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Caperuzas locas. por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Caperuza de este capítulo: http://sta.sh/0fcx2c12q6j

Aunque la mayoría de las yanderes estén como unas putas cabras la gente las ama ¿A que si? Esta segunda historia de, también bajo presupuesto, tiene a un yandere como protagonista; algo afeminado, muchas pecas y pelirrojo natural pero no pelirrojo de cabello rojo ¿De cabello azul acaso? No, pelirrojo natural, con ese hermoso cabello naranja con algunas mechas de color marrón y unos hermosos ojos del mismo color, su cabello /algo largo/ consistía en un flequillo que le topaba casi en totalidad el ojo izquierdo con un mechón largo al final, levemente esponjado en este mismo, en el lado derecho de su rostro había otro mechón que acunaba su rostro y también terminaba en un mechón que llegaba un poco más debajo de los hombros, y la parte trasera de su cabeza, solo era cabello que iba en direcciones que se creían físicamente posibles.


Teniendo más pecas que piel; este caperucito especial, iba con un vestido de color café claro, un poco más largo que el del anterior caperuzo, con una franja blanca en el centro de este con hilos de color amarillo pálido cruzándose entre sí, unos detalles del mismo color, este vestido no tenía listón, pero si tenía un toque abombado en la parte de la falda, dándole un toque más femenino e infantil, mayormente infantil claro está.


Empezando con la historia de este caperuzo llamado Alex; en el pueblo, que por carencia de presupuesto /imaginación/ era exactamente el mismo que el de Arturo y el bosque también era el mismo, solo había una leve variante solo porque sí.


Como sea, este simpático protagonista, iba caminando tranquilamente por el mismo bosque, solo que por un camino distinto, iba caminando campantemente balanceando levemente la canasta con comida y medicinas, su abuela no estaba loca pero igual estaba en el bosque por alguna razón ¿Entonces por qué Alex iba vestido de chica? Porque mientras viviera bajo el techo que su madre haría lo que esta le dijese ¿Han escuchado sobre la locura post-parto? Eso mismo tiene la madre de Alex con él, ella juraba a capa y espada que Alex era una niña y por ende debía de actuar como tal.


Mientras caminaba y apreciaba la vegetación ya que no tenía más que hacer que caminar y fantasear /húmedamente/ con su amado lobo feroz albino; era un Ivanov también su nombre era Druan. Albino con orejas de lobo del mismo color pero con la cola negra, no había mucho que decir, era un promiscuo de primera, desvirgó a la hermana del protagonista que en su tiempo también era una inocente caperuza, Alex andaba perdidamente enamorado de Druan solo porque sí, porque así lo dicta el guión.


En el cinturón negro que se me había olvidado mencionar, había un puñal bastante llamativo pero pasaba desapercibido debido a que el protagonista era una ternurita y nadie se fijaba del puñal, porque vamos; todos le miraban el trasero o esas piernas que poseía el pecoso peli naranja.


A la distancia se escuchaba el sonido de una motosierra, esto al protagonista le causó una exorbitante cantidad de curiosidad, pero desistió rápidamente de la idea; ya que el único ser viviente que poesía una de esas era Andru Ivanov y solo la usaba cuando algo era demasiado peligroso incluso para él, entre esas cosas estaban: Feminazis, y el protagonista, porque sí con el mismo puñal que este cargaba campante había logrado apuñalar a su amado lobo, fácilmente mataría a alguien más pequeño ¿Se me había olvidado decir que Druan era el mellizo de Andru? Oh perdón, ambos lobos comparten las mismas características, altura, fisionomía, agilidad entre otras muchas cosas que da pereza mencionar así que pondré un etcétera; etc.


Hablando del victimizado lobo, Alex finalmente lo había encontrado, más que estar llevándole la comida a su abuela materna, había estado buscando al pobre albino, que, al verlo palideció aún más e intentó evadirlo en vano, porque Ales se le había tirado encima.


— ¡Amado mío! — Exclamó el peli naranja al tener entre sus brazos el cuello del mayor.


—Hola. — espetó algo brusco el lobo, intentando /en vano/ quitarse al menor de encima.


