Desde hace meses, todos los días, a la misma hora, escuchaba una canción que lograba apaciguar su dolor. Esa melodía, esa voz, esa letra… todo regresaba a él pasadas exactamente veinticuatro horas con una puntualidad digna de respeto y elogio. Tan sincera, tan delicada… tan llena de amor.
No podía recordar en qué momento exactamente comenzó a escuchar aquella voz, sin embargo si podía afirmar que había quedado tan encantado que esperaba con ansias poder escucharla nuevamente día tras días… tras horas de agonía en el más profundo silencio, esa voz de ángel repetía su dulce canto y le hacía caer en una comodidad que habría deseado poder vivir siempre y por siempre. Amaba esa voz, y amaba la canción. Sin embargo, nunca pudo escucharla completa… siempre se quebraba en el mismo punto. La voz se volvía débil, temblaba y paraba en el mismo punto de la canción para posteriormente sollozar con sutileza, casi de forma tímida y avergonzada.
Quería entender por qué. ¿Qué le pasaba? ¿Se sentía triste, lastimado? ¿Por qué siempre paraba en el mismo punto? A diferencia de su ángel él no podía moverse, no podía ver más que oscuridad y vivía en un mundo de un profundo abismo. La única cosa que lo mantenía feliz era escuchar aquella tierna y distante voz cantarle, aún en esa infinita oscuridad. Sabía que había algo increíble alrededor suyo, una cosa que no podía alcanzar en su estado actual y era un algo que anhelaba conocer pronto… pero simplemente no podía, no hasta lograr salir de su sueño. Lo peor de todo era que no sabía cómo hacerlo, pero tenía esperanza.
Las horas pasaron, y su momento favorito del día llegó.
Escuchó unas voces reír cerca de él, una puerta cerrarse y luego captó lo que le pareció ser el sonido de una silla siendo arrastrada hacia donde se encontraba. La persona se sentó a su lado, tomó su mano entre las propias y le acarició gentilmente antes de besarle en la frente. «Baekhyunie ya está aquí», murmuró y luego besó la mano que sostenía. Siempre lo hacía, con tanto amor y dedicación.
Aún sosteniendo su mano, Baekhyun comenzó a hablarle sobre cómo le había ido durante el día y las diferentes cosas que había tenido que enfrentar. Aparentemente un profesor quería hacerle la vida imposible, ¡pero Baekhyunie no lo permitiría! O eso afirmaba con tanto ánimo. Ah, adoraba escucharlo hablar. El joven pudo escuchar su risa unos segundos, hasta que esta comenzó a debilitarse y lentamente se esfumó. Pasaron unos segundos de puro silencio que solo lo incomodaron y asustaron un poco. Se habría preguntado si Baekhyun continuaba allí a su lado de no haber sido porque continuaba sintiendo sus manos unidas. Pronto comenzaría…
El pequeño niño cayó en un sueño profundo. Entre las grises cenizas de las rojas flamas, emergen tus distintos rostros… primero uno, luego otro…
El sonido de aquella voz era tan reconfortante que al escucharla deseaba poder dormir por siempre junto a esa melodía. Lo dejaba tan tranquilo y con un sentimiento de seguridad tan grande que le era imposible pensar en algo más placentero. Pero la tristeza en la entonación de cada nota destrozaba cualquier deseo egoísta y le hacía enfocarse en el cantante. ¿Estaría llorando? Su voz temblaba más de lo usual, había comenzado a entristecer antes de lo normal… Había algo extraño ese día.
Todavía seguiré orando. Por favor, muéstrale a este niño lo que es el amor.... y sobre nuestras manos unidas, deja un suave beso.
Su ángel, su persona favorita, no se detuvo en las líneas que acostumbraba. Continuó cantando a pesar del profundo dolor que lo arropaba y le impedía apartar de sí las manos que sostenía con tanto afecto. Improvisó las letras, habiendo olvidado las que pensó originalmente, y cantó desde lo más profundo de su corazón. El sujeto pronto sintió unas lágrimas caer sobre sus manos justo antes de que la voz del ángel se apagara.
Pero Baekhyun continuaba junto a él, podía sentirlo a su lado.
Pasaron las horas, el silencio continuó siendo tan frío y cruel como de costumbre. Baekhyun seguía a su lado, ¿por qué no estaba cantando? ¿Por qué no le decía nada? ¿Estaba bien su pequeño ángel? Moría por saber la razón por la que estaba tan quieto, tan frío a su lado. ¿No estaba abrigado? Se enfermaría. Quería cuidarlo, protegerlo, alejarlo de todo mal. Ya no importaba no poder escucharlo cantar, quería asegurarse de que él estuviera bien. Su voluntad creció con cada segundo y, lentamente, aquel mundo abismal que lo había capturado por meses comenzó a alejarse.
Sus ojos se abrieron con lentitud, por primera vez desde su accidente. A juzgar por la oscuridad de la habitación ya era de noche. Park Chanyeol observó todo tanto como pudo, maravillado por al fin poder ver el tan increíble y maravilloso mundo que le rodeaba. Sus memorias comenzaron a volver a él lentamente… los problemas de su novio con su familia, las peleas, el llanto, su accidente…
Baekhyun, ¿cómo habías conseguido ser tan fuerte?
Pasó media hora antes de que Chanyeol estuviera totalmente despierto, con todos sus sentidos a la perfección. Baekhyun dormía junto a él con el rostro bañado en lágrimas, temblando de frío al estar en ese cuarto tan helado sin ningún tipo de abrigo. Con sutileza, Chanyeol acunó el rostro de su novio con una mano y acarició su mejilla retirando las lágrimas de allí. Baekhyun se estremeció al sentir ese toque gélido contra su piel, abriendo los ojos con lentitud.
—¿C-Chanyeol?