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I Will Follow You por Vega

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Notas del capitulo: Un fic corto, por el simple gusto de saber si podía.

 

I will follow you

I will follow you.

 

Son las 10:00.  Deslizo la mirada del reloj a los caracteres impresos en la hoja virtual, son las últimas líneas del día, el impulso que me obligaba a seguir se ha dormido, tal vez mañana renueve sus bríos y sienta la imperiosa necesidad de sentarme frente a la laptop y continuar, tal vez...

 

[ Te perseguiré/ como sombra junto a ti yo iré] –Hay un murmullo en el pasillo –[por que nací para ti]– de nuevo cantas la vieja canción –[... y siempre contigo soñé]  No has podido olvidarla desde que la escuchaste por primera vez, mis ojos de fijan una vez más en el papel enmarcado, junto a la foto.

 

Interrumpes tu canto antes de llegar a la habitación, empujando suavemente, intentando hacer el menor ruido posible al entrar; aspiro el humo del cigarro mientras te observo debajo de la puerta, trato de adivinar tus pensamientos –sonríes, siempre sonríes, más que nunca.  No puedo definir cual fue la expresión de tu mirada, ¿tal vez, cansancio? Retiro el cigarro de mis labios mientras espero la pregunta que se debe venir.  Me gusta escucharla, breve y simple, no es ni petición, ni orden y siempre amable, no encierra ningún compromiso, no me obliga a nada[... te seguiré atreves del mundo entero]  Te tomas tu tiempo para decirlo, aún no se ha desvanecido tu sonrisa.  Comúnmente eres tu quien fija su mirada para perderse en recónditos mares – tus ojos; nunca sabrás lo que significan tus ojos para mí; son mi paz después del temporal, pero no pude adivinar lo que querían decirme, ¿Qué es, desaliento?, tus ojos son más claros que nunca, sé que hay determinación, pero no logro comprender por qué –  no hay razón alguna, y por fin tu boca comienza a moverse, tus labios pronunciaran la frase que estado esperando.

 

–¿Vienes?

 

Tras la última bocanada, apagó lo que queda del cigarro en el cenicero. –Este es el ritual que sigue a tu pregunta, es mi muda respuesta; sonríes nuevamente y avanzas, sabes que puedes entrar sin interrumpirme; si por el contrario, en lugar de apagar el cigarrillo, hubiese encendido otro, sin apagar el primero, habrías desaparecido tras la puerta, sin perder la sonrisa, dando las “buenas noches”– Hasta ahora no sé cuando esto se volvió una costumbre, empezó un día cualquiera, se convirtió en un acuerdo sin palabras, ¿Vienes?.

 

[mares habré de cruzar yo por ti] de nuevo comienza a sonar; bajito para no molestarme, has cantado es canción todo el día, todos los días desde que la escuchaste por primera vez.  Tecleo.  – la pantalla al fin se oscurece– [Y nada me hará desmayar/ y no descansare hasta lograr / oír de ti que...] ¿Te falta mucho?  Te interrumpes para comenzar un monologo que suple la charla amena que podríamos haber tenido los dos.  La verdad es que no falta mucho.

 

En realidad no es más que un cuento para una revista de literatura, ni siquiera tendía que haberme preocupado, aún faltan seis días para la entrega... es solo que después de lo que paso, tenía que escribir, las ideas llegaron en un torrente, una tras otra, sin orden.  Supe que no tendría reposo hasta que no hubiera escrito unas líneas.

 

[Y siempre contigo soñé, noche a noche anhele...]

