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Transmutacion Humana por Adri6

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Bruce estaba sentado en la cabeza de la mesa, su estatus le confería aquel puesto en lo que era una reunión de emergencia por el difícil momento que estaba viviendo el mundo, de seguir así, la economía mundial colapsaría. Ante los ojos de los demás, el problema ameritaba pensar y pensar en encontrar una solución, todos los esfuerzos estaban enfocados en eso pero al joven millonario le preocupaba algo mas grave. Sus ojos azules estaban fijos en una mujer, sin duda era hermosa y elegante, perfecta en todos los sentidos.

“¿Qué opina usted Señor Wayne?” –consulto Fox

Mantuvo un silencio estricto en sus labios, quería seguir contemplando a la señorita y descubrir, que tenia de especial. Pero como esperaban una respuesta de él, tuvo que ceder y prestar atención a los temas comunes y corrientes de los humanos.

“… creo que pierden el tiempo preocupándose… este es el fin” –acoto de forma tranquila

Absolutamente todos se tensaron, todos dependían de las industrias Wayne y si el dueño de todo daba un punto de vista tan nefasto, significaba que pronto quedarían en la ruina. Bruce sonrió al entender que nadie le había entendido, todos estaban pensando en el dinero y no en las vidas humanas que se estaban perdiendo día tras día.

“Este mundo gira constantemente, lo hace para que ustedes tengan día, noche y estaciones del año, tienen un planeta con agua que pueden beber si así les place hacerlo, también pueden utilizarla para hacer crecer las hortalizas y criar animales… antes se conformaban con poco y eran más felices… pero ahora que tienen más, es cuando sienten que les falta todo” --se puso de pie y camino hasta la ventana, observo la cuidad pensativo. En ese instante recordó lo que la Reina Hipólita le suplico antes de morir: “Por favor… no la asesines de la misma forma que lo harás conmigo” Era mucho pedir considerando que Diana, es amiga de Kal-El, por lo tanto, debía ser castigada de forma drástica, tal como lo hizo con John.

Nadie entendía nada y si lo hacían, relacionaban aquellas palabras con la empresa, uno de ellos pregunto: “¿Sr. Wayne… está hablando de dedicarse a la agricultura y la ganadería?” Al escuchar eso Bruce frunció el ceño, se tenso tanto que perdió la tranquilidad, “es inútil tratar de razonar con ellos” –pensó. Volteo y sin cambiar de expresión miro el rostro a cada uno, les miro de forma analítica y desconfiada.

“¿Cuántos miles de años llevan viviendo aquí?... dejaron de comer carne cruda y usaron el fuego para cocerla, su masa cerebral aumento de tamaño y se volvieron más inteligentes, pudieron crear, imaginar… pensar… ustedes debían ser los seres más sabios del reino animal, pero resulto ser todo lo contrario… por si no lo notan, sus semejantes se están muriendo en las calles y eso porque sus propias familiares los arrojan y abandonan ahí… todos dicen tener piedad, empatía y caridad pero eso acaba cuando hay problemas, nadie quiere tener problemas y menos enfrentarlos… ¿sabían que hay hospitales ya no están atendiendo a los contagiados?, no lo hacen porque no quieren gastar recursos en personas que de todas formas van a morir… hasta esos extremos han llegado… piden a Dios clemencia, pero no son capaces de ser buenos entre ustedes… ¿creen sinceramente que merecen piedad?”

Nadie pudo responder a esa pregunta así como tampoco, pudieron sostenerle la mirada. Bruce se volvió a sentar y mientras sus dedos jugaban con la lapicera, poso sus ojos en aquella mujer, ahora sabia porque le llamaba tanto la atención.

“… lamento lo que dije… creo que estoy estresado” –sonrió de forma tan carismática que todos se relajaron. Nadie sopeso aquellas palabras ni se cuestiono lo que había sucedido. “Humanos… siempre prefieren tapar el sol con un dedo”—pensó Bruce.

La reunión continua por una hora más, los expertos habían buscado ingeniosas formas de que la crisis económica que pronto atacaría al mundo no los repercutiera de forma agresiva. Todos se despidieron entre sonrisas aliviadas, los millones de muertes no les afectarían tanto el bolsillo, ni les quitaría el sueño.

