Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

PRGTNA TH5-2A por Whitekaat

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola subo el nuevo capítulo, espero les guste, más cosas se aclaran y bueno gracias por leer y comentar <3

 

PD: Entre Lunes y martes --> Capítulo 5

      Entre jueves y viernes de la misma semana --> capítulo 6 y final

 

Queda muy poco ojala sigan el fic hasta el final, bueno aquí les dejo el nuevo capítulo.

 

 

CAPÍTULO IV

LEO

 

—Saga, deja de dormir necesito que despiertes ahora—la voz del castaño lo sacaba de su sueño, no era bueno con los despertares y menos aún si eran tan bruscos como lo estaba siendo en ese mismo instante.

— ¿Leo, que te sucede contigo? Si es un broma juro que golpearé— Saga medio adormilado intentó abrir sus ojos mientras enfocaba la cara seria del otro frente a él.

— ¿Confías en mí? — la pregunta había terminado de quitarle los últimos rastros de sueño que aún conservaba, el otro lucía extraño, serio, preocupado, podía notarlo por su respiración precipitada y unas gotas de sudor corriendo por su frente.

— Dije que jamás volvería hacerlo, pero tú serás la última persona en al que confiaré en esta vida ¿Qué sucede? —Saga tenía razón, muchas decepciones habían pasado durante su vida, si ya por su personalidad le costaba confiar, luego de Aioros creía que eso sería imposible pero Leo, aquel enfermero se había ganado aquel último pedazo de su corazón que aún se mantenía en pie.

— Escúchame bien, deberás morir— el cuerpo del menor se tensó al escuchar esas palabras—bueno, no morir, más bien fingir que estas muerto, sólo deberás hacerte el dormido hasta que yo te avise, no digas nada, intenta no respirar, ni abrir los ojos, ni moverte hasta que te diga lo contrario— el rostro de seriedad de Leo lo perturbaba, lucía serio y Saga temía por lo que el otro quería hacer pero de cierta forma confiaba en su palabra y ya le había dicho que sí de todos modos.

—Bien, vamos levántate y entra en la bolsa— el hombre apagó las maquinas que monitoreaban a Saga y quitó todas las agujas que mantenía en su piel, el gemelo aun dudando se levantó y se metió dentro de la bolsa que el otro  le había dado, mientras que veía como el enfermero ingresaba a su habitación con otra camilla pero metálica.

—Sube aquí y como te dije ni un solo ruido— hizo todo lo que le pedía, la bolsa lo cubría por completo y tras cerrar por completo el cierre que tenía la camilla se comenzó a mover sin saber bien que ocurriría y hacía donde iba.

//**//

— Tu nombre será Leo, enfermero graduado, aquí están tus papeles y todo lo que necesitas para esta misión, serás enfermero en jefe de la clínica Kido, es muy importante que seas igual de cauteloso que siempre, debes ser la mano derecha de Kido, sé sus ojos, se todo para él y sea como sea debes entrar a ese subterráneo y traer todas las pruebas que lo puedan inculpar— un hombre de cabellos largos y un uniforme de color negro le entregaba una carpeta con muchos documentos en las manos al que estaba sentado frente a él.

— Entendido señor, será una misión exitosa se lo aseguro— el castaño que portaba la misma vestidura que el otro inclinó su cabeza asintiendo mientras comenzaba a ojear los documentos que tenía entre sus manos.

— Eres el mejor del escuadrón y al igual que todas las demás misiones esta debe ser exitosa, no quiero que nada salga mal ¿Estás preparado, Aioria? —preguntó Shion que con aquella mirada seria, que sólo podía significar que no sería tarea fácil y que probablemente su misión no sería de lo más agradable.

— Si señor, no habrá ninguna falla, lo aseguro—  dijo el castaño, se puso en posición recta cerró su puño y lo puso junto a su corazón.

— Afrodita cubrirá desde la clínica, dentro de la carpeta va un comunicador, tras conseguir las pruebas necesarias debes apretarás el botón y tendrás treinta minutos para subir,  Afrodita se encargará del sistema de seguridad, tras pisar fuera de la clínica no importa cómo lo hagas asegura esa información y escóndete en el lugar que aparece en la carpeta, el resto de la información deberás memorizarla y destruirla, no me defraudes— sus palabras eran duras, pero sabía cómo era su jefe y amigo, tenía una gran misión sobre sus hombros la cual debía manejar, los poderosos siempre eran los más difíciles de vencer pero no había oponente para Aioria, él podría con todo, él lo sabía al igual que Shion.

— El santo de Leo nunca falla. —fueron las últimas palabras que dirigió el león cuando abandonó la oficina jefe mientras este sonreía con una sonrisa de satisfacción.

