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Desordenando a Acuario por kailu

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Notas del capitulo:

 

Hemos vuelto a desordenar a Acuario, perdón por la tardanza. 


Las habitaciones de Antenora eran oscuras; de muros altos, había pocos sitios por donde entrara una luz “natural” y casi todo lo que podía verse claramente era gracias a aquellas antorchas que colgaban de los muros. — Camus… ¿Te molesta la oscuridad? … Si quieres ver mejor este lugar puedo prender algunas luces — el espectro le sonreía como siempre —  tienes una cara de cansancio, te quedaras ciego si sigues leyendo en este lugar… — Sintió la mano del espectro en su cabello. — Solo tienes que decirme que necesitas y lo traeré. —

— Ya lo sé. —  

Lo sabía pero no necesitaba nada, estaba algo cansado por leer bajo aquella luz, pero tampoco le apetecía tener que volver a la biblioteca para disfrutar de una mejor iluminación, además Aiacos tenía cosas que atender y mientras pudiera sentarse a leer a su lado, lo haría, suspiro y cerró el libro que tenía entre sus manos; nuevamente observó atento aquella habitación, no había nada que lo hiciera sentirse ajeno  y no lograba entender a que se debía esa sensación de familiaridad.  Haber muerto una vez podría ser una explicación para una vaga sensación de reconocimiento, pero dadas las circunstancias en que habría llegado ahí anteriormente era obvio que no debía sentirse cómodo de ningún modo entre aquellas paredes.

Camus sintió la mano el juez acariciando su cabello y alzó la vista para encontrarse con la sonrisa del espectro — Si me extrañas tanto puedo ir a verte a tu cuarto cuando terminé con esto. — Los dedos del Espectro dejaron su cabello y su mano bajo hasta alcanzar su mejilla con los dedos.

— Quisieras… — Murmuró su respuesta tranquilamente y observo al otro reír.

— Sí, la verdad es que si quisiera poder visitarte de noche. — Aiacos le hizo un guiño y continuó sonriendo — Pero esperaré a que me invites. — Acuario bajo las cejas con el comentario, apretó los labios levemente para evitar contestar a aquellas necedades que decía de vez en cuándo el Garuda.

— Te quedarás esperando. —

Aiacos sonrió volviendo su atención al libro que sostenía, llevo la pluma al tintero y volvió a escribir. — Tengo tiempo. — La respuesta había sido dicha en un tono de voz tranquilo pero hubo algo en ello que le recordaba levemente a un reproche.  Acuario suspiro y miró de nuevo el libro que tenía entre las manos,  el Espectro se lo había ofrecido el primer día de haber entrado a su biblioteca privada, sabía que era un préstamo pero le costaba trabajo pensar en volver al Santuario sin aquel raro ejemplar.

— … Mañana me marcho. —

Aiacos asintió sin dejar de escribir —  Pero ese libro se queda aquí… — el espectro volvió a llevar la pluma al tintero, alzo su rostro para observar al francés, y sonrió ante su gesto de inconformidad… — ya te he regalado bastantes libros y aun no me he ganado ni un beso… —  La sonrisa de Aiacos se amplió ante la reacción del otro. — Se queda aquí, pero te lo prestaré la próxima vez que vengas, lo prometo. —

Camus intentó pensar en una solución, pero sabía que no tenía mucho sentido, el juez le acababa de dar el precio del libro, además había prometido prestarle ese mismo ejemplar una vez más.  Suspiro despacio pensando que tendría que conformarse con aquello, si podía conseguir otro permiso para visitarle… entonces aprovecharía desde el primer momento para releer aquel tomo. Paso sus dedos sobre la cubierta de cuero y asintió —  Esta bien… — Acuario se puso de pie y llevó el libro a su lugar en la biblioteca, tendría que irse a descansar temprano pues le esperaba un largo camino de regreso al mundo de los vivos.

