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Damn Luck por Laurette Dominyque

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Notas del fanfic:

Ok, aquí van las ADVERTENCIAS:

1.- Este fanfic es AU (Universos Alternos) es decir que cambia el contexto en donde se dessarrolla la historia original.

2.- Es muy posible que no contenga escenas muy detalladas de Lemon pero sí abrá debido a la temática que se desarrolla.

Se recomienda discreción.

 

Notas del capitulo:

Por ahora sólo contiene SouMako, obviamente es sutil puesto que la historia apenas comienza.

ESte y los capítulos que vienen serán cortos para no confundirme tanto. Espero total comprensión.

Gracias.

No eres una persona honesta, no tienes muchos atributos de los cuales una persona pueda amar y tampoco tienes un alma pura.

 

        ¿Eso fue lo que tu familia le enseñó? Tu madre siempre fue una mujer que demostró su gentileza y educación hasta el último momento de su vida. Se despidió de ti de la manera más dulce que alguien que agoniza pude hacerlo y eso te rompió el corazón porque jamás supiste si en verdad te amó o sólo era educada contigo. Sólo apariencias. Qué triste.  Tu padre nunca estuvo mucho en casa ¿Realmente quería verte? Tu abuela siempre demostró sin rodeos su desprecio hacia ti.

 

–                   Eres el bastardo de mi hijo – decía tu abuela con desprecio.

 

      Tu padre amó siempre a tu madre pero el amor que ella pudo haberle tenido era un poco incierto y eso lo enloquecía tanto que llegó a restringirla sólo para que fuera de él. Dicen que tu madre amó a un hombre que nunca pudo tener y el día que le entregó todos sus sentimientos te engendraron. El hombre desapareció junto con la virtud de su madre, dejando una vida destrozada. Él era el recuerdo casi eterno de que nunca regresaría.

 

            El perfil del niño es igual a él. Ella no puede ocultarlo, los ojos de ese niño son tan verdes como los de su verdadero padre.

 

            Tu padre sabía que no era su hijo de sangre pero trató de quererlo, obviamente no lo logró. Cuando cumpliste 15 años te habías dado cuenta de todo, la muerte de tu madre te lo había dicho casi a gritos. Con  ella muerta lo único que podían hacer contigo era echarte definitivamente de esa casa. Tu padre no podría hacer nada por ti y ni siquiera lo intentó. Eso lo sabías perfectamente y antes de que tu abuela te diera la noticia de desalojo, tú ya estabas listo para marcharte.

 

Con una sonrisa llena de superioridad y arrogancia le dijiste por última vez “Ya sé a qué vienes, no es necesario que lo digas pero déjame decirte sólo una última cosa antes de que desaparezca de tu vida: morirás sola. Lo sabes pero eres demasiado terca y estúpida que dejas esto continuar. Soy tu único nieto y no entiendes que tal vez te quedes sola en una casa tan grande que hasta dormir te dará miedo. Y cuando mueras, tu ataúd estará lleno de flores blancas, las sillas igual, con adornos de las flores más preciosas que te puedas imaginar. Miles de coranas de quién sabe quién. Flores y flores por todas partes mientras tu cuerpo se pudre y sólo eso habrá; flores y nada más. El hedor de tu cuerpo putrefacto y flor se combinarán para dar un aroma a muerte. Estarás sola incluso hasta el final”.

 

La expresión en su rostro era magnífica, sus ojos trataron de no expresar dolor pero era inútil; se puso a llorar.

 

Saliste de casa con una maleta llena de recuerdos y hasta sueños que pensaste que podrías lograr solo. Qué ingenuo eras. 15 años y no sabías nada de la vida, de sus peligros y de lo doloroso que puede ser el fracaso: triste y cruel. Lo entendiste a la fuerza y eso te hizo una cicatriz tan grande que sólo pudiste aceptar tu realidad y continuar.

 

Llevabas ya 5 años desde ese incidente, y lo peor es que ya no sentías dolor físico ni moral.

 

Es mejor hacer que te tomen en sus brazos y descarguen todo tipo de emociones que sólo aumentan tu placer.

