-Estoy ocupado ahora...- me removí un poco en la cama por los bajos murmullos -No... No... Nam, estaré allá en una hora... Adiós- esa voz.
Trate de recuperar mis cinco sentidos luego de haber escuchado a alguien hablar y moverse muy cerca de mi, pero no podía. Habían pasado años desde que no había podido dormir tan tranquilo como lo había hecho después de haber tenido ese sueño y aunque sabía que posiblemente un extraño estaba junto a mí en la cama, su aroma, sus brazos a mi alrededor y sus cariños en mi pelo eran lo único que necesitaba para poder descansar... Además de que aún en el estado semiconsciente en el que estaba, tenía más que una leve sospecha de quién podría ser... Y eso de cierta forma hacia a mis labios elevarse.
-Por qué no llegaste anoche bonito..- susurro en mi oído.
Por instinto pase mis brazos escondidos entre nosotros, por encima de su cintura atrayéndolo hacia mí y en respuesta escuché como una juguetona carcajada adornaba la habitación, mas no quise abrir los ojos, pues ya sabia y estaba muy seguro de quién era.
-Como entraste?- cuestione, pero mi voz apenas se oyó.
-Sabias que las personas desesperadas, recurren a métodos desesperados?- su tono cantarín me animaba.
-Desesperado? Cuál seria entonces el motivo de tu angustia?- acomode mi cara en su cuello con confianza y su aroma lleno mis fosas nasales.. Era agradable.
-Pues tú- respondió simple y llano, más un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Sus suaves caricias en mi pelo fueron bajando lentamente hasta mi cuello y de ahí rápidamente hasta mi cintura.
Yo ya estaba completamente despierto para ese entonces y aunque aún estaba curioso por saber cómo había entrado, sus manos acariciandome como lo estaban haciendo, era suficiente distracción como para olvidar hasta el más grande de mis problemas.
-Te espere mucho anoche bonito- ronroneo moviéndose un poco así quedando ligeramente sobre mi -Es de mala educación dejar plantado a alguien que quiere verte con tantas ansias- se apoyó en su brazo libre y alzó su rostro dejándome verlo.
Su pelo estaba un poco desordenado, y sus ojos oscuros. Me quede quieto, solo observándolo y admirando su inusual belleza, él estaba serio y aunque su tono de voz animara a cualquiera, su mirada era escalofriante. Por mero impulso subí una mano hasta su rostro acariciando una de sus cejas, intentando al mismo tiempo comprender que hacía ese hombre en mí y que era lo que yo a su vez provocaba en él.
-Como entraste?- repetí, pero esta vez mi voz se escucho y no fue un reproche.
Continúe acariciando la línea de su frente y Hoseok cerró sus ojos dejándome el completo dominio en las manos.
-Me gustas Taehyung..- susurro y me pareció desesperado -Me gustas y no quiero hacerlo- dejó que sus párpados subieran y me congele por la forma en la que me observaba.
No pare las caricias, sin embargo el detuvo el camino que trazaban mis dedos en sus pómulos y apretó con fuerza mi mano.
-Hacer que?- cuestione despacio, con cautela.
-Llevarte conmigo...-
Tensión. Silencio. Excitación..
No espero respuesta, simplemente se dejó caer sobre mí y sus labios se apoderaron de los míos, como si así debió haber sido siempre. Era suave, tierno y hasta delicado, pero la desesperanza era clave huella en la forma que me besaba y me angustie.
-Tengo miedo- admití -Pero no te tengo miedo Hoseok..- dejó que el ósculo muriera en la comisura de mis labios y apoyo su cabeza en la almohada junto a mi cabeza.
-Tengo miedo... Me tengo miedo Taehyung-
No sabía él porque de sus palabras, no conocía el motivo de su anhelo, más su angustia la podía sentir como la mía propia y otra vez, a pesar de no tener una mínima pista de nada, lo deje llevarme con él y sumirnos juntos en su desazón.
Me abrazó fuerte y le correspondí sintiendo como nuestros corazones latiendo desbocados, como siempre estaban cuando estábamos juntos, se acompañarán y fueran el consuelo del otro, comprendiéndose.
-Por qué me dejas irrumpir así en tu vida?- su pregunta fue clave.
-No lo sé...- suspire y lo aprese más en mis brazos -No lo sé... Pero desde que nos encontramos ese primera vez que no sales de mi cabeza y... Descubrí que si quisiera sentir algo por alguien.. Posiblemente ese serías tú- confesé con sinceridad.