 

Se supone que era una tarde para los dos –admito que a pesar de que lo intente, no pude contra tu insistencia y terquedad– ¿debí, entonces, preguntarme por qué?.  Creí que por esta salida armarías un escándalo, que lo propagarías a los cuatro vientos; ¡nunca le dijiste a nadie!  Lo único que hicimos fue caminar, jamás he caminado tanto, a los lugares comunes, a las calles de siempre, caminamos uno al lado del otro; ¿estabas feliz?, hablaste de mil tonterías, de ti y de mí, lo recordaste todo, cada detalle de lo que llamaste “nuestra historia”.  ¿Debí preguntarme por qué?, al atardecer llegamos al parque, ese parque que te empeñaste en que fuera el último lugar que visitáramos juntos.  Es el lugar en el que de tantos millones de gentes, tus pasos se cruzaron con los míos.  Recuerdo que planeamos sentarnos en una de las bancas cuando comenzó a llover; tratamos de salir del parque porque era inútil intentar refugiarse bajo los árboles, sin embargo, tan repentinamente como llego paró, burlándose de nosotros y dejándonos empapados– Pienso, y respiro un poco–, ninguno se dio prisa en volver, caminamos lentamente en silencio y justo al pasar al lado de un árbol, le di un patada.  El agua helada resbaló de las hojas para caer sobre nosotros con un estrépito.

 

Cuando volteaste hacia mí en busca de una explicación, sólo puede decir.

 

– Por si no te habías mojado bien– aquello fue meramente infantil, lo admito, impropio de mí.  Al llegar me encerré en esta misma habitación, ignoro si planeabas algo más.

 

No me molesté siquiera en cambiar mi atuendo, aún me parece que esta húmedo, al salir, caminamos juntos por el pasillo hasta encontrar la puerta del dormitorio, puede leer en tus ojos el cansancio.  Yo me encuentro igual.  Me di un baño rápido, cuando al fin entre en la cama parecías adormilado, apenas pudiste abrir los ojos para regalarme una última sonrisa.

 

[... con locura, con fe delirante]

 

Todavía no sé que paso, tus ojos me lo dijeron y no supe entenderlos, no hay explicación, no hay más razón que la que dejaste para mí el día de tu despedida.  ¿Seré masoquista? Aun la conservo, le he puesto un marco.  Cualquiera que supiera nuestra historia, la historia que esconden aquellas líneas me compadecería.  ¿…ramos felices?  Yo mismo me pregunto cómo es qué no estoy a tu lado, porque tú estas al mío, ¿cierto?  No podrían mirarme a los ojos sin compadecerse, pensaría que es una tragedia.  Es lo que piensan; ellos no entienden que estas a mi lado.  Sabes, de todos nuestro conocidos muy pocos permanecen cerca, es que ellos no pudieron comprenderte, no pueden sentirte, piensan, como aquel amigo tuyo, que los abandonaste.

 

 Son las 10:00.

 

Y alterno la escritura, con el escrutinio de las líneas que me ofreciste en aquel papel, ya amarillento.  Cuando mi hermana y su marido llegan a visitarme; no importa que tu no lo digas, aún somos conocidos, no cercanos pero aún los veo, lo escondo.  Fueron sus palabras, no intencionadas, quiero suponer, las que provocaron tu partida, aunque ¿de mi lado no te has ido nunca, verdad?

 

[Yo te seguiré...]

 

No he podido olvidar esa letra desde que la escuche por primera vez, ¡igual que tu!. 

 

Me dispongo a consumir el tercer cigarro de la noche, hoy mi mente a divagado entre la ficción y tu imagen, miro de reojo a la puerta, no hay forma de que tu cuerpo entre por ella – son las últimas líneas...

 

No importa, ¡siempre estas aquí!  Quizá no lo creas, pero puedo verte sin necesidad de cerrar los ojos, es un alivio poder hacerlo, de esa forma el recuerdo es más cercano y se funde con tu esencia.  He perdido la costumbre de llamarte por tu nombre, simplemente eres tu, la revista de literatura, tendrá su cuento mañana por la mañana – hay murmullos en el pasillo–.  Solo falta agregar unas líneas, tus líneas, Nadie pudo entender por qué te marchaste, en realidad, ¿huías?, ¿tenías miedo?, nunca lo sabrán, porqué la breve nota que dejaste para ellos no les dio la explicación, ellos no pueden saber que te fuiste por que creías, porque tenías fe, porqué amabas.

