En su corazón le dolía mentir, sabía perfectamente que lo amaba, que estaba desesperado por volver a ser el mismo de antes con Miyuki, quería rendirse entre sus brazos, esos besos le habían hecho suspirar, recordar el amor que le profesaba, sentía que su alma se desgarraba por tener que ocultarle la verdad sobre su amor. Aunque sabía que ese no era el momento de rendirse; ahora menos que nunca porque en cuanto fuera a su lado, quizá el cátcher lo ignoraría y volvería a sufrir por su causa.
Herido, esa era la realidad, había lastimado tanto al pitcher dueño de su corazón que cada suspiro de su alma era para disculparse, sentía que la vida se le iba por los poros de su piel.
Ese beso se lo dio lleno de la pasión y ternura que sentía por el menor, ese ser que tanto le robaba el sueño, que en este momento, lo había rechazado, fue tan sincero que ahora le mataba pensar que no era correspondido, esos labios tenían que ser suyos, una vez más, tenía que convencerlo de perdonarlo, porque se desmoronaría si esa sonrisa no era suya.
-Eijun, no quiero que te vayas, dame una oportunidad-
-No, lo único que tú buscas de mí, es burlarte de mi corazón-
-Yo no quiero burlarme de ti, por favor…-
El castaño se dio la vuelta y caminó sin darle la cara, sus ojos derramaban lágrimas, estaba decidido a sacarlo de su corazón, a cada paso se desmoronaba más, sentía que si no salía rápido de la vista de Kazuya, volvería corriendo a él y lo abrazaría hasta que sus cuerpos no pudiesen separase más.
-Okumura…-
-Descuide, aun no es mi novio, acabo de pedírselo hace unos minutos-
-Quisiera corresponderte-
-Puedes hacerlo-
El rubio volvió a acercarse a él para robarle otro beso, como el que le quitó cuando se confesó y trató de conquistar el corazón de esa perfecta inocencia, beso que no pudo ser porque la palma de una mano se interpuso en esta ocasión.
-¿Por qué no puede aceptarme?-
-Lo siento, mi corazón-
-Alto, no lo diga, ya sé que siente amor por otra persona-
-Si lo sabes, entonces… no insistas-
-Me duele verlo sufrir por ese que no lo merece, quiero que lo olvide, podré ayudarlo, no tendrá que volver a sentir ese dolor, ni volverá a llorar-
Los ojos del castaño se abrieron para dar un pequeño brillo de aprobación a las palabras del menor, esperanzado de poder dejar de sufrir por esa persona que tanto daño le causaba con cada daga salida de sus labios, de esa boca que minutos antes le había besado tan profundamente que deseaba volver a sentirla.
Estaba a un paso de permitir que Okumura lo besara, cuando su cuerpo se negó instintivamente a dejarse besar por otro y retrocedió con temor a molestar al contrario.
-Lo siento-
Las últimas palabras que salieron de sus labios, fueron para disculparse antes de salir corriendo, contestando con ello, que no podría enamorarse de él nunca.
Okumura no se alejó de él, al menos pensaba protegerlo el tiempo que fuese necesario, hasta que su sempai se graduara y dejara de molestar al pitcher con sus insultantes palabras o esos inútiles sentimientos, que parecían más una broma que una verdad.
Escuchaba los dientes de Miyuki rechinar cuando los veía juntos, como el contrario apretaba los puños o era retenido por sus compañeros, sobre todo por Kuramochi y Furuya, también podía observar cada intento desesperado de hablar con Sawamura, intentos que él truncaba con el fin de no ver esos ojos manchados por agua salada que no merecía ser derramada por su culpa.
Constantemente lo abrazaba posesivamente, para alejar a Kazuya de esa persona a la que tanto amaba, sabía que no era correspondido, lo aceptaba, ahora lo cuidaba como su tesoro más valioso, hasta que sus manos no pudieron resistir más la sensación de esa piel tan delicada, esa tentación, que a pesar del entrenamiento no había sido afectada, ese calor lo atraía y quiso abrazar posesivamente su cintura desde atrás, para después pronunciarle en el oído.
