LuHan frunció el ceño, notablemente molesto.
Desde que se despertó fue ignorado olímpicamente por SeHun. Primero porque no se encontraba a su lado al despertar, lo cual ya se había convertido en una costumbre; y segundo porque, luego de darle un beso carente de emociones de buenos días en la frente, se sentó en el sofá a leer el periódico. Cabe destacar que al sentarse hizo una mueca muy graciosa.
El menor estaba sentado en el comedor, teniendo una vista perfecta de SeHun mientras se alimentaba de su cereal con leche. Le molestaba cada vez que sucedía algo así, porque en más de una ocasión su pareja dejó de hablarle sin razón aparente y no había nada más irritante que ser ignorado luego de una noche llena de pasión.
Cuando se llevó la cuarta cucharada de leche a la boca dejó de mirarlo y se centró en algún punto de la mesa de manera desinteresada. En eso, su mente lo llevó a replantearse si su comportamiento se debía a la noche anterior.
Vale, que follarse a su padre puede ser un poco extremo pero recuerda perfectamente como éste se revolcaba sin cesar bajo su delgado cuerpo. Luego de eso no hicieron nada más que besarse y recitarse palabras llenas de amor.
Frunció el entrecejo aún más, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.
Al finalizar su tazón de cereal, se levantó de la mesa con tranquilidad y fue hasta la cocina para lavarlo. Posteriormente, sacó un vaso de agua de la nevera y se encaminó hasta la sala en donde debería estar el mayor. Pero no, no estaba.
Refunfuñó adorablemente puesto que sentía la necesidad de ser mimado hasta el cansancio. Se sentó en el sofá que antes fue ocupado y se llevó el líquido a la boca.
Odiaba infinitamente la ignorancia ajena, lo hacía sentir mal y repentinamente culpable. LuHan hizo de memoria y no recordó haber hecho algo que afectara el estado de ánimo contrario.
Dejó el vaso en la mesita frente a él y suspiró. Con respecto a la noche anterior no tenía palabras para describir lo hermoso que se sintió. Dominar a su padre de esa manera fue glorioso; absolutamente nada se comparaba a la belleza que desprende el cuerpo contrario. Saboreó cada gemido, cada latido, cada llamado a su persona de manera suave y lenta, viéndose interrumpido por nuevos jadeos que sus manos provocaban.
Sin duda alguna el sentimiento que se hospedó en su pecho lo hizo sentir completo, como si a través de esa unión su lazo se fortaleció y el amor aumentó.
Todo era tan hermoso hasta que SeHun la cagó con su estúpida actitud y cara de palo.
Llevó una de las manos a su frente y se acarició la zona lentamente. No se sentía bien y debía aclarar las cosas lo antes posible.
Claro, la oportunidad llegó cuando SeHun salió de la habitación vestido de manera casual.
—SeHun, ¡SeHun! —Gritó LuHan, notablemente molesto.
— ¿Cómo me llamaste? —Preguntó el mayor, deteniendo su caminar y parándose en medio de la sala. El menor rodó los ojos y se levantó.
—Papá —corrigió—.¿Se puede saber que tienes?
—No tengo nada, ¿por qué?
LuHan soltó una risita irónica al estar frente a él. —Desde que desperté no has hecho más que ignorarme. ¿Qué hice ahora?
SeHun se quedó un momento en silencio, mirándolo fijamente a los ojos. En ese período el menor se sintió intimidado, la manera en que era observado lo ponía nervioso. No obstante, reunió todas las fuerzas necesarias para sostenerle la mirada.
El mayor suspiró y, al mismo tiempo, tomó el mentón del contrario y elevó aún más su mirada. LuHan ahogó un gemido por el repentino toque pero se dejó hacer.
—No veo la hora de cerrar esa boquita con una mordaza —Dijo de manera pausada.
LuHan abrió los ojos abruptamente, su corazón latiendo a mil por hora. Ahora se sentía como un pequeño ciervo entre las garras de un feroz animal que buscaba devorarlo completo. Su cuerpo comenzó a temblar en anticipación y la excitación se albergó en el de manera abrupta.
SeHun sonrió fascinado y acercó sus labios a los contrarios, perdiéndose en la mirada asustadiza de su pequeño. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, terminó de romper el espacio con un beso apasionado, en donde las lenguas eran las únicas protagonistas.
Soltó el mentón de LuHan y llevó esa mano hasta el cuello de éste, ejerciendo una pequeña presión que le sacó un gemido ahogado.
El menor estaba siendo despojado lentamente del aire, pero aún así correspondía el beso con la misma -o mayor- intensidad. Esa sensación de asfixia se sentía demasiado bien para su gusto, pero eso no significaba que estaba del todo correcto, mucho menos cuando su cabeza comenzó a marearse ligeramente.
SeHun dio varios pasos hacia atrás, hasta dejar a LuHan encerrado entre su cuerpo y la pared. Su pierna derecha se posicionó entre las delgadas ajenas y se acercó más, hasta tener el miembro semi-erecto de LuHan totalmente pegado a su muslo.
El menor gimió, sintiendo esa pequeña fricción satisfactoria.
El beso seguía latente, siendo ahora aún más húmedo que de costumbre. SeHun entrelazó sus lenguas seguidamente mientras inclinaba aún más su rostro, buscando mayor profundidad en esa conexión. LuHan extendió su sinhueso lo máximo que pudo y SeHun, sonriendo en medio de, la succionó ruidosamente.
La pierna seguía en constante movimiento, logrando que el pene contrario se alzara gloriosamente, respondiendo positivamente a su accionar. SeHun retiró la mano que rodeaba el cuello de LuHan y se separó lentamente del beso, siendo ahora partícipe de la hermosa expresión que su chiquillo le profesaba.
Acercó aún más su cuerpo, hasta tener ambos pechos totalmente pegados. Coló una de sus manos por debajo del camisón que el menor estaba usando y acarició suavemente la zona hasta encontrar su pequeño botón completamente erecto.
El cuerpo de LuHan estaba hecho un manojo de nervios. En ningún momento se perdió el contacto visual, haciendo del rostro ajeno algo digno de disfrutar.
SeHun empezó a torturar el pequeño botón de LuHan y éste, completamente fascinado, comenzó a gemir bajito, decidiendo cerrar los ojos para dejarse llevar completamente. El pene del alto estaba palpitando intensamente dentro de sus apretados pantalones, restregándolo descaradamente contra el contrario. Sus labios empezaron a atacar el cuello pálido de LuHan, encargándose de dejar notables marcas por todo el lugar.
LuHan ladeó el rostro para darle más espacio y en ese momento sintió un fuerte apretón en su hombría, acción que le arrebató un pequeño grito. SeHun rió roncamente, llevando su boca hasta el oído del afectado.
—Espero estés listo para lo que viene, porque ni llorando lograrás que sea suave contigo.