~
…. Caminaba por el Santuario con paso distraído, se sentía cansado y somnoliento como si acabara de despertar, alzó la vista al cielo, el sol de Atenas estaba en lo alto, entrecerró los ojos para contemplar la posición del astro, aun quedaban horas de ese sol abrazador; no quería ni imaginar lo que eran aquellas temperaturas para el resto de los aprendices y soldados.  Su cosmos era una ventaja contra ese clima infernal.  
Avanzó hacia las doce casas y noto que algunos soldados, le daban la bienvenida como si hubiera estado mucho tiempo ausente, probablemente eran parte de ese grupo que se ponían nerviosos siempre ante sus superiores, no se detuvo, siguió avanzando y comenzó a notar que esta vez no se trataba de la conducta normal; le seguían con la mirada, murmuraban entre ellos y estaba seguro de que alguien había murmurado la palabra “Inframundo”…

… Así que era eso, todo mundo sentía curiosidad por su amistad con el Espectro y por el supuesto viaje…  Llegó al primer templo donde Mu le recibió con las mismas muestras de curiosidad, ofreciéndose incluso a acompañarle hasta su casa. Aun sentía la cabeza pesada y solo seguía a medias la conversación, ni siquiera recordaba haber saludado a Shaka o el momento en que se había unido a ellos en el camino.

— ¿Y bien, Camus? … ¿Cómo ha sido ser su invitado?—   El francés alzó una ceja observándoles y sonrió, no entendía porque cada que se ausentaba del Santuario todo mundo pensaba que había sido por que se encontraba visitando a Aiacos, su amistad no era tan estrecha y últimamente tan solo sabía de él por la manía del Espectro a la correspondencia.  

—El patriarca lo ha pospuesto de nuevo, iré a hablar con él más tarde sobre el tema… — Shaka y Mu guardaron silencio de inmediato, intercambiaron un par de miradas entre ellos. El rubio finalmente asintió y sonrió como si su pregunta hubiera sido un absurdo del cual se sentía algo avergonzado.

— Cierto, perdona, es que … supongo que todos estamos un poco ansiosos por ese reencuentro. — Sonrió y miró a Mu que mantenía las cejas abajo y una expresión de haber probado un limón amargo…

— Entonces mi carta… —  Camus abrió los ojos y se reviso rápidamente los bolsillos, no pudo encontrar el sobre que Aries le había entregado pero por alguna razón el carnero parecía ahora menos preocupado —  No te preocupes, no pasa nada si la has perdido, escribiré otra y te la daré antes de que partas de nuevo.  — Acuario asintió con la cabeza aunque se sentía un poco mal de haber  perdido aquella encomienda, pensó en  buscarla en su templo, seguramente la habría dejado en un lugar seguro mientras llegaba el momento del viaje.

— Cenemos juntos. — Mu asintió entusiasmado a la idea de Virgo, y Acuario aunque cansado no se sentía de ánimos para la soledad del templo, pensó en aprovechar la oportunidad de tenerles para averiguar un poco más sobre el inframundo, Mu era algo así como un amigo de Minos y tenía al parecer una relación algo cercana con el mundo de los muertos debido a su trabajo con las armaduras… Shaka por otro lado era una persona religiosa, conocedora de mitos y textos antiguos tal vez ellos pudieran darle un par de consejos que seguir allá abajo.

— Quisiera ir a hablar con el Patriarca sobre el viaje. ¿Nos vemos en mi templo para cenar más tarde?  — De nuevo Mu había lanzado una mirada rápida al rubio, que en esta ocasión había mantenido sus ojos cerrados, se despidió de ambos y subió a ver al Gran Patriarca.

~
—Han pasado ya cuatro años desde que Athena nos pidió algo que creíamos imposible — Shion sonrió levemente a sus aprendices así como al caballero de Acuario — Ni siquiera las guerras Santas nos parecieron tan difíciles como esta “paz” … está “amistad” con el que una vez fue nuestro enemigo… — El viejo parecía cansado, tal vez el también tuviera ganas de ir a dormir en lugar de estar trabajando —  Te felicito, Camus por haber hecho lo que no creíamos posible… pero, no debes preocuparte más por esté viaje.  El inframundo no irá a ninguna parte, vuelve con tus compañeros por ahora que más adelante veremos nuevamente lo de la fecha. —

El silencio entre los presentes era algo incomodo tras aquellas palabras, Aioros y Saga intercambiaban un par de miradas como sí se preguntaran si las cosas no estarían secretamente mal.  Y Acuario compartió esta sensación, si tan pronto habían cambiado de opinión, si le felicitaban pero la misión se cancelaba tal vez la supuesta paz había resultado demasiado frágil y tan solo no querían decirle que toda intención de amistad con Hades y sus espectros había fracasado…  

Le molestaba el fracaso, le molestaba que no le dijeran la verdad, saber que no podría entregar la carta a Minos aunque la encontrara y que no tendría sentido haber pasado tantos días buscando un buen libro que llevarle de regalo a Garuda.

