Me levanté de donde me encontraba sentado segundos después de que la campana hubiera anunciado el término de la primera clase. Me dirigí hacia la salida encontrándome con Taeyeon, la encargada de la biblioteca.
Sus ojos se agrandaron ante la sorpresa al verme tan temprano y aún más al percatarse que había sido agredido una vez más. Su cuerpo se tensó por completo mostrando su enfado creciente y antes de que pudiera decir algo, ella había pasado su bufanda por mi cuello.
-La próxima vez no podré y hablaré.
-Prometo que no habrá otra vez.
-Eso dijiste la vez pasada.
Susurró sin soltar los bordes de la prenda, sus ojos comenzaron a lagrimear y sus hombros a temblar. No hice más que abrazarla y recargar mi mentón en su cabeza tratando de calmarla; Taeyeon había tomado el papel de hermana mayor desde el primer momento que nos vimos. Nadie sabía sobre alguna relación entre nosotros porque así yo lo quería, no me gustaría que alguien llegara a tocarla.
Después de toda aquella escena, regresé sin llegar a detenerme al salón e igual que en la mañana, todas las miradas se habían puesto en mi excepto dos. Jimin y Yuri; la chica más hermosa de toda mi generación estaba tan cerca de él que si alguien los empujaba si quiera un poco, podría jurar que sus lenguas se tocarían sin pudor.
Repito, no es que me gusten los hombres pero realmente aquella niña se había ganado mi odio en tan sólo dos segundos. Un ardor tan horrible se presentó en mi estómago que había dejado de pensar correctamente. Mis pies pareciera que se enredaban y mis ojos estaban pegados a ellos impidiéndome ver que cara de plástico se encontraba en frente de mí.
-¿Llegando tarde, creando lastima de los nuevos y aparte caminando como un estúpido? –sus manos tomaron de mis hombros y me lanzaron haciéndome caer en frente de él- No creas que pasaré por alto el que me hayas avergonzado en frente de todos.
-El que está creando lastima aquí, eres tú Kwanghee.
Jimin había dejado a piernas bonitas para venir al rescate, lo cual me había aliviado en parte y por otro lado, me enojaba que se metiera en algo que no le incumbía. Si seguía así, sé que todos se irían en contra de él por mi culpa.
Bien sabía yo que lo que estaba a punto de hacer me costaría la vida, pero no dejaría que lo lastimaran. Sonara como sonara, no podía permitir que pusieran un dedo en él y es curioso, porque por mi apariencia pareciera que no podía defenderme por mi mismo. Pero tal vez, era la hora de explotar.
Acomodé la bufanda que traía de mejor manera y mientras hacían un tipo de concurso de miradas, me deslicé de tal manera que Jimin había quedado detrás de mí y yo en frente de cara de plástico.
No hubo tiempo alguno para que los dos reaccionaran, tan solo el grito de Kwanghee al notar que mi mano se había adueñado de su tobillo y su mundo se caía de poco en poco. El sonido que su caída había causado fue lo que atrajo la atención de todos haciendo que el ambiente fuera más tenso que antes.
-¡Eres un hijo de puta! –gritó Hyung Sik tomándome por la bufanda- ¡Juro que de hoy no pasas, pobretón de mierda!
Múltiples respuestas sarcásticas se habían formado en mi mente pero debido al jalón las palabras no pudieron salir de mi boca. Su pie aterrizó en mi espalda haciéndome besar el piso sin cuidado alguno.
Los secuaces de Kwanghee se encontraban auxiliándolo como si algo realmente malo le hubiera pasado, a lo que estaba cien por ciento seguro que era teatro viniendo de él. La fuerza que había empleado era la justa solo para hacerlo tropezar; sin embargo, no tuve tiempo para reaccionar antes que otro de sus secuaces me tomara por el cabello y me levantara a trompicones.
-De repente me dieron ganas de tomar un respiro con nuestro buen amigo, ¿No creen chicos? – Siwan comentó de manera sarcástica sin soltar mi cabello.
-Me parece una idea taaan agradable.
Kwanghee, que aún se encontraba en el piso, me lanzó una mirada tan hermosa que bien pudiera yo caer a sus pies y lamer cada uno de sus dedos –Por favor notar el tan enorme sarcasmo-. Poco a poco se levantó del piso y sin detenerse, estrelló su puño en mi abdomen sacándome por completo el aire.
