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El chico de la mala suerte. (BL) por Strawbsy

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Notas del fanfic:

Esta historia presenta lenguaje vulgar y escenas con contenido sexual alto, ademas de violencia.

 

Esta historia es homoerotica, abstenerse de comentar si no es de vuestro agrado dicho genero.

 

Esta historia no es real, Gaél y los demas integrantes de esta historia, hasta donde yo se, no han existido mas alla de mi imaginacion, y lo sucesos que ocurren menos. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, y pueden ser tocados ciertos temas sensibles. 

 

Esto pasara en todas las historias mías, escritas y por escribir.

 

Sin más, disfruta la historia.

 

 

Notas del capitulo:

Ains, mi primer fic (?)

No se que decir UwU

¡Disfruten!

Queria decirles que el hecho de que diga que esta historia es "Apta para todo publico" no es del todo cierta, simplemente se que no importa la edad que tengais, la leerian igual, asi que si terminan "traumatizados" (Lo cual dudo), sera SU problema

Ahora si, disfruten.

El agua se deslizaba danzante por mi rostro, mientras yo intentaba reprimir una mueca de dolor. Esta maldita cicatriz no sanaba, y yo ya estaba cansado de probar con infinidad de cremas, pastillas y esas chucherías. Así que deje de intentar ¡Al diablo! Si la muy maldita no quería sanar, pues que no sane. Pero los comentarios sarcásticos lo hacían mas insufrible. No recuerdo por que la tengo, pero al fin y al cabo tampoco quisiera recordarlo. ¡Maldición! El estúpido mocaccino no salia, y todo por ser buena gente. ¡Nunca mas le vuelvo a ofrecer una taza de café a nadie! ¡Ni de coñ...! Un sonido bastante estrepitoso y grueso se escucho por todo el baño, haciendo eco a medida que se desvanecía. No había sido nada mas ni nada menos que mi endemoniado estomago, ¿Porque? Facilisimo, yo como "buena gente" no se me había ocurrido mejor idea que al ver a un viejo andrajoso y vistiendo paños menores vagando por ahí, sentí lastima y le di mi cena, la cual no consistía en mas que unos sandwiches de miga, un mocaccino, y 4 medialunas que agarré del almacén del restaurante.

 

Claro, con el permiso del jefe. Gill.

 

El viejo prácticamente salto y devoró todo como si fuese un animal salvaje. Cuando ya se había terminado de devorar los sandwiches y las medialunas, fue por el café el cual estaba caliente, y pegando un grito que debio aturdir a los transeúntes, y con gran fuerza tiro el café en mi dirección, haciendo que soltase el mismo grito, solo que un poco mas aniñado.

 

Y para finalizar ese gran espectáculo, el gran acto concluyo conmigo correteando al viejo con un paraguas, y mi jefe llendo tras de mi con un bastón. La cosa no era demasiado grave, al fin y al cabo solo era un paraguas. El problema era que ese paraguas traía amarrado a la punta un cuchillo y a pesar de ser un cuchillito de cortar manteca, el vagabundo salio corriendo despavorido. Al final viendo que el viejo, a pesar de ser anciano me había sacado varias cuadras de ventaja decidí rendirme y regresar al local, pero jurándole venganza y lanzándole improperios y todo tipo de maldiciones.

 

Mi jefe a pesar de no poder aguantar mas la risa, se contuvo y me echo una buena reprimenda además de amenazarme con descontarme el aumento que me había ganado hace unos días, al ver como empalideció mi rostro más de lo que mi blanca piel me lo permitía, y se me vidriaban los ojos opto por dejarme en paz y decirme que vaya a lavarme el café.

 

Y esa era la maravillosa historia del porque no había podido comer ni una misera migaja de pan y ahora me encontraba al borde del colapso. El echo de que no comía desde la cena era algo malo, eran las 11:37 por la noche del viernes, el problema era que no probaba bocado desde la cena del miercoles, la cual no había sido muy cargada.

 

-Mierda, siento que me voy a desmayar en cualquier segundo ¿Así de patética sera mi muerte?, creo que la gente tenia razón cuando me llamaban "Muerto de hambre". Al fin y al cabo de eso iba a morir ¿A que si?- Dije con pesar. Al final decidí por salir de allí, y a buena hora. Por que como si fuera por arte de magia. El lugar se veía abarrotado de gente. Niños y ancianos de todas las edades y tamaños, haciendo un barullo que lo único que lograba era que quisiera partirme la cabeza contra la pared mas cercana. Dejando mis lamentos de lado, me dirigí hacia Zack mi compañero de trabajo, metro sesenta y tantos, ojos cafés y pelo negro recogido en una coleta alta. Con la misma personalidad ácida y sarcástica que yo. Tal vez por eso nos llevábamos tan bien.

