obviamente su respuesta era “haber entablado amistad con él” y más que preocuparle el  que Aiacos pudiera tomar aquello a mal, el problema era que estaría admitiendo en voz alta aquella amistad.  El espectro continuaba observándole por un rato hasta que entendió que no habría una respuesta, sonrió y le miró a los ojos.  — Bueno… ¿Quieres que te lleve a conocer el lugar? Como ya dije no es el mejor lugar para vacaciones… — Acuario negó con la cabeza y el espectro sonrió pasándose la mano por el cabello — ¡ah! … lo siento, no sé por qué siempre  que vienes pregunto la misma cosa — Garuda se miró las manos con gesto desesperado y agregó —  Comienzo a sospechar que esté cuerpo pertenecía a un guía de turistas frustrado, vamos. —

Garuda se había dado la vuelta sin esperar respuesta alguna, pues sabía de sobra que Camus era de pocas palabras; avanzaba por su templo escasamente iluminado y solo se detuvo hasta dar con una habitación bastante amplia desde donde podía señalar varias puertas. — Cocina,  comedor, sala, biblioteca, baños…  por ese corredor encuentras mi despacho y mi habitación — sonrió de lado y le hizo un guiño antes de continuar con su explicación señalando la puerta de la que sería la nueva habitación del Santo de Athena; esté dejo sus cosas ahí y busco los libros que llevaba al Espectro.

—  Gracias, supongo que ahora no tendré que ir al Santuario para entregarte tus libros.  —  El espectro había colocado los obsequios debajo del brazo, le observo un momento y volvió a hablar está vez con un tono más serio del que acostumbraba  —  Camus, puedes volver al Santuario en cuanto lo desees, que yo o Minos nos quedáramos por semanas no significa que estés obligado a hacer lo mismo. ¿Entiendes? Puedes marcharte cuando quieras.  —  

El francés asintió con la cabeza y al ver que Aiacos continuaba con aquella expresión seria contestó  —   Oui, je comprends très bien  — Garuda sonrió con eso y le despeino el cabello cómo si con eso olvidara la seriedad de su comentario anterior y la guardara en un cajón lejano.

—  Aun tengo cosas que terminar, descansa y nos veremos más tarde para comer.  —  El Ateniense asintió con la cabeza y dejo que el juez se marchara… observo la habitación en la que se quedaría y finalmente entendió tantas quejas de Garuda sobre su mobiliario… Tal vez no era un lugar bonito, pero la cama era mucho más cómoda a la que tenían cualquier caballero de Athena.

Abrió los ojos lentamente, la oscuridad de la habitación y el silencio a su alrededor le reconfortaron. Escuchaba a lo lejos el rasguño de una pluma sobre el papel; Aiacos debía continuar encerrado en su despacho, se acomodo sobre la cama y sintió cómo el colchón tuviera un hueco donde se podía acomodar perfectamente. Suspiro y volvió a abrir los ojos, había dormido casi hasta el final del día y el Espectro no tardaría demasiado en abandonar su trabajo. “Total, los muertos pueden esperar hasta mañana.”

Poco a poco se fue sintiendo mejor, cómo si Morfeo fuera soltando las cuerdas que lo ataban a la cama. Se puso de pie y abandono la habitación para ir en busca de agua. No le costó trabajo encontrar un vaso ni una jarra con agua a pesar de que el Espectro tenía más alcohol que agua en su cocina. Bebió toda el agua que pudo y abandono la cocina para buscar la biblioteca, había visto un par de libros en su habitación pero sentía curiosidad por ver los libros que le había regalado al Espectro dentro de aquellos libreros de madera oscura.

Abrió las puertas de la biblioteca, y miró atentamente los pasillos repletos de libros, avanzó un poco tocando los lomos de algunos volúmenes antiguos y apartó la mano antes de tocar aquellos libros que estaban forrados con piel humana. Miro a su alrededor y avanzó por los pasillos sonriendo al encontrar aquellos ejemplares que buscaba. Aiacos había mantenido aparte los libros que le regalaba.

Se dio cuenta de que el murmullo de papeles se había detenido y ahora Aiacos debía estar en su cocina bebiendo alguna de sus cervezas mientras buscaba que comer. Miro de nuevo a su alrededor, había un rincón donde le gustaría quedarse a leer, incluso sabía que libro buscar pero prefirió salir de la biblioteca e ir a buscar al espectro. Todo era extrañamente familiar; recordaba las pláticas de Garuda sobre los lujos que acostumbraba, casi cómo si de tanto escucharle hubiera terminando por conocer aquel templo, que aunque por la forma circular le resultaba familiar, en todo lo demás era distinto.

—  ¿Descansaste?  —  Acuario asintió con la cabeza pensando en que había dormido sin preocuparse por el sitio donde ahora se encontraba. Tomó una cerveza y por primera vez noto que era tanta la confianza que tenía en el juez que había podido dormir tranquilamente a pesar de que las situación no era la mejor. La mirada hostil de Paraoh era la mejor prueba de ello. Minos tan solo le toleraba por Aiacos y además le usaba como mensajero para acercarse a Mu…

Camus estuvo tentado a suspirar pero pegó sus labios a la botella y bebió un trago de cerveza, miraba a Garuda quien llevaba ya cuatro botellas de cerveza y peleaba con los sartenes mientras cocinaba. — ¿Se te esta quemando?—  

~

La comida había sido servida y llevada al comedor donde el anfitrión había comenzado a hablar nuevamente de su biblioteca, de sus libros cuidadosamente acomodados para que solo él pudiera encontrar rápidamente lo que buscaba. El santo de Athena asienta con la cabeza cada tanto mientras comía en silencio, sus pensamientos lo llevaban a caminos sin salida.  No sabía por que sentía conocer tan bien Aiacos, o  su casa, se sentía perfectamente cómodo ahí, incluso más de lo que llegó a sentirse en algunas de las doce casas…

Contemplaba al espectro en silencio, escuchando todo lo que salía de su boca aunque no pudiera dejar de darle vueltas a esa extraña sensación que lo rondaba desde que entro en aquella especie de casa:  Sabía desde que sitió aparecería Aiacos; sabía donde encontrar sus libros; las cervezas aunque estas estaban prácticamente por doquier; el agua; los vasos; sabía dónde guardaba su armadura y el lugar donde dejaba abandonado el casco de Garuda.

Observó atento aquel comedor, no había nada que lo hiciera sentirse extraño o fuera de lugar y no lograba entender por qué.  Había muerto anteriormente, eso era sabido por todos, pero su alma condenada tuvo que estar lejos de ahí, no había modo de qué hubiera podido conocer el interior de esas paredes o los secretos de su guardián.

— Camus… ¿Te molesta la oscuridad? … Si quieres ver mejor este lugar puedo prender algunas luces — el espectro le sonreía como siempre —  tienes una cara de asustado… — Sintió la mano del espectro en su cabello. — Aquí estás a salvo. —

— Lo sé. —

Notas finales:

Gracias a Cid

perdón por la redacción ahora que lo leo me doy cuenta de que lo escribi de corrido. Debi revisarlo antes de subir, pero bueno… si se fijan en cuanto tiempo he tardado en actualizar, tal vez entiendan porque aveces los subo así nomás.

 

"ahora o nunca" 

 

Saludos 


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