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STRANGE DOGS. por LaGataenelTejado

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Notas del capitulo:

Hoy les traigo el primer capítulo extra de nuestros chicos, esta vez, el primer encuentro entre Mello y Matt ^^ espero que les guste. La próxima actualización será la continuación de la historia principal :3

CAPÍTULO EXTRA: EL CHICO DE LA ESQUINA. 


 


-Mierda, me cago en mi vida... llego tarde, joder. 


Matt se puso con mucha prisa la chaqueta, terminando de abrocharse el pantalón mientras sostenía un cigarrillo entre sus labios. Tenia cita en el dentista por su terrible dolor de muelas y aunque estaba acojonado, dado que los dentistas no le inspiraban demasiada confianza, sabia que era mejor aliviar el dolor cuanto antes. 


Salió del dormitorio, casi chocando con Beyond que bostezaba por el pasillo rumbo a la cocina. 


-Son las doce del mediodía, ¿Tú no deberías estar en clase?. 


El moreno se encogió de hombros, pasando de largo y poniéndose de puntillas para alcanzar un bote de mermelada que su hermano ponía en la estantería mas alta con la esperanza de que Beyond redujese su ingesta diaria. Matt le miró con la ceja arqueada desde el marco de la puerta. 


-¿Que te hemos dicho sobre la mermelada? Tienes que dejar esa mierda, te pones hiperactivo perdido cada vez que la tomas. 


-Oye, no soy un bebé. Dejadme tranquilo. - quejándose con un par de gruñiditos, se sentó en la silla y metió los dedos en el bote, lamiéndolos gustosamente y soltando un gemidito. 


Matt negó con la cabeza, volviendo a mirar su reloj para salir pitando hacia la clínica. Justo cuando abrió la puerta del piso, vio a Lawliet charlando con un muchacho albino en el pasillo. Ambos se giraron para mirar al pelirrojo, guardando silencio durante unos segundos. 


-Ah, Matt. Este es Near, nuestro nuevo vecino. 


-Encantado. - le sonrió y después miró a su amigo. - Lawliet, me piro al dentista. Nos vemos luego. 


Lawliet asintió, apoyándose de forma sexy contra la pared y volviendo a su interesante charla con Near, una en la que el tonteo y el coqueteo estaban mas que presentes. El moreno estaba seguro de que con suerte, aquella misma noche tendría a ese muchacho nuevo entre sus sábanas. 


Cuando salió del edificio, Matt casi corrió hacia la parada del autobús, gritando frustrado porque el último se estaba alejando, dejándole con la mirada furiosa y sin tiempo para coger el metro. Tampoco iba a gastarse el dinero en un maldito taxi dada su situación económica. 


-Bueno... quizás me puedan cambiar la hora de la cita. - caminando, sacó el móvil del bolsillo para buscar el número de la clínica, sentándose en un banco cercano a la esquina de la avenida. 


No se dio cuenta de que en el mismo momento en el que se había sentado, un chico delgado y rubio le miraba fijamente, dándole largas y gustosas caladas a un cigarrillo. Tenia la espalda contra la pared de la esquina, el brazo semi cruzado en el pecho y una pierna flexionada que se movía de vez en cuando, una manía nerviosa de la que estaba mas que acostumbrado. Ese pelirrojo tenia algo que había captado toda su atención. Quizás fuese el bonito color verde de sus ojos, o su ropa desgarbada que lo hacia bastante atractivo, pero Mello solo sabia que hacia muchísimo tiempo que no sentía esa atracción inmediata por un muchacho. Suspiró, tirando la colilla al suelo y poniéndose tras la oreja su cabello rubio, mirando el reloj que había sobre un edificio que se situaba en la acera de enfrente. Había quedado con un cliente hacia mas de media hora, y el gilipollas no se había presentado. Era algo que odiaba profundamente, perder el tiempo y saber que podría haber ganado algo de mas dinero aquel día. Frunció el ceño y volvió a mirar a Matt, pillándolo justo cuando el pelirrojo desviaba la vista tras haberle estado mirando también. Sus mejillas ruborizadas hicieron que Mello se mordiese muy levemente el labio inferior. 


Si que había estado unos segundos observándolo, bebiendo de la sensación jodidamente placentera que le ocasionó el ver a Mello por primera vez. Matt se dio cuenta de que jamás nadie le había provocado aquel sobresalto en el corazón como acababa de ocurrirle con el rubio. Tuvo la tentación de ponerse en pie, caminar hacia él y agarrarlo de los hombros para comerle la boca hasta dejarlo sin aire, pero obviamente no lo haría. 


