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Té o Café por shiroyama yaoi

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Notas del fanfic:

Bueno, este fic salió en dos días, pero estoy contenta con el resultado, gracias por leer, espero que les guste.

¿Té o café?, que pregunta más sencilla. Pero su boca consigue  convertir en una completa encrucijada este sencillo cuestionamiento, me mira con los brazos sobre la cintura, al parecer esperaba una respuesta espontánea, algo que surgiera en un segundo. ¿Pero, por qué su cabeza no comprende que  es algo más complejo?, la lluvia está comenzando a repicar en los vidrios y las gotas están interrumpiendo el apacible silencio y eso solo significa que justo cuando se recueste sobre mi pecho, con las piernas enredadas entre las sábanas; decidirá probar mis labios en besos de todo tipo, sólo para calentar sus belfos pálidos que asemejan a dos cubitos de hielo cuando el invierno los azota justo como ahora.

¿Té o café? necesito decidir ahora con que sabor anhelo probar sus labios, si no lo hago ahora se molestará  aún más y  por encima de la temperatura me dará la espalda durante la noche, hasta que sus rodillas huesudas se enfríen y poco a poco la desagradable sensación suba hasta sus muslos, solo allí romperá el orgullo que construyó con soberbia hace años y me abrazará en busca de calor humano.

 ¿Té o Café?, necesito que me diga qué probará hoy, que tomará esta noche, para decidir que pedirle; ahora no parece tan preocupado por su salud como en antaño, ya no corre y vacía la alacena en busca de alguna infusión;  ya retomó sus habituales sesiones de café y lectura, ya no le sabía lo mismo su amada literatura, sin el toque de la cafeína la sentías simple, como carente de alma, no lograba concentrarse en las narraciones que me roban egoístamente su atención, ¿Por qué no es un descuidado mal lector? Probablemente sin ello perdería la esencia, y aunque me roben su tiempo a mi lado, no puedo negar que me encanta sentir el regusto a café en su saliva cuando lo beso mientras está distraído en la lectura

En los labios Kouyou he probado todos los tipos de cacao, dulce, cargado, ligero, amargo, en leche, con crema, y parece que cada uno de ellos está  embargado por el sentimiento que su espíritu mantenga con firmeza mientras devora un texto.

¿Té o café?, ¿Y si decido negarme e impedir que alguno de los dos beba de ellos?, podría impregnar en sus labios, en su mente y en su alma mi sabor y con ello conseguir que nunca me olvidara. ¡Qué dulce encrucijada!; yo sufriría el mismo destino, aunque es más que obvio que todo acerca de él ya se garbó con fuego en cada recóncavo espacio de mi ser.

-Shiroyama, no te estoy pidiendo la cura del cáncer- Sonrío traviesamente al escuchar el tono de advertencia de sus palabras, si no contesto en pocos segundos su rabieta será más severa, pero… ¿Qué es a su lado un segundo?

Nada, todo; eternidad o un efímero suspiro, mi amado Kouyou congela el tiempo a su gusto, no olvidaré jamás el día en el que lo conocí, como me hizo perder entre sus hebras castañas la razón; aún recuerdo el ritmo con el que se mecía su cabello a merced de sus toscos pasos, el café de la avenida nunca me pareció tan luminoso como aquel día, congeló las milésimas en las que me sonrió en lo que a mí me parecieron siglos admirando sus finos y únicos rasgos

Mencionó una cura, podría patentar sus labios húmedos en té como la cura a cualquier enfermedad humana, o quizás solo de las mías, no compartiría su contacto con nadie, sólo yo que estoy embrujado en este sentimiento puede notar los dotes curativos del té que bebe su boca.

Admito que cuando abandonó la cafeína por las infusiones odié el sabor que dejaba, pero poco a poco su piel se veía más radiante y sonreía con más facilidad, correteaba de un lado a otro con energía, aunque este último hecho tiene que ver más con la ansiedad que como buen adicto experimentó.

Pero el té también tuvo sus ventajas, dejaba saborear con más facilidad su esencia, luego de algún tiempo comencé una insana relación con el té negro, porque aludía a mi falta de consideración con su nuevo y saludable estilo de vida. "¿¡Qué tan mal novio puedes llegar a ser!?,  paseándote por el apartamento con tu maldita taza de café, ¿No ves que terminarás por arruinar mi abstinencia?".

Desde ese día la alacena se llenó con su nueva bebida "favorita", negándome mi tan preciado vicio, agradezco a quien sea la bendición de su poca voluntad, en menos de un mes un empaque de café instantáneo se exhibía en la cocina, intenté burlarme de él al verlo, pero con el "ni una palabra Yuu" dejó por zanjado el tema.