De no encontrarse frente al Patriarca hubiera suspirado desanimado, tenía la sensación de que ese día le habían exprimido hasta la última gota de energía que le quedaba en su cuerpo, y la idea del viaje cancelado le deprimía ligeramente, a pesar de “no ser un destino turístico tentador” como seguramente habría dicho Aiacos.

Shion intento distraerle con otras misiones, con otros entrenamientos, había nuevos aprendices, Hyoga debería volver pronto de Sibería, pero le costaba trabajo dejar ir aquella sensación de perdida, finalmente el Santo Padre parecía rendirse ante su idea de hacerle abandonar su objetivo de dirigirse al Inframundo así que le dio permiso de volver a su Templo, tendría que explicarle a Mu que no podría llevar su carta, al menos no por ahora, pero tal vez podría incluirla en el siguiente intercambio de libros… Seguramente Aiacos insistiría con esa aquella costumbre, y él insistiría al Patriarca en que le diera una fecha para poder bajar al Hades, nunca había rechazado las misiones y tenía un interés particular por está.

El silencio se había extendido nuevamente entre sus amigos apenas se toco el tema del inframundo,  Shaka optimista pensaba que ya habría oportunidad para todo,  Mu pesimista pensaba que no era consuelo darse cuenta de que al final, todos terminarían visitando a los Espectros, Camus prefirió dejar las cosas al destino, si tenía suerte podría ver de nuevo a Garuda en una situación menos incomoda, ademas le quedaban los libros y las cartas que habían estado intercambiando todo este tiempo. Recuerdos de una amistad que al principio no creyó posible.

— Seguramente encontrarás la oportunidad para volver a verle. —

~
… Entre sus compañeros también estaban los que no tocaban el tema porque les parecía realmente extraña aquella amistad, pero sin duda alguna el más incomodo con todo aquello era Milo, cada que les sorprendía hablando del tema Escorpio fruncía las cejas y apretaba los labios. Su actitud se volvía hostil y desesperada, no lograba entender porque la insistencia en aquel tema, porque la calma de Camus ante palabras que hacían referencia a una “amistad” o una posible “relación” cercana con el Espectro.

Aiacos le parecía un ser insolente, egoísta e insensible, así le calificaba continuamente diciendo que alguien que imparte justicia a sus iguales debe estar vació por dentro, sentenciar a las almas a aquellos crueles castigos, era únicamente posible para seres crueles y perversos.  A su parecer Camus debería terminar con ese intercambio de libros y cartas, de lo contrario sus propios compañeros y amigos podrían dudar de su lealtad.

— ¿Dudas de mí?—

Milo se dio cuenta de que igual a un Escorpión que se pica a si mismo acababa de probar su propia dosis de veneno, miró alrededor intentando encontrar un alma caritativa en quien refugiarse, pero esta vez incluso Saga le dejo solo, se había metido  en ese lío y lo mejor era que el mismo aclarara las cosas.  

— Dudo que tu amistad con el Espectro te traiga algo bueno… —

Camus miró en silencio a su compañero, tuvo ganas de exigirle una respuesta adecuada, de exigirle explicaciones para esas actitudes tan exageradas que provocaba el Espectro en él desde el primer día en que había pisado el Santuario, pero sabía que no era ni el lugar, ni el momento para continuar con aquella discusión.  Aprovechó el silencio de los presentes para retirarse a su Templo, tan solo Mu hizo un intento por seguirle pero Shaka le había hecho desistir, lo mejor era dejar que ambos caballeros enfriaran sus ánimos.

Notas finales:

 

Gracias a Cid y su Camus precioso que me sirve de inspiración siempre.

 

Por si alguien no me entendió: Camus no recuerda cuantas veces ha ido al infierno uwu … la verdad ni yo lo sé. 


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