Alex se soltó, haciendo notar la diferencia que había entre el caperuzo el cual media un simple metro sesenta y cinco mientras que Druan media un metro noventa al igual que su hermano. El de las pecas se ruborizó notoriamente por la cercanía creada por el mismo, empezó a jugar algo ansioso con sus manos. — Me estaba preguntando sí podríamos tener una cita después de que le lleve la comida a mi abuela materna. — Susurró nervioso, ya conocía la respuesta: Un rotundo no; pero el que persevera vence ¿Cierto? Ese sería el cuadrigentésimo intento de querer llevar al albino a una cita.


— ¿Me queda opción? — Cuestionó mientras se sobaba la cien resignado, igual, el caperuzo en su despecho le enviaría al día siguiente galletas, chocolate, y otra invitación a otra cita, así sería hasta que el albino decidiese pegarse un tiro.


El menor no pudo evitar emocionarse y sonreír con notoria felicidad; abrazó nuevamente al lobo y expuso lo siguiente: — ¡Eres el mejor! — Levantó la mirada topándose con la mirada algo indiferente del mayor. — Cuando regrese tengamos esa cita ¿Si? — Lo miró suplicante por unos segundos. — No te arrepentirás. — Dicho esto lo soltó, tomó su canasta y se fue corriendo hacia la casa de su abuela, dejando a Druan solo nuevamente mientras este susurraba ''Ya me estoy arrepintiendo de seguir en este plano terrenal. '' Palabras muy profundas de alguien que es acosado fuertemente incluso a la hora de hacer sus necesidades fisiológicas.


Mientras con Alex había llegado rápidamente a la casa de su abuela, totalmente jadeante y una sonrisa algo tonta en su rostro; entró por la puerta ya que las ventanas estaban cerradas, y extrañamente, la puerta estaba abierta, su abuela era algo paranoica con su seguridad desde su viaje a Venezuela.


Encontró a su abuela materna atada en una silla, con algunos látigos cerca y algo de aceite, el menor parpadeó confuso. — ¿Cincuenta sombras de Jhonson de nuevo? —Al percatarse que estaba amordazada con su propia ropa interior y tenía esposas, su hipótesis era acertada, perfecto; otra semana en el psiquiatra para borrarse esa imagen de la cabeza.


Dejó la canasta a un lado para dirigirse a la cocina para encontrarla hecha un desastre, pese la edad la vieja todavía era bastante activa ¿Quién sería el pobre hombre que se prestara para eso? Tal vez uno bastante desesperado por tirar.


Recuperó líquidos antes de volver a la sala para ver a su abuela pataleando en la silla, la ignoró olímpicamente, no quería más traumas por el momento, salió de la casa sin más ¡Finalmente tendría una cita con su amado! No podía estar más feliz.


Mientras que dentro de la casa de la abuela, el ladrón casi se cae de las escaleras al ver tanta hermosura en un solo lugar, tenía un aura tan positiva que por poco causa que el ladrón bajase de su escondite y le pidiese matrimonio, esas pecas, esos ojos y labios ¡Todo un manjar! No le importaba volverse homosexual con tal y tener a tal lindura a su lado; se veía que era un chico comprensivo, cuerdo y muy amable /JA/.


El ladrón por nombre Jackobo era un tipo de unos veinte años, su padre era un fiero leñador que por la vejez se volvió loco, secuestró algo raro de un lugar aún más raro y se murió, dejando a Jackobo tomar el negocio de leñadores pero ¡Los Mirlens le ganaban por excelencia! Entonces cayó en bancarrota, y los almacenes donde almacenaban los almacenables troncos, los agarró para almacenar objetos valiosos y revenderlos para poder sustentarse.


Solía estar entre ruinas o en el bosque por meses, buscando que revender, tenía un cuerpo trabajado por su trabajo de andar rebuscando cosas todo el rato, un cabello azabache que se notaba que no le tomaba el menor cuidado, sumamente despeinado y una que otra cicatriz en el cuerpo resultado de sus búsquedas de revendedor. Alto; un metro ochenta y cinco, un ojo de color negro y el otro de color morado, facciones algo ordinarias, pero no le quitaban atractivo y poseía una suculenta piel morena.


