_ ¡Cap, cuidado! –uno de los terroristas a los que estaban persiguiendo le disparó con un lanzacohetes, que Wanda detuvo justo a tiempo, detonándolo tan alto como le fue posible-
_ ¡Despierta, quieres! –lo regañó Tony, a quien debía estar cubriendo la espalda en ese momento-
_ Lo siento –el rubio intentó concentrarse, pero nuevamente casi es alcanzado por fuego enemigo-
_ ¿Qué demonios te pasa? –era la primera vez que el millonario veía así de distraído al tan riguroso Capitán América- Si me matan será tu culpa.
El rubio no respondió. La misión concluyó con éxito, pero ninguno dejó de notar que el primer vengador tenía la cabeza en otro lado, era la primera vez que lo veían tan desconcentrado.
_ Te dije que necesitabas vacaciones, cap. –el Falcon fue el primero en hablarle-
_ No se qué me pasa, Sam…
_ Claro que lo sabes. –no pudo decir más, Clint interrumpió-
_ Parece que alguien no durmió bien –no necesitaba su aguda visión para darse cuenta de ello-
_ Lo siento, tengo problemas personales y… No quise aceptarlo, pero me afecta. –admitió, aunque obviamente no daría detalles-
_ ¿Puedo ayudarte con algo?
_ Gracias Barton, pero… -lo pensó mejor, su amigo era un espía, podía ser de mucha ayuda en realidad- De hecho sí, puedes ayudarme, espero.
_ Tú di, cap.
_ Quiero encontrar a Bucky, necesito encontrarlo.
_ ¿Y quieres que te ayude a buscarlo?
_ ¿Podrías?
_ Poder, claro que podría, pero no prometo encontrarlo… Es decir, estamos hablando de alguien que estuvo oculto más de cincuenta años. Aún así puedo mover algunos contactos ¿Quieres que hable con Nat?
_ Quedaré en deuda contigo, gracias Barton. –sonrió casi aliviado-
_ Ya me lo devolverás más adelante –rió, en realidad ayudaría gustoso al Capitán, ya lo consideraba un amigo-
_ Steve –Sam volvió a acercarse una vez que el arquero se fue- Más te veo y más pienso que no se qué sea peor, que estés así o que lo encuentres y empeores…
_ No tienes que ayudarme si no quieres.
_ Sabes que lo haré de todos modos, cap, pero eso no significa que no me preocupe por ti… Hoy casi te matan, Steve.
_ Pero no lo hicieron, tengo un buen equipo a mi lado –le palmeó la espalda y se fue, su motocicleta lo esperaba y necesitaba estar solo-
Dejó el aire golpear su rostro durante el trayecto, aquello lo despejó un poco (sería peligroso distraerse mientras conducía, por lo que puso especial atención al hacerlo) hasta que llegó a su departamento.
Necesitaba dormir un poco. Deseaba esos encuentros con Bucky, pero también una siesta para recuperar las energías. Caminó a su habitación, sólo para descubrir un intruso en su cama…
No podía ser ¿O si? Sí, era él, y ahí estaba… Durmiendo en su cama… ¿Pero era real? ¿O de sueños realistas había pasado a tener alucinaciones?
No había tiempo de llamar a nadie para comprobarlo.
_ Bucky… -lo sacudió con suavidad mientras un intenso fervor recorría su cuerpo. Quería abalanzarse sobre él y hacerle el amor como cada noche, pero ¿Y si no era el mismo Bucky de sus sueños? Prefirió ser cuidadoso con eso-
_ Steve… -los ojos azules se abrieron despacio, se veían bellísimos con la luz de la tarde entrando por la ventana-
_ ¿De verdad estás aquí? –no sabía bien cómo actuar-
_ Claro que sí –frunció el ceño confundido, extendió su mano y acarició el pálido rostro (por la falta de sueño) del rubio. La caricia era demasiado real… “Estoy volviéndome loco”, pensó-
El castaño se arrodilló en la cama para quedar casi a la altura del capitán, recibiendo entonces un beso voraz, lleno de pasión, casi desesperado, cuando el timbre sonó insistente. Steve quiso ignorarlo, pero el molesto ruido ya resultaba insoportable.
_ Un segundo, sólo atenderé el portero eléctrico ¿De acuerdo? –se separó unos segundos y corrió hacia la cocina a atender- ¿Quién es?