-Déjenlo en paz.
Mis ojos se encontraron de inmediato con los de Jimin, llenos de angustia y desesperación pero estaba siendo detenido por HyungSik y Dong Joon que cualquier esfuerzo que él empleara era usado en su contra.
El aire me faltaba pero no podía verlo sufrir, llevaba conociéndolo por una hora y lo único en que podía pensar era en que tenía que protegerlo aún más que Taeyeon.
Nuestras miradas no se separaron en ningún momento y al final él que retiró los ojos fui yo, dejando que palabras agrias le arruinaran cualquier intento por parte de él de querer protegerme. O bueno, eso es lo que yo deseaba más.
-No te metas en donde no te incumba.
Las risas de todos que acompañaban a Kwanghee se hicieron presentes junto las palmas que pegaban en el tan confundido Jimin, como si acabara de ganar la lotería.
-Vámonos ya.
Fue lo último que ordenó Kwanghee antes de que Park hubiera sido empujado al escritorio del profesor. Siwan caminó primero para que así pudiera causar más daño en mi cabellera y para joderme más la vida, Hyung Sik se había apresurado para tomar el extremo de la bufanda como si fuera un perro.
Todo lo que estaba pasando me hizo reír como un desquiciado por lo gracioso que era. Como si yo fuera su más grande sacrificio de estos siete chicos aunque también me gané un jalón en la bufanda parando en seco cualquier sonido emitido por mí.
Cuando llegamos por fin a la azotea –porque no tenían otro lugar mejor a donde ir- lo primero que hicieron fue aventarme contra una mesa que se encontraba ahí.
-Rayos pobretón, ¿Segunda vez que he sido avergonzado en frente de todos por tu culpa? ¿Qué no te basta con que todos los días seamos las personas más caritativas y te demos algo para que comas?
Su pie me pateó en donde la mesa había provocado más daño, forzándome a sentarme bien. Después de dos segundos de que el empezara con su discurso de estúpidos, la bufanda que antes cubría mi herida; que tal vez ahora estaría empapada por mi sangre, pasó de mi cuello a un lado mío.
Estaba tan harto de toda esta mierda de siempre que empezaría a darle a cada uno su merecido, pero la prenda de Taeyeon no tenía nada que ver en esto.
De poco en poco me fui parando, tratando de no ser tan obvio al hacerlo y cuando ya estaba completamente de pie, mi puño fue a parar directamente a la quijada de cara de plástico. Tal vez fue el golpe más fuerte que pude haber dado en la semana porque de un sólo movimiento, él ya estaba completamente noqueado en el piso.
-¿Alguien más gusta un poco de este pobretón?- pregunté al aire un poco ronco debido a los jalones en mi cuello-
-¡Te voy a matar!
Gritó HyungSik corriendo como nena a mi encuentro no obstante, no contaba que Kevin –otro idiota de aquel grupo- me tomara por los brazos. Aquello me había dejado confundido, dándole la plena oportunidad de él para golpear mi tan bello rostro.
Pero antes de que pudiera atacar de nuevo, me impulsé en quien me tenía tan románticamente abrazado para poder usar mis piernas y patear su estómago con fuerza. Aquello había sido tan estupendo que ya no se pudo parar aunque segundos después, fui nuevamente arrojado al piso, seguido de una patada en mi costado.
Desde ese momento supe que mi esfuerzo había valido para nada ya que, una vez que te encuentras en el piso rodeado, no hay forma de retomar tu lugar.
Sus patadas se hicieron presentes segundos después, atacando primero en mi estómago posteriormente en mis piernas. Mis brazos cubrían mi cabeza, podrían ellos pisotear mi cuerpo pero era mejor proteger mi cerebro.
Lo siguiente que pasó fue tan malditamente rápido que si alguien me preguntara, yo sin bromear podría jurar que era acto de un ninja. Kevin había caído como un pluma, seguido de Siwan y así posteriormente. Cada uno iba cayendo como si Jackie Chan estuviera presente en ese momento. Yo sólo podía ver una escena completamente sacada de película y unas piernas volando por allá y por aquí.
Cuando todos estaban gruñendo del dolor como nenas, Jimin se arrodilló como si su novia hubiera sido golpeada brutalmente… sólo que su novia tenía pene.
-Te dije que no te metieras jodido ninja. –se burló por mi comentario y con delicadeza me recostó en su regazo.