Finalmente pudieron llegar a su casa. Aquellas que compartirían juntas. Donde vivirían sus mejores momentos, después de todas las adversidades posibles. Ambas estaban paradas en el umbral de la puerta. No era tan grande como la residencia Fujino pero se veía bien acogedora. La pintarían de un lindo color. Llenarían el patio de flores. Las preferidas de Shizuru. Natsuki ya planificaba donde pondría la cucha para Duran. Natsuki tomo de la mano izquierda. Shizuru le devuelve una sonrisa honesta. Rápidamente se abrazan. Empezaron ventilando la casa. Si bien ya había terminado el invierno y la primavera se estaba asomando. No se podía evitar que entrara una brisa fresca. Decidieron bajar todos los baúles con ropas, y cajas. Los que traían todo lo objetos mobiliarios ya habían llegado el día anterior.
Ya entrada la noche, ambas se acurrucaron en el sillón del ahora living. Nastuki estaba abrazando a Shizuru. Mientras esta se estaba adormeciendo cada vez más rápido. Había sido un día demasiado largo. Natsuki suspiro antes de darle un beso en la frente a el amor de su vida. Encontrarían la manera de poder salir de esto. Cerró sus ojos.
A su mente vino lo vivido durante los 2 últimos años. Kanzaki había intervenido para que Natsuki se quedara en Japón lo máximo que le fuera permitido. Sin embargo los estadounidenses no estaban con bromas. Natsuki le había prometido al viejo de Shizuru que no la vería más hasta que no terminara todo esto. Resguardando la idea de Kanzaki era y sería lo mejor que podría dejar aquí, cuidándola. Pero cuando lo vio en su embarcación, este se arrodillo frente suyo suplicándome que ayudara a Shizuru. Mis esperanzas se cayeron en pedazos. Natsuki logro desvincularse de todas sus obligaciones lo más rápido de pudo.
Fue llevada hasta la residencia Fujino. La sorpresa quedo impregnada en sus ojos varias horas. Shizuru, su Shizuru había caído en una depresión y el exceso de alcohol le había producido una hepática alcohólica. La estaba dejando con un muy mal aspecto. Se la veía resignada con todo.
Natsuki se entero atreves de Mai que Shizuru se había encargado de asesinar a Tomoe una vieja “amiga” del instituto. Quien minutos antes había ocasionado todo un alboroto durante la reunión que se realizaba en la residencia Fujino luego de la ceremonia. Sin embargo el problema no termina ahí. Shizuru se había encargado de unos trabajos de su padre también. Sin embargo este tenía otro tacto. El viejo era uno de los funcionarios públicos que al estar muy cerca del emperador, era mandado a limpiar toda futura intervención militar. El más mínimo indicio y serian ejecutados. En su último trabajo Shizuru tuvo que encargarse de toda una familia. Sin duda los menores serian considerados amenazas futuras para la Nación. Su madre le suplicaba que tuviera clemencia. Sin embargo los gritos de los ambos aun retumbaban en sus oídos.
Shizuru había caído lentamente en el mundo que tanto odiaba. Asesinar por el bien de la nación. Limpiar todos rastros de traición. Imponer miedo, odio. Sin mencionar que en la fabrica familiar se producían toda clase de horrores. Ella debía presenciarlos para que no hubiese duda de qué lado se encontraba.
Shizuru llegaba a su casa luego de las más largas jornadas que se pudiera imaginar. Para allí terminar su día escribiendo el informe. Donde contaba todo. Con lujos y detalles para luego entregárselo a su padre quien era en el que recaía toda la responsabilidad de su éxito.
Natsuki se pregunto ¿Cómo a pesar de todo ello no termino matando al viejo? Mientras sostenía la mano de Shizuru.
Mai le dijo- “Tratamos por todos los medios posibles para que no volviera mas” “Shizuru se sentía cada vez peor… la visitaba constantemente pero no era a mí a quien más quería a su lado.” “Temíamos que se hiciera daño” Natsuki la escuchaba mientras no separaba la mirada de Shizuru. Finalmente se giro y le agradeció. Mai se retiro dejándolas solas.
Natsuki desprendió un par de lágrimas. Ella sabía perfectamente por lo que estaba pasando Shizuru en ese momento. Se maldijo a sí misma. Ella tenía la culpa por haberle prometido que la cuidaría con su vida. No lo pudo cumplir y en su lugar Shizuru estaba sufriendo. Se había vuelto una habladora como los que tanto odiaba.
Shizuru sentía unos pequeños sollozos y abre sus ojos lentamente. Era Natsuki. Estaba ahí al lado de su cama. Pero ¿Cómo era posible? Ella debería estar en algún lugar lejano luchando, defendiendo lo que era correcto. La última noticia que le había llegado era que todo el batallón que se encontraba en Mongolia había sido fusilado. Con la posibilidad casi nula de prisioneros. Sin embargo Natsuki estaba ahí. Con ella. Shizuru se incorporo demasiado deprisa para su gusto. Pero logro abrazar a Natsuki. Sin importarle el dolor. No dejaría que se fuera de nuevo.
