Después de aquella animada tarde en la playa, todos estuvimos de acuerdo a la hora de trasladarnos a un lugar mucho más tranquilo en el que relajarnos. Aunque ninguno de los que formábamos aquel ruidoso grupo vivía por la zona; habíamos pasado tantos veranos allí tirados bajo el sol, que conocíamos a la perfección el mejor sitio para distraernos y poder jugar sin ninguna molestia a nuestros extraños pero divertidos juegos.
Caminamos entre risas recorriendo el paseo que rodeaba la playa. Durante el trayecto, nos detuvimos en una pequeña tienda para comprar tres botellas de alcohol, que sin duda, se convertirían en las anfitrionas de nuestra improvisada fiesta.
A lo lejos, después de haber andado una distancia considerable, apareció ante nuestra mirada aquella gigantesca roca que que separaba una ciudad de la otra. Tras años y años veraneando por allí, nombramos a aquel lugar como el mejor de toda la playa. Estaba alejado de los edificios, por lo que el transito de personas era más bien reducido, y más a esas horas de la noche. Como mucho, de vez en cuando, se podía ver pasar a algún deportista, que se centraba únicamente en su deporte y en la música que salía de sus auriculares. Aquella soledad nos encantaba, nos daba una libertad perfecta para hacer lo que quisiéramos.
Una vez que, por fin, llegamos a nuestro destino, tuvimos que ayudarnos los unos a los otros para poder subir allí arriba. Las rocas eran inestables, resbaladizas y algunas estaban cubiertas de arbustos. Jooheon fue el primero en recordarnos las características del suelo. No era la primera vez que nos caíamos, o bien subiendo o bien bajando. Incluso tuvimos que acercarnos una vez a urgencias porque Kihyun se había roto el brazo izquierdo al caerse y aterrizar contra el suelo.
Una vez arriba, tomamos asiento en la zona más llana y despejada que encontramos. Nos acomodamos formando un círculo, para poder vernos los unos a los otros con mayor facilidad. Aunque apenas se veía nada porque todo estaba oscuro y únicamente nos alumbraban las pantallas de nuestros móviles.
-¿Empezamos ya o esperamos?- preguntó con euforia Minhyuk, que ya le había dado un par de sorbos a la botella de vodka azul.
-¿A qué vamos a esperar?-soltó I.M mientras que se adueñaba de una de las botellas.
Aunque al principio nos encontrábamos ligeramente incómodos con el juego, con el paso de los minutos,y con la ayuda del alcohol, fuimos perdiendo la vergüenza. El juego era de lo más sencillo: cada uno decía una cosa y quien tuviera una respuesta afirmativa tenía que bajar uno de los cinco dedos de la mano con los que se empezaba el juego. El que decía la frase estaba libre de bajar el dedo y el perdedor tenía que contar un secreto o bien responder con total sinceridad a una pregunta.
-Que baje dedo a quien se la hayan chupado en la última semana- propuso Shownu con una orgullosa sonrisa.
-Ya me gustaría a mi- se quejó Kihyun con un suspiro.
El pobre se había pasado toda la tarde quejándose de lo ocupado que había estado, y del poco tiempo que había podido dedicarle a su amado novio.
-Nosotros sí- afirmé con seguridad señalando a Hyungwon y a mi.
-Sois unos asquerosos, menuda envidia me dais- I.M se hizo el enfadado, dedicándonos momentáneamente una mirada de asco, a la que ambos respondimos con una feliz sonrisa.
-Bueno, seguimos. Que baje dedo a quién se la hayan metido alguna vez por detrás- rápidamente estallé en risas, que no tardaron en convertirse en carcajadas al ver a Hyungwon, Kihyun y Minhyuk bajando sus dedos a la vez.
-Esa pregunta es injusta, sabes perfectamente los papeles de cada uno en las relaciones.
-Nos vamos a vengar- declararon los tres con una mirada matadora.
Pasadas cinco rondas, en las que descubrimos demasiadas cosas interesantes y a la vez algo asquerosas, decidimos terminar. De todas las confesiones de aquella noche, cabe destacar el secreto que soltó Minhyuk: ''Se me han corrido una vez en la cara, y es asqueroso''. Su expresión de asco, acompañada de su inesperada confesión, hicieron que todos estalláramos en risas.
-Wonho- me llamó Hyungwon con aegyo haciéndome centrar toda mi atención en él- me está entrando sueño- se apoyó sobre mi muslo, cerrando lentamente los ojos.
-Descansa Hyungwon- posé delicadamente mis labios sobre su frente, consiguiendo que al instante sus mejillas cogieran un adorable color rojo.
-¿Cuánto lleváis ya?- se interesó el más mayor del grupo, mientras que se desvestía con la clara intención de adentrarse en el mar desde esa altura.
-Nueve meses, en once días serán diez- contesté con seguridad recibiendo una mirada orgullosa por parte de mi precioso Hyungwon.
-Sois súper monos- contestó con alegría, y con un adorable tono de aegyo, Jooheon.
-Estás súper borracho- confesó Minhyuk estallando en carcajadas.
-No sé yo quién está peor.
Shownu siguió hablando con nosotros vistiendo únicamente su bóxer oscuro. A los pocos minutos nos propuso tirarnos junto a él desde aquella gigantesca roca. Aunque habíamos escuchado con frecuencia la peligrosidad que podía tener una tontería como esa, nunca nos habíamos puesto a pensar que un simple salto, que llevábamos haciendo todo la vida, pudiera causarnos algún daño. Por lo que no fue raro que nos ofreciera saltar junto a él, y mucho menos que el resto aceptáramos sin poner ningún tipo de queja.
-Mi pequeño tiene un cuerpazo muy sexy- fanfarroneó Kihyun al quedarse I.M prácticamente desnudo.
-Por favor, no empecéis, porque todos sabéis que el más sensual de aquí soy claramente yo- saqué mi autoestima orgulloso, recibiendo una positiva afirmación por parte de mi querido novio.
-Venga ya anda. Voy primero. Os espero abajo- soltó con felicidad antes de aproximarse al borde de la roca y descender con una increíble pose hasta caer al agua.
-Voy a bajar a tirar todas las botellas, que al final siempre dejamos todo esto lleno de mierda- se quejó el menor tras comerle la boca a Kihyun.
Después del majestuoso salto de Minhyuk decidí ser el siguiente. Me coloqué en aquel conocido lugar, aprovechando la ligera altitud para dedicarles una tierna sonrisa a los tres que aún seguían allí arriba. Volví a centrarme en la posición. Suspiré, dejando ir todo mi nerviosismo, inclinando ligeramente todo mi cuerpo, permitiéndome caer.
Aunque ya me había tirado un montón de veces, aquella vez fue completamente distinta. No había prestado la atención necesaria: me había colocado mucho más pegado al lado izquierdo, justo donde se encontraban todas las sobresalientes rocas. Para cuando me quise dar cuenta, había una roca a escasos centímetros de mi. Además, el enfadado mar parecía tener como objetivo tragarme completamente. Tras un ligero golpe en la cabeza, mi pesado cuerpo se hundió en el agua cálida.
Durante un instante, mis delicados oídos parecieron captar todo lo que pasaba a mi alrededor. Escuché llantos, suplicas, tristeza … Y de repente, un sofocante calor y miedo, mucho miedo. Tosí una y otra vez intentando aferrarme a abrir los ojos, sentía que me ahogaba, que no podía respirar más.