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Primerizo por SerInvisible

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Notas del fanfic:

En este Fanfic hice a un Aomine muy distinto al que vemos en la serie, o quizá no.

Aomine para mi puede ser inseguro con la primera persona que le gusta debido a su apariencia de chico malo, a demás de que nunca le ha interesado otra cosa más que el basket, así que lo imagino algo torpe en un relación, sin contar dulce y cuidadoso.

Aviso que también lo quiero hacer... um... un poco bruto y que se deje llevar cuando se acerquen ciertas -ejem- situaciones carnales.

Sakurai por otra parte lo haré menos inseguro, dirá sus lo siento, al principio, pero planeo hacerlo más aventado en cuanto al extraño Aomine pues este es un poco lento con sus avances.

Notas del capitulo:

Bien... pues... ojala lo disfruten...

Me enamoro de Aomine todo el tiempo y Sakurai será la cosa más inocente y graciosa, o eso espero...

 

Bueno, disfruten, por favooooooor

(Soy primeriza, como el título)

<3

El campamento de entrenamiento podría considerarse para mí una tortura constante. Claro está que el entrenamiento era una parte esencial sin embargo debido a que soy yo, no lo necesitaba, traté varias veces de quitarme de encima el asunto pero Momoi me lo impedía con su acoso voluntario para que cumpliera con dichas obligaciones. Terminé por ir.

 El campamento sería cerca de las montañas, cerca también de un río; dormíamos todos juntos en una pequeña cabaña que habían rentado para la ocasión, he aquí mi segunda tortura, a demás de entrenar sin ser necesario, y debo decir que la más fuerte.

 No se habían dado lugares específicos para dónde tendríamos que dormir pero para mí era casi una regla el hecho de no alejarme de cierta persona. Desearía en este momento poder tener una especie de poder para dividirme en dos y estar a ambos lados protegiendo a Sakurai de las traviesas manos de cualquier miembro de mi equipo.

 Cuando, la primera noche, nos dispusimos a dormir Wakamatsu estaba platicando animadamente con Sakurai como de costumbre, yo los observaba desde la esquina del recinto con un gran odio hacia aquel que podía platicar con la naturalidad que yo hubiera deseado poseer para mis propósitos. De pronto mi corazón comenzó a latir desbocado pues los dos chicos acababan de tender sus cosas en el suelo para dormir juntos.

 No, eso sí que no.

 Adelantándome a todo sin siquiera pensar tomé la muñeca de Sakurai y lo llevé a donde yo había estado minutos antes, junto en la esquina donde solo yo podría dormir a su lado.

  L-lo siento- me dijo encogiéndose cuando lo solté de golpe.

 -  ¡¿Qué demonios crees que haces, Aomine?! – Gritó de pronto Wakamatsu - ¿Ahora te crees con el derecho de decidir dónde deberíamos dormir?

 -  Lo siento, Wakamatsu-senpai, no se preocupe. Pue-puedo dormir aquí.

 No podría creer que aquel pequeño se atreviera a hablar antes que yo, pero de alguna forma se lo agradecí pues no se me ocurría ningún motivo lógico para contestar mi reciente actitud hacia dónde dormiría cada quien.

  Métete en tus asuntos, idiota. – le espeté a Wakamatsu como si fuera el rey del maldito lugar. Parecía que iba a contestar algo pero el capitán llegó y poniéndole una mano en el hombro mientras se acomodaba los lentes dijo despacio:

  ¿Podrían darme un respiro? Dejen de pelear.

 Solté un gruñido por respuesta y Wakamatsu como siempre se puso a parlotear. Me volteé sorprendido al sentir un ligero tirón del borde de mi camisa, viendo hacia abajo divisé la cara infantil de Sakurai con un sonrojo evidente, su cabello cubría sus ojos y miraba hacia abajo, todavía no me soltaba y la tensión de mis hombros desapareció al observarlo, una sonrisa afloró en mi rostro. Le tomé la barbilla haciendo que me volteara a ver y me acerqué su oído, pude sentir cómo temblaba al susurrarle.