-Te deseo, eres tan perfecto que me cautivas con cada movimiento-
Sawamura volteó con premura para toparse con ese verano en su mirada, fue besado nuevamente, la postura lo alertó y más a otra persona que miraba desde lo lejos, que sintió como un cristal dentro de sí se desmoronó y se clavó como estillas en su piel.
Corrió con todas sus fuerzas a separarlos, podía soportar todo, menos ver ese brillo que alguna vez había sido suyo dedicado a otra persona, era tan idiota, sabía que lo amaba, sabía que era correspondido, y no hizo nada por obtener la aprobación de ese menor para ser suyo.
-Aléjate de mí pitcher-
-Eijun no es suyo, ahora es mío-
-¡Eso jamás va a pasar!-
Kazuya arrancó de sus brazos por segunda ocasión a la persona que más amaba, para después cargarlo de la cintura y salir caminando con él en brazos sin darle las espalda a Okumura, con esos ojos fieros que marcaban una línea de la cual, el otro jamás podría deshacerse; al mismo tiempo, Eijun se quedó atónito por esa demostración de afecto.
-No vuelvas a mirarlo así-
-¿Por qué Miyuki? Quiero que me dejes ser feliz, que desaparezcas-
-¿Piensas que voy a hacerlo?-
-Siempre eres tan caprichoso, no voy a quedarme aquí, me largo-
Las pisadas del pitcher advirtieron al cátcher que de inmediato lo detuvo, está vez no dejaría que se le escapara, está vez no le permitiría marcharse.
Lo llevó casi a la fuerza a su habitación y se encerró con él en ella, no lo dejaría salir hasta que aceptara su amor, los latidos de su corazón comenzaban a acelerarse, y su respiración estaba agitada, tanto era su deseo de volver a tocar aquella piel, que en pocas ocasiones había sentido cuando le detenía, o lo felicitaba por algún lanzamiento, sólo en el montículo podía sentirla pero le llamaba, ese sentimiento había permanecido en alguna parte de su alma, escondido, reprimido, esperando emerger y hacerlo suyo, justo como en ese momento.
-¿Qué hacemos aquí? ¡Déjame salir!-
Sus cabellos fueron contra el aire para encontrarse con la suavidad de unas sábanas y esa postura, en la que el mayor se acercaba a gatas a él, ese estremecimiento le dio a Miyuki una oportunidad de recuperarlo.
-¿Puedes corresponderme de una vez por todas?-
-Lo que tú quieres de mi es lo mismo que recuperar un juguete, me niego a serlo por más tiempo-
Un beso en su cuello lo tomó por sorpresa, dejando que su cuerpo temblara nuevamente por ese contacto tan abrumador, no fue sólo uno, varios besos más lo acorralaron, lo detuvieron, lo fueron atacando por su rostro, en su cuello, en su frente, en las mejillas, en sus parpados, en sus labios, otros en sus orejas, sonrojándolo y sometiéndolo a una oleada de placer por el calor que le estaban brindando.
-Detente, por favor…-
-Tu boca dice que me detenga, tu cuerpo me dice que siga, siento como te estremeces por mis caricias-
-Me has causado mucho daño, no quiero hacerlo contigo-
-Eijun, no sabes cuánto me arrepiento de haberte lastimado, por favor, perdóname-
Los besos en esos labios rosados se hicieron infinitamente más delicados y llenos de amor, ya que pronto, aquella prenda que cuidaba de su figura, fue despojada, abierta desde el primer hasta el último botón para dejarle ver al mayor ese abdomen poco marcado, en el que posó sus manos y acarició delineando cada músculo, provocando que el lívido de Eijun se despertara.
Se detuvo a besar su ombligo mientras el contrario se sacudía y suplicaba con su voz baja que se detuviera, recibiendo en el ultimo un leve gemido que lo hiso feliz.
-Aaah… detente… no… por favor-
La voz ahogada, apenas dejándose escuchar, con esos ojos cerrados y que se cubrían por el sudor de su frente porque seguía resistiéndose a dejarse llevar por el cátcher.
El número 2 se quitó la playera que tenía puesta y se acercó al menor para dejarlo sentir su cuerpo, atraerlo hacia el calor que quería proporcionarle, lo abrazó tan fuerte que pensó que podía lastimarlo, más no quería soltarlo, porque nunca se había sentido más completo que en ese momento.