//**//

La bolsa negra en la que estaba envuelto se abrió y dejó ver al castaño con una gran sonrisa en su rostro y tras salir completamente de ella Leo le pidió que siguiera cada una de sus instrucciones las cuales consistían en ponerse un traje de guardia al igual que él; ambos chicos se cambiaron frente al otro pegando miradas fugaces el uno al otro, sorprendiendo a Saga que el cuerpo del castaño no pertenecía del todo a un simple enfermero, un buen estado físico y cicatrices lo demostraban.

Tras cambiar su vestimenta y ordenar sus rebeldes cabellos bajo un casco el hombre le dio un temporizador con el cual debía avisar cada cinco minutos, Saga estaba nervioso sentía la adrenalina correr por sus venas, su corazón palpitaba demasiado sintiendo aquel palpitar hasta en la yema de sus dedos, su vista se enfocaba sólo en el temporizador, en la espalda del castaño y las señas que le hacía con la mano, pasillo a pasillo se trasladaron al parar en una habitación le pidió que esperara afuera haciendo guardia, parado tras la puerta escuchó sonidos de golpes, quejidos de dolor golpes metálicos que sonaban por la habitación Saga se atrevió a mirar por una abertura de la puerta y observó cómo su enfermero personal ahora golpeaba a dos hombres con el mismo uniforme y los dejaba noqueados sobre el piso, algo ocurría y comenzaba a dudar del castaño.

Al salir el castaño le entregó una tarjeta de identificación que de seguro correspondían a los otros dos hombres, de un arma que pesaba más de lo que se veía, y mientras él la colocaba con dificultad en su hombro, el castaño no parecía tener ningún problema con ello.  Saga aun dudando si confiar o no, nadie le aseguraba que el castaño lo mantendría a salvo, que si seguía al castaño su destino no sería del peor en el que ya estaban, se ancló al pasillo aún sin saber si sus decisiones estaban en lo correcto.

Leo pareció notar las dudas en sus ojos y al ver esto tomó la barbilla  del menor y depositó un beso en sus labios, Saga sintió esa calidez, Saga volvió a sentir ese cariño que había desarrollado por el castaño durante su encierro y tras escuchar el “confía en mí” asintió con su cabeza, pecaría de tonto, pecaría de imbécil quizás, pero confiaría en aquellos ojos esmeralda y esas manos cálidas.

Amos siguieron caminando por los pasillos, el gemelo aun le avisaba cada cinco minutos, por lo que había contado ya llevaban veinticinco desde que comenzó a contar, otros dos hombres aparecieron en su campo visual y con armas en mano custodiaban un ascensor, aquella era la salida, aquella era el lugar por donde había entrado, el menor rogaba porque este tuviese un plan, recordaba los gases que habían dentro de ese ascensor y si eran descubiertos no durarían mucho dentro de esa jaula metálica.

Apenas se posaron frente a los hombres estos parecieron dudar de su presencia Saga se puso tenso, estaba asustado, la libertad estaba a una puerta de distancia, añoraba su libertad y la quería de vuelta.

— Cinco — y tal como le había pedido el castaño, Saga le avisó cuando se cumplieron los cinco minutos.

Saga se mantuvo inmóvil, tras cumplirse los treinta minutos, las luces se apagaron por completo y sólo pudo escuchar nuevamente  golpeteos, sonidos de dolor, gemidos y tras eso el sonido del ascensor parando en su piso.

El gemelo no pudo actuar de manera propia después de que las luces se apagaron, vió como el ascensor abría sus puertas y una mano tomaba la suya y lo metía dentro de él, tampoco supo que hacer cuando el ascensor se detuvo frente al piso de la recepción de la clínica, sólo pudo notar como una secretaría de cabellos celestes mostraba cuatro dedos de su mano y apuntaba al final del pasillo para luego seguir al castaño en esa dirección.

Al salir de la clínica por la parte trasera escuchó como el sonido de las alarmas de incendio activarse. Para los ojos de Saga todo lo que ocurría a su alrededor eran imágenes quizás de una película, de una serie pero no las suyas, él no se sentía corriendo, el no sentía ahí cruzando unos muros, no se sentía entrando a un auto que al parecer el castaño había robado, Saga no se sentía que estaba en el asiento del copiloto, viendo como el auto a una gran velocidad se alejaba de la clínica, Saga no se sentía ahí aun, pero si sentía libre nuevamente, y mientras calle a calle se alejaban sus lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas.

 

***°***

 

— Saga, despierta necesitamos hablar— el gemelo parpadeo, sentía esa frase ya conocida, sentía esa cercanía ya conocida y con cada parpadeo que daba comenzaba a recordar los sucesos que había vivido en ese tiempo.

— ¿Dónde estamos? —Saga miró a su alrededor era la sala de algún departamento, los ventanales cubrían desde el cielo al suelo de la pared, estaban bastante alto por lo que podía observar, las luces de los rascacielos se alzaban frente a sus ojos, la vista panorámica nocturna desde los ventanales de un departamento.