“Hasta pronto Sr. Wayne… cuídese” –se despidió ella y de forma atrevida le beso la mejilla, casi rosando la comisura labial.

Bruce se le quedo viendo de forma seria pero cambio de actitud enseguida, tomo su mano y deposito un casto beso en ella, le miro de forma coqueta y agrego: “Hasta pronto… espero tener la dicha de estar a solas con usted”

La joven salió de la oficina sintiéndose realmente con suerte, si lograba llamar a atención de Bruce, entonces tendría la vida solucionada, nada le faltaría, recorría el mundo de viaje en viaje, compraría lujosos vestidos y tendría derecho de usar las joyas de Martha Wayne. Sintiéndose maravillosa y cautivadora, se despidió de todos, subió al ascensor y presiono el botón del primer piso, las puertas se cerraron y la maquina comenzó a descender. Ella continuaba imaginándose una vida perfecta, además de tener mucho dinero también tendría al hombre más cotizado del país. No le preocupaba que las cosas no funcionaran, podía pedir el divorcio y quedarse con la mitad de todo. “Pediré una cita con su secretaria y me vestiré provocativamente, tengo que lograrlo” –susurro mientras se arreglaba sutilmente el cabello.

Las luces del ascensor comenzaron a parpadear, primero de forma tintineante y después grotescamente, por un segundo, todo se volvió oscuro pero después todo volvió a iluminarse, ella sonrió relajada pero no por mucho, el ascensor se detuvo a mitad de camino y ningún botón servía, ni siquiera el de emergencia.

“No es necesario que pida una cita con mi secretaria… personalmente le daré una”

Ella volteo rápido y vio a Bruce, retrocedió tan torpemente que todo lo que sostenía en las manos se cayó al piso, estaba tan nerviosa y asombrada que ni un pensamiento rondaba por su mente.

“… Sr. Wayne… ¿cómo es que usted está aquí?” –no daba fe a lo que veía, no había explicación logia que explicara su presencia

Bruce se limito a sonreír, dio unos pequeños pasos que lo acercaron hasta la mujer, la acorralo contra la pared y frente a frente, sus manos rodearon la estrecha cintura de ella.

“¿Sabe que es lo que no me gusta de este mundo?... ¿sabe usted que es lo que más odio de ustedes?... ¿quiere saberlo o tan solo prefiere que me divierta con usted?”

“Sr. Wayne” –dejo a un lado el miedo y pensó que era mejor seguirle el juego— “diviértase todo lo que quiera… úseme a su antojo”

Aquella respuesta no era la que más le satisfacía, la mujer había desechado obtener la verdad, para optar por lo más primitivo y vulgar.

“Usted así lo quiso” –susurro sobre su cuello y sin dudarlo la abrazo-- “veo sus pretensiones… sé que es lo que quiere… pero eso es injusto que usted no sepa cuáles son las mías”

“Dígame Sr. Wayne… ¿qué es lo que más quiere?” –dijo ella tratando de buscar sus labios y besarlos, pero no pudo porque él se refugió en su cuello.

Bruce deposito una mano sobre el vientre de la joven, frunció el ceño, verle directamente a los ojos era ver toda la vida pasada y futura que tuvo y que tendra. Mientas mantenía aquel contacto en aquella zona, le molesto infinitamente sentir algo en ella se contraponía directamente al poder que él ejercía.

“Desde que entro a la sala de junta, llamo mi atención y no fue producto de su belleza o su carisma… lamento decirle que dentro de usted algo que se interpone en mi camino”

Ella lo miro extrañada pero de pronto sintió un fuerte dolor en su abdomen, los músculos se contrajeron a tal punto que temió perder la razón, de forma violenta aparto a Bruce de su lado y se abrazo a sí misma, el miedo la invadió desde la cabeza a los pies, el dolor aumentaba y de pronto, comenzó a sentir algo mas, algo se deslizaba entre sus piernas. Se levanto la falda y sus muslos se veían manchados de sangre.