 

-Oye ranita, agarra- Dijo el pelinegro lanzándome un nuevo uniforme limpio y planchado. Con un asentimiento de cabeza como gracias, volví al baño para cambiarme. Al salir no vestía mas que unos pantalones de mezclilla, una camisa arremangada hasta un poco mas arriba de los codos, una corbata rosa -todos los empleados podían elegir el color de la corbata como "toque personal"- una libreta pequeña de color caoba y un bolígrafo que llevaba atrás de la oreja. Con lo mas cercano a una sonrisa me encamine a las mesas a tomar sus pedidos.

 

Todo iba bien.

 

Algunas almas consideradas y bondadosas, me dejaban propinas. A lo cual no podía evitar dar un chasquido de lengua, me molestaba el dinero que desperdiciaba la gente en estas situaciones, pero estaba agradecido por que era una gran ayuda, era confuso hasta para mi y las demás personas me miraban con intriga pero no decían nada, al parecer notaban a leguas no solo el detalle de que no era un hombre conversador, si no que tampoco disfrutaba mucho de la compañia...humana.

 

-¡Grinch!-Grito Zack, agitando su mano para que viniera, riéndome por el nuevo apodo, fui hacia el.

 

-¿Que pasa Barbie?- Susurré con tono meloso y juguetón, a lo cual él solo respondió con una mueca de asco.

 

-Quitate se me pega lo gay- Farfulló tapándose la nariz como si fuera una peste.

 

-Venga hombre, no tienes tanta testosterona para venir a hacerte el macho, ¿O acaso piensas que no me doy cuenta de como le miras el culo a Gill?- Le comente con sorna, yo era gay, pero nunca vería a Zack mas que como un gran amigo y compañero de aventuras homosexuales por supuesto, aunque era divertido ver como se sonrojaba y me apartaba por esas simples bromas. Aunque el pelinegro era todo un acertijo, nunca sabría que pasaba por esa melenita oscura. Pero tal vez era mejor así.

 

-Oye si él no fuera tan alto no lo haría, además tampoco tengo una gran vista- Y ambos sonreímos cómplices- Bien basta de juegos, ¿Ves esa mesa de allá? - dijo señalándome con el bolígrafo muy poco disimulado a una mesa cerca de la ventana con 4 chicos que más parecían manatíes en celo-

 

-¿Te refieres a los orangutanes en plena orgía?- Zack asintió- Venga hombre, sabes que si me le acerco a ellos se va a desatar la tercera guerra mundial "Orangutanes sin cerebro VS. El chico pasto" no quieres tener un muerto en tu consciencia ¿verdad?- Le rogué poniendo ojitos de borrego pero el de ojos obscuros ni se inmuto.- Algún día me vengare- Y levantándole el dedo medio de ambas manos me dirigí a esa mesa. Con ganas de matar a alguien- Si sigo así yo tendré un muerto en mi consciencia- Murmuré sin notarlo.

 

Al dirigirme a esa mesa noté como poco a poco las miradas se posaban en mi, aunque aun así no detenían su conversación de primates, sobre el buen busto de aquella o el lindo trasero de esta. Sin poder soportar mas, carraspee.

 

-Disculpen por interrumpir su conversación...caballeros- casi se me escapa una risa al decir eso- ¿Puedo tomar su orden?- Y ¡Pum! todas las miradas se posaron en mi, escrutandome. El grupo estaba compuesto de dos rubios los cuales eran gemelos, de ojos verdes y con la misma camisa a cuadros roja aunque el que estaba contra la ventana la tenia al revés. Del otro lado de la mesa se encontraba un pelinegro con gafas y ojos avellana y a su derecha un castaño de ojos cafés.

 

-Dead flowers for the torn apart.- dijo el castaño, traduje esa frase mentalmente "Flores muertas para el desgarrado", genial. Otra broma mas sobre mi cicatriz.