Se besaron. Ese beso sabia a reencuentro. A anhelo, a esperanza. Natsuki le sonrió “Aquí estoy Shizuru” “No volveré a dejarte”. Shizuru solo la miraba mientras le acariciaba el rostro. Después de unos segundos le dedico una sonrisa. “Gracias” dijo con los ojos llenos de lagrimas mientras la abrazaba.
Pasaron el invierno viviendo de las pocas posibilidades que se les presentaban. Natsuki de momento seguía realizando lo mismo. Seguía siendo carne de cañón en la batalla. Pero esta vez estarían relativamente cerca. Los distritos estaban colmados de personas que se encontraban en las mismas situaciones. Sin embargo habían logrado alquilar un departamento cercano. Shizuru se le presento la oportunidad para gestionar el hospital del nuevo distrito. Como buena administradora pudo salir a flote rápidamente. Ya habían dejado a tras aquel fantasma que atormentaba a Shizuru. Natsuki le había dado la esperanza suficiente como para recuperarse de su enfermedad. “Sin embargo fue difícil decirle que podría hacer esto sola”-pensaba Shizuru.
Kanzaki también había aportado tal vez demasiado a su causa. Todo este tiempo lo juzgo mal. Shizuru recordó a ese niño sonrojado cuando bromeaban sobre Mai. Y sonrió. Definitivamente le debía una disculpa.
Sin embargo los acuerdos bélicos entre la URSS y los Estados Unidos para aplastar el país están muy latentes en todas las personas. Cuando quisieron darse cuenta habían ingresado al país. Estaban muriendo numerosos soldados. Las evacuaciones de civiles. Si se lograban eran por causas casi milagrosas. La arrogancia humana estaba ahí. Ocasionando muertes y miedo. Ver ciudades en ruinas no era algo a lo que se estuviera acostumbrado a ver. Pero estaba pasando y estaban cada vez más cerca.
Natsuki pudo ver como entre tanta gente que ayudaba a los evacuados. Al padre de Shizuru. Lo veía repuesto de su quebradura de mandíbula. Un pequeño regalo que le había hecho Natsuki antes de marcharse. Es normal que Shizuru lo perdone, pero no ella. No lo dejaría volver a causarle más dolor a Shizuru. Que más daba que fuera odiada por el viejo. Otro más a la lista.
Sin embargo no pudo reflexionar mucho más, un fuerte estallido en la salida. Fue el detonante de lo que todo lo que iba a suceder. Tomo su fusil. Y salió. Junto a sus compañeros desistieron cuanto más se le permitió. Pero el enemigo nunca dejo de llegar por completo. Obviando la enorme diferencia numérica que había en su contra. Natsuki fue capturada.
Shizuru sintió un pálpito para luego acercarse al garaje del hospital. Unos cuantas explosiones, seguidas la dejaron sorda por varios minutos. Hasta que cayó inconsciente. Pocas horas después fue rescatada por el grupo de rescatistas que estaban trabajando en la zona. El hospital estaba destruido. Solo quedaban escombros. Maldijo para su interior. Estaban empezando a matar civiles. “Gente inocente, maldición”- pensaba. Entonces abrió los ojos. “¡Natsuki!”.
Shizuru fue trasladada unos minutos a los centros de asistencia medicas. Pero decidió no hacer perder el tiempo en ella. Habia muchas personas que necesitan más ayuda que ella. Cuando llego a su departamento. Estaba Kanzaki en la puerta. Esperándola. La abrazo y la obligo a recostarse en su cama.
Se había quedado a cuidarla mientras esperaban que regresara Natsuki. Pasarían 3 días con sus esperanzas muriéndose lentamente. Hasta que finalmente Kanzaki recibe una llamada. Natsuki estaba viva. Kanzaki y Shizuru de alguna manera pensarían en algo. Hasta que pasado 30 minutos Kanzaki decide salir del edificio. Shizuru lo intercepta rápidamente. –“¿Qué piensas hacer?”- le dijo tomado del brazo. –“Hare un cambio, cambiare por Natsuki. De seguro le sirve mas una persona que este más cerca del emperador que un puñado de soldados”- Shizuru palideció. -“pero si haces eso…”-“Si. Es probable que no regrese, pero tu Shizuru si puedes”- le respondió mientras le levantaba el rostro para ver sus ojos. -“yo quiero que seas feliz”-Shizuru lo abrazo fuertemente. No pudo evitar que las lágrimas se les escapasen.
Natsuki volvería después de varias horas casi entrada la media noche. Volvió con varios golpes en la cara. Sangre por todos lados. Estaba demasiada magullada. Pero la tristeza que despedían esos ojos. Aun cuando se habría reunido con Shizuru. Aun cuando habían conseguido salir de la ciudad. Y empezar de nuevo en otra. Tardaría varios meses en desaparecer. Se lamentaba por no poder ayudarlo. Mientras El le decía “Cuídala bien”.
Al fin después de tanto tiempo de renegar buscando un lugar donde resguardarse hasta que el tiempo decida el devenir. Lograron encontrar una casa.
A Natsuki todavía no le convencía ir a vivir a Hiroshima pero ya se acostumbrarían. Ya que esta vez tratarían que todo se desarrollara de la mejor manera posible.