_ Soy yo ¿Estás bien? –la voz de Sam sonó del otro lado del intercomunicador-
_ Sam, no puedo atenderte ahora, estoy con… -se asomó a su alcoba… Estaba vacía- No puede ser… No puede ser…
_ ¿Cap? –oyó el teléfono blanco caer- ¡Cap!
_ ¡Bucky! –corrió a su habitación, su amigo ya no estaba ahí. Un escalofrío recorrió su cuerpo entero-
_ ¡Steve! –Sam entró, no le fue difícil sortear la cerradura de una puerta común, aunque estaba algo agitado por las escaleras- ¿Qué sucede? –el rubio permanecía inmóvil en su alcoba-
_ Se fue… -lucía realmente perturbado- Hace unos segundos Bucky estaba aquí… Algo está pasándome, Sam…
_ Tranquilo, cap –le sobó la espalda intentando tranquilizarlo- ¿Lo viste aún estando despierto?
_ Sí, estaba aquí… Llegué, dormía en mi cama, lo desperté y me dijo que de verdad estaba aquí. Lo besé y cuando me alejé un segundo a tomar el teléfono desapareció, se esfumó, así nada más. Estoy enloqueciendo, Sam…
_ No digas eso, estarás bien, lo resolveremos.
_ No, déjame solo, quizá vuelva…
_ Steve…
_ Por favor, Sam.
_ Lo siento, cap, no puedo dejarte solo en este estado. –el moreno comenzaba a temer por la salud mental de su amigo-
_ Sam, por favor…
El de las alas no tuvo más remedio que irse, y sólo entonces lo supo… El único modo de ayudar a Steve sería encontrando al verdadero Bucky, por cualquier método.
Le dejó el celular listo y se marchó preocupado, temía lo que pudiera hacer un supersoldado que no distinguía la realidad de una alucinación, pero quizá peor era quedarse y ofuscarlo aún más.
Steve se dejó caer en una silla, abatido, cuando unas manos le masajearon los hombros, una de ellas, metálica…
Se puso de pie y volteó rápidamente, ahí estaba Bucky de nuevo, parado frente a él y viéndolo con las cejas alzadas.
_ Estamos solos otra vez… -dijo con una sonrisa tranquila-
_ No eres real ¿Verdad?
_ Claro que sí, estoy aquí –frunció el ceño, no comprendía lo que oía-
_ ¿A dónde te metiste cuando Sam llegó?
_ Eso no te lo diré.
_ ¡Bucky!
_ ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, quédate con él, no me importa, me largo. –caminó enojado hacia la salida, pero al dar tres pasos el rubio lo detuvo, abrazándolo por la espalda y envolviéndolo de forma casi suplicante-
_ ¡No! No, Bucky, no te vayas, por favor… -se aferró a su amigo, no lo dejaría ir de ningún modo, así eso significara cumplir todos sus caprichos- Haré lo que quieras, pero no te vayas… -Bucky detuvo su partida, acariciando con suavidad los brazos que lo envolvían suplicantes-
_ Si me voy ¿Me echarás de menos?
_ Si te vas volveré a morir por dentro, Bucky. –lo soltó para poder girarlo y mirarlo a los ojos-
Ya lo había vivido, perder a Bucky, todo había perdido sentido, todo. La muerte había sido lo más dulce, porque eso había alimentado la esperanza de volver a verlo “del otro lado”. Pero no fue así. La vida les dio una nueva oportunidad, de volver a encontrarse, de ser más que amigos, de recuperar todo el tiempo perdido… Si volvía a perder a Bucky, volvía a perderlo todo.
¿Qué estaba loco por ver a su amigo ausente? ¿Por decidir depender su existencia de la suya? ¿Por estar dispuesto a morir por él? No le importaba, si así tenía que ser, sería.
Lo tomó de la cintura y lo acercó. Poder besarlo y tocarlo era lo mejor de aquellas fantasías, Bucky despertaba en él lo que nadie había podido jamás, sacaba lo más bajo, sus más sucios deseos, de esos que jamás imaginó tener.
Lo arrinconó contra la pared, quería hacerlo suyo nuevamente, no podía resistirse, jamás podría.