-Joder Yuu, te traeré café- musitó indignado por mi falta de elocuencia y agilidad para responder la sencilla pregunta.

Su masculina silueta se dio vuelta y justo cuando iba a perderse de mí vista, tomé su mano para halarlo hacia mi pecho, odio si Takashima se enoja conmigo, la mínima indiferencia de su parte me hace sentir culpable y vacío, pero no importa cuántas veces ambos por estupideces enredemos el hilo del destino, al final siempre nos elegiremos el uno al otro, ya han pasado más de seis años, ya debería saber por qué soy tan lento para responder de vez en cuando, no es capricho, es solo que perderme entre nuestros recuerdos y el anhelo de lo que vendrá se me hace más natural que respirar.

Té negro, café dulce  o Takashima, ¿No podría acaso tener mis vicios en un solo lugar?, Si ya convirtió sus brazos en mi hogar, ruego porque haga algo con mis adicciones. Entonces lo vi allí, con los ojos enfurecidos pero con una carga ligera de ternura, con la nariz contra la mía absorbiendo mi olor corporal, con los labios entre abiertos; ¿Pero qué era este olor?, jamás en mi vida sentí un aroma de su calidad

Me sentí como Jean Baptiste y su mítico perfume, acerqué mi rostro al suyo en busca del lugar del que provenía la apetitosa fragancia, roce el blanquecino y largo cuello con mi nariz, delineé cada poro sin encontrar rastro de lo que buscaba y vi sus labios, mi fruto prohibido, mi manzana de la discordia y sin resistir un momento más, dejando de lado el estúpido olor me deleite con sus labios, los probé a mi antojo y encontré en ellos la solución a mis problemas, el aroma dulce, venía de su boca, me sentí como un ciego, como un imbécil ¡Claro que existe el lugar en el que se mezclan mis adicciones más severas!, su boca, su tierna boca, con la que me susurra que me ama, con la que me besa con fervor, la que enmarca su sonrisa que me podría levantar instantáneamente de un coma, su exquisita boca sabía a él, a Kouyou, a arrogancia, ternura, obstinación, belleza y severidad; sabía a cacao, del mejor, con ese toque delicioso de crema que hace sentir suave y empalagosa la boca.

Sabía a té, de la mejor clase, esa sensación de tranquilidad que inundaba el cuerpo cuando bebía una infusión se presentaba con más claridad que nunca, sentía que nada más importaba ahora; será el efecto tranquilizador de las hierbas o en el sencillo hecho de besar sus labios lo que  me ha hundido en un mar de sentimientos sin retorno, me sentía completo, como nunca antes, ya nada importaba, el trabajo, el dinero, los problemas diarios, ya nada tenía relevancia si al  final del día podía besarlo, sentir que ya  no anhelaba más que su presencia en mi vida, lo amaba, tanto como el café matutino, como el té negro con algo de limón, como la música, como él ama la literatura; deseé allí mismo poder congelar el tiempo como él lo hacía a diario, y grabar con fuego este sublime momento, que para muchos sería cotidiano pero que para mí condensa por completo la felicidad.

 -No sabes a mí- musité en forma de reclamo cuando en realidad me moría por continuar con el ósculo que había interrumpido de forma absurda, me miró con sus ojos negros, con las pupilas dilatadas y las comisuras llorosas, las mejillas sonrosadas y los labios levemente hinchados.

-Probé el café antes de venir- susurró avergonzado.

-¿Y el té?- cuestioné con curiosidad

-También- dijo intentando recuperar los restos de su dignidad mancillada con el contacto.

Ya no debía decidir entre mis vicios, Kouyou Takashima los reunía cada uno en su ser, en sus labios, en su alma entera. Té o café, no ya no es de ese modo, té y café lo quiero todo, lo quiero a él a mi lado así como me necesita en su vida yo lo anhelo  en la mía.

-¿Cuándo dejarás de sonrojarte?-

-Cuando pierda la pasión de tener tus labios entre los míos-contestó como si hablara del clima.

Oh Kouyou, me muero por hacerte saber que entre este vacío y oscuro abismo al que llamaba vida tu impregnaste luz, esperanza, sentimientos, sueños y metas, plantaste un exquisito sabor, a té a café, pero lo que amo más de esto es el sabor a él que dejó en cada recuerdo, en cada segundo.

-Al final creo que preferiré algo de chocolate… 

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado.

Se despide 

Shiroyama yaoi


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