 

Son las 10:00 y paso la mirada del reloj a la pantalla, tus líneas, las sé de memoria, pero mirarlas a través del vidrio que las protege me recuerda que estas aquí ¿Por qué estas aquí, aunque no te vea? –Acaricio las teclas con las yemas de los dedos –.  El final de esta historia se acerca, me asusta en empezar, no quiero compartirte con el mundo, nadie sabe sobre esta carta y mañana todos lo sabrán, ¡No, no quiero compartirte con el mundo!, pero hay que hacerlo.  ¡Es el final!  Y ellos tienen derecho a saber.

 

“Aunque millones de personas me necesitaran, auque un millón de personas dejaran de vivir si yo desapareciera, no me interesa.  Si me dejarás entonces yo no serviría para nada, lo hiciste una vez y no permitiré que vuelvas a intentarlo.  Egoísta, no creías que pudiera serlo, si lo soy es porque existe una razón en la que soy irreducible.  Tu.  Solo conque te fueras sería incapaz de respirar.  He tenido una charla con alguien, el nombre poco importa, por primer vez, pregunto por mí, en lugar de preguntar por ti, pero en esta entrevista me encontré frente a la verdad.  …l no dijo nada, yo sólo me di cuenta que mis ojos no han logrado vislumbrar tu corazón.  No te lo reprocho, siempre supe que era yo el que más amaba de los dos, he sido yo el que como un mendigo que suplica una moneda, imploró el cariño de tu corazón.  Y me diste tu cariño, pero no tu corazón, aun no me has entregado tu fe, tu esperanza, no le has permitido a mis ojos encontrarse con los tuyos, tan profundamente como para vislumbrar tu alma y encontrar las palabras que siempre he querido escuchar.  Aunque no me creas, te comprendo, entiendo que desconfías, que temas e imagino tu tristeza al no poder ser sincero, incluso antes de mí.  Pero yo quiero quedarme contigo, permanecer siempre contigo, seguirte a donde vayas, no importando el lugar o la hora, si es de día o noche.  Sólo así lograré que confíes plenamente en mí, que sepas que mi entrega es total, sincera.  Me quedare contigo eternamente, te seguiré, yo te seguiré”

 

Son las últimas líneas del día, con algunos retoques, falta tan sólo un poco, la puerta se ha abierto suavemente dejando pasar una pequeña corriente de aire, es obvio, son las diez, te preocupas y quieres que descanse.  Puedo verte sin cerrar los ojos, encontrarme con esas gemas violetas que son el eje de universo, el mundo entero está en tu esencia.

 

Concentro mi atención.  Marcadas en moldes oscuros y definidos se dibujan las palabras, doy las últimas pinceladas a mi lienzo electrónico.

 

Apago el cigarro y en lugar de guardarlo imprimo inmediatamente el trabajo, espero con impaciencia este final del camino; mañana la revista tendrá su historia y yo podré perderme en tu fragancia... Te miraré con los ojos cerrados – escribo–, retiro el marco para sostener en mis manos el único objeto físico que realmente me une a ti.

 

–Siempre contigo soñé, noche a noche anhele... –me sorprendo a mí mismo mascullado aquella canción, tengo la impresión de haberlo hecho todo el día, mientras escribía.  Me dirijo a la habitación; el escrito, si es que puedo darle ese nombre metafórico al texto impreso, esta sobre el buró, debajo de las pastillas de dormir, exactamente como tu pequeño testamento que encontré al alba.  Ese día no supe leer en tus ojos..., no pude llegar a tu alma, ¿¡Si lo hubiese sabido!?.