“Ahora ya no está lo que me incomodaba en usted… ya no hay vida creciendo en su cuerpo” --mientras la escucha gritar y llorar producto del pánico, se sentó en el suelo y apoyo su espalda en la pared

“… yo… ¿estaba embarazada?” –pregunto con lagrimas en los ojos

“Comprenda que el mundo está muriendo… no puedo permitir que se creen vidas nuevas… a partir de ahora ninguna mujer podrá tener hijos y los que ya están creciendo en sus vientres les pasara lo mismo que el suyo” –vio como la mujer nuevamente se desesperaba hasta el extremo.

“¡Ayuda!” –comenzó a gritar una y otra vez, golpeo las paredes de forma desquiciada y sin detenerse, busco alguna cámara de seguridad, algún botón de emergencia que no haya visto anteriormente, busco cualquier cosa pero no encontró nada. El dolor ya casi no estaba pero el sangrado no se detenía, asustada como nunca lo había estado en su vida, término arrodillándose y a suplicar.

“¿Al menos sabes de quien es?” –al no obtener respuesta hablo: “le ibas a dar un hijo a tu propio padre… ¿por amor?... por último seria mas honroso si fuera así, pero no… le convenciste de hacerlo a cambio de dinero… no eres más que la justificación de que este mundo llego al límite de lo permitido… ustedes ya no distinguen que está bien… y que está mal”

“¡Lo siento!... ¡me arrepiento!... ¡no me castigues!” –se llevo las manos al rostro y no ceso de llorar

“... ¿crees que soy quien castiga los pecados?... no lo soy… solo he venido a salvarlos, eso es todo… te diré lo que no me gusta de este mundo… pon atención… ustedes tienen la obstinación de adjudicarle valor a todo, te daré un ejemplo, antes una manzana era gratis porque crecía de forma libre y espontanea, ahora, si alguien quiere consumirla debe comprarla… ¿con que se puede comprarla?... con el dinero que ustedes mismos inventaron y que no reparten de forma equitativa. Antes una vida era una vida, pero ahora se considera si tiene seguro social, si útil a la sociedad, si tiene educación, si tiene modales, que auto usa, que casa tiene, como se viste… si no se tiene nada de eso, su muerte puede pasar desapercibida… ustedes le dieron valor a cosas que no pueden tenerlo… ¿acaso saben cuánto cuesta crear un alma?... ¿saben cuánto cuesta compatibilizarla con un cuerpo?... ¿saben lo que le cuesta a la vida tomar forma?... lo que he preguntado es lo que ustedes deberían valorar y no un papel pintado con un numero que indica a cuanto equivale… la medida que usan ustedes… no es la misma que uso yo… en el mundo de los muertos todos son iguales… el alma de una hormiga o de una ballena es la misma en tamaño e importancia… para mi, ustedes comparten el mismo valor y como tal, deben compartir el mismo destino”

Cuando el ascensor llego al primer piso y sus puertas se abrieron, en su interior no había ni un rastro de lo que sucedió, estaba tan pulcro como siempre.




En la mansión, Bruce camino por el jardín y se detuvo en frente de las lapidas de los Wayne, los admiro con atención, aquellas personas habían muerto preocupados por el destino de su pequeño y amado hijo, a ambos le dolía que él fuera testigo de algo tan cruel a temprana edad. De pronto, sintió que Kal se aproximaba, cambio el semblante por uno que se ajustara a lo que tenía que decir.

“¿Has encontrado a Alfred?”

Kal aterrizo a su lado y con un movimiento negativo dio por finalizada la búsqueda, el querido mayordomo había desaparecido de la faz de la tierra. Bruce le abrazo y susurro: “todos me abandonan… me dejan atrás… pronto me quedare solo”

“Eso jamás pasara, yo siempre estaré a tu lado mi amor” –le beso con un deje de angustia por verlo sufrir, le tomo en brazos y lo llevo dentro de la mansión, no quería que se sumergiera en una depresión al ver la ausencia de sus padres y ahora la de Alfred.

Notas finales:

gracias por leer!!

besos!!


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