Subía y bajaba por el caliente, duro y firme eje del más alto. Sus cabellos estaban pegados a su frente por el sudor, sus ojos estaban semi cerrados, su boca abierta, con los labios rojos al igual que sus mejillas, en resumen: estaba hecho todo un desastre, pero no hay que juzgarle pues él realmente estaba haciendo un arduo trabajo.
Mientras su ¿novio? Solo se dedicaba a apretar y masajear su trasero, diciendo palabras obscenas para incentivarlo a que continuara montándolo. Se movió de manera más frenética, haciendo que la grandiosa polla de Sehun saliera de su agujero y no tardara más de un segundo en volver a entrar. Sentía que estaba a punto y lo quería todo antes de sentirse vacío, antes de volver al mundo real. Un par de saltos más y se vino untando su abdomen y el de su amante, que con un par de arremetidas más lo acompañó en su orgasmo al sentir como el pelirrojo le asfixiaba su polla con su estrecho culo como queriéndola retener allí para siempre.
Luhan apoyó su frente en la del rubio y respiró agitadamente contra su boca.
-Buen trabajo bebé. - dijo el mayor con una sonrisa lasciva. Luhan no respondió, todavía estaba ocupado tratando de regular su respiración. - ¿Estás agotado? Porque aún no acabo contigo. - Luhan quiso protestar ¿Qué si estaba agotado? Él había hecho todo el trabajo esta vez. Sintió el miembro del mayor endurecerse de nuevo contra su trasero. Éste hombre era insaciable.
- No pienso mover ni un solo musculo. - Sabía que lo harían por cuarta vez en la noche, así él se negará Sehun siempre lograba seducirlo.
- Con que abras tus piernas está bien para mí. – Tomó las caderas del más bajo para indicarle que se levantara, lo guio a la cama y lo acostó sobre esta. El menor se encogió al ver la mirada que Sehun le dirigía, justo como un majestuoso depredador a su próxima presa. Le abrió de piernas antes de inclinarse y soplar en su entrada, el pequeño se tensó de inmediato y se preparó mentalmente para lo que le esperaba, un placer inimaginable. No importaba que estuviera hecho polvo, él siempre estaba listo para cualquier cosa que proviniera de Sehun. Lo siguiente fue una lamida a lo largo de la ranura de su esponjoso trasero. Luego círculos sobre su entrada que lograron hacer que gimiera como una puta sin alguna vergüenza, claro solo por el momento, después salía del apartamento rogando porque ningún otro residente del edificio lo haya escuchado.
Sehun dejó las torturas de lado luego de que su amante empezara a mover sus piernas en el aire y se dispuso a penetrar el necesitado ano con su lengua. Movió el musculo en círculos saboreando su propia esencia que estaba allí debido a las sesiones previas de sexo. Miró arriba y notó que el miembro de Luhan ya estaba de nuevo duro, ese pequeño era tan sensible y Sehun amaba eso. Cuando considero que ya era suficiente 'atención' a la entrada entonces volvió a sentarse y dobló las piernas del menor hacia adelante contra el pecho de este. Tomó su propio pene que comenzaba a doler por el afán de estar en su lugar favorito y lo clavó en el agujero del menor. Suspiró de gusto con los ojos cerrados y los abrió para ver a su niño.- Bebé abre los ojos, ya te lo he dicho. – Dijo serio en tono de advertencia. Sin rechistar Luhan obedeció.
Sehun comenzó con un ritmo suave, el hombre era un animal para el sexo, pero si bien no estaba lo suficientemente cansado como para follar a Luhan, si lo estaba para llevar un ritmo fuerte y además no debía ser tan exigente con el pequeño, después de todo él lo había hecho bastante bien esta noche.
Un par de empujes más y llegaron al cuarto orgasmo de la noche, esta vez Sehun se vino primero. Sehun se dejó caer sobre el cuerpo del menor utilizando sus codos como soporte para no aplastarlo.
Él podría dibujar el rostro del pelicobrizo sin mirarlo, sabía cada detalle de memoria, pero eso no implicaba que después de cada encuentro sexual no lo mirara como si fuera lo más sublime del mundo, porque para Sehun eso significaba Luhan, la creatura más exquisita con la que había tenido el placer de estar.
El persistente sonido del teléfono de Luhan sacó a ambos de su ensoñación, Luhan resopló y Sehun rio por la expresión en su rostro, luego le indicó con un movimiento que contestara.
-Déjalo, debe ser Jungkook o mis padres. – No valía la pena contestar, sabía el propósito de la llamada, él tenía que volver como siempre y si su primo no había logrado cubrirlo inventar una gran historia.
Sus padres no podían saber que él se revolcaba frecuentemente con un hombre. Con su doctor. Un hombre 11 años mayor.