 

Cuando entre al baño tu sostenías sobre la mano una pastilla, de color rojo, no supe que querías hacer con eso, tampoco vi el otro frasco,  ni me interesaba averiguarlo, me miraste y sonreíste avergonzado, ibas o explicarme.

 

–Me recetaron tomar vitaminas, pero en la farmacia sólo encontré estas para niños, algunas tiene forma de sol y estrellas, pero esta me gustan más, las que parecen corazón.

 

Probablemente querías decir más, ¿despedirte, tal vez?  Pero no te permití hacerlo, cerré la puerta y te deje solo.  Ahora sostengo la figurita que dejaste entre tus manos, junto con el frasco entero de pastillas para dormir, trato de imaginar que sentiste, ¿tenía miedo?, ¿te sentías solo?, ¿las manos te temblaban cómo a mí?, ¿el corazón te latía desbocado?, ¿Eras tan feliz cómo yo ahora?, ¡He, tardado tanto!  Dejo el vaso sobre el buró, es el final, voy a mirarte con los ojos cerrados, tengo la certeza de que no serás un recuerdo, ya no serás una sombra que adorna sólo mis días terrenos.  Voy a mirarte, te veré a los ojos y te dejaré entrar tan profundamente en mi alma que encontraras lo que siempre quisiste escuchar.

 

– ¡Te amo!

 

Aún son las diez y el disco en el estero sigue reproduciendo una y otra vez la misma canción.  Mi presencia se funde ahora con la tuya, mañana la revista de literatura tendrá su historia.  Se equivocan si creen que voy a compartirte con el mundo, le dejare saber. Pero será demasiado tarde, no podrán encontrarnos, porque yo te seguiré.

 

 

¡Yo te seguiré!,

a través del mundo entero,

mil ríos habré de cruzar,

mares habré de navegar

yo por ti.

 

¡Te perseguiré!,

como sombra junto a ti, yo iré,

porque nací para ti.

Y siempre contigo soñé,

noche a noche anhele...

 

¡Te amo!, ¡te amo!, ¡te amo!

Y tengo que gritarlo,

con todas la fuerzas

que existen en mi alma.

 

¡Te amo!, ¡te amo!,

te amo con locura,

con fe delirante.

 

¡Yo te buscaré... !

como el ave busca el nido

y nada me hará desmayar,

no descansaré hasta oír de ti

que me amas también.

 

¡Te amo!, ¡te amo!, ¡te amo!

Y tengo que gritarlo,

con todas la fuerzas

que existen en mi alma.

 

¡Te amo!, ¡te amo!,

te amo con locura,

con fe delirante.

 

¡Te perseguiré!,

como sombra junto a ti yo iré,

porque nací para ti.

Y siempre contigo soñé,

noche a noche anhele...

un beso de ti

 

Son las diez, la puerta se abre suavemente, y siento tu mirada posarse sobre mí, para acompañarme a descansar, estas serán las últimas líneas.  La noche puede ser eterna cuando tu alma se encuentra con la mía en un beso.

 

 

 

 

 

Este fue mi primer fic de Gravitation, en realidad lo escribí como un reto tenía que ser triste, el reto era ese lograr que mi lector de aquel momento llorará, en ese entonces conseguí mi cometido.   Tal vez les parezca extraña la forma en que esta escrito, hay una razón, pueden tomarlo como una sola historia, que termina trágicamente o bien decidir si tan solo se trata del cuento que un escritor hace tomando inspiración de los retazos de su vida cotidiana, con lo que tendrían que descifrar que es lo que forma parte del cuento y cual es la realidad.

 

La canción supongo que la conocen, en español se llama Te seguiré y en ingles Chariot I will follow you, la versión que yo poseo esta interpretada por Enrique Guzmán, aunque es una canción de amor, yo siempre la relaciono con algo triste, cuando la oí por primera vez, alguien me contaba una historia muy dura.  Existe una persona en este mundo, para la que esta canción significa mucho quizá ella ya lo olvido, pero yo no.


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