Lo desvistió, o más bien, arrancó la ropa de su cuerpo. Bucky no emitía queja alguna del trato que estaba recibiendo, de hecho, parecía estar disfrutándolo tanto como su compañero.
Steve dejó los labios de su amigo para lamerle el cuello, esa piel tan masculina, tan apetecible, todo era suyo, real o no, lo era.
Llevó sus dedos a la entrada de Bucky, eso lo hacía con cuidado, no quería que el castaño se fuera, pero quería que gritara su nombre para que todos oyeran que era real. Tomó una de sus piernas y la alzó, acomodándose para penetrarlo ahí mismo, con la pared y sus brazos como único soporte.
_ ¡A-ah, Steve! –su expresión de dolor era algo que no había visto en la noche, y definitivamente le fascinó. El rubio, lejos de abrumarse por los quejidos de su compañero, se propuso a cambiar esa expresión a una de placer, moviéndose con más cuidado y, posteriormente, más rápido-
Con ambas piernas de Bucky a los lados de su cuerpo, lo besó, mordiendo sus labios y sosteniéndolo con firmeza, lo apartó de la pared. El castaño se aferró fuerte a su cuello mientras el capitán se sentaba en la silla de antes, ahora con él encima. Era su turno de moverse, pero no soltaría el cuello ni los labios de su mejor amigo.
Era la primera vez que estaban tan cerca, tan conectados, fuera del mundo, fuera de la realidad.
Se vinieron al mismo tiempo, o más bien Steve siempre se corría al sentir a Bucky derramarse sobre él, quedando en esa posición hasta lograr recuperar el aliento.
_ Bucky… Mi Bucky… -dejó caer su respiración en el cuello del castaño, no había mejor sensación que esa, hasta que el timbre volvió a interrumpir su tranquilidad- Iré a ver quién es, por favor, no te vayas.
_ Steve… -bufó, desarmando la posición al ponerse de pie y tomar su ropa-
Al rubio le bastó con subirse el pantalón y volver a ponerse la playera, puesto que no estaba totalmente desnudo. Atendió el portero, esta vez sin apartar los ojos de su amigo-
_ ¿Quién?
_ Soy yo otra vez, cap ¿Cómo estás? –el moreno había vuelto para acompañar a su amigo, pero no volvería a entrar sin permiso a menos que se tratara de otra situación como la anterior-
_ S-Sam… Gracias por venir, pero tenías razón, sólo necesitaba algo de descanso –mintió- Estoy bien, no te preocupes.
_ Ah, lo siento amigo, estabas durmiendo.
_ Te veré mañana ¿De acuerdo?
_ Claro, cuídate… -no sonó muy convencido, Steve no sabía mentir, pero no quería abrumar a alguien que ya de por sí estaba estresado-
_ Igual tú, Sam. –colgó. Bucky sonreía, satisfecho de la excusa de Steve y el que hubiera “ahuyentado” a alguien sólo para quedarse con él. El rubio se sintió algo mal por mentirle a su nuevo amigo, pero era capaz de hacerlo cuantas veces fuera necesario con tal de mantener al castaño a su lado- Eres lo más importante, Bucky, y te lo demostraré.
_ Yo no quiero separarte de tus nuevos amigos, Steve. –en el fondo eso era verdad-
_ Lo sé, es mi decisión, y quiero estar a tu lado. –se acercó con una sonrisa radiante, estaba feliz, mal dormido, con la cordura pendiendo de un hilo y alejándose de su grupo, pero estaba feliz, ahí estaba Bucky para llenar todos esos espacios. Ya había pasado por eso, de perderlo todo, absolutamente todo, pero Bucky estaba ahí para recordarle que era lo único que necesitaba.
Lo demás… Los demás… Podían desaparecer de su vida. Pero Bucky no, Bucky era todo-
_ Es extraño que no quieras preguntar nada.
_ ¿A qué te refieres?
_ Por qué estoy aquí, dónde he estado, qué rayos busco, por qué te besé ¿No quieres saber nada, Steve?
_ Claro que sí, pero… -en realidad se abstuvo de preguntar por miedo a que Bucky se abrumara o no pudiera responder y se fuera para siempre- Supongo que cuando quieras decírmelo lo harás.
_ Eso está bien… -lo besó con suavidad, sus ojos reflejaban inseguridad… “¿Inseguridad de qué?” pensaba el rubio “si yo dejaría todo por él”. Puso más énfasis al beso, procurando devolverle la confianza al castaño, pero éste lo concluyó poco después-
_ ¿Qué pasa, Buck?