 

-Lo lamento pero esto es un restaurante no una florería , si queréis a dos cuadras mas de aquí, en la esquina, hay una. Los dejare revisar las cartas un momento mas. Avisadme cuando ya tengan listo su pedido.- Y con una furia prácticamente palpable en mi cara, me dirigí a la cocina del bar, para observar como Zack se agarraba el estomago intentando reprimir un serio ataque de risa, aunque al ver mi cara de confusión, no pudo soportar y se tiro al suelo para empezar a rodar. Riéndose como si la vida se le fuera en ello, empecé a maldecir- ¡¡Eres un gilipollas!! -Seguía riéndose- ¡Ojalá te ahogues! ¡Pedazo de mierda, espero que te pique una araña en la punta de la polla, y te la amputen por hijo de puta! -A pesar de todo se seguía riendo- ¡¿Qué cojones te pasa?! ¡Estas loco, me largo!- Al salir por la puerta me encontré con Claudia, y su enorme sonrisa muy mal disimulada. La muchacha era de pelo castaño y ojos de color avellana.-¿Qué?- Le respondí un poco más brusco de lo que pretendía, sin dejar de sonreír solo murmuró con vos suave y tranquila-

 

-Con que una araña en la polla ¿Eh? - Su sonrisa malvada y pervertida hizo que me empezase a reír fuertemente de tan solo imaginarme a Zack gritando como nena mientras se golpea la entrepierna.

 

Tal vez algún día le ponga una de plástico.

 

-¿De que os reis tanto? -Pregunto Gill.

 

-De arañas y pollas- Farfullamos al unisono la castaña y yo, intentando dejar de reirnos. Gill no soportaba que hablaramos de manera vulgar, pero asi era mas divertido.

 

-¡Dejad la tontera para el descanso y poneros a trabajar! -Chilló Gill con el ceño fruncido, aunque era imposible que estuviese enojado, en lo que él se dirigía hacia nosotros yo note como uno de los primates levantaba la mano, llamando a un mesero. Con ojos suplicantes, le rogué a Claudia para que fuese ella, pero antes de que opinase algo Gill se la llevo a rastras. - Lo consientes demasiado Clau, él debe dejar de ser un antipático y trabajar con todo tipo de clientes.

 

Y dicho esto se fueron al otro lado del restaurante, y yo me dirigí hacia la mesa de los cuatro subnormales lanzándole maldiciones gitanas a mi jefe.

 

*

 

*

 

*

 

Después de tomar la orden de algunos clientes, las de esos cuatro y de que el ataque de risa se le pasase a Zack luego de que le echase una botella de vino blanco sobre la entrepierna. Ahora me dirigía con una bandeja con tres botellas de Fanta de vidrio y un agua mineral, una hamburguesa sin tomate ni lechuga, tres hotdogs con papas fritas, un sándwich con ensalada, y un plato de macarrones con queso para el cuarteto de idiotas. Al llegar a la mesa deje los platos respectivamente; El sándwich y el agua al chico de ojos avellana con gafas, los macarrones y una de las Fantas al castaño y como el rubio que tenía la camiseta al revés se cambiado de lugar tuve que hacer malabares para entregarle los hotdogs a su hermano, los cuales me miraron sorprendidos.

 

-Yo no pedí esto- Dijo el de la camisa al revés un poco inseguro. - Esto lo pidió mi hermano - Lo mire confundido hasta que me di cuenta de que quería jugarme una broma por ser gemelos, muy inmaduro.

 

-Aunque sean gemelos no soy tan idiota como para confundirme, tu estabas contra la ventana y te cambiaste de lugar. ¿Me crees tan tonto como para no darme cuenta?- Dije con rabia, apretando la bandeja de plata fuertemente.

 

-¿Como nos reconociste?- Dijeron al unisono.

 

-Facilisimo- Me incline lentamente, quedando a unos pocos centimetros del que tenia correctamente la camisa, pude ver como se ruborizaba y tragaba su Fanta con nervios- Tu hermano tiene la camisa al revés.- Y con una sonrisa me aleje de allí para oir varias risas detras mio.

 

*

 

*

 

*

 

El lugar se iba vaciando rapidamente, los niños y las familias se despedian con propinas bastantes generosas, y nuestros unicos clientes eran adolescentes y algunos adultos que venian a comprar, alcohol, cigarrillos o algun aperitivo. No me molestaba ya que el contacto con ellos era bastante rapido, aunque en algunos momentos tuve que espantar a alguna que otra chica que me pedia el número de celular, pero ni siquiera eso me molestaba tanto como que aquellos chicos no se fueran, faltaban cuarenta minutos para que sean las tres de la madrugada. ¡Y todavia seguian aqui! Lo peor era que mi turno aun no terminaba. Noté como uno de los integrantes de aquel grupete insufrible, alzaba una mano indicandome que fuera.

 

-Cuatro cervezas, por favor- Dijo el pelinegro- Yo pago- Los demás dieron un grito de felicidad y después de que me indicasen la marca, me borre de allí. Luego que depositase la primera botella en la mesa, el gemelo de la camiseta al revés, que por suerte ya se la había arreglado, me la quito de las manos, con el rostro deformado por mi rabia intente sacársela, insistiendolé en que no estaba abierta y que me permitiera destaparla. Con una sonrisa la acerco hacia la hebilla del cinturón y la destapo con este. ¿A quien se le ocurre instalar un sacacorchos en un cinturón? Menuda tontería, al final por hacerse el chulo termino volcándose parte de la cerveza en el pantalón, la cual estaba helada y tiró el contenido, junto con la botella al suelo.