Volviendo con el protagonista, este caminaba con una sonrisa de notoria ilusión, mientras en mente repasaba que diría, la última vez por los nervios le había preguntado al albino sí quería jugar juegos de mesa con él, un tomate maduro le hubiese enviado ese día.


Se acomodaba su falda y capucha, al igual que su cinturón y puñal, no quería causar alguna clase de accidente estúpido con este. Cuando llegó al punto de encuentro con su amado, lo encontró teniendo cebo del intenso con su hermana, al punto que casi la montaba en una roca y tenían sexo ahí mismo.


Alex, obviando su dignidad /como siempre/ fue a reclamarle a su hermana; Catrina, porque la muy ofrecida ex caperuza le estaba quitando el macho. Pero antes que reclamase algo, un ser extraño, negro como el petróleo/porque el alquitrán y la noche ya estaban muy usados ¿No?/ salió de entre los arbustos, decidió que un albino sería perfecto para ser un señorito en apuros, lo secuestró y huyó dejando a Catrina y a Alex solos.


—Y... ¿Cómo has estado? — cuestionó la pelinaranja con pechos enormes y cintura a lo Barbie.


—Estaba muy bien sin verte. — Expuso el pecoso, sacando su puñal, dispuesto a matar a su hermana, pero luego recordó que su amor platónico había sido salvajemente secuestrado por un ser totalmente negro con muchos tentáculos.


Salió corriendo como alma que pilló ¿No lo sé? ¿Otro yandere para no usar el diablo? Posiblemente él este cansado también de perseguir cosas.


Mientras corría como todo un salvaje detrás del ser tentaculoso que se llevaba al futuro padre de sus hijos adoptivos, esquivaba cosas como: Raíces, arbustos, pitufos y un larguísimo etcétera, ¿Entienden? Puse largo etcétera para que fuese más largo y fuese un larguísimo etcétera, ay, pero que graciosa es esta escritora.


Después de haber acorralado al ser tan extraño y amorfo contra un árbol, el menor sacó nuevamente su puñal dispuesto a matar esa cosa, nadie; pero nadie, alejaba a su ser amado.


—Treinta minutos más tarde. —


El caperuzo se encontraba jadeante y lleno de una extraña baba de color amarillo y sus ropas estaban muy desarregladas, no, no había sucedido una escena hentai con tentáculos y mucho semen amarillo, Alex había asesinado, desollado y mutilado a la vil bestia que se había metido con amado.


El lobo ''y que feroz'' andaba en posición fetal en una esquina, el menor le causaba un pánico terrible, ¡¿Cómo había sido capaz de hacer tantas cosas terribles con un puñal?! El peli naranja se levantó de su sitio, miró de reojo al lobo amedrentado y suspiró con resignación.


—Supongo que esa cita será para otro día. — Sonrió deprimido y se dispuso a caminar, pero un moreno enamorado tenía otras intenciones.


Cuando el caperuzo estuvo lo suficientemente lejos, el moreno; literalmente se le lanzó encima, Alex le miró confuso ¿Qué onda con ese moreno? Iba a apuñalarlo pero se abstuvo de hacerlo; no quería llenarse más de sangre ajena, estaba cansado y solo quería relajarse mirando el monte ¿Era mucho pedir?


—Perdón. — Se le quitó de encima. — Me emocioné un poco, mi nombre es Jackobo. — el moreno le sonrió simpático. El pecoso peli-naranja iba a responderle '' ¿Y qué mierda me importa eso?'' Pero su madre le había enseñado a ser prudente; además, estaba el hecho de que ese moreno se veía robusto y tal vez su puñal no fuese tan útil como siempre; así que, quitándose unos posibles riesgos de encima, le sonrió de vuelta al moreno vestido de leñador.


—Un gusto, soy Alexander, pero dime simplemente Alex. — Le extendió la mano para concretar el saludo. — ¿Te puedo ayudar en algo?


—Bueno; me preguntaba sí estabas disponible para tener una cita, claro, sí quieres.


Alex se lo pensó un poco; no tenía más nada que hacer siendo sincero y hablar con alguien tal vez le animaría un poco. Asintió con una sonrisa muy tierna en el rostro. — Claro, estaría encantado. — Fue lo único que dijo y se dispusieron a hablar un poco más para conocerse mejor.


FIN.

Notas finales:

Gracias por leer :'D


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