 

s68;s68;s68; Cómo llegó a ese lugar s68;s68;s68;

 

Después de salir de casa de mi abuela, decidido a cambiar mi vida y darme todo eso que mi padre no pudo y mi madre que aunque lo intentó siempre vivió bajo ese maldito yugo que  mi abuela y mi padre la sometieron por tantos años. Yo ya no le era motivo  suficiente para vivir, al parecer ella pensaba que merecía ese dolor. Dios no perdonará su pecado, tu madre engañó a mi hijo por tanto tiempo, se merece estar en ese estado decía mi abuela. No se suicidó, sólo murió de tristeza en una casa blanca llena de flores, pájaros que cantaban cada mañana la misma canción, de paredes que siempre le recordaron que ella era como esos pájaros, pero ellos tenían más libertad. 

 

Sin duda creí que podría. Dos días después de buscar trabajo, ya casi desesperado encontré lo que me pareció mí salvación. Era un chico que me invitaba a entrar a un bar. Este chico era terriblemente atractivo, tanto que sin darme cuenta estaba dentro del establecimiento tomando una copa… es lo único que recuerdo. Desperté en una cama de sábanas rojas. Mi cadera me dolía y no podía moverme sin sentir dolor. Tenía chupetones por todo mi torso y algunos moretones en diferentes partes de mi cuerpo; brazos, cuello, piernas y nalgas.

 

Encerrado en ese cuarto, me sentí bien. Por alguna razón no tenía miedo. No pasó mucho tiempo cuando ese mismo sujeto que me invitó a pasar al bar entró a la habitación y me contó todo lo sucedido.

 

–        No creas que fui yo quien te dejó así, fue un sujeto que es digno de nuestra confianza – dijo sin mucha expresión en su rostro.

 

–        ¿Dónde estamos?–  No parecía comprender lo que estaba sucediendo, mi cuerpo entero dolía ¿Qué está pasando? No dejaba de preguntarme.

 

–        Seguimos en el bar pero esta parte es exclusiva para que quien pueda pagarla.

 

–        ¿Me pagó por tener sexo? – En ese momento no comprendía nada. Sus palabras sólo retumbaban en mi cabeza y para ser sincero no supe realmente qué dijo. Era evidente que me habían violado y lo peor del asunto es que me habían pagado por ello ¿Cómo se supone que debo de asimilar esto?

 

–        Sí, pero es más complicado que eso. No puedo dejar que te vayas sin que prometas que no dirás nada a nadie de lo que hiciste aquí. Entenderás que esto no es muy legal. Te puedo dar una parte de lo que recibimos pero no quiero que digas nada.

 

–        No es necesario – dije casi enseguida al ver la cantidad de dinero. Era mucho y ya estaba desesperado – Yo quiero trabajar aquí.

 

 

 

                                                                     ***         

 

Así pasaron varios meses, como no recordabas la experiencia de ser el pasivo creíste que sería fácil y hasta placentero pero no. Cada sujeto que se presentaba ante ti tenía fetiches diferentes. Unos eran tan raros que sólo aceptabas hacer lo que te pedían por la paga. Juguetes, lubricantes extraños, condones de sabores, todo era un mundo nuevo.

 

            No siempre tenías clientas, eran casi escasas. Parecían tiernas al principio y cualquiera se hubiera preguntado cómo habían terminado ahí, pero ya en la cama eran salvajes, manipuladoras, violentas. Haruka, el administrador del lugar, sabía que te trataban con violencia algunos de los clientes pero eras el que más le dejaba dinero y su conexión contigo era tan pequeña que no le importó. Tal vez ahora se arrepienta de ello, de dejarte solo, llorando por tu decisión. Maldiciendo el día en el que decidiste trabajar ahí.

 

            Llorabas preguntándote el paradero de tu padre, de tu abuela incluso. Pero no los habías vuelto a ver jamás, tenías miedo de que te juzgaran. Así eran ellos, criticaban y eran crueles con sus palabras. No, te abstuviste de verlos.