 -  Se un buen chico y ve por tus cosas.

 -  Lo siento. Ya voy – me contestó con un saltito y fue corriendo.

 Me agaché sobre el suelo para comenzar a acomodar el lugar donde dormiríamos y a mis espaldas escuché a Imayoshi diciendo con un tono un poco duro:

  ¿Acaso estás enfermo, Sakurai? Tus mejillas se han puesto bastante rojas –haciendo una pausa sutil para resaltar continuó:- ¿Qué crees tú, Aomine?

 Me sentí acelerado pero lo disimulé sin voltearme y mientras Sakurai se disculpaba dije en un tono digno de mí:

 -  No podría importarme menos…

 

 A mi lado descansa con suave respiración el tímido chico que suele disculparse continuamente, todos alrededor están dormidos. Quizá se tomó como algo extraño que Sakurai y yo durmiéramos un poco separados de todos; Sakurai se encuentra acorralado entre la esquina y mi cuerpo, el rostro lo tiene al lado contrario a mí y está haciendo una bolita con sus rodillas pegadas al pecho.

 Al observarlo de forma tan frágil mis brazos sienten un cosquilleo inmediato por rodearlo entero y acercarlo a mi pecho; su nuca, a mi vista, me inclina a pensar en besarlo suavemente, ahí donde su cabello termina. La ligera camisa se mueve con su respiración y deja un pequeño hueco de piel visible en su cadera, las mantas están hechas un desastre sobre sus pies descalzos.

  Qué imprudente eres al mostrarte así frente alguien que te ama –susurro solo para mí.

 Los pantaloncillos cortos que posee son azules y tienen líneas verticales más claras surcándolos, de repente se remueve con un gemido y el miedo de que me haya escuchado me invade, pero solo cambia de posición. Voltea hacia mí con los ojos todavía cerrados y se estira un poco, se acerca a mí, parece querer acurrucarse, el aire se va de mis pulmones y, lamentándolo un poco, me alejo de su cercanía por miedo a cualquier contacto que pueda despertarlo y lo altere.

 Una de sus manos queda frente a su rostro, con la palma hacia arriba. Su piel blanca parece prometer ser deliciosa, una sonrisa crece en mi rostro al pensar en su comida; mis dedos se guían por voluntad propia y se acercan a su brazo, sin tocarlo, lo delineo con las yemas hasta llegar a su mano.

 Un suspiro escapa de mis labios. No me atrevo a tocarlo, no lo parece, cierto, pero tengo miedo de él. Sé cómo me percibe la demás gente, sé cómo me miran los demás y a veces también logro percibir ese mismo terror en los ojos del chico cuando me observa a lo lejos. Sí, vale, puedo ser un monstruo pero mi intención con él no es para nada un juego. Quiero tenerlo y cuidarlo, sé que para eso puedo servir, para que nadie más lo toque.

 -  Ao… mhn… Aomi… Aomine… -comienza a susurrar y mis mejillas se tornan rojas por primera vez en mi vida.

  ¿S-si? –respondo tartamudeando y con miedo, también por primera vez. ¿Cuántas primeras veces me dará  este chico?

 Las palabras que le siguen hacen que un delicioso escalofrío recorra mi piel y mi respiración termina acelerada unto con un sudor frío, mi reacción es similar a un buen juego de basket, uno que de una pelea apropiada. La excitación que creía que solo el basket creaba en mis sentidos, la siento cuando Sakurai dice entre soñolientos gemidos:

  Tócame…

  ¿E-estas se-seguro? –pregunto. Oh, dios mío, solo tócalo me regaño a mi mismo.

 Sakurai se remueve en su lugar y termina dándome la espalda de nuevo. No vuelve a decir palabra. No lo toco.

Notas finales:

¿Qué les pareció el final? 

 

Lo sé, lo corté... Aomine es demasiado leeeento pero prometo hard... en serio...

 

Me parece que un Aomine lento y tímido porque Sakurai le parece la cosa más pura y no quiere "contaminarlo" es lo más irresistible del mundo :')

 

Ojalá lean la continuación...

Saludos.


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