Con sus dedos, dudosamente bajó el cierre de su pantalón para quitarle la prenda y después bajó ese bóxer que le estorbaba para reconocer por completo ese cuerpo, la última prenda salió y al tenerlo enfrente, lo admiró en todo su esplendor, para posteriormente dirigir sus manos a masturbarlo.
Ante el primer contacto, Eijun trató de alejarse y levantarse, cosa que no fue permitida por el de lentes, que de inmediato lo entretuvo con un beso apasionado, devorador y seductor, obteniendo así por fin una pequeña muestra de aceptación.
-Aaaahhhh… aaaah… hhhhha…-
La rodilla de Eijun tocó la entrepierna de Miyuki por error y sintió como estaba algo muy despierto, se avergonzó de bajarle el cierre y quitarle el pantalón, para después visualizar la humedad en la ropa de quien tanto amaba, así que bajó sus manos, descubriéndose los labios que se cubrió segundos antes y con un dedo bajó esa prenda que lastimaba al cátcher.
-Si lo haces… jamás voy a dejarte ir ¿has entendido?-
El temor lo azotó por unos segundos, y al ver la tristeza que reinaba en esa mirada por su duda, dejó de temblar y acercó su mano para retirar por completo ese bóxer ajustado a esa figura, luego tomó entre sus manos el miembro duro de su superior y acercó sus labios para besarlo.
Entre beso y beso, fue comenzando a delinearlo con su lengua, y sumergiéndolo por fin en su boca, los movimientos excitaron más a Miyuki, haciendo que deseara de una vez por todas, unirse a ese hermoso pitcher.
Lo derrumbó en su cama nuevamente y con sus dedos lo invadió lentamente, viendo como un pequeño camino de sangre escurría por ser la primera vez del menor, un leve quejido de dolor y luego todo eso se fue lejos, sus labios se juntaron para pedirle permiso por lo que continuaba, a lo cual recibió una asentimiento con el movimiento de la cabeza de Sawamura.
Abrió un poco más las piernas de su amado y con su mano posicionó su miembro en la entrada dilatada de su pequeño, que lo recibió sintiendo como algo lo unía a la otra persona, un ligero hilo de saliva bajó de su boca por el placer y el dolor que estaba sintiendo en ese momento.
Segundos después, las embestidas fueron de menos a más, con un ritmo atrabancado que le demostraba la ansiedad contraría, suspiros y gruñidos se dejaron escuchar en esa habitación, testigo de un hermoso acto de amor entre esos dos.
-Te amo… Eijun…-
Las invasiones continuaban, mientras que el menor dejaba que unas pequeñas lagrimitas de felicidad rodaran por sus mejillas, que hicieron al mayor pensar que sufría al estar con él, así que soltó dolorosamente una frase.
“Me dolerá, pero no quiero verte llorar así” -No llores, si no me quieres te dejaré ir-
Detuvo el movimiento y estaba a punto de salir de su interior, no quería lastimarlo más terminando dentro de él, cuando el pequeño le contesto.
-Muévete más… necesito sentirte dentro de mi…-
-Yo…-
-Yo también te amor… Kazuyaaa…-
El clímax estaba por venir, y Miyuki sentía como su cuerpo pedía terminar dentro de ese pequeño cuerpo debajo de él.
-Hazlo… dentro… de mí…-
Segundos más tarde, así fue, se inclinó para dejarse caer a su lado y seguir besándolo, abrazándolo con más delicadeza.
-Eijun, perdóname… fuiste a quien no supe amar desde un principio, pero… de hoy en adelante, quiero amarte de verdad, no me abandones nunca, no sabría sobrevivir sin ti-
-Tenía miedo, de que no me amaras, de que sólo buscaras jugar conmigo, de que no me dejaras entrar en tu corazón-
Lloraba y lloraba, hasta que… dejó salir una preciosa sonrisa con esas lagrimitas en su rostro
-Te amo, Miyuki Kazuya-
Por fin lo besó, no como en los anteriores, era su primer beso, como novios, el primero de muchos más.