No era de su escuela, eso es obvio. Se dirigía hacia la otra dirección, con un bolso bajo el brazo.
Lucía más joven que Kyungsoo, unos 17-18 años, más o menos.
El bajito piensa en recurrir al Internet para averiguar sobre el más alto, pero descarta la idea al darse cuenta que no tiene ninguna pista para comenzar su investigación.
-¡DODO! LA CENA ESTÁ SERVIDA.
-¡Ya voooooooooooooy!
Baja las escaleras de dos en dos, al final casi cae al ver a la pequeña Yeri plantarse al frente de él con lo que parece ser una libreta de calificaciones.
-¡Mira, mira, mira! He obtenido buenas notas, mamá ha dicho que saldremos para celebrarlo.- Kyungsoo mira a su madre, la cual simplemente se encoje de hombros. Desde su accidente, Yeri ha sido un fracaso en la escuela, ha visto muchos terapeutas y no la han ayudado, con el tiempo Soo se ha dado cuenta que es sólo porque la atención que la pequeña recibía se desvió hacia él y ahora que se encuentra estable Yeri se está recomponiendo.
Su madre ha cocinado estofado de carne con ensaladas, al ver la comida en la mesa Kyungsoo recuerda que no ha probado bocado en todo el día. Se sienta frente a Yeri y su madre en la cabecera.
-Cariño, ¿cómo estuvo la escuela hoy?- Kyungsoo se sobresaltó al darse cuenta que la pregunta estaba dirigida hacia él.
-Ah, sí, bien. Tranquila, progresando. Lento pero seguro.
-Espero que mañana no sea tan lento... Tu profesor llamó.
-¡OH, LA GRANDISÍMA MIERDA!-pensó.
-¿Qué significa que llegues tarde tan seguido y que, además no entregues tus trabajos?
-Ohhh, sí. Tengo el trabajo listo, ma. El profesor me ha extendido el plazo y yo sólo...Me quedé dormido.
A kilómetros se sentía el enojo de Irene, pero estando Yeri presente no regañará a Kyungsoo. Está a salvo por ahora.
-A pesar de que por tu comportamiento no te merezcas ningún beneficio y porque tu hermana ha insistido en que te llevemos, irás con nosotras a la feria. No puedes decir que no Kyungsoo.
Pasaron el resto de la comida felicitando a Yeri por sus buenas calificaciones y haciendo bromas sobre las definicientes notas de Kyungsoo.
Al terminar la cena, Soo sube a su habitación a arreglarse para ir a la feria, no le agradan. Para nada, le teme a los payasos con sus globos con figuras de perros y flores. No le gustan las atracciones, odia las montañas rusas y la rueda de a fortuna le da vértigo. Además, ¿quién sale un jueves por la noche a una feria?.
-Espero no llegar tarde de nuevo a la escuela mañana, o moriré.- dice mientras le da los últimos retoques a su cabello.
Se sienta en la parte trasera del vehículo para que Yeri se ubique como copiloto. Luego de quince minutos de viaje llegan a la feria de atracciones.
Al bajar lo primero que Kyungsoo ve es un montón de niñitos corriendo con algodón de azúcar en sus manos y un montón de luces navideñas colocadas descuidadamente sobre el letrero principal y desgraciadamente para Soo, muchos gritos infantiles.
-Genial, putos ruidos de gente pequeña siendo felices y disfrutando su infancia.-pensó.
Yeri no era la excepción a esos pequeños, al entrar se dirige apresuradamente a los carritos chocones. Lo obliga a sentarse con ella pero no lo deja tener el control del carrito.
Kyungsoo sabía que las cosas saldrían mal si ella conducía, el juego no llevaba más de cinco segundos y ya eran el blanco escogido por todos para disfrutar de las violentas colisiones. No podían moverse, en parte porque estaban rodeados y porque la pequeña no sabía como mover el carrito.
Luego de cuatro minutos de extenuante tortura y de ser el centro de las risas el juego finaliza y bajan del carro, Yeri muy feliz y Kyungsoo avergonzado con náuseas y mareos.
-Yo...debo...baño- espetó Kyungsoo.
-Dodo, cariño ¿quieres que te acompañemos?
-No, ma. Nos encontramos en un rato en la rueda de la fortuna.
-Si te sientes muy enfermo por favor llámame, ¿está bien?
-Sí, bueno, como sea.
Se dirige tambaleante a los baños químicos que se encuentran al lado de la entrada, está atiborrado de gente pese a esto y a su inminente mareo no pasa por alto a un chico alto de profundos ojos. Podría ser su imaginación o una simple confusión, pero esa tímida sonrisa ya la ha visto antes.
