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STRANGE DOGS. por LaGataenelTejado

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CAPITULO 31. LOS EXTREMOS DE LA CUERDA.


 


Light caminaba nervioso de un lado a otro, moviendo las manos y enlazándolas temblorosamente. Se apartó el cabello de la frente, olvidando que así podría despeinarse, pues esa no era su verdadera preocupación en aquel momento. 


Su padre se había pasado de la ralla. El día anterior le había informado de que había firmado por un nuevo complejo hotelero de lujo junto al padre de Misa. Eso lo convertía en el primer negocio millonario que harían juntos, lo cual significaba que su compromiso con ella era una realidad. 


Se sorprendió y se enfureció cuando la modelo le llamó por teléfono, exigiéndole quedar para pasar el día juntos debido a las buenas noticias. Que ambas familias habían decidido que se casasen después de Navidades para que los dos pudiesen hacerse cargo de los hoteles, como un matrimonio triunfador en potencia. Lo peor era que a pesar de su negativa, temía perder su actual estilo de vida, encontrándose en una cuerda floja en la que a un extremo estaba Lawliet y al otro la vida de un joven millonario. 


Sentándose en una de las sillas de la cocina, movió nervioso los dedos sobre el mármol de la barra, bufando y tragando saliva. Encima aquella noche era la cena de Navidad, y lo habían invitado a casa de Misa con el resto de su familia. Al día siguiente había quedado con Lawliet para verse y pasar el día juntos. ¿Como iba a contarle todo esto a la cara?. Se apretó el puente de la nariz con los dedos, sobresaltándose al escuchar su teléfono móvil y rápidamente contestó sin mirar el número: 


-¿Diga?. 


-Ei...¿Te pasa algo? - supo que su novio estaba sonriendo por el tono suave con el que le hablaba. 


Apretó la mandíbula y uno de sus puños, mirando hacia abajo con el cuerpo tembloroso. 


-No, nada, perdona. Es que me estresa tener a mis padres por aquí. 


Lawliet rió divertido y después suspiró. 


-Feliz Navidad, Light. ¿Mañana pasaremos el día juntos?. 


-Si...claro...cuando tu digas. 


-Bien, luego lo hablamos entonces. Es una pena no poder verte esta noche, pero supongo que ya me vengaré mañana cuando follemos. - rió de forma traviesa, provocando un sonrojo en el castaño. 


-¿Como vais con lo de Beyond? - necesitaba cambiar de tema, con mucha urgencia. 


-Uff, es un coñazo pero creo que ya mas o menos tienen todo mas que pensado. - la tristeza repentina de Lawliet hizo bajar la mirada a Light. 


-Anímate, seguro que les va bien. 


Charlaron unos minutos más, aunque Light estaba deseando cortar aquella llamada. Cada minuto que pasaba era un pequeño suplicio para él, sobretodo al escuchar el tono dulce con el que Lawliet le hablaba. Se despidió de él y dejó el móvil en la mesa, mirando a un punto incierto y apretando uno de sus puños. Se clavó las uñas al hacerlo y después bufó agobiado. ¿Y si le pedía a Lawliet que siguiesen viéndose a pesar de todo? ¿Accedería a seguir siendo su novio a espaldas de un matrimonio concertado?. 


Cuando se puso en pie, giró el rostro al escuchar la puerta del ático abrirse, viendo a sus padres llegar y quitarse las chaquetas. Su madre se acercó y besó su mejilla: 


-Querido, ¿Como estás?. ¿Has dormido bien?. 


-Si, tranquila...¿Esta noche entonces cenaremos con la familia Amane?. 


-Así es. Su padre y yo vamos a terminar de dejar todo solucionado. - su padre se sirvió un poco de whisky del mini bar, sentándose en uno de los sofás. 


-Ai,ai... estos hombres... ni si quiera en una cena navideña pueden dejar los negocios a un lado. 