-¿Te importa si me siento?. - la voz de Mello,suave y sensual, se coló por cada poro de su piel como un veneno dulce que le inundó la sangre rápidamente. 


Solo atinó a asentir de forma un poco idiota con la cabeza, tragando saliva cuando el perfume barato del chico le llegó a las fosas nasales. Incluso eso lo hacia condenadamente erótico. Discretamente, miró como iba vestido, con aquella ropa ceñida de cuero que poco dejaba a la imaginación. También se fijó en algunos cardenales que el muchacho tenia en los brazos y el rostro, deteniéndose en su labio inferior que parecía un poco hinchado. Tuvo miedo de preguntar, primero porque no le conocía y segundo, porque tuvo miedo de su respuesta. 


-¿Estás esperando a alguien?. - Mello giró el rostro para mirarle a los ojos, sonriéndole de forma traviesa y coqueta. 


-No... tenia cita en el dentista pero soy un desastre y me he dormido... - tragó saliva de nuevo, sintiéndose estúpido por aquel timbre de voz tan nervioso con el que le había contestado. 


-¿Como te llamas?. 


-Matt. 


La sonrisa divertida del rubio le mandó pequeños impulsos eléctricos a través de la piel, algo que le hizo sentir un escalofrío. Ese maldito chico tenia la sonrisa mas bonita que había visto nunca. 


-Yo soy Mello. 


-Hola... - Matt, sonrojado y sintiéndose verdaderamente inútil por no poder decir ni dos palabras seguidas, se puso muy nervioso cuando el rubio se pegó mas a él. 


-Hola, “Matty”. - rió un poco ante aquello, divertido por su propia ocurrencia. Matty sonaba bien, le sonaba a chico infantil e inocente, de esos de los que ya no quedan en el mundo. - ¿Quieres pasar un buen rato?. 


Matt se quedó callado, arqueando la ceja un poco ante aquello. ¿Le estaba proponiendo sexo? Porque si era así... él no tenia mucho reparo en aceptar, es más, no seria la primera vez que se acostaba con alguien a quien acababa de conocer, pero no supo por que algo dentro de él se negaba un poco a esa propuesta. 


-Si acepto...¿Volveré a verte?. 


Mello sonrió suavemente, mirándolo a los ojos. Ahora sabia que aquel verde profundo que lo había cautivado minutos atrás, era todavía mas deslumbrante de cerca.


-Puedes verme siempre que quieras, Matty. - se puso en pie y alargó el brazo, extendiéndole la mano y sonriendo cuando el pelirrojo entrelazó sus dedos contra los de Mello, caminando tras él hasta un callejón cercano y bastante recogido a ojos de la gente. 


Estaba oscuro y no había salida, mas bien había bidones grandes de metal y contenedores, con un hueco bastante ancho entre ellos. Mello puso con delicadeza a Matt contra la pared, acariciando sus mechones pelirrojos y enredando suavemente sus dedos entre ellos, sin apartar sus ojos azules de los suyos. 


-Me gustas mucho, Matty. - pegó su frente contra la del chico, rozando con el extremo de la lengua sus labios. - ¿Que quieres que te haga?... - bajó con sus dedos por aquel torso delgado, jugueteando con el cinturón de su pantalón vaquero y sonriendo al ver el ligero bulto de su entrepierna. 


Matt suspiró, dejando escapar el aire que llevaba unos minutos reteniendo en la garganta. Puso las manos en la cintura de Mello, clavándole los dedos de forma posesiva y rompiendo la distancia que había entre ambas bocas, saboreando sus labios con gula y provocándole un par de jadeos traviesos. El rubio aprovechó para colar hábilmente su mano dentro del pantalón de Matt, acariciando su entrepierna sobre la ropa interior para excitarle por completo. Ladeó el rostro al sentir sus labios sobre el cuello y se mordió la lengua suavemente, gimiendo de forma susurrante. 


-Matt...no seas dulce conmigo...no lo soportaría... - la voz triste de Mello le hizo detenerse unos segundos, mirándolo de reojo y viendo como el rubio le abrazaba para después, ponerse de rodillas ante él, bajándole la ropa que le estorbaba. 


Gimió placenteramente cuando notó aquella lengua húmeda moverse en círculos sobre su erección, y sus manos, hasta ahora juguetonas, se aferraron con posesividad a los mechones dorados de Mello, marcándole rápidamente un ritmo mas profundo, jadeando sin poder controlarse demasiado. Vio, con los ojos entre cerrados, como el rubio se sacaba un preservativo del bolsillo sin dejar de masturbar y saborear su miembro entre sus manos. Se puso de nuevo en pie, besándolo desesperado y manejando sus manos para que le apretase el culo con fuerza. 