Volvió a elevar su rostro a la altura del mío y no pude evitar sonreír contagiado por la suya propia. Había algo en su sonrisa que lograba calmarme a pesar de estar tranquilo, me hacía necesitarlo a pesar de tenerlo todo.. Me hacía querer enamórame a pesar de no tener una pizca de ese amor en mi.
-Puedo quedarme contigo?- beso mis mejillas -Puedo hacer que quieras quedarte conmigo?- besó ahora mi nariz y barbilla -Puede ser a mi a quien salves de ser el culpable?- y terminó en mi boca.
Sus palabras tiernas provocaron un torbellino en todo mi ser y aunque ocultaban muchas cosas, no quería presionar nada... No mientras en ese instante me sentía inolvidable y en paz.
Fue un mero roce de piel suave, pero se sintió como todo calzaba y se daba de forma natural.
-Puede ser a mi a quien salves de este abismo...?- susurre contra su oído.
Nos quedamos estirados en la cama, sin necesidad de decir palabra alguna, sujetándonos a ambos con nuestros propios miedos y preocupaciones, ayudando de forma muda a sanar heridas no superficiales y eso era lo mejor, poder ser yo frente a alguien quien no exigía más que mi presencia.
-Debo irme bonito- hablo sin ganas -Vendrás esta vez?- acercando su cara a la mía, me exigió devolverle la mirada -O tendré que venir por ti?-
-Iré...- asentí sin dudarlo.
Sonrío en respuesta y se puso de pie animado, su atuendo usualmente negro estaba desordenado, sin embargo me parecía cada vez más atractivo. Tomó sus zapatos y haciendo equilibrio logro ponérselos pero antes de tomar su chaqueta me pilló observándolo.
-Puedo besarte antes de irme?- lo sentí como una súplica.
Correspondiendo a su petición, me senté en la cama y moví mi cabeza de forma positiva.
Se acercó y gateó hasta llegar a mi y nos volvió a recostar en la cama, haciendo impulso con su rostro pegado al mío.
No era extraño, ya no más, sus besos eran ya parte de mi menú favorito y mientras él quisiera ser bondadoso, con gusto me dejaría alimentar de ellos.
Sin dejar que el ambiente se acoplará a lo que nuestros cuerpos súbitamente estaban sintiendo, nos separamos y ese sonido cómplice de un beso delicioso, retumbó fuerte en mis oídos provocando una singular necesidad de más, sin embargo Hoseok tenía prisa, y aunque no fuera así, él debía irse antes que alguien nos descubriera.
-Estaré esperando por ti donde prometimos ayer- dio un toque suave con sus belfos en los míos -No tardes- otro -O- otro -vendré- otro -por ti- terminó con un beso más largo y se alejó dejándome en las nubes.
-Iré- repetí y solo fue porque no encontraba palabra alguna después de sus mimos.
Volvió a enseñarme sus blancos dientes y tomando todo lo que le pertenecía, salió por la puerta de mi habitación, como si nada.
Asustado de que alguien lo viera, mire el reloj, eran las 9 de la mañana y suspire tranquilo... Los viernes no tenía clases y mi tía se había ido hace horas, sin embargo me levante y lo seguí hasta la cumbre de las escaleras, donde lo vi finalmente cerrar la puerta de mi casa.
Volví a mi habitación y me lancé sobre el colchón buscando la esencia de quien recientemente se había ido, hasta que la encontré y me quedé ahí, sintiéndola como si fuera Hoseok quien yacía junto a mi. Sonreí.
Me sentía como un niño en Navidad, tenía esperanza y un pequeño jugueteo en mi estómago me atosigaba gritándome que lo que sentía podría ser felicidad, más no podía sentir eso, no después de todo lo que pesaba en mis hombros, no después de que la única persona que me hacía feliz ya no estaba...
Me levante sintiéndome desganado nuevamente, pero antes de entrar al baño el timbre sonó asustadome. Desorientado imagine sería Hoseok por lo que corrí peldaños abajo y aún estando en pijama y con el pelo hecho un desastre abrí la puerta, pero quien estaba parado frente a mi, no era para nada a quien esperaba ver.
-Kim Taehyung verdad?- los ojuelos en sus mejillas y su sonrisa modesta no me eran para nada confiables -Te acuerdas de mí?-
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VH