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He still alive por Akatsuki_itasasu

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Notas del fanfic:

Fue una historia extraña de escribir, no sé en que categoria deberia estar C:

Siempre amé a Sasuke. De una forma tan auténtica e inmaculada que no dejaba lugar a ningún reproche. Si bien, ambos sabíamos que nuestra relación era algo prohibido, nadie podía darme un argumento válido para dejar de amar a mi hermano en la forma que lo hacía.

 

Siempre fui lo mejor para él, su mejor opción, su mejor compañía. Fui un excelente ejemplo y apoyo para Sasuke en sus primeros años de vida, un buen guía y cómplice durante su adolescencia, y un excelente amante cuando ninguno de los dos pudo seguir ocultando lo que nuestros cuerpos y corazones sentían.

 

Yo lo hacía feliz. Nadie podía reprocharme nada. 

 

Nadie que no fuera yo mismo.

 

Ahora, sosteniendo un arma frente a su pálida frente, no puedo hacer más que culparme y reprocharme por todas las cosas que no pude hacer por él, toda la felicidad que no le pude dar, todos los lugares que se quedaron sin visitar…

 

Hace un tiempo solía pensar que mi único gran miedo era que los comentarios malintencionados y los perjuicios de la gente hicieran vacilar a mi amado hermano. Temía que un buen día Sasuke decidiera tirar por la borda todo el camino recorrido, todos los problemas que nuestra relación había pasado, todos los momentos buenos y malos, solo por vivir una vida más tranquila y sin complicaciones al lado de alguien más.

 

La sola idea de que alguien más lo hiciera reír y sonrojar de la forma en que solo yo sabía hacerlo me hacía sentir perdido y enfermo. ¿Acaso nuestra relación no era lo suficientemente estable como para desechar esa posibilidad? ¿Estaba haciéndolo lo suficientemente feliz?

Si la respuesta era negativa mi corazón se pararía en ese instante.

 

Todas mis dudas y miedos parecían haber desaparecido el día en que Sasuke llego a mi departamento, con la cara sonrojada y sus maletas acompañándole. Por primera vez me sentía pleno y en paz.

 

— Puedo prepararte omusubi — Ofrecí, en un intento por sacar a mi hermano de la cama.

 

Sasuke no respondió, no se movió ni dejo de mirar la blanca pared. Su cerebro estaba confundido y sus músculos dolían sin razón aparente. No tenía energía, ni ánimos. Nada ni nadie podía convencerlo de salir de la cama que ahora era el único espacio seguro que tenía para esconderse.

Dolía, ser ignorado en verdad dolía. ¿Acaso ya no era especial para él? ¿Verme sufrir su tristeza no significaba nada?  

 

Mis miedos se habían transformado, esta vez amenazando con robarme la esencia de Sasuke.

Hace un par de semanas Mikoto había muerto y la tristeza que Sasuke sentía estaba arrastrándolo lejos de mi e incluso lejos de sí mismo. Confinándolo en el lugar obscuro, solitario y aislante que se habían vuelto sus pensamientos.

 

“Sasuke, no estás solo.” Fue lo que murmure contra su tibia espalda una noche en que dormir parecía imposible. Es noche la pasé aferrado al cuerpo de mi hermano, preocupado por la conversación que habíamos tenido esa tarde, cuando Sasuke grito entre lágrimas que no veía el punto en seguir viviendo.

Desde ese día, el corazón se me estrujaba cada noche, cuando Sasuke lloraba hasta el cansancio mientras yo solo podía abrazarlo fuertemente, depositando todo mi amor y apoyo en cada cálida caricia. 

 

Comprobé que cuando amas a alguien la empatía comienza a hacer de las suyas, la tristeza de Sasuke se convirtió en mi tristeza y mi personalidad protectora empeoro todo. Su dolor se volvió mi obsesión: si no pensaba lo suficiente en él, en su dolor y en el cuidado que necesitaba, entonces comenzaba a ponerme paranoico. Necesitaba salir corriendo de mi trabajo para asegurarme que estuviese bien, de que probara bocado al menos una vez cada dos días y de que no tratara de ahogarse en la bañera. Necesitaba estar cerca de él a cada instante, asegurándome de que siguiera con vida.

Al final del día quedaba totalmente exhausto, recostado en frio colchón, viendo como la persona que más amaba se consumía en una tristeza que comprendía a medias. 

 

Comencé a culparme por toda esa situación, por no poder ayudar a Sasuke, por no poder levantarle el ánimo e incluso por haberme dejado arrastrar junto con él.

¿Dónde había quedado el Sasuke que conocía? Ese Sasuke enérgico y orgulloso que no podía pedir abiertamente arrumacos, el Sasuke que se esmeraba haciendo cada cosa por el siempre gusto de hacer algo bien, el mismo Sasuke que se cortó los dedos tratando de cocinarme en nuestro primer aniversario, ¿Dónde estaba ahora?

 

Lo único que pude hacer es entender que no importaba cuanto lo amara ni cuantas horas pasara acurrucado con él frente al televisor apagado, yo nunca sería capaz de curarlo. Lo supe en el momento en que la mente de mi hermano dejo de estar en la misma habitación que yo cuando le hacia el amor.  Besar sus dulces labios, lamer su tibia piel, decirle a oído todo eso que sentía… todo eso dolía. ¿Cuál era el propósito de hacerle el amor a ese chico sin brillo en los ojos?
El ya no podía verme.

Ya no podía escucharme.

Ya no podía sentirme.

 

Era tortuoso para mí ver como su esencia se desvanecía lento frente a mis ojos, verlo de esta forma me enturbia la mente y hace que me cueste respirar. El Sasuke sobre esa cama ya no era el Sasuke que yo podía recordar.

 

Cuando uno vive en un estado constante de ansiedad es complicado tomarse un momento para reflexionar, así que, después de pensarlo poco encontré la solución.

Necesitaba terminar con su sufrimiento, con el sufrimiento de ambos.

 

 

— Sasuke, perdóname. — Pedí quitándole el seguro al arma. Sasuke no me mira y eso me hace enfadar.  

 

El fuerte sonido del arma me descoloco por un instante.

La blanca piel de mi hermano comenzó a teñirse de carmín. Lo levante entre mis brazos y lo pegue a mi cuerpo con fuerza.

Mis manos temblaban, mi corazón latía demasiado fuerte y, al final, no podía evitar pensar que no todo estaba tan mal.

Había sido tan gratificante. Sasuke por fin se ha liberado y yo prefiero tenerlo así: sin pensamientos absurdos llenándole la cabeza, solo su tibio y perfecto cuerpo a mi lado.

De esa forma puedo cuidarlo mejor, ya no tengo que preocuparme por sus pensamientos.

Ahora nuestra relación puede volver a empezar ¿Cierto?

Notas finales:

Espero que lo hayn disfrutado, aunque fue un poco tragico.

 


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