-¿Te gusto?... - la voz ronroneante y felina de Mello, le hizo empalmarse mas aún si eso era posible. 


-Joder, pues claro... - su voz se perdió entre el deseo de follarse su cuerpo y la ansiedad que su presencia le provocaba. 


No supo ni cuando Mello le puso el preservativo, solo fue consciente cuando el rubio se puso de espaldas a él, con el rostro ladeado contra la pared e incitándolo a continuar. Matt, rápidamente, acercó dos dedos a sus labios, con cuidado de no hacerle daño en la hinchazón que tenia. Jadeó cuando Mello los chupó de forma erótica y lasciva, acariciando la parte baja de su columna con su erección, que estaba mas que preparada. 


No tardó en comenzar a penetrarlo, gimiendo cerca de su oido y cerrando los ojos a causa del maldito placer que aquel cuerpo delgado y atractivo le estaba provocando. Maldita sea, era el mejor polvo que estaba echando en su vida. Apoyó las manos contra la pared, a ambos lados del rostro del rubio, que movía el trasero y las caderas para hacer mas fricción entre ellos. 


-Ahhh...Matty... eres increíble... 


Le aferró con la mano el vientre, apretándole con las uñas la piel mientras se lo follaba con gusto, aumentando el ritmo y gimiendo junto al rubio importándole poco que podían pillarlos en cualquier momento o incluso su terrible dolor de muelas, que había pasado a un segundísimo plano olvidado.


Mello le acarició la nuca, arqueando el cuerpo con una facilidad asombrosa que hizo que Matt capturase con los dientes su lengua, enlazando después la suya contra la del rubio y notando la saliva deslizarse por sus labios. 


-Ahhh...Mello...joder...me encantas... 


El rubio rió un poco, mordiéndose los labios por el placer y masturbándose al mismo ritmo con el que Matt le penetraba. Hacia tanto tiempo que no tenia sexo con el que disfrutase de verdad... Se corrieron casi a la vez, gimiendo alterados y con la respiración agitada. Matt se separó despacio de Mello, aun acariciándole la cintura y viendo como el rubio se limpiaba un poco para ponerse bien la ropa. Él se quitó el preservativo, tirándolo al suelo y vistiéndose también con rapidez. 


-Ha sido increíble, Matt. - Mello le rozó con los dientes la mejilla, acariciándole después los labios y apartándose del pelirrojo. 


Matt le sujetó la muñeca, casi como un acto reflejo. Se miraron y el pelirrojo le dio un suave beso, lamiéndole unos segundos los labios. 


-Quiero volver a verte. 


Mello sonrió travieso, y se sacó del bolsillo un trozo de papel para anotar su número de teléfono. Se lo guardó él mismo al pelirrojo en el bolsillo y después, haciéndole un gesto con la mano, echó a caminar hacia la salida del callejón, dejando a Matt con una sonrisa bobalicona en la cara. 


 


---o0o--- 


 


Cuando llegó al piso, el ruido del televisor le hizo fruncir el ceño. Caminó hasta la sala de estar, tirando su chaqueta en el sofá y viendo a Beyond con las rodillas flexionadas viendo el televisor. 


-Beyond, bájale voz la tele, que te vas a quedar sordo. - se encendió un cigarro, sonriendo tontamente al recordar a Mello. 


Beyond arqueó una ceja, molesto y con los labios apretados. Le bajó voz y Matt elevó la cabeza, parpadeando graciosamente al escuchar gemir a Lawliet y a alguien más, de forma lasciva y bastante sonora. 


-Vale, mejor vuelve a subirle voz. - se echó a reír, viendo como el moreno se cruzaba de brazos y volvía a subir el volumen. - ¿Con quién está hoy?. 


-Bah, con ese vecino nuevo. Es un tío rarísimo, me ha mirado como si yo fuese un plato de carne. No me gusta. 


Matt negó con la cabeza, suspirando tontamente y relamiéndose el labio mientras le daba una calada al cigarro. 


-¿Que tal el dentista?. 


-¿Eh?. 


-¡El dentista! ¿No ibas hoy a la clínica?.


-Ah... eso... no he ido al final. - ignoró la mirada acusadora de Beyond, y cuando el moreno se encogió de hombros volviendo a centrar su atención en la televisión, Matt se sacó del bolsillo el papel con el teléfono de Mello. 


Sonrió, riendo entre dientes al ver aquel escrito: “Llámame. Fdo: El chico de la esquina.”


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