Kyungsoo vacila entre acercarse a él o dirigirse al baño. Si va al baño puede que a la vuelta ya no esté y sería imposible volver a ubicarlo en un lugar tan lleno de gente. Por otra parte, si se acerca a él en ese estado podría vomitarle encima... y eso no es muy romántico.
Vuelve a posar su mirada en el más alto y ahora está riendo, obtuvo el premio en un juego de puntería. Un peluche rosa, el cual le entrega cariñosamente a una menuda muchacha a la cual envuelve en un apretado abrazo y le besa la sien.
-Claro, un hombre como él tiene novia. Ni siquiera sé porque pensé que podría ser gay.
-¡Muchísimas gracias Jongin!- dijo la chica.
-Mierda. Ese es su nombre. Jongin.-pensó Kyungsoo.
-Si mi hermana lo pide, lo tiene.
-JODER. NO ES SU NOVIA. ES SU HERMANA. Si es que hay un Dios, esto debe ser obra suya.-pensó.
La muchacha se descuelga del hombro de Jongin y se dirige a un grupo de jóvenes que ríen y comen.
Antes de que Kyungsoo se de cuenta se dirige hacia el alto con vacilantes pasos.
Jongin divisa a Kyungsoo y se sorprende.
-Yo también estaría sorprendido si un extraño chico que apenas conozco se acercara solo hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja.-pensó Soo- Soy un jodido psicópata.
-Hola, Jongin ¿verdad? ¿Me recuerdas? Nos conocimos en la mañana.-la voz de Kyungsoo derrocha confianza pero tiembla por dentro.
-Claro, sí. Eh, hola. Pero no recuerdo haberte comentado mi nombre... ¿o sí?
-Ehhhhhhhh, no. Pero la muchacha con la que estabas lo dijo, asumí que era tu nombre.-dijo Soo titubeando.
-Ah, era mi hermana, Seulgi.-si lo aclaró debe ser por algo...-Disculpa no me has dicho tu nombre.
-Oh, sí, me llamo Do Kyungsoo-sonrió.
-¡Jongin! ¿Vienes o qué?-Dijo un chico perteneciente al grupo de muchachos de donde se dirigió Seulgi.
-¡Sí, en un minuto!-dice Jongin, mientras saca un lápiz del bolsillo de su camisa y en una boleta que extrajo de su pantalón y anota algo apresuradamente.- Kyungsoo, lo siento debo irme. Ten, es mi número, sé que me llamarás.- Antes de girarse le dedica una de sus tímidas sonrisas y le regala un guiño.
¿Qué mierda acaba de pasar? Claramente Jongin ha notado que Kyungsoo está colado por él. Al menos le dejó su número.
Kyungsoo no estaba enterado de su atracción por los hombres hasta ahora, tal vez era gay antes del accidente, su madre nunca se lo comentó.
No es algo que preocupe realmente al bajito, mientras haya amor todo estará bien. Eso es lo que importa, el amor.
Cuando Kyungsoo vio a Jongin no había notado que tan alto era, la diferencia era bastante, tampoco había notado la confianza que demostraba, y lo guapo que era...piel morena, labios rebosantes, nariz perfecta, cabello despeinado y unos profundos ojos rasgados. Su voz era dulce y grave al mismo tiempo. De seguro cantaba maravilloso.
Al salir del trance "Jongin" se dirige al sitio que había acordado para encontrarse con su madre y Yeri. Ya no se sentía enfermo, se sentía bien y contento.
- Kyung, ¿te sientes mejor? Me preocupaba que te demoraras tanto.-dice Irene apenas lo ve.
-Sí, no ha sido nada, me distraje viendo unos juegos. Pero bueno, ¿nos subiremos a algo más? ¿Qué dices pequeña?.
Están dos horas más en los juegos hasta que Yeri se aburre y ya no puede sostener más premios en sus brazos.
Al subirse al auto, Kyungsoo saca el papel que Jongin le había dado. Efectivamente era su número telefónico. Toma apresuradamente su celular y guarda el contacto. Además le envía un texto.
"De: Kyungsoo
Para: Jongin
¡Holaaa! Soy Kyungsoo ;) espero que hayas tenido una buena noche con tus amigos, y bueno, guarda mi número ¿si? Espero nos encontremos pronto. Responde cuando puedas... xx :)"
-Soy muy jodidamente gay.-pensó- Mejor así, que sepa que me interesa desde el principio ¿no?
Algo distrae a Kyungsoo de sus pensamientos. Es su celular, ha vibrado.
No ve el texto hasta llegar a su habitación. La respuesta lo sonroja.