 

-Por estas cosas, los críos como tu no deben jugar con botellas de vidrio- Dije molesto ya que antes también había tirado la Fanta que les llevé- Patoso- Murmure para mi mismo, aunque por su mirada de odio seguro que me había escuchado, deposite todas las cervezas restantes en la mesa y rápidamente abrí cada una, iba a buscar un guante para juntar los pedazos de vidrio, pero recordé que solo Gill legaba al escondite de los productos de limpieza, y que ni yo ni Clau, ni con una silla llegaríamos . Como mi jefe estaba haciendo el conteo de los ingredientes en el almacén y Zack estaba en una esquina rezando para que no se de cuenta de la falta de nutella, decidí apañarmelas como pudiese, me saque el delantal, me envolví la mano y empece a juntar cristal por cristal depositandolos en la bandeja de plata, mientras estaba de cuclillas pude ver como el de gafas le pateaba con sus Vans a uno de los gemelos. No me preocupe por seguir viendo lo que hacían y continúe recogiendo los cristales.

 

-Apúrate fenómeno - Dijo con rabia el rubio con los pantalones manchados- Quiero ir a lavarme.

 

Me levante con rabia dejando la bandeja en el suelo y le enfrenté, me llevaba unos centímetros de altura pero no era mucha la diferencia- No es mi problema si eres un mentecato que no sabe abrir una botella- Él solo hizo una mueca de incomprensión a lo que su hermano suspiro y le hablo con voz cansada y pausadamente.

 

-Tarado, tonto, estúpido ¿Quieres más ejemplos? - Me reí en su cara por no saber algo como eso a lo cual enfurecido me empujó, no me lo esperaba y, como patoso que soy, caí de sentón al suelo. Sentí un pinchazo horriblemente doloroso en la mano, al mirarme observe que tenia un pedazo de vidrio bastante grande clavado en la palma, traspasándola y se podía ver de ambos lados, empezó a sangrar considerablemente y al ver el líquido me paralice. - ¿Acaso eres idiota o le tiras piedras a los aviones? ¡Mírale!- Dijo con rabia y preocupación, si Gill los veía nunca más podrían venir aquí. Yo solamente estaba tiritando mirando como la sangre salía a borbotones de mi mano.

 

-Joder, esta la tiene peor-Dijo el chico castaño al ver mi otra mano al voltearme observe que tenía unos cuantos pedazos de cristal en casi toda la mano, cortes superficiales y profundos, el resto de la botella de alcohol hacia que ardiera como el infierno y mis dedos adoptaban un color rojizo, en un momento creí ver como salía un líquido amarillo parecido al pus y me volteé instantáneamente. Un auto quemándose apareció delante mio.

 

No.

 

Yo estaba quemándome dentro de ese auto.

 

Una mujer con el pelo negro me abrazaba me decía que nada malo pasaría, a lo lejos escuche el ruido de las sirenas y adelante mio vi como dos hermanos de trece años  estaban tomados de las manos e intentaban salir de su auto el cual estaba abollado, se quemaba y su parabrisas estaba encima del nuestro, una mujer con la cabeza unida a su cuerpo nada más que con algunos cartílagos que se cortaban por el propio peso estaba en el asiento del copiloto de su auto y el hombre tenía el rostro en carne viva y el brazo derecho completamente torcido hacia la derecha.

 

La mujer al lado mio dejo de moverse y callo sobre mi hombro, al intentar levantarla note que mis manos eran más pequeñas.

 

¿Me había encogido?

 

Cada vez escuchaba las sirenas más cerca y también los gritos de otras personas, los niños que estaban en el auto delante mio, que mas parecían gemelos, estaban abrazados y llorando, mis párpados pesaban y el humo me hacía toser de manera descontrolada, mis pulmones ardían y sin que pudiera controlarlo una palabra salio de mi boca antes de que cayera inconsciente al ver el rostro angelical de la mujer de cabello negro. -Mama...-

 

Cuando volví a abrir los ojos estaba en una camilla en medio de la ruta, los autos se quemaban y los bomberos intentaban apagar el fuego había cuerpos por el pavimento que estaban cubiertos por finas sábanas manchadas de sangre. La mascarilla en mi cara, más que ayudarme a respirar, me molestaba. Gire mi vista hacia la izquierda y note que a la mujer de cabello negro la intentaban reanimar con electro choques en el pecho, esta brincaba de la cama y sus cabellos se erizaban. Escuchaba comentarios sobre distintas personas y en diferentes partes.

