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El poema más bonito de todos - Yoonmin. por yoongiwontletme

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Notas del capitulo:

Básicamente un oneshot Yoonmin porque puedo :-)

Voz temblorosa y ojos fríos. Cómo podía explicarse eso. Cómo podía siquiera explicar lo que su cara me decía al mismo tiempo que recitaba un poema de su propia autoría, que tampoco tenía sentido pero yo permanecía sentado frente a él.

Porque me gustaba tanto escucharlo y verlo leyendo, con fluidez porque conocía sus propias palabras, obviamente. Sabía lo que seguía en el párrafo de abajo. Y a mí me dejaba encantado escucharlo. Disfrutaba tanto de eso.

No entendía por qué era yo la única persona a la que él era capaz de leerle. Jamás fue alguien muy abierto con las personas que lo rodean, siempre sumido en la literatura, con la cabeza metida entre los libros o las muñecas doloridas de tanto escribir.

Pero llegó ese día en que me lo encontré en ruinas tras el árbol de cerezo del colegio. Alguien había arrugado y arruinado las hojas de su cuaderno de escritos. Ahí guardaba como tesoros sus poemas, historias, pensamientos y algunos dibujos.

Al verlo llorar tan desconsoladamente de rabia, lo miré preocupado, aunque no lo conocía siempre me preocupo por todos. Con él no pudo ser de otra manera, me preocupe al verlo tan enojado, tan dolido.

Entonces hice más que mirarlo y me agaché a su lado. Sus ojos rojos, la rabia se manifestaba en sus mejillas completamente sonrojadas. Su respiración era agitada y su cabello estaba desordenado. Era un desastre.

Me miró directamente a los ojos, pudo haberme matado por meterme en su espacio personal, pero solo soltó un sonoro bufido de fastidio, era obvio que no quería que nadie lo molestara. Pero yo no quería molestarlo, quería consolarlo.

La sensación de ese impulso todavía me energiza al saber que lo hice bien.

Ahora de vuelta al presente, él está a mi lado. Como siempre en el árbol de cerezo, escribiendo a puño y letra un nuevo poema (descubrí que son su fuerte y sus favoritos). Estoy en silencio, esperando a que él hable, que me pregunte si quiero oír lo que escribió. Y siempre quiero. Eso me mantiene anclado aquí.

Pasó cerca de media hora en la que me entretuve ensayando mis pasos de baile mentalmente. Suga, como lo apodé secretamente desde el día en que le hablamos, tocó suavemente mi mano, haciendo que abra los ojos. Ya conocía la oración en forma de pregunta que iba a salir de su boca así que simplemente asentí con la cabeza.

Él se paró frente a mí, porque le gusta leer parado, dice que así su voz sale más clara y no pongo objeción alguna. Aclaró su voz, hacía más de una hora que su garganta no emitía ningún sonido y obviamente estaba algo oxidada.

Puso su espalda derecha, pude notar un volátil nerviosismo en sus manos cuando estiró la hoja, pero cualquier rastro de nervios desapareció cuando leyó el título de su reciente escrito. Yo no estaba enterado de nada a pesar de haber estado sentado a su lado mientras él lo escribía.

“Débil y tonta declaración de amor.” Recitó y me miró a los ojos. No sospeché nada. Juro que no sospeché nada porque Suga siempre me mira a los ojos después de leer el título de lo que ha plasmado en la hoja amarilla de su cuaderno.

“La luna termina en su nuca,
el sol nace en su mandíbula.

Soy el chico al que le dieron
de cena sus metas abatidas.
Él es todo lo azul y rosa del
cielo que está sobre mi cabeza.

Sé que no es capaz de
protegerme de un meteorito.
Pero está completamente
capacitado para iluminarme.

Su sonrisa es el sol que me
mantiene cálido incluso
cuando estamos en invierno.

Porque hemos pasado las
cuatro estaciones juntos.

No sé si él lo recuerda pero
al día de hoy, pero hace un año,
yo era un desastre.

Llegó con la luna en la nuca,
dejando la oscuridad detrás.

Hizo que el cielo explote de
colores bonitos y que las flores
nazcan hasta de debajo de mi cabello.

He visto su explosión de colores
nacer en sus hebras de cabello.

Aquella primavera su color
era el verde. Verde menta.
Ojalá algún día yo fuera capaz.

Al llegar el verano su color
era el anaranjado. Anaranjado atardecer.
Ojalá algún día yo fuera capaz.

En otoño siguió la misma paleta
de colores con un rojo. Rojo sangre.
Ojalá algún día yo fuera capaz.

En invierno él se sentía
oscuro y apagado.
Entonces  su color
era el negro. Negro noche.

Pero aun así seguía iluminándome.

De nuevo en primavera
todo es rosa. Rosa amor.

Ojalá algún día yo fuera capaz,
de sacar mis colores afuera.

Pero el punto es,
 ¿estará él enamorado?
Un simple color me ha
hecho pensar en esto.

Y por eso, hago ésta
débil y tonta declaración de amor.

Porque no quiero que
alguien más sea capaz de
entender los colores de su cabeza.”

Volvió a mirarme a los ojos, a esa altura yo estaba completamente sonrojado por sus palabras. Incluso hice el tonto acto de tocarme el cabello al escucharlo decir que el rosa representa al amor. Podía ser verdad pero yo no tenía en cuenta los colores tanto como él lo hace.