 

            Pasaron los años y ya no tenías 15 inocentes años, ya eras un joven más alto, con un cuerpo hermosamente lleno de músculos y cicatrices. No hacían que perdieras esa sensualidad característica pero provocaban que cualquiera quisiera besar cada una de esas marcas hasta que desaparecieran.

 

            Tu mirada se hizo más intensa y llena de todo tipo de emociones. Tus ojos eran tu boca, ellos expresaban lo que no podías con palabras. Cambiaste tanto en tan poco tiempo. Haruka te protegió más y dejaron de maltratarte, él se excusó diciendo que así son los primeros años, hay que acostumbrarse a la vida que se elige. Eso fue lo peor que pudo decirte, pues llegaste a sentir algo por él. Te abrazaba cada vez que llorabas, te sentías protegido gracias a esas pequeñas atenciones. Así siempre fue Nanase.

 

            Por muy grotesco que fuera tu trabajo, quién iba a pensar que gracias a él conocerías a esa persona que con su sonrisa iluminaría todo. Quién lo diría.

 

Un día, cansado cada día, quisiste escapar a los 18 años, pero Haru te descubrió, ese día te regañó mucho. Entendiste que habías pasado a ser parte de su propiedad, que tu libertad estaba bajo llave y él tenía esa llave, lo aceptaste al final. El día que te confesaste este te dijo que era asqueroso, que nunca podría estar con alguien que ya fue utilizado por muchas personas más. Tiene razón, soy asqueroso, yo elegí esta vida. Además, ya no me importa el ser tomado casi cada noche, ya no siento nada. Pensó.

 

            Justo en ese momento él apareció.

 

–        Prepárate, ya casi abrimos y necesitas bañarte.

 

–        Cla-Claro, Haru-chan – Su rostro se puso turbio y sus ojos azules, de alguna manera se pusieron oscuros, negros.

 

–        Te he dicho muchas veces que omitas el “chan”, entiéndelo por favor. Ahora apúrate – Salió del cuarto, con un ceño disgustado.

 

“Yo no quise hacerlo enojar, es sólo que aún lo quiero. No puedo dejar de quererlo. Él es mi primer amor y nunca dejará de serlo. No conozco a nadie más. Lo cual es curioso ya que veo a gente muy a menudo por aquí pero ellos no vuelven siempre. No quiero que vuelvan.”

 

Ya estabas listo cuando tocaron la puerta del cuarto del que jamás sales. La forma en la que tocaron fue… gentil, tal vez diferente. Un muchacho se asomó por la puerta.

 

–        ¿Puedo pasar?

 

–        Claro, adelante.

 

–        Ah… Etto… So-Soy Sousuke, Yamazaki Sousuke.

 

–        Yo Makoto. No necesita tocar, entre por favor. Usted paga por mi tiempo, y mi cuerpo, Yamazaki-sama.

 

–        ¡No necesitas decirlo así! Yo… Espera ¡No eres una chica!

 

–        Es verdad, no lo soy, Yamazaki-sama.

 

Mientras él parecía estar en shock, trataste de analizarlo [es una costumbre que desarrollaste en este trabajo]. Bueno, Sousuke era alto, de cuerpo fuerte, traje gris que combinaba con el color de sus ojos, era una especie de verde azulado, nunca habías visto unos igual. Se rascaba la nuca de una forma cómica y eso lo hacía ver lindo. Tal vez era mayor, pero se veía un poco asustado, como si fuera su primera vez en un lugar así. Sin duda era atractivo, demasiado e hizo que lo desearas.

 

–        Tal vez sólo quiero conversar… ya mis amigos pagaron por la noche.

 

–        ¿Qué? ¡No es muy barata la hora aquí ¿Y usted quiere conversar, Yamazaki-sama?!

 

–        Es que… yo… yo no estoy aquí porque quiera, creí que eras una chica, es decir, ¡Tu nombre!… Tú sabes…

 

–        Entiendo pero no creo que eso sea un impedimento. Venga, le enseñaré lo que es estar con un hombre…

 

 

Notas finales:

Si te ha gustado la historia me gustaría saberlo.

Todos los comentarios, sugerencias y/o reclamos son totalmente bienvenidos.

Gracias por leer.

¡Gracias a las brujas por la orientación! :3


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