Vio como ambos reían y charlaban uno con el otro acerca del complejo hotelero de lujo que pronto seria de la familia. Él solo podía sentir el sudor frio caer por la curva de su espalda y los nervios revolverle el estómago. Tenia que mentalizarse para poder contarle a Lawliet lo que ocurría en cuanto se viesen al día siguiente. 


 


---o0o--- 


 


-Si, mamá, tranquila... - Matt bufó cansado, abriendo la puerta del piso mientras Mello sujetaba en brazos a Chucho con una mano y con la otra llevaba un par de bolsas de la compra. - Nos vemos esta noche. Si, ya sabes que nos comemos todo lo que se ponga en la mesa, no somos delicados. Vaaale, adiós...si... - desvió la mirada, entrando en la casa con Mello. 


Mello sonrió divertido, dejando al perro en el suelo que con un par de ladridos salió corriendo directo al dormitorio de Lawliet, que siempre dejaba la puerta abierta. Cuando dejaron las compras en la cocina, Mello besó la nuez de Matt con cariño: 


-Estás muy sexy cuando hablas con tu madre. Se te pone carita de niño bueno. 


El pelirrojo le rodeó la cintura con las manos, sentándolo sobre la mesa de la cocina y colocándose entre sus piernas. Le besó con gula unos minutos, jadeando débilmente y acariciándolo con mucha ansia contenida bajo la ropa. 


Desde lo ocurrido con Lucas, Matt sentía que debía sobre proteger a Mello, y además tenia la sensación de miedo porque se alejase de él o pudiese ocurrirle de nuevo algo malo. Y cuando se miraba los nudillos, con las cicatrices debido a la fuerte paliza que no se contuvo en darle a Lucas, se sentía tranquilo por saber que al menos, había podido vengar al rubio de una forma u otra. 


Había acudido a espaldas de Mello al bar de Lucas, para esperarlo en la puerta hasta que apareciese. Cuando lo hizo, le agarró del cuello arrastrándolo hacia el callejón. Le había partido la cara, rompiéndole la nariz enfurecido y llamándolo hijo de puta repetidas veces. Aún disfrutaba cuando se acordaba de su cuerpo tembloroso en el suelo, rogando porque le dejase en paz y pidiéndole perdón desesperado. Algo que solo hizo crecer la rabia de Matt, que con una fuerte patada había roto varios de sus dientes contra el asfalto del callejón. Luego lo volvió a levantar y agarrándole el cabello estampó su rostro en la pared, tirándolo dentro del contenedor como si fuese una maldita bolsa de basura. Le había dejado muy claro que a su rubio nadie le ponía la mano encima y que si se atrevía a decir algo, las cosas iban a ser mucho peores. 


-Umm...de niño bueno no tengo mucho... - rió entre dientes, acariciando el cabello de Mello y besando su mentón con suavidad. 


Enlazados como si fuesen dos lapas pegajosas, fueron interrumpidos por el silbidito de Beyond, que en aquel momento entraba en la cocina: 


-Sois unos cochinos, ¿No podéis hacerlo en una cama como la gente normal? - abrió el frigorífico, sacándose un refresco. 


Mello sonrió, aún sin dejar de acariciar el pecho de Matt debajo de la camiseta: 


-Habló...habló el niño inocente que tiene un novio completamente normal. 


Beyond se puso rojo como un tomate, esquivando las miraditas divertidas de sus dos amigos: 


-Primero, no es mi novio. Y segundo, ¿Tú que sabes?. 


Matt se separó de Mello, ayudándolo a bajar de la mesa y colocando la compra junto a ellos: 


-¿Has avisado a Lawliet de que esta noche cenamos en casa de mi prima? Mi madre estaba muy pesada con eso. - se encendió un cigarro, sentándose en la silla mas cercana. - Como si nos apeteciese pasar una cena familiar escuchándola reír como una hiena en celo. 