_ ¿No te importa?
_ ¿De qué hablas?
_ ¡De mi!
_ ¿Qué dices? Claro que me importas –ahora era el rubio quien estaba confundido. ¿Cómo Bucky podía decir eso luego de que echara a Sam por él?-
_ Cada vez que nos vemos pareciera que sólo quieres una cosa. –Steve enrojeció al oír esas palabras-
_ Bucky…
_ ¿No es verdad?
_ ¡Claro que no, cómo se te ocurre!
_ ¿Cómo se me ocurre? Es lo único que hemos hecho hasta ahora. –Steve se detuvo a pensar un momento. Tenía razón… Es cierto que fue Bucky quien en primer lugar había aparecido una noche y subido a sus piernas precisamente para eso, pero las siguientes no había casi palabras de por medio, sólo él arrojándosele encima cual animal hambriento… Incluso hacía apenas un momento había pasado nuevamente, pero es que el castaño le resultaba tan adictivo… Tan delicioso… - Tienes razón, Buck, pero puedo asegurarte que sí me importas –lo tomó de las manos- Haremos lo que tú quieras.
_ Quiero que –hizo una pausa- Me ayudes a recordar. –Steve abrió los ojos ¿Estaba oyendo bien? Esas no eran palabras de una alucinación ¿O si? Ya no podía confiar en su mente, pero ahora mismo Bucky estaba siendo más real que nunca-
_ ¿Qué quieres saber?
_ ¿Éramos pareja antes de que Hydra me capturara? –al parecer esa pregunta rondaba su mente desde hacía un buen tiempo-
_ No, éramos mejores amigos. –el dato de algún modo pareció shockear al castaño, que desvió la mirada confundido. Al parecer esperaba otra respuesta-
_ ¿Estás seguro?
_ Pues… Sí… ¿Por qué? ¿Qué sucede? –Steve parecía aún más confundido por la reacción del castaño-
_ Cuando te recuerdo, siempre nos abrazábamos, nos decíamos cumplidos, nos cubríamos las espaldas, como si no pudiéramos vivir el uno sin el otro. ¿No es eso un comportamiento de pareja?
_ Es cierto que nuestra relación era especial, pero nunca pasó nada más. –el capitán explicaba tranquilo, el castaño parecía alterarse más y más a medida que la información llegaba a su cabeza-
_ Entonces… ¿Por qué cuando te besé no dijiste nada?
_ ¿Qué?
_ La primera noche ¿No te acuerdas? Nosotros…
_ Claro que me acuerdo –le dio un corto beso (y es que no resistía mucho tiempo sin besar a Bucky), pero éste no respondió con el entusiasmo de siempre- Pero ¿Qué hay con eso?
_ Y-yo… Mis recuerdos, creí que ya estábamos juntos, y quise comprobarlo besándote… ¿Por qué no me rechazaste?
_ ¿Me besaste porque creíste que ya éramos pareja? –ok, eso no se lo esperaba, y mucho menos podía responder que no lo rechazó porque pensó que estaba soñando y que podía hacer lo que quisiera-
_ Steve, si no lo éramos ¿Por qué permitiste que llegáramos tan lejos?
_ Porque me gustó el beso… -lo acercó y le besó los labios nuevamente- ¿Entonces estamos juntos por un malentendido? –no podía llamarlo de otra manera-
_ Por lo visto… -lucía consternado- Arruiné la amistad ¿Verdad?
_ ¿Cómo crees eso? La mejoraste. –las manos de Steve no se estaban quietas. Bucky no lo apartaba pero tampoco lucía con muchos ánimos para una segunda ronda- Bucky… -el rubio se puso insistente con los besos, hasta que logró hacer ceder a su confundido amigo-
Para el capitán, los besos y el cuerpo de Bucky ya se habían vuelto una adicción, no importaba si había sido un error, tampoco si seguía siendo su imaginación. Necesitaba saciarse de Bucky hasta que la abstinencia volviera a ahogarlo y su cuerpo rogara tenerlo nuevamente entre sus brazos.
Sin embargo el balde de agua helada volvió a caer en su cara al despertar. El castaño había vuelto a desaparecer.