Mi nombre es Kim Han Sol, desde que tengo memoria mi mejor amigo ha sido Kim Byung Joo. De niños ya éramos muy unidos, nunca nos separábamos y pasábamos prácticamente todos los días juntos. Siempre, desde que era pequeño, cuando estaba con Byung mi pecho se aceleraba y nunca había entendido por qué. Y sí, yo también pensaba lo mismo que ustedes, que sólo era amistad, que lo que me pasaba no era nada pero cuando entramos a la escuela secundaria, descubrí que él me gustaba pero no podía decírselo. ¿Qué pasaría si lo supiera? Tal vez dejaría de hablarme, de verme, o incluso llegaría a odiarme, y yo no podría aguantar eso; por eso siempre lo amé en secreto. Hice lo imposible por contenerme, por no demostrar cómo me sentía, trataba de no mostrarme mal cuando lo oía hablar de alguna chica o simplemente verlo con una. A pesar de que no lo demostraba cuando estaba con él, en el colegio, al llegar a mi casa o cuando estaba solo, lo único que podía hacer para sentirme bien era llorar y lastimarme, no sólo con decirme cosas como "Eres un imbécil, ¿cómo va a estar contigo si eres un hombre?", "Nunca te aceptará ni te corresponderá, sólo mírate, ¿crees que alguien como Byung Joo podría llegar a gustar de ti?", sino que también me autolesionaba. Mucha gente debe creerme un loco por hacerme algo como eso por una persona, pero en verdad lo amo y el dolor es lo único que hace que yo me sienta bien. Por ello uso muñequeras e intento llevar siempre algo que cubra por completo mis brazos.
Un día Byung Joo, estando en el colegio, llegó a verme la muñeca.
- Han Sol, ¿Qué te pasó en la muñeca? - Preguntó mientras la miraba.
- Nada, sólo me caí, eso es todo. - Respondí nervioso mientras bajaba mi brazo.
- Han Sol, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea, eres mi mejor amigo. No me tomes por tonto, estoy seguro de que eso no es un simple raspón, si me necesitas yo estaré ahí para ayudarte. Así que si algo te molesta quiero que me lo cuentes. - Dijo Byung Joo con tono serio.
- Byung, no puedo contártelo, no puedo. - Dije con melancolía y en tono bajo.
- Pero, ¿por qué no puedes? - Preguntó sin comprender.
- Sólo no puedo. - Respondí mirando hacia otro lado.
- ¿Por qué me corres la vista? Han Sol no quiero que sufras; no entiendo ni siquiera por qué lo haces, acaso ¿alguien te ha hecho algo? ¿Fui yo? Por favor ¡Dime qué te pasa! ¿No entiendes que verte así me duele? - Dijo Byung mirándome a los ojos.
- Byung ¡déjame en paz! Te odio. Nunca comprenderás por qué lo hago. - Tras decirle eso salí casi llorando del aula.
- ¿Qué le dije? – Me pregunté mientras salía del edificio. - Ahora me odiara para siempre.
Salí del colegio regresando así a mi casa, quedando aún una hora de clases. Me dirigí al baño; tomé mi celular mientras lloraba y escribí un mensaje a Byung: " Perdóname, me iré de tu vida para siempre. Adiós". Apenas se envió el mensaje comencé a cortarme con una cuchilla; veía cómo me desangraba. Luego de unos diez minutos oí que alguien corría para el baño; cuando la puerta de este se abrió, vi que era Byung Joo. Yo estaba recostado en una esquina apunto de desmayarme cuando él se acercó hacia donde yo estaba, paso una de sus manos por debajo de mi cabeza y con la otra tomó una de mis manos llenándose así de sangre; se puso a llorar a mi lado y gritó, lo más fuerte que pudo, a mis padres que llamaran a una ambulancia.
- HanSol ¡No! ¿Por qué? No puedo perderte, ¡respóndeme por favor! – Pidió llorando.
- B...Byung, yo lo... lo siento. - Murmuré casi sin aliento.
- HanSol, sólo dime ¿por qué? – Pidió antes de abrazarme. - Por favor no me dejes.
- Byung, e - es que yo… t - te amo. - Respondí sin energía.
Byung Joo se quedó mudo por unos segundos hasta que de repente me besó; apenas pude sentirlo y cuando me soltó me desmayé, comencé a ver todo negro, sentía que alguien me sacudía pero no podía moverme. Continué así quién sabe por cuánto tiempo y, aun así, seguía pensando en él, en que debería estar mejor sin mí pero luego recordé ese beso. Comencé a sentirme raro, hasta que escuché, luego de mucho tiempo, una voz que me llamó la atención. Primero casi ni se oía pero luego comenzó a escucharse más y más fuerte. Al oírla con más atención note que no era cualquier voz, era la voz de Byung Joo, pidiéndome por favor que despertara; aunque intentaba hacer lo que me pedía no lo lograba, estaba a punto de rendirme hasta que volví a escucharla y de repente desperté; apenas abrí los ojos observé que estaba en la cama de un hospital con mis muñecas vendadas. Miré a mi derecha y lo vi: él estaba ahí, sentado a mi lado con sus ojos cerrados. Al cabo de un rato se despertó, me miró y comenzó a abrazarme.
- Han Sol, no vuelvas a hacer eso nunca porque yo también te amo, no quiero que me dejes, no quiero ni pensarlo. - Pidió Byung Joo casi llorando.
- Byung, te prometo que no lo haré nunca más. Fue horrible no poder verte y sentir la sensación de que no te vería nunca más. No quiero separarme más de ti. – Negué abrazándolo con fuerza mientras lloraba.
- De ahora en adelante siempre estaremos juntos, nunca más te dejaré sólo, nunca. - Afirmó Byung.
A pesar de todo lo sucedido, continuamos como si nada hubiera pasado. Aún sigo estando con Byung Joo, hasta vivimos juntos; y, aunque mis heridas nunca se borrarán por completo, son las que me dejaron una marca de lo que yo hice por amor. Y tú, ¿Qué harías por amor?