-La vida es difícil, Jiminie.
"Lo sé" es lo que quiere decirle Jimin, pero no lo hace. No dice nada, en realidad; permanece en silencio, observando al mayor con tristeza, y se limita a suspirar, preguntándose por qué Hoseok lo aleja cada vez que intenta acercarse. Cada vez que Jimin siente que tiene luz verde para avanzar con él, Hoseok vuelve a levantar los muros, vuelve a poner la luz roja, y Jimin no puede hacer más que detenerse sin saber qué hacer.
Él sabe que Hoseok ha pasado por mucho desde su ruptura con Taehyung, entiende por qué ha cambiado tanto luego de aquello. Aún así es difícil aceptarlo, todavía le cuesta acostumbrarse a verlo tan hundido, tan debajo de lo que solía ser, tan triste y azul como nunca hubiera creído verlo. Jimin siempre había visto a Jung Hoseok como una especie de Sol en la Tierra, irradiando luz y calor. Sí, Hoseok solía estar alto, muy alto, pero ahora sólo estaba abajo, tan abajo. Y eso le duele infinitamente.
Trata de alejarse él también, porque siente cómo va consumiéndose lentamente a la par del mayor. ¿Pero cómo podría decirle que no, cómo podría rechazarlo, cómo podría darle la espalda? Siempre vuelve a caer.
Una vez más, incluso luego de prometerse a sí mismo que ese día no iría a casa del mayor para ver cómo estaba, se encuentra caminando ya de manera automática hasta el pequeño departamento que su amigo solía compartir con su ex novio.
Ahora Hoseok vive solo.
Desde fuera ve que las luces están encendidas y hasta escucha el suave murmullo de la televisión, pero no importa cuántas veces llame a la puerta, nadie abre. Por un momento piensa que no hay nadie en casa, pero luego de unos segundos tiene una idea que le produce un escalofrío. Por favor, no. Hoseok nunca haría algo así, ¿verdad? No, no lo haría... o sí. Jimin sabe, oh, vaya que sabe que está tan hundido como el mayor en este momento. Porque no importa que se haya jurado a sí mismo nunca perder el control, un buen día se enamoró del corazón de Hoseok, y este late tan lento, tan despacio... ahora mismo los latidos del corazón del propio Jimin parecieran estar robándose los de Hoseok, porque mientras trata de empujar la puerta con todo su cuerpo para entrar en la casa, puede jurar que su pulso se ha duplicado debido al miedo.
Teme cuando encuentra a Hoseok tumbado en el sillón con el frasco de pastillas vacío en una mano. Tiene suerte porque Hoseok está despierto, algo mareado y confundido, pero aún está despierto, y Jimin nunca se sintió tan afortunado como en este momento porque llegó a tiempo.
-¿Por qué, Hobi, por qué? -le pregunta mientras lo hace vomitar en el baño-. ¿Por qué te haces esto? ¿Por qué me haces esto?
Hoseok no le responde; se limita a dejarse hacer por él, tan sumiso como alguien que ha perdido toda voluntad, dedicándose nada más a obedecer y llorar en silencio. No es hasta una hora después (luego de que Jimin lo bañe, lo vista y lo ayude a recostarse) que logra calmarse y dejar de llorar por un momento.
-He perdido el color -le susurra tímidamente, mirándose las manos sobre el regazo-. Sólo veo en blanco y negro ahora, Jiminie. Y ya sabes que a mí siempre me han gustado los colores...
Sí, Jimin siempre ha sabido por qué a Hoseok le gustan tanto los colores. Él es los colores. Él le da color a la vida de cualquiera, y le dio color a la suya. Jimin nunca le prestó atención a lo hermoso que podía ser el mundo una vez que le prestas atención a los colores hasta no conocer a Hoseok.
Es momento de devolverle el favor.
-Te pintaré el cielo del azul más claro y bonito que exista, Hobi -responde, quitándole el cabello de la frente-. Pero necesito que me ayudes, ¿sabes? Sin ti siento que no distingo los colores, es como si fuera daltónico.
Por primera vez en mucho, mucho tiempo, Hoseok sonríe. Débil, tímido, pero es una sonrisa, y es sólo para él. Recién entonces Jimin nota que él está llorando. Lleva semanas llorando, en realidad. Cada vez que abría los ojos, parecía que llovía desde que Hoseok estaba así.
-Te quiero -se atreve a decir-. Diablos, hasta me pintaré a mí mismo de azul si es lo que hace falta para que te quedes. Quédate, Hobi, quédate conmigo.
Quédate y déjame mirarte. Quédate nada más mirándome cuando te admiro. Quédate, así puedo devolverte los colores que tú me diste, así vuelves a ser tú.
-Quédate conmigo esta noche, por favor -vuelve a pedir.
Y Hoseok se queda. Esta noche, y muchas más.