 

» Ha perdido mucha sangre. «

 

» No podrá volver a caminar. «

 

» ¡Debemos llevarles con urgencia! «

 

» Es una lastima, era muy bella. «

 

» ¡No me iré sin él! ¡Es lo único que me queda! «

 

» ¡Tienen que salvarlo! «

 

» Solo era un niño... «

 

» La vida es cruel, y aunque no queremos, muchas veces se tienen que pagar los errores de los demás. A veces con nuestras vidas. «

 

» Ninguno merecía esto. «

 

» Nadie lo merece. «

 

Seguí escuchando gritos, llantos, vómitos, máquinas y pitidos, sirenas, y por último mis sollozos. Por que aunque luego no lo recordaré, este fue el accidente que se llevó a mi madre, que rompió definitivamente los lazos con mi familia y que me dejo una cicatriz imborrable que me recordará por siempre, este trágico momento.

 

*

 

*

 

*

 

-Por favor, hermano respóndeme... - Escuche la voz de Zack triste y preocupada, abrí lentamente los ojos, al verle temblando y con la vista nublada por las lágrimas me sentí realmente mal no quería que se preocupara por mi. - Al fin despiertas - Dijo con la voz quebrada mientras me abrazaba suavemente, su cabello me hacía cosquillas en la nariz. - ¿Recuerdas lo que paso?

 

-No... Bueno si... - Dije en voz baja, la garganta me dolía - El idiota que estaba atendiendo me empujó y me lastime las manos, sabes como reaccionó al ver sangre - Él asintió serio - Supongo que me desmaye y acabo de despertar ¿No? - Sabia que había soñado con algo, cada que veía sangre me desmayaba y me despertaba unas horas después, solían decirme un murmuraba cosas sobre un accidente en coche, se que de eso murió mamá y que yo pase una semana en coma, pero tengo varios huecos en mi memoria por la fecha en la que eso paso, como si las piezas no encajasen.

 

Al salir de la sala de descanso para los empleados, con las manos ya vendadas por Zack, note que los cuatro chicos eran reprendidos fervientemente por Gill, le dije que no pasaba nada. Claudia me saludo con un beso en la mejilla, me deseo buena suerte y se fue, su turno ya había terminado pero se había quedado para saber como me encontraba. Los chicos me ofrecieron una disculpa, en especial el rubio que causó el problema, él y su gemelo se ofrecieron a llevarme a mi departamento, a lo cual mi lado flojo respondió por mi y termine aceptando la oferta. Pero le moleste en el camino junto a su hermano y al chico castaño sobre lo bruto que había sido y lo mucho que me dolían las manos.

 

-Es aquí - Dije para que se detuviera, me miró sorprendido al igual que su hermano. Claro, se notaba a leguas la cara de niños pijos que tenían, y una pocilga era mucho más lujosa que el departamento en el que me hospedaba. - Siento si te desilusione niño rico, pero a mi no me sobra el dinero como para pagar un Pent House - Dije burlón

 

-¿Que acaso no tienes nuestra misma edad? - Dijo ahora sorprendido el castaño

 

-Yo estoy emancipado, bombón. Soy independiente y si quiero seguir yendo a Westerns no puedo permitirme vivir en un palacio - Al decir esto se quedaron mudos, no siempre conocías que uno de los alumnos de una de las más prestigiosas escuelas vivía en una pocilga y estaba emancipado a los diecisiete. Me baje del auto y les agradecí, al subir a mi apartamento comí lo primero que estaba en la nevera y me puse leer mi libro favorito, Mi planta de Naranja-Lima, no sabia cuantas veces había llorado con el, pero seguia amando ese libro.

 

No podría dormir pues ya iban a ser las seis de la mañana y yo entraba a las ocho menos cuarto, si dormía, no me despertaría hasta el atardecer.

 

Mientras estaba fascinándome por las mágicas palabras del autor, escuche como la alarma de incendios sonaba y ninguno de los aspersores de ninguna de mis habitaciones se encendía.

 

Osea que mi departamento se estaba quemando, y yo no tenía nada con que apagarlo. En estos momentos odiaba vivir en el quinto y último piso.

 

Jodida mala suerte.

Notas finales:

¡Espero lo hayan disfrutado!

Lamento si fue muy corto o, por el contrario, muy largo.

Solo queria decirles (Si es que alguien esta leyendo esto) que publicare un capitulo todos los viernes. (Es casi imposible que se hagan exepciones).

¡Bai!


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