-Matty, es tu prima. - Mello se echó a reír, sacando de las bolsas sus tabletas de chocolate amargo. 


Se sentó de forma sexy en la otra silla y arqueó una ceja, relamiéndose sensualmente el labio cuando Beyond le miró, provocando así un parpadeo tímido y cómico por parte del moreno. 


-Lo...lo que sea... - Beyond le dio la espalda al rubio, gruñendo entre dientes. - Yo solo voy porque tu madre cocina bien. Y prefiero cenar en condiciones antes que una cena quemada hecha por ti. - miró de forma acusadora a Matt, recordando la patética cena del año pasado, donde casi prenden fuego al piso. 


-¿Y Near? ¿Cena con su madre?. 


Beyond asintió, dándole un largo trago a su refresco. 


-Aham. Aunque ellos cenarán en su casa, supongo que vendrán sus tíos. 


-¿Y que piensa ella de que os vayáis juntos a Irlanda?. 


El moreno bajó la mirada, mordiéndose nervioso el labio y esquivando unos segundos la pregunta del rubio. 


-Bueno...ella piensa que somos dos amigos que van a estudiar lo mismo... - se terminó el refresco, tirando la lata al cubo de basura. 


Mello soltó un gemidito placentero al morder uno de los chocolates, provocando que Matt le mirase divertido. Era increíble el poder que tenia de encenderlo tan solo con algo como eso. Beyond, incómodo por el juego de miradas de la parejita, salió de la cocina esquivando a Chucho que correteaba de un lado a otro persiguiendo una pelota. Caminó hasta el dormitorio de su hermano y lo vio de espaldas, rebuscando ropa en el armario y sin camiseta: 


-¿Que haces?. 


Lawliet sonrió al verle, sacando la ropa del armario y colocándola en la cama, sin querer, tapó el regalo de Light que estaba dentro de un sobre. Beyond se acercó y lo cogió, mirándolo unos segundos: 


-No puedo creer que vayas a regalarle esto a Yagami. ¿Estás seguro?. 


Su hermano asintió, sonriendo de forma un poco bobalicona. Se sentó junto a Beyond mirando hacia delante. 


-¿Sabes? Estoy jodidamente enamorado de Light. 


Beyond parpardeó unos segundos, mirando atento a su hermano. Sonrió con suavidad y le acarició la mano, riendo un poco. 


-Se nota, Lawliet. Además, regalarle una copia de las llaves de este piso es un gran paso. Y pensar que apostábamos a que cuando le rompieses el culo te olvidarías de él... -se acarició distraído la nariz, esquivando el golpe en el brazo que su hermano acababa de darle. - Si a ti te hace feliz, a mi me basta. 


Lawliet le revolvió el pelo a su hermano, suspirando y entristeciéndose al pensar que dentro de poco, Beyond estaría muy lejos de él. 


-Te voy a echar de menos. 


-Joder Lawliet... que me pongo a llorar... - quejica, miró hacia otro lado, apretando los labios. 


Su hermano lo abrazó contra él, riendo un poco al pegarle un par de pellizcos. 


-Ah, mierda, tengo mucha hambre. - Lawliet se puso en pie, estirándose de forma vaga. - Voy a ducharme. 


Beyond se quedó mirando la espalda de su hermano, hasta que desapareció rumbo al baño con la ropa limpia en la mano. Se dejó caer sobre la cama y sacó el móvil, sonriendo al ver un mensaje de Near: 


Mi familia se irá esta noche después de la cena. ¿Quieres verme?” 


Yo siempre quiero verte.” - sonrió como un tonto al mandar el mensaje, mordiéndose el labio inferior y suspirando de forma enamorada. Hasta a él mismo le pareció rematadamente cursi. 


Esperando atento a que su hermano terminase de ducharse, jugó un rato con el perro, regañándolo cuando mordía las zapatillas de Lawliet. También echaría de menos a esa bola de pelo gris.


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