Suga volvió a su lugar, a mi lado. No dijo nada, no me miró, no me tocó. Me dejó permanecer en estado de shock, me dejó parecer un tonto. Para mi suerte solo fueron unos minutos de silencio.

“Su… Yoongi.” Dije un poco atragantado todavía.

Él frunció la boca, por primera vez en un año no fue capaz de responderme mirándome a los ojos. “Yo…” No salió nada de su boca. Por primera vez en la vida Min Yoongi no tenía palabras para mí. Palabras era lo que le sobraba, ¡y estaba sin habla!

“Así que…” Comencé pero se me escapó una risa nerviosa.

Él me miró con el ceño fruncido, probablemente pensaba que me estaba burlando o algo así, pero no. Cómo podría, cómo sería capaz después de lo que él acababa de hacer por mí. Cómo burlarme.

“Él está enamorado.” Dije respondiendo a la línea ¿estará él enamorado?

Yoongi abrió sus ojos, al parecer quería saber algo más que eso. A veces puede ser muy lento e inocente. Sus conocimientos en palabras y arte no le ayudan a descifrar a las personas pero me alegra porque así es como soy el único en su vida.

“Apuesto que te mata de curiosidad y voy a decírtelo, porque tú me lo has dicho.” Sonreí de manera pícara. Ahora era él quien estaba sonrojado. Me encantaba, y me pregunté cómo es que no había logrado eso antes. “Umh, ¿qué tal si mejor te muestro quien es esa persona?”

Por un segundo, entonces, fui consumido por todos los recuerdos del último año bajo este árbol de cerezo. Por cada mirada que Suga me dedicó, por cada palabra que fue capaz de enamorarme. Por cada sonrisa que me aceleró el corazón. Yo estaba enamorado de él mucho antes de que se diera cuenta de que lo está de mí.

“Quiero saber. Déjame saber.” Me dijo trayéndome de nuevo a la realidad. Oh, esa poesía tan marcada que tiene hasta al hablar.

Mordí mi labio inferior y me moví dos centímetros hacia delante. Miré sus ojos, ya no eran fríos como las primeras veces, no tenía los ojos cristalizados y no me había dado cuenta. Me reprendí por eso.

“Mira, esta persona que fue capaz de robar mi corazón… Esta persona.” Reí de nuevo, nervioso y fui reprendido por su cara de fastidio. “Es difícil cuando él está frente a mí.” Finalmente sentí como algo se liberaba en mi interior.

Como cuando un gorrión que estuvo encerrado toda su vida es finalmente sacado de la jaula y siente la libertad, el alivio, el aire. Así se sintió mi pecho al decirle Suga lo que vengo sintiendo por él desde la primera oración que escuché de su boca.

Su sonrisa dejó ver sus pequeños dientes, no bromeo cuando digo que se le escapó una risa. Entonces, mordiendo el interior de su boca, en un completo acto de nerviosismo, me miró a los ojos. Escondía toda su felicidad, él realmente estaba feliz.

“Suga.” Tomé su mentón.

“¿Suga?” Preguntó.

“Suga.” Repetí. “Porque eres dulce como el azúcar.”

Un mechón de mi pelo acarició su cara cuando estuvimos demasiado cerca. El amor nos encapsuló y lo besé. Realmente no soy capaz de decir mucho sobre el beso, porque estaba concentrado en acariciar su boca suavemente con mis labios. Recuerdo como sus manos rodearon mi cuello y las mías su cintura.

Empujé su cuerpo contra el árbol. Rio por la brusquedad con la que hice eso, tan hermoso. Volví a atrapar sus labios con los míos, suavemente. Suga seguía el ritmo del beso, era un movimiento tan acompasado. Mis labios sobre los suyos y podía sentir como él escribía poesía en mi cabello. Sus dedos tan delicados acariciándome las hebras rosadas. Sentía su amor en cada movimiento.

Después de un rato, él se separó delicadamente para sonríeme. Seguía sonrojado pero podía ver felicidad pura en sus ojos, su voz seguía siendo temblorosa como antes y no necesitaba escucharlo hablar para saberlo, pero sus ojos habían cambiado. Nada de frialdad en ellos, puro calor.

El chico frente a mi estaba finalmente feliz. Las flores crecían bajo su cabello, una roja galaxia adornaba sus mejillas. Todo había cambiado pero al mismo tiempo era igual que hace un año.

Estábamos bajo al árbol de cerezo, con el amor sobre nuestras cabezas, un par de poemas tratando de escapar con el viento porque el amor prohibido de las hojas de papel es la brisa. Pero Yoongi no las va a dejar ir, como yo no voy a dejarlo ir a él jamás. Porque ahí está su vida, porque Yoongi es mi vida.

Y…

Porque yo soy papel, un papel en blanco, sin historia alguna y él puede hacerme y deshacerme con sus palabras. Porque soy su musa, para que él haga arte sin darse cuenta. Porque voy a estar a su lado mientras crea mundos y une las palabras dándoles mucho sentido. Porque voy a corresponder a cada uno de sus besos y voy a saber darle su espacio. Porque dicen que si un poeta se enamora de ti, vas a vivir por siempre.

Eso último realmente no es lo más relevante para mí. Solo quiero que Yoongi se quede. No solo bajo este árbol de cerezo. Quiero que se quede en mi vida. Sé que no tenemos que hablar para decirnos esas cosas.

Porque juntos, nosotros somos el poema más bonito de todos. 

Notas finales:

¡Gracias! ♥ 


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