— Un lugar seguro donde nadie nos encontrará, lejos de la ciudad— el castaño respondió mientras se sentaba  a su lado — me imagino que aun debes estar confundido— continuó diciendo mientras una mano del moreno se enlazaba con la pálida del menor, causando un escalofrío en todo su cuerpo.

— ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hora es?— Saga lo último que recordaba eran las calles de la ciudad, el cielo nocturno, los semáforos y sus ojos cerrándose hasta caer dormido.

— Son las tres de la madrugada, cuando íbamos viajando te quedaste dormido en el auto, te traje hasta aquí en brazos, como una pareja de recién casados. — El castaño rió y Saga supo que no le mentía se sintió avergonzado en un momento, ser llevado de esa manera y que las demás personas lo vieran no le hacía gracia, pensaba que el castaño lo hizo a propósito sólo para después burlarse.

— Leo, quiero que me cuentes todo lo que sucedió. — Tras el momento de relajo, el ambiente se puso más serio, aún habían cosas de las que hablar y muchas cosas que el de cabellos azules necesitaba saber.

— Está bien, pero no digas nada hasta que termine— Saga asintió y dio el paso para que el otro siguiera — empezaré diciendo que mi nombre no es Leo, ni soy un enfermero eso de seguro ya lo tienes claro. Mi nombre es Aioria, me apodo el santo de Leo, soy miembro de del escuadrón Santos Dorados, que es algo así como un FBI pero de elite que trabaja para el gobierno, estaba encargado de la misión de descubrir y extraer información de la clínica Kido, teníamos reportes, existían sospechosos, pero no habían pruebas y yo fui el encargado de conseguirlas, me infiltré haciéndome pasar por enfermero y me hice mano derecha de Kido, el idiota cayó en la trampa y pude conseguir todo lo que necesitaba y mucho más, la información ya se encuentra dentro del sistema y en estos momentos mis demás compañeros y autoridades deben estar procediendo al desmantelamiento del lugar, resguardo de los sujetos y la captura del doctor— el castaño no le había soltado la mano en ningún momento, Saga otra vez se sentía ajeno a la realidad pero apenas intentaba perderse de esta la mano del castaño lo traía de vuelta.

— ¿Y yo estoy aquí como testigo de ser sujeto de pruebas y todo eso cierto? —preguntó Saga cuando el otro ya había terminado de hablar.

— La verdad, no— el rostro de Saga mostró confuso tras lo que había dicho Aioria— de seguro ahora estaré en problemas por haberte sacado de ahí, mi misión era sólo buscar información, pero tenía que rescatarte no iba permitir que ese lunático doctor te pusiera una mano encima— Saga sintió como su mano era apretada suavemente por el otro.

— ¿Entonces por qué lo hiciste, Leo? Perdón quise decir Aioria— Saga ahora estaba perplejo, si su misión no lo contemplaba a él ¿Por qué se encontraba lejos de esa clínica? ¿Por qué él si estaba afuera cuando no era parte de la misión?

— ¿Eras un sujeto de pruebas lo olvidas? El implante ya funcionaba por completo y tu cuerpo se había adaptado a producir la hormona, esa noche iban a proceder a la tercera fase y esa maldito quería usarte para que tu tuvieras un hijo suyo serías su trofeo tú y si es que hijo nacía, yo no podía permitirlo, no iba a dejar que te tocara, por eso actué rápido, por eso te rescaté— Aioria volvió apretar la mano de Saga mientras este se acercaba aún más a él— no iba dejar que te lastimaran, te lo prometí— la otra mano del mayor acarició su cara, sintiendo como otra corriente eléctrica se paseaba por su cuerpo, su respiración aumento, sentía su boca seca y su cara hirviendo, el rostro del león estaba más cerca que antes, ahora comprendía las razones de Aioria, lo había salvado para protegerlo, arriesgó su misión por él y al darse cuenta de esto un sentimiento de felicidad recorrió cada rincón de su cuerpo.

Sus labios se juntaron después de minutos que parecieron eternos, sintiendo como un sentimiento de satisfacción y goce se apoderaba de ambos, tanto tiempo encerrados, tanto tiempo compartiendo, una tensión que se había acumulado hace meses ahora se liberaba lamiendo y besando los labios del otro, mordisqueando, jugando, con sus lenguas, reconociendo al otro con sus manos, sintiendo el calor, el deseo, la ansias de toda libertad posible.

El tiempo fue pasando, la ropa fue  repartida a través de la casa, los besos se siguieron dando, las sabanas quedaron revueltas, los suspiros y gemidos llenaron la habitación, un sentimiento cálido los inundó sin dejarlos ir, ninguno pudo pensar en nada más que no fuese en el otro, no pudieron reaccionar con lógica, el placer los había cegado y ese sentimiento que había nacido dentro del encierro comenzaba a echar raíces y a brotar, con cada mirada con cada